San Andrés Avellino, religioso presbítero
fecha: 10 de noviembre
n.: 1521 - †: 1608 - país: Italia
otras formas del nombre: Andrea Avellino, Lancelotto, Lorenzo Avellino, Andrés Avelino
canonización: B: Urbano VIII 1624 - C: Clemente XI 1712
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1521 - †: 1608 - país: Italia
otras formas del nombre: Andrea Avellino, Lancelotto, Lorenzo Avellino, Andrés Avelino
canonización: B: Urbano VIII 1624 - C: Clemente XI 1712
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Nápoles, de la Campania, san Andrés Avellino, presbítero de la
Orden de Clérigos Regulares Teatinos, que brilló por su santidad y celo en
procurar la salvación del prójimo, hizo el arduo voto de avanzar cada día en
las virtudes y, cargado de méritos, con muerte santa descansó al pie del altar.
Patronazgos: protector contra la muerte súbita, el accidente cerebrovascular, la
apoplejía, y para obtener la gracia de una santa muerte.
refieren a este santo: Beato Juan
Marinoni

San Andrés Avelino nació en Castronuovo,
pequeña población del reino de Nápoles, en 1521. Sus padres le pusieron por
nombre Lancelote. El joven determinó abrazar el estado clerical, se estableció
en Nápoles, y estudió derecho canónico y civil. Después de obtener el doctorado
y el sacerdocio, empezó a practicar en las cortes eclesiásticas, pero su oficio
le envaneció hasta el punto de llevarlo a la disipación. Una vez, después de
ganar un proceso legal con una mentira, leyó por la noche en la Sagrada
Escritura las siguientes palabras: «la boca mentirosa da muerte al alma» (Sab
1,11). En seguida, resolvió dejar el oficio de leyes y hacerse religioso. En
ese ministerio demostró tanta prudencia y habilidad que, en 1556, el cardenal
Escipión Ribiba le confió la tarea de reformar a las religiosas de San
Arcangelo de Baiano. El convento tenía muy mala fama, y tanto las religiosas
como ciertos hombres que acostumbraban visitarlas recibieron muy mal al santo y
aun llegaron a golpearle. A pesar de que estaba pronto a dar su vida por Cristo
y por las almas, sus esfuerzos resultaron infructuosos y, finalmente, hubo que
suprimir el convento.
Entre tanto, el P. Avelino había
determinado abrazar la vida religiosa. Así pues, ingresó en la congregación de
los clérigos regulares conocidos con el nombre de Teatinos, que san Cayetano
había fundado treinta años antes en Nápoles. Su maestro de novicios fue el beato Juan
Marinoni. El P. Avelino, que tenía entonces treinta y cinco
años, cambió su nombre de pila por el de Andrés, para manifestar el cambio que
se había operado en su vida. Pasó catorce años en la casa de los teatinos de
Nápoles. A causa de su bondad, su fervor y su exacta observancia, fue elegido
sucesivamente maestro de novicios y superior. Uno de sus discípulos fue el P.
Lorenzo Scupoli, autor del «Combate Espiritual», quien ingresó en la
Congregación de los Teatinos a los cuarenta años. Muchos prelados que deseaban reformar
la Iglesia en Italia, como el cardenal Pablo Aresio y san Carlos
Borromeo, supieron reconocer las grandes cualidades de san
Andrés Avelino, así como su celo para formar mejor al clero. En efecto, san
Carlos Borromeo pidió, en 1570, al superior general de los teatinos que enviase
al santo a Lombardía. Así se hizo, y bien pronto quedó fundada en Milán una
casa de su congregación. Instalado en la ciudad, san Andrés llegó a ser amigo íntimo
y consejero de san Carlos. Más tarde, fundó otra casa en Piacenza y, con su
predicación convirtió a algunas damas nobles, indujo a otras a entrar en la
vida religiosa, y «agitó la ciudad» de tal modo, que algunos se quejaron ante
el duque de Parma, quien le mandó llamar. San Andrés se justificó ampliamente
ante el duque, y la duquesa quedó tan impresionada, que le tomó por director
espiritual. En 1582, el santo regresó a Nápoles. Con su predicación, convirtió
a muchos pecadores e ilustró la inteligencia del pueblo sobre los errores del
protestantismo, que empezaba ya a cundir hasta en el sur de Italia.
Se cuentan varios milagros de san Andrés.
Por ejemplo, un hombre que no creía en la presencia real de Cristo en la
Eucaristía, fue a comulgar por respeto humano y por miedo; pero después se sacó
la hostia de la boca y la envolvió en su pañuelo. ¡Cuál no sería su sorpresa al
encontrar, más tarde, su pañuelo manchado de sangre! Aterrorizado y lleno de
remordimientos, el hombre fue a ver a san Andrés Avelino, quien contó lo
sucedido, pero se negó a revelar el nombre del culpable para que no se le
persiguiese por sacrilegio. El 10 de noviembre de 1608, a los ochenta y ocho
años de edad, san Andrés sufrió un ataque de apoplejía en el momento en que
empezaba a celebrar la misa y falleció en la tarde de ese mismo día. Su cuerpo
fue expuesto en la cripta de la iglesia de San Pablo, a donde acudieron grandes
multitudes; muchos de los presentes guardaron mechones del cabello del santo
como reliquias y, al arrancárselos le hicieron algunas cortaduras en la cara. A
la mañana siguiente, treinta y seis horas después de la muerte de san Andrés,
manó sangre de aquellas heridas. Por lo demás, como el cadáver conservaba el
calor natural, hay razones para sospechar que no estaba realmente muerto. Los
cirujanos hicieron varias incisiones, y la sangre brotó de nuevo durante otras
treinta y seis horas. Naturalmente que se recogió con cuidado aquella sangre,
que cuatro días después conmenzó a hervir. En los años siguientes, el día de la
fiesta del santo, la sangre seca volvía al estado líquido, como sucede con la
de san Jenaro en la misma ciudad de Nápoles. San Andrés fue canonizado en 1712.
En el proceso se presentó la licuefacción de la sangre como un milagro, pero
fue descartado a causa de la insuficiencia de las pruebas. Mons. Pamphili (más
tarde Inocencio X) declaró que la sangre seca que había en un frasco que se le
confió no se había tornado líquida.
Los bolandistas se excusan de consagrar
tan poco espacio a San Andrés en Acta Sanctorum, nov., vol. IV; pero, como lo
hacen notar, las numerosas biografías publicadas en los siglos XVII y XVIII han
dado a conocer perfectamente al santo y no han dejado problemas que elucidar.
Así pues, se limitan a presentar un resumen claro y conciso de los principales
incidentes de la vida de san Andrés y una bibliografía muy completa, además de
un valioso manuscrito italiano del P. Valerio Pagani, el amigo más íntimo del
santo, que trata sobre todo de las relaciones de éste con los teatinos. En Analecta
Bollandiana, vol. XLI (1923) , pp. 139-148, habían publicado ya antes algunos
detalles muy interesantes sobre la «conversión» de san Andrés. Casi todos los
datos que poseemos, proceden de los contemporáneos del santo. En 1609, el
obispo del Tufo publicó una Historia della Religione dei Patri Cherici
Regolari, en la que había un relato de la vida de san Andrés. En 1613, el P.
Castaldo dio a la imprenta una biografía propiamente dicha. Existen también
otras biografías en italiano, como las de Baggatta, Bolvito, de María, etc.
Acerca del fenómeno de la licuefacción de la sangre, cf. The Month, mayo de
1926, pp. 437-443. En el Dictionnaire de Spiritualité, vol. t (1937), cc.
551-554, hay un artículo de G. de Lucca sobre los escritos ascéticos de san
Andrés. Se publicaron cinco volúmenes de ellos en Nápoles, entre 1733 y 1734,
pero quedan todavía algunos inéditos.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 1808 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_4111
Beatos Juan Prassek,
Hermann Lange y Eduardo Müller, presbíteros y mártires
fecha: 10 de noviembre
†: 1943 - país: Alemania
otras formas del nombre: Mártires de Lübeck
canonización: B: Benedicto XVI 25 jun 2011
hagiografía: Zenit.org
†: 1943 - país: Alemania
otras formas del nombre: Mártires de Lübeck
canonización: B: Benedicto XVI 25 jun 2011
hagiografía: Zenit.org
Elogio: En Hamburgo, Alemania, beatos Juan Prassek, Hermann Lange y
Eduardo Müller, presbíteros y mártires, juzgados por el "Tribunal del
Pueblo" y condenados a morir en la guillotina.

Johannes
Prassek: prisionero por decir la verdad
El día
que fue ordenado sacerdote, se definió como "la persona más feliz".
El padre Prassek nació hace 100 años en Hamburgo. Estudió en la universidad de
los Jesuitas St. Georgen en Frankfurt. En 1935 entró al seminario mayor de
Osnabrück y dos años más tarde recibió el sacramento del orden. Su primera
misión fue la de vicario de Wittenburg en Meclenburgo y en 1939 pasó a ser
vicario de la comunidad de Herz-Jesu en Lübeck y luego fue nombrado capellán.
Pronto
se ganó el cariño de sus fieles: "Prassek atraía hacia él a las personas
difíciles y extrañas, desfavorecidas y oprimidas", dice el abogado Ambrosi,
postulador de la causa de beatificación de los mártires; "su pastoral lo
comprometía hasta el límite de su capacidad física y psíquica".
Rápidamente fue conocido por su fama de predicador: "Sus impresionantes
homilías dominicales no sólo atraían a numerosos fieles, sino también a los
espías de la Gestapo", reconoce el postulador. "Algunos amigos le
hablaban sobre las críticas que hacía, le advertían que quizás podrían ser
demasiado imprudentes contra la ideología nacional socialista pero Prassek no
se dejó influenciar y pensaba que debía decir la verdad".
El
padre Prassek, además de sus críticas se dedicó a estudiar polaco para ayudar a
los que estaban forzados a ir a Lübeck. En 1941 conoció un joven pastor
protestante con quien tuvo gran afinidad y quien le mostró su anhelo de conocer
la fe católica. Sin embargo este hombre resultó ser un espía de la Gestapo y la
información que consiguió fue clave para que el padre Johhanes fuese arrestado
el 18 de mayo de 1942. Así, fue llevado al edificio de Burgkloster (hoy museo
que lleva el mismo nombre). Esperó más de un año para ser procesado en
condiciones infrahumanas de hambre y frío, que lo afectaron gravemente, pues
tenía una enfermedad estomacal. Durante ese tiempo escribió numerosas cartas.
"A pesar del duro período de prisión y de la perspectiva de la propia
ejecución, Prassek no perdió su conciencia de fe, su cordialidad volcada a
consolar a los compañeros de prisión". El día de su ejecución le
permitieron escribir una carta de despedida a sus familiares, la cual fue
destruida después por las duras palabras contra el régimen nacional-socialista.
"La guillotina puso fin a la agonía soportada con valentía y fe",
dice el postulador.
Hermann Lange,
gran intelectual y mártir
"Sacerdote
muy erudito e intelectual no sólo en cuestiones teológicas". Nació en 1912
en Frisia oriental. Formó parte de una asociación católica estudiantil
denominada Nueva Alemania. Era un fiel seguidor del escritor Romano Guardini,
cuya obra lo influenció notablemente. Estudió en 1931 en la facultad de
teología en la universidad de Münster. Luego entró al seminario mayor de
Osnabrück. Se ordenó sacerdote en 1938. En Junio 1939 comenzó su labor pastoral
en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Lübeck.
El
abogado Ambrosi destaca "sus homilías preparadas en modo absolutamente
preciso". "Además el sacerdote era decidido, gentil y de sentimientos
nobles, desde el punto de vista humano. Era perfectamente íntegro".
Sobresalía por su gran sensibilidad, humanidad y preparación teológica. Era un gran
opositor del nacional-socialismo. En ese entonces tuvo un diálogo con un joven
soldado que servía a este régimen. Lange le dijo claramente que un cristiano no
podía estar con los alemanes en la guerra.
Difundía
sin miedo sus escritos en contra del Régimen hasta que en 1942 Lübek sufrió los
primeros bombardeos y él sin importar el riesgo que corría su vida, se percató
de que sus feligreses estuvieran a salvo. Fue arrestado el 16 de junio de 1942
por la Gestapo. "El segundo senado del tribunal popular lo condenó a
muerte junto con otros sacerdotes por disgregación del potencial militar, por
apoyo al enemigo con traición a la patria y por delitos radiofónicos",
explica Ambrosi, pues en un programa de radio difundían las ideas contra el
régimen.
El
postulador destacó así la "compostura admirable" que tuvo el padre
Lange en prisión. Compartió la celda con el pastor protestante Schwentner, a
quien, según varios testigos trató "como a un hermano". Sus cartas
testimonian una admirable sumisión a lo que Dios permitiera y una profundidad
religiosa: "Cuando recibáis esta carta ya no estaré más en el mundo de los
vivos", escribió a sus padres el día de su condena. "Hoy será el gran
retorno al Reino del Padre, y luego veré a todos aquellos que estuvieron cerca
a mí en la tierra", expresó.
Sobre
esta carta el escritor alemán Thomas Mann (1875 - 1955), premio nobel de
literatura en 1929, dijo que se trata de: "El testimonio más bello por el
don de la fe cristiano-católica".
Eduard Müller
y la santidad en las cosas sencillas
Del
grupo de los cuarto mártires, éste fue quien tuvo una juventud más difícil.
Nació en agosto de 1911 en el seno de una familia humilde. Estudió en la
escuela católica de Neumünster. Era el menor de siete hijos y su padre abandonó
su familia. Fue monaguillo y después carpintero. Desde pequeño mostró su deseo
de ser sacerdote. Gracias al apoyo de unos bienhechores de la parroquia pudo
concluir sus estudios secundarios y luego estudió teología católica en Münster.
En 1940 fue ordenado sacerdote en Osnabrück. Trabajó en la parroquia del
Sagrado Corazón de Lübeck.
"Su
modo de ser calmado, gentil y no autoritario fue muy estimado por los testigos
de aquella época", dice el abogado Ambrosi. "Particularmente célebre
se convirtió su capacidad de identificación con la vida de los trabajadores,
artesanos, de hecho no era difícil para él identificarse porque provenía de
este ambiente al cual estuvo siempre unido". De los cuatro mártires en
Lübek era el menos político. Aún así fue arrestado en julio de 1942. Después de
ser condenado a muerte escribió: "Tengo la esperanza de que no seré nunca
defraudado, más bien, con toda franqueza como siempre, también ahora Cristo
será glorificado con mi amor, tanto en la vida como en la muerte".
Estos
tres mártires fueron asesinados con un intervalo de sólo tres minutos. Supieron
derramar su sangre dando sus vidas como sacrificio supremo del amor de Cristo.
Tomado,
con escasos cambios, del artículo de Carmen Elena Villa para Zenit, con motivo
de la beatificación. El cuarto mártir al que hace referencia el escrito no lo
es en el martirologio católico, ya que se trata del pastor protestante Karl
Friedrich Stellbrink, compañero de pasión de los tres beatos. En la imagen,
placa conmemorativa de los mártires en la prisión de Lübeck.
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Estas biografías de
santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta
ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta
hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
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