Beato Bardón de Maguncia, abad y obispo
fecha: 11 de junio
fecha en el calendario anterior: 15 de junio
n.: c. 980 - †: 1051 - país: Alemania
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 15 de junio
n.: c. 980 - †: 1051 - país: Alemania
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Maguncia, lugar de Franconia, beato
Bardón, obispo, el cual, siendo abad del monasterio de Heresfeld, fue elevado
al orden episcopal y trabajó con suma solicitud pastoral para bien de su
iglesia.

Bardo nació alrededor del año 982 en la
ciudad de Oppershofen, en la comarca de Welterau, sobre la ribera derecha del
Rin. Sus padres, que estaban emparentados con la emperatriz Gisela, le enviaron
a la abadía de Fulda para que se educara; ahí mismo tomó el hábito.
Posteriormente, sus antiguos compañeros de estudio recordaban que a menudo le
encontraban absorbido por la lectura de los escritos de san Gregorio
relacionados con los deberes de los pastores (Regula Pastoralis) y, en esas
ocasiones, solía indicar a sus sorprendidos amigos: «Pues ya lo veis; es
posible que algún día se le ocurra a uno de tantos reyes tontos hacerme obispo,
si no encuentran a otro mejor para desempeñar el puesto: por lo tanto, procuro
aprender cómo ser obispo, por si llega el caso». Alrededor del año 1029, el
emperador Conrado II le nombró abad de Kaiserswerth y, poco después, superior
en Horsfeld. Pero aún se le reservaban puestos más altos. En 1031, después de
la muerte de Aribo, fue elegido para ocupar la importante sede metropolitana de
Mainz (Maguncia). En su alto cargo conservó la sencillez y la austeridad del
monje, sin dejar por ello de distribuir espléndidas limosnas y ofrecer
magnífica hospitalidad, como correspondía a un obispo. Todas las clases
sociales le tenían en grande estima, pero le amaban sobre todo los pobres que
entraban a la residencia episcopal como a su casa y a quienes Bardo protegió y
defendió siempre contra sus opresores.
El arzobispo desempeñó un papel
sobresaliente en dos sínodos realizados en Mainz y que presidió el papa León
IX, para refrenar la simonía e imponer el celibato eclesiástico. En una de
aquellas visitas, el Papa convenció a Bardo para que redujese sus
mortificaciones y austeridades, puesto que afectaban su salud y amenazaban con
acortarle la vida. Si bien siempre fue extraordinariamente severo para consigo
mismo, mostraba una misericordia inagotable hacia los demás; nunca expresó una
palabra de reconvención o resentimiento contra los que le insultaron o le
hicieron daño deliberadamente. Cierta vez, en su propia mesa, hablaba contra el
vicio de la intemperancia, cuando advirtió a un jovenzuelo que se mofaba de él
e imitaba sus gestos y ademanes. Calló el arzobispo y se quedó mirando
fijamente al majadero durante unos instantes; luego, en vez de pronunciar la
amonestación indignada que todos los comensales esperaban, tomó uno de sus
platos más finos y hermosos, puso en él algunos alimentos y lo extendió al
jovenzuelo al tiempo que le instaba a comer y a quedarse con el precioso
recipiente. Un hombre de tan buen corazón como Bardo no podía dejar de ser
compasivo con los animales. Tenía una colección de aves raras; a muchos de sus
pajarillos los domesticó, y era de verse cómo todos acudían a comer en su mano.
Murió el 10 de junio de 1053 y su desaparición fue lamentada por todos los
habitantes de la comarca, lo mismo cristianos que herejes y judíos.
Hay una breve biografía escrita por
Fulkold, capellán del sucesor de Bardo en la sede de Mainz. Pertz la editó en
MGH., Scriptores, vol. XI, pp. 317-321. Véase a H. Bresslau, en Jahrbücher des
Deutschen Reichs linter Konrad II (1879), pp. 473-479.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1978
Santa Alicia, virgen y reclusa
fecha: 11 de junio
fecha en el calendario anterior: 15 de junio
†: 1250 - país: Bélgica
otras formas del nombre: Aleide, Aleydis, Adelheide, Alke
canonización: Conf. Culto: Pío X 1907
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 15 de junio
†: 1250 - país: Bélgica
otras formas del nombre: Aleide, Aleydis, Adelheide, Alke
canonización: Conf. Culto: Pío X 1907
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio de La Chambre, cerca de
Bruselas, en Brabante, santa Alicia o Aleide, virgen de la Orden Cisterciense,
que a los veintidós años, habiendo enfermado de lepra, se vio obligada a vivir
marginada, y hacia el final de su vida, perdida incluso la vista, ni un solo
miembro de su cuerpo quedó sano, excepto su lengua para cantar las alabanzas de
Dios.

He aquí la historia de una vida sin
complicación alguna, escrita con un estilo muy sencillo que deja la impresión
de absoluta sinceridad, por un contemporáneo, posiblemente un monje del Císter,
confesor de la comunidad. Alicia era una niña frágil y encantadora, natural de
Schaerbeek, villa cercana a Bruselas, que, por voluntad propia, desde la edad
de siete años, quedó al cuidado de la comunidad de monjas del Císter, en un
convento cercano llamado «Camera Sanctae Mariae», nombre éste que aún subsiste
en el bosque de la Cambre, en las afueras de la ciudad. Entre las virtudes de
la niña, destacaban la humildad, la mansedumbre y una decidida inclinación a la
piedad. Se relatan algunos milagros sencillos realizados por ella, como el
encendido espontáneo de una vela que se había apagado al caer.
Por otra parte, desde su ingreso al
convento se entregó por entero a servir a sus hermanas en religión. Cuando era
todavía muy joven contrajo la lepra y, para gran pena de toda la comunidad,
tuvo que ser separada. Sin embargo, aquella fue una fuente de consuelo para
Alicia, puesto que, según dijo ella misma con simplicidad, pudo refugiarse más
completamente en los sufrimientos de Cristo. Su mayor felicidad era recibir
diariamente la Sagrada Comunión. En estas ocasiones, no se le permitía
recibirla en las dos especies como todas las demás religiosas, a causa del
posible contagio si sus labios tocaban el cáliz. Aquello era motivo de gran
contrariedad para Alicia, hasta que el mismo Señor le aseguró que no perdía
nada con ello. «Donde está una parte -se le dijo- está el todo». El día de la
fiesta de San Bernabé del año 1249, Alicia estuvo tan enferma, que recibió los
Santos Óleos, pero en una visión se le reveló que permanecería en la tierra
precisamente un año más. Continuó su existencia de siempre, aunque en medio de
grandes sufrimientos: quedó completamente ciega y su cuerpo se cubrió de
llagas. Ella ofrecía todos sus dolores por las ánimas del purgatorio y, a
medida que se acercaba su fin, recibía cada vez con mayor frecuencia, el alivio
de los éxtasis y las revelaciones. Precisamente un año más tarde, un viernes 10
de junio, estuvo tan enferma, que de nuevo le pusieron la extremaunción, pero
recién al amanecer del día siguiente, la fiesta de San Bernabé, entregó su alma
al Señor.
La biografía está impresa en Acta
Sanctorum, junio, vol. III. En 1907, el Papa Pío X autorizó oficialmente su
culto. La orden del Císter celebra su fiesta lo mismo que la diócesis de
Malinas, el 15 de junio.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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