San Ageo, santo del AT
fecha: 16 de diciembre
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: Conmemoración de san Ageo, profeta, que en tiempo de Zorobabel,
gobernador de Judá, amonestó al pueblo para que reedificase la casa del Señor,
hacia la cual debía encaminarse el tesoro de todas las gentes.
refieren a este santo: San Malaquías, San Zacarías
Ver más información en: Los Profetas

Tal como veníamos celebrando en fechas
recientes, nuevamente un profeta «menor», es decir, perteneciente al grupo que
en la Biblia hebrea (Tanaj) ocupa un solo libro, llamado «Los Doce», y que en
la nuestra se suceden como «Los doce profetas menores». De casi ninguno de
ellos tenemos datos que nos permitan reconstruir con cierta plausibilidad su
vida. En el caso de Ageo, a falta de datos biográficos, podemos situar sus
cuatro breves oráculos en un tiempo, un lugar y una situación histórica
concretos: entre agosto y diciembre del 520 aC (Ag 1,1; 2,1; 2,10; 2,20). El
pueblo de Judá hace unos años que está volviendo del exilio babilónico; el
retorno comenzó en el 535, con el decreto de Ciro, rey de Persia y «redentor de
Israel» (expresión que le aplica Isaías). Sin embargo ese retorno no tiene las
características esplendorosas que el profeta de la esperanza durante el
destierro, ese Segundo Isaías (Is 40-54) había cantado: en esos 50 años muchos
judíos se afincaron en Babilonia, echaron raíces y no se unieron al retorno, la
vuelta de los que sí quisieron volver es vista con recelo por los habitantes
del lugar, ellos mismos -los retornados- miran como extraños y aun hostiles a
los samaritanos residentes y rechazan su ayuda, la religión había derivado por
caminos diversos de desarrollo entre los exiliados en Babilonia, los que
quedaron en el lugar y los que huyeron al norte de Egipto, se hace difícil
compaginar...
En ese contexto surge una pregunta
fundamental: ¿debe reconstruirse el Templo? La pregunta esconde un doble
problema:
-para algunos significará si el Dios de Israel desea volver a habitar en una Casa, o si todo lo que les había sucedido no fue sino por no ser fieles a la religión ambulante, errante, del Éxodo, de los tiempos primigenios en que Dios se comunicaba «cara a cara» con Moisés y les daba de manera directa sus mandatos;
-para otros la pregunta por la reconstrucción del Templo tiene un matiz más terrible: ¿puede merecer una Casa el Dios que dejó a Israel tirado entre los gentiles durante 50 años?
En cualquier caso, no hay vientos favorables para la reconstrucción; y la excusa es -como solemos hacer los seres humanos- pura lógica: ¿cómo ocuparse de reconstruir la Casa si aun no tenemos siquiera casas? ya vendrá el momento de ocuparse de eso.
-para algunos significará si el Dios de Israel desea volver a habitar en una Casa, o si todo lo que les había sucedido no fue sino por no ser fieles a la religión ambulante, errante, del Éxodo, de los tiempos primigenios en que Dios se comunicaba «cara a cara» con Moisés y les daba de manera directa sus mandatos;
-para otros la pregunta por la reconstrucción del Templo tiene un matiz más terrible: ¿puede merecer una Casa el Dios que dejó a Israel tirado entre los gentiles durante 50 años?
En cualquier caso, no hay vientos favorables para la reconstrucción; y la excusa es -como solemos hacer los seres humanos- pura lógica: ¿cómo ocuparse de reconstruir la Casa si aun no tenemos siquiera casas? ya vendrá el momento de ocuparse de eso.
Ageo, aunque breve y parco de palabras (su
libro ocupa apenas dos capítulos, 38 versículos en total), fue el primer
profeta postexílico, y el que, de parte de Dios, ayudó a mantener vivo el
espíritu isaiano de la ilusión a la vuelta del Destierro, instando en nombre de
Dios a la reconstrucción del Templo. Precisamente ese único interés del libro
en el Templo ha hecho que en la tradición se atribuyera a Ageo ser sacerdote,
cosa que de ninguna manera se verifica ni por el libro ni por ningún testimonio
secundario, ni bíblico ni extrabíblico. La obra carece de la simetría propia de
una composición poética, como suelen ser los profetas bíblicos, por lo cual se
suele suponer que lo que tenemos no es tanto la predicación de Ageo cuanto un
resumen de sus oráculos escrito con posterioridad, algo así como un «apunte
para que no se pierda»; y en verdad es difícil imaginar un predicador profético
que no acuda a las formas poéticas habituales: el paralelismo, la antítesis,
etc. Sin embargo, tras ese estilo de prosa que no nos permite imaginar bien al
predicador que encendiera en el pueblo el deseo de construir de nuevo el
Templo, debió haber habido un verbo poderoso, porque efectivamente el pueblo se
inflamó de nuevas expectativas y se dio a la tarea postergada de reconstruir la
Casa.
La promesa de Ageo, «Grande será la gloria
de esta Casa, la de la segunda mayor que la de la primera, dice Yahvé Sebaot»
(2,9) no se cumplió inmediatamente, sin embargo llegaron a ver ese esplendor
los contemporáneos de Jesús, luego de las reformas y ampliaciones de la Casa
ordenadas por Herodes el Grande -¡qué profunda contradicción habrán sentido los
judíos que escucharon a Jesús, pretendiendo también él, como los antiguos
profetas, la autoridad del propio Yahvé, decir que esa Casa, la prometida,
sería destruida! ¡qué consternación más grande cuando en el 70 fue
efectivamente destruida!-, pero no estamos ahora en esa época, sino en la de
Ageo, que ante una Casa en ruinas y ante un pueblo espiritualmente más en
ruinas todavía, proclama la única fórmula que podía valer como palabra de Dios,
y que aun sigue valiendo para cuando hoy nos desmoronamos, sea en nuestra vida
personal, sea en las inevitables sacudidas que sigue viviendo la Casa de Dios;
una fórmula que podría tomarse como la síntesis del mensaje de Ageo, y que de
hecho repite cuatro veces:
«Aplicad el corazón a vuestros caminos» (Ag 1,5; 1,7; 2,15; 2,18)
El «caminar según Dios» es «caminar
aplicando el corazón»: qué sencillo parece, pero necesitamos una y otra vez que
un profeta -con la autoridad del propio Dios- nos lo recuerde.
Bibliografía:También para Ageo hay
una introducción breve pero útil en el prólogo a los Profetas Menores en Biblia
de Jerusalén. Sigue siendo válida la seria y pertinente introducción desde el
punto de vista de la crítica histórica del Comentario
Bíblico «San Jerónimo», tomo II, págs 137ss. También se trata de
este profeta a propósito del conjunto de «Los últimos
profetas», en el cuaderno bíblico Verbo Divino, nº 90. El libro
de Ageo puede leerse en la sección de
Biblia de ETF en distintas versiones. Una somera
aproximación a los recursos
poéticos en la Biblia y cómo reconocerlos puede encontrarse
en un artículo introductorio mío al tema.
Imagen: El profeta Ageo, por
Giovanni Pisano, 1285-95, escultura de mármol, alt: 61 cm, en el Duomo de
Siena.
Abel Della Costa
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4530
can.: pre-congregación
país: África Septentrional - †: c. 480
país: África Septentrional - †: c. 480
En África,
conmemoración de muchas santas vírgenes, que, en la persecución desencadenada
por los vándalos bajo el rey arriano Hunerico, atormentadas con pesos y
planchas ardientes consumaron felizmente el combate del martirio.
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