Beata Iolanda, abadesa
fecha: 11 de junio
fecha en el calendario anterior: 15 de junio
n.: 1235 - †: 1298 - país: Polonia
otras formas del nombre: Yolanda, Jolenta, Helena
canonización: Conf. Culto: León XII 26 sep 1827
hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
fecha en el calendario anterior: 15 de junio
n.: 1235 - †: 1298 - país: Polonia
otras formas del nombre: Yolanda, Jolenta, Helena
canonización: Conf. Culto: León XII 26 sep 1827
hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
Cerca de Gniezno, lugar de Polonia,
beata Yolanda, abadesa, la cual, a la muerte de su esposo, el duque Boleslao el
Piadoso, abandonó todos los bienes temporales y, junto con su hija, profesó la
vida monástica en la Orden de las Clarisas.

Yolanda, princesa de Polonia, nació en
1235, hija de Bela IV rey de Hungría y de María Lascaris, de la casa imperial
griega. Fue hermana de Cunegunda,
venerada también como santa. También su padre era Terciario franciscano. Su
familia hundía sus raíces en la santidad de santa Eduviges, san Esteban rey y
san Ladislao. Lateralmente estaba emparentada con santa Margarita, reina de
Suecia.
Siendo aún niña, Yolanda fue encomendada a
su hermana Cunegunda, que se había casado con el rey de Polonia, en todo digno
de su esposa, tanto que era llamado Boleslao el Casto. Yolanda al crecer
también encontró esposo en el país adoptivo de su hermana. Era otro Boleslao,
duque de Kalisz, llamado Boleslao el Piadoso. Así la hija del rey de Hungría,
que había crecido en Bohemia y desposada con un noble polaco, fue considerada y
amada allí como en su propia patria.
El reinado de Yolanda y Boleslao no tuvo
larga duración. Pronto murió el esposo de Yolanda. Ella había tenido tres
hijas: colocó dos con digno matrimonio, y junto con la tercera hija, que
aspiraba a la vida religiosa, se retiró entre las clarisas de Sandeck. En aquel
modesto convento vivía ya su hermana, la viuda reina Cunegunda, fundadora del mismo.
El silencio del claustro escondió así por muchos años las virtudes de las tres
mujeres, excepcionales por nacimiento y por vocación. En 1292 murió Cunegunda.
Yolanda, para huir a las incursiones de los bárbaros, dejó aquel monasterio y
pasó a otro más al occidente, el convento de las clarisas de Gniezno. Era un
convento fundado por su esposo Boleslao, sin pensar él que más tarde su propia
esposa se ocultaría entre aquellas hijas de Santa Clara bajo el hábito
franciscano. A pesar de ser la superiora, actuaba como si fuera inferior a
todas: practicó intensamente las virtudes cristianas y religiosas,
especialmente la humildad, la oración y la meditación de la pasión de Cristo.
Se dice inclusive que tuvo revelaciones y apariciones de Jesús crucificado.
Supo conducir a sus cohermanas por la vida
de las más heroicas virtudes, precediéndolas en la práctica de la penitencia y
de la contemplación con una generosidad constante que era alimentada por la
meditación diaria de la Pasión de Cristo. El Esposo celestial la recompensó
apareciéndosele varias veces y embriagándola con las delicias de su amor. La
soledad no le impidió ocuparse de los pobres, a quienes daba alegremente
alimento y generosas ofrendas.
En 1298 enfermó gravemente y predijo la
hora de su muerte. Mientras sus cohermanas lloraban alrededor de su lecho de
enferma, las exhortó a la fidelidad en la observancia de la regla y a la
perseverancia en el desprecio de las cosas terrenas. Luego habló con ellas de
la magnífica recompensa que la esperaba en el cielo. Fortalecida con los
últimos sacramentos, se durmió dulcemente en el Señor. Era el 11 de junio de
1298. Tenía 63 años de edad. Aprobó su culto León XII el 26 de septiembre de
1827.
N. de ETF: en cuanto a la aprobación del
culto, Butler señala que fue Urbano VIII, es decir dos siglos antes. Bien puede
ser que se trate de un error de alguno de los dos hagiógrafos, bien que Butler
tome como «aprobación del culto» alguna manifestación pública de Urbano VIII
(por ejemplo, que haya autorizado misa y oficio de la beata), sin que haya
habido propiamente decreto de aprobación hasta León XII.
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1981
San Paris, monje y presbítero
fecha: 11 de junio
n.: 1159 - †: 1267 - país: Italia
otras formas del nombre: Paricio
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1159 - †: 1267 - país: Italia
otras formas del nombre: Paricio
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Treviso, en el territorio de Venecia,
san Paris, presbítero de la Orden de los Camaldulenses, que fue director
espiritual de religiosas durante setenta y siete años, y falleció a la edad de
ciento ocho.

Tanto Bolonia como Treviso reclaman el
honor de haber sido la cuna de san Paris. Las investigaciones de los
bolandistas han venido a demostrar, con certeza casi absoluta, que fue natural
de Treviso, donde pasó toda su larga existencia. Desde su infancia, Paris
demostró una vocación tan evidente hacia la vida religiosa que, a la edad de
doce años, se le permitió recibir el hábito de los camaldulenses. A pesar de su
juventud, desde un principio entró de lleno en la existencia del claustro y muy
pronto se convirtió en un modelo de fervor y obediencia a la regla. En 1190 fue
ordenado sacerdote, a la edad de treinta años, e inmediatamente después se le
nombró director espiritual de las monjas de Santa Cristina; se dice que ejerció
ese puesto, con abundantes y magníficos frutos para la comunidad, durante
setenta y siete años. Parece que la existencia del santo no tuvo
acontecimientos fuera de lo común y probablemente se le habría olvidado, a no
ser por sus profecías y los milagros que ocurrieron durante su vida y después
de su muerte. Se cree que vivió hasta la edad de ciento ocho años. Su cadáver
fue sepultado en la iglesia del convento al que había servido durante tanto
tiempo, y las gentes comenzaron a rendirle culto desde su muerte; su sucesor,
Alberto, obispo de Treviso, extendió su devoción.
Los bolandistas, que escribían en el año
de 1698, se quejaban de que no podían obtener informaciones satisfactorias
respecto al santo, entre las autoridades camaldulenses, ni tampoco sobre el
supuesto proceso que se elaboró para su canonización. Los investigadores
tuvieron que referirse al mediocre relato de A. Florentinus, impreso en la
Historiae Camaldulenses (1575). No proporciona muchos detalles más G. B.
Mittarelli en su Memorie della Vita di San Parisio (1748).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1980
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