San Clodoaldo, presbítero
fecha: 7 de septiembre
n.: c. 522 - †: c. 560 - país: Francia
otras formas del nombre: Chlodoaldo, Cloud
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 522 - †: c. 560 - país: Francia
otras formas del nombre: Chlodoaldo, Cloud
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En la localidad de Nogent,
territorio de París, también en la Galia, san Clodoaldo, presbítero, de estirpe
regia, que, asesinados sus padres y hermanos y tutelado por su abuela, santa
Clotilde, se hizo clérigo y renunció al reino terreno.

A la muerte de Clovis, rey de los francos,
en el año 511, el reino se dividió entre sus cuatro hijos, de los cuales el
segundo era Clodomiro. Trece años más tarde, éste pereció en una lucha contra
su primo Gondomar, rey de Borgoña (el monarca que había asesinado anteriormente
a san Segismundo
de Borgoña), el que dejó tres hijos para que compartieran sus
dominios. El más joven de estos hijos de Clodomiro era san Clodoaldo, un nombre
que en francés se pronuncia Cloud, y cuyo nombre aparece en una ciudad grande
llamada Saint-Cloud, cerca de Versalles. Los tres niños crecieron bajo los
cuidados de su abuela, santa Clotilde,
la viuda del rey Clovis, quien les dedicó toda su ternura y solicitud en su
casa de París, mientras el reino era administrado por su tío Childeberto.
Cuando Clodoaldo tenía ocho años, su tío fraguó una conspiración, junto con su
hermano menor, Clotario de Soissons, para deshacerse de los tres príncipes a
fin de quedarse con el reino. Un pariente de Childeberto fue enviado a la casa
de Clotilde para exigirle que eligiera entre la alternativa de que sus hijos
fueran asesinados, o bien recluidos para siempre en algún monasterio. El
mensajero desvirtuó de tal manera la respuesta de la angustiada reina, que ésta
apareció como si hubiese elegido la muerte de sus hijos, por lo que, sin
pérdida de tiempo, Clotario cogió al mayor, Teobaldo y lo apuñaló. El segundo
príncipe, Gunther, huyó aterrorizado a buscar refugio junto a su tío
Childeberto, quien se hallaba temblando de miedo, conmovido por la brutal
matanza y trató de protegerlo. Pero Clotario, ajeno a todo sentimiento de
piedad, arrancó al niño de los brazos de Childeberto y lo mató también.
El único que escapó fue Clodoaldo, que fue
llevado a toda prisa lo más lejos posible para que viviese oculto en Provenza.
Childeberto y Clotario compartieron el fruto de su espantoso crimen, y
Clodoaldo no hizo ningún intento para recuperar el reino cuando llegó a la
mayoría de edad. Ya había visto bastante de lo que era la política para despreciarla,
lo mismo que las vanaglorias del mundo y, voluntariamente, se retiró desde muy
joven a la celda de un ermitaño. Al cabo de algún tiempo de vida solitaria, se
puso bajo la dirección y la disciplina de san Severino,
un eremita que vivía cerca de París; después pasó a Nogent, en las riberas del
Sena, donde construyó su ermita en el lugar donde ahora se encuentra la ciudad
de Saint-Cloud. El santo no se dio tregua en la tarea de instruir a las gentes
de toda la comarca circunvecina y terminó sus días en Nogent, alrededor del
560, cuando no tenía más de treinta y seis años de edad.
Por un juego de palabras en su nombre,
puesto que Cloud se pronuncia igual que "clou", que significa clavo,
al santo se le venera en Francia como patrón de los fabricantes de clavos.
Disgustado, con toda razón, por la monstruosa brutalidad de la política
merovingia, ilustrada por el asesinato de los hijos de Clodomiro, Alban Butler
agrega la siguiente reflexión de Pico della Mirandola, humanista del siglo XV:
«Algunos piensan que la mayor felicidad de un hombre en este mundo es gozar de
las dignidades y poderes y vivir entre las riquezas y esplendores de una corte.
Vosotros sabéis que ya he tenido mi parte de todo esto; pero os aseguro que mi
alma ya no puede encontrar verdadera satisfacción más que en el retiro y la
contemplación. Estoy convencido de que si los cesares pudiesen hablar desde sus
tumbas, declararían que Pico es más feliz en su soledad que ellos lo fueron en
el gobierno del mundo; y si los muertos pudiesen volver a la vida, eligirían
los dolores de una segunda muerte antes que arriesgar su salvación de nuevo en
los puestos públicos».
Hay una biografía, editada con notas
críticas por B. Krusch en Monumenta Germaniae Historica, Scriptores Merov.,
vol. II, pp. 350-357, la misma que, en fecha anterior editó Mabillon con los
bolandistas. Pero como esa biografía admite que su nacimiento no se remonta más
allá del siglo nueve, los datos proporcionados por san Gregorio de Tours y
reproducidos en Acta Sanctorum son más dignos de crédito. El libro «Saint
Cloud: prince, moine, prétre» (1922) de J. Legrand, es una historia muy
agradablemente escrita y con todos los datos necesarios.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3221
Beato Juan Bautista Mazzucconi, presbítero y mártir
fecha: 7 de septiembre
n.: 1826 - †: 1855 - país: Papua-Nueva Guinea
canonización: B: Juan Pablo II 19 feb 1984
hagiografía: Santi e Beati
n.: 1826 - †: 1855 - país: Papua-Nueva Guinea
canonización: B: Juan Pablo II 19 feb 1984
hagiografía: Santi e Beati
Elogio: En la isla de Woodlark, en
Papua-Nueva Guinea, en Oceanía, beato Juan Bautista Mazzucconi, presbítero del
Instituto de Milán para Misiones Extranjeras y mártir, que después de dos años
evangelizando, ya exhausto por fiebres y llagas, fue decapitado por quienes
odiaban la fe.

Proviene de una familia de buena posición:
hacendados, estimados por su generosidad. Tienen doce hijos, de los cuales tres
son sacerdotes y cuatro religiosas. Juan, el noveno, es sacerdote en 1859, y
repetinamente ingresa en el seminario para las misiones extranjeras, recién
fundado. Con el los misioneros aspirantes son seis, y comienzan una preparación
apasionada, aunque incompleta para el lugar al que serán enviados: Oceanía.
En marzo de 1852 se embarcan desde Londres
para Australia cinco sacerdotes: Pablo reina, Carlos Solerio, Timoleón
Raimondi, Ángel Ambrosoli Y Juan Mazzucconi, con ls catequista Luis Tacchini y
José Corti. De Australia van a su campo de traabajo en octubre, divididos en
dos grupos, a las islas Rook y Woodlark, en Nueva Guinea. Reciben las consginas
de los misioneros Maristas, que se retiran agotados. Mazzucconi, con Reina,
Ambrosoli y Corti, se establece en Rook. Enseguida enferman, y su aspecto
sufriente vuelve aun más hostiles a los isleños. Mazzucconi descubre después
que «los padres y madres matan a más de la mitad de sus hijos apenas nacem».
Todo va mal, pero él acepta la situación, se empeña en comprender, piensa en
cómo actuar, afronta dificultades y peligros. Después padece una fiebre
tremenda, y debe ir aa Australia a curarse. Una vez curado se reembarca, y
luego de cuatro meses reaparece en Woodlark, en la goleta Gazelle. Allí se
entera que el catequista Corti ha muerto, y que todos los misioneros han tenido
que volver a Australia, sin haber podido comunicarse con él. Queda entonces
solo, con los hombres de la Gazelle. Y es el primero en morir: un notable de la
isla, con el pretexto de saludar, se acerca a la embarcación, lo abate con un
golpe de hacha en la cabeza. A la matanza sigue el saqueo, y arrojan los
cuerpos al mar.
Después de meses una expedición de
Australia arriba a la isleta, y recoge testimonios del crimen. A los lugares de
sus trabajos y su suplicio, 125 años después ha vuelto un cohermano suyo del
Seminario de las misiones, contemporáneo nuestro, que ha escrito acerca de Juan
Mazzucconi: «No es alguien a quien podamos encasillar en un molde... es un
joven moderno y actual, por la mentalidad que tenía, el camino que ha hecho, la
vocación misionera que ha realizado» (Pedro Gheddo). SS Juan Pablo II lo
beatificó en 1984.
Traducido para ETF de un artículo de
Domenico Agasso en Famiglia Cristiana, que recogemos de Santi e beati.
fuente: Santi e Beati
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