San Miguel Garikoitz, presbítero y fundador
fecha: 14 de mayo
n.: 1797 - †: 1863 - país: Francia
otras formas del nombre: Garicoits
canonización: B: Pío XI 10 may 1923 - C: Pío XII 6 jul 1947
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1797 - †: 1863 - país: Francia
otras formas del nombre: Garicoits
canonización: B: Pío XI 10 may 1923 - C: Pío XII 6 jul 1947
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En el territorio de Bétharram, cerca de Pau, en los Bajos Pirineos
franceses, san Miguel Garikoitz, presbítero, que fundó la Compañía Misionera
del Sagrado Corazón de Jesús.
refieren a este santo: Santa Juana
Isabel Bichier des Âges

A fines del siglo XVIII y principios del
XIX, vivía en Ibarra, pueblecito de los Bajos Pirineos, la familia Garicoits.
Dios bendecía la humilde casita de aquellos pobres campesinos, cuyas puertas
estaban siempre abiertas para recibir a los sacerdotes perseguidos que, durante
la Revolución Francesa y los años siguientes, iban en secreto a administrar los
sacramentos a los fieles. Ahí nació, el 15 de abril de 1797, Miguel, hijo
primogénito de Amoldo y Graciana Garicoits. La vida era dura en aquellas
regiones montañosas, de suerte que Miguel tuvo que trabajar, desde niño, como
pastor de uno de los hacendados del lugar. Miguel manifestó con frecuencia a
sus padres su deseo de ser sacerdote, pero éstos replicaban siempre: «Somos
demasiado pobres para eso». Sin embargo, la abuela de Miguel, que no estaba de
acuerdo con esa actitud, decidió consultar a un sacerdote de Saint-Palais que
se había escondido con frecuencia en la cabaña de los Garicoits. Gracias a la
ayuda de ese sacerdote, Miguel pudo ingresar en el colegio de Saint-Palais, de
donde pasó más tarde a Bayona. Trabajó en la cocina del obispo y prestó
pequeños servicios al clero, con lo que Miguel ganaba lo suficiente para no
pesar económicamente sobre su familia. Fue una época difícil para el joven
campesino; pero era inteligente y robusto y la idea del sacerdocio bastaba
ampliamente para sostenerle. Estudió la filosofía en Aire y la teología en el
seminario de Dax, donde sus compañeros le llamaban «nuestro San Luis Gonzaga».
Cuando era todavía seminarista, empezó a dar clases en una escuela preparatoria
del lugar. En diciembre de 1823, recibió la ordenación sacerdotal en la
catedral de Bayona de manos de Mons. d'Astros.
Ejercitó sus primeras armas apostólicas en
la parroquia de Cambo, a donde fue enviado como vicario, por razón de la mala
salud del párroco. En los dos años que vivió ahí, consiguió grandes éxitos en
su lucha contra el jansenismo con la práctica de la comunión frecuente y la
introducción de la devoción al Sagrado Corazón. Su fervor desconcertaba a los
librepensadores. Uno de ellos exclamó en cierta ocasión: «¡Este pobre diablo
sería capaz de dar la vida por salvar el alma de un enemigo!» Más tarde, el P.
Garicoits fue nombrado profesor del seminario mayor de Bétharram, del que llegó
a ser superior. En este puesto se distinguió por su extraordinaria habilidad y
prudencia. Pero súbitamente, el obispo decidió fundir el seminario de Bétharram
con el de Bayona y dejó al P. Garicoits y a otros dos sacerdotes la cura de
almas de la ciudad.
Por aquella época, en que los recursos
económicos no eran abundantes, el P. Miguel concibió el proyecto de formar
misioneros para los diferentes pueblos. Junto con otros dos o tres compañeros
empezó a vivir en comunidad y, para mejor conocer la voluntad de Dios, fue a
hacer un retiro a Bayona bajo la dirección del padre jesuita Le Blanc. Dicho
religioso, a quien abrió su corazón, le alentó a perservar en la obra
emprendida: «Seréis el fundador de una congregación que será hermana de la
Compañía de Jesús», le dijo. En efecto, en 1838 el P. Garicoits redactó unas
constituciones que seguían de cerca a las de San Ignacio. Los nuevos
misioneros, como los jesuitas, hacían votos perpetuos y estaban destinados a
esparcirse por toda la tierra. Pronto se unieron al santo otros compañeros.
Todo parecía ir viento en popa, cuando el obispo que había ordenado al P.
Garicoits y era su protector, fue sustituido por otro que veía con malos ojos
la fundación de una nueva congregación. Dicho obispo no se contentó con
modificar profundamente las constituciones, sino que ordenó al santo que se
limitase a trabajar en la diócesis, bajo su propia dirección. La comunidad no
pudo elegir a su superior sino hasta 1852 y ni siquiera entonces gozó de plena
libertad de acción. El P. Garicoits se sometió, pero no sin experimentar gran
pena. En cierta ocasión dijo a uno de sus hijos: «¡Qué doloroso es dar a luz a
una congregación!» A pesar de todo, soportó con paciencia y silenciosamente
todas las pruebas. Dios le llamó a Sí el 14 de mayo de 1863, fiesta de la
Ascensión.
Catorce años más tarde, la Santa Sede
aprobó la Compañía de Sacerdotes del Sagrado Corazón de Bétharram y las
constituciones redactadas por el fundador. Santa Isabel
Bichier des Ages, prestó siempre decidido apoyo a la fundación
de San Miguel Garicoits, quien, en un tiempo, fue director espiritual de las
Hijas de la Cruz, en Igon, y mantuvo siempre estrechas relaciones con dicha
congregación en el país vasco. Ambos siervos de Dios fueron canonizados en
1947.
El breve de beatificación contiene un
resumen biográfico muy detallado (Acta Apostolicae Sedis, vol. XV (1932), pp.
263-269). En francés existen las biografías de B. Bourdenne (1921) y del P.
Bordachar (1926).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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