domingo, 31 de julio de 2016

Santos del día 1 de agosto

Santos del día 1 de agosto
Kalendis augusti
Memoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que refulgió por su celo por las almas y por sus escritos, su palabra y su ejemplo. A fin de promover la vida cristiana en el pueblo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo, especialmente sobre teología moral, disciplina en la que es considerado maestro, y tras muchos obstáculos, fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente falta de formación. Elegido obispo de Sant'Agata dei Goti, se entregó de modo excepcional a este ministerio, que tuvo que dejar quince años después aquejado por graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera dei Pagani, en Campania, entre grandes sacrificios y dificultades.
Conmemoración del triunfo de los siete santos hermanos mártires, que en Antioquía de Siria, por su invencible fidelidad en el cumplimiento de la ley del Señor, durante el reinado de Antioco Epifanes sufrieron un fin cruel, al igual que su madre, que presenció con dolor la muerte de cada uno de sus hijos, coronada de gloria en todos ellos, como se nos refiere en el libro de los Macabeos.
Asimismo, conmemoración también de san Eleazar, uno de los escribas más destacados, varón de edad ya avanzada, que en la misma persecución se negó a comer carne prohibida para salvar su vida, aceptando una muerte gloriosísima antes que una vida ignominiosa, y se adelantó de buen grado al lugar del suplicio, mostrando un admirable ejemplo de virtud.
En la vía Prenestina, a treinta miliarios de Roma, san Secundino, mártir.
En Girona, en la Hispania Tarraconense, san Félix, mártir en la persecución bajo el emperador Diocleciano.
En Vercelli, en la Liguria, muerte de san Eusebio, obispo, cuya conmemoración se celebra mañana.
En Bayeux, en la Galia Lugdunense, san Exuperio, a quien se venera como primer obispo de esta ciudad.
En Aquitania, san Severo, presbítero, que empleó sus bienes para la construcción de iglesias y para el servicio a los pobres.
En la isla Vinduneta (hoy Besné), cerca de Nantes, en Francia, santos Friardo y Secundino, este último diácono, ambos eremitas.
En Marchiennes, en la Galia Bélgica, san Jonato, abad, discípulo de san Amando.
En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Ethelwoldo, obispo, que compuso la famosa Concordia Regular, para la renovación de la disciplina monástica que había aprendido de san Dunstán.
En Aosta, en los Alpes Graios, beato Emerico de Quart, obispo, admirable por su austeridad de vida y por su celo en la salvación de las almas.
En Rieti, de la Sabina, beato Juan Bufalari, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, joven humilde y amable, siempre dispuesto a ayudar a su prójimo.
En Roma, San Pedro Favre, presbítero, que fue el primero entre los miembros de la Orden de la Compañía de Jesús que soportó difíciles responsabilidades en diversas partes de Europa, y murió en la Urbe, cuando partía hacia el Concilio de Trento.
En York, en Inglaterra, beato Tomás Welbourne, mártir, el cual, maestro de escuela, durante el reinado de Jacobo I fue condenado a muerte por haber aconsejado seguir al Romano Pontífice y, ahorcado en el patíbulo, se configuró en el martirio con Cristo, sumo Maestro.
En la ciudad Nam Dinh, en Tonquín, santos Domingo Nguyen Van Hanh (Dieu), de la Orden de Predicadores, y Bernardo Vu Van Due, presbíteros y mártires, que murieron decapitados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Minh Mang.
En la aldea de La Mure, junto al río Isar, en Francia, muerte de san Pedro Julián Eymard, presbítero, cuya conmemoración se celebra mañana.
En Madrid, en España, beato Bienvenido (José) de Miguel Arahal, presbítero de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores y mártir, que en el furor de la persecución contra la fe derramó su sangre por Cristo.
En La Palma de Cervelló, Barcelona, beatos Hno. José Teófilo (José Mulet Velilla) y Hno. Severino (Severino Ruiz Hidalgo), profesos de los Hermanos Maristas, muertos en la persecución religiosa de España en época de la Guerra Civil.
En Vallvidrera, Barcelona, beato Rafael Maria de Mataró (Francesc de Paula Soteras Culla), presbítero, capuchino mártir en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
En Palafolls, Barcelona, beato Félix de Tortosa (Joan Bonavida Dellà), capuchino mártir en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, en Alemania, beato Alexis Sobaszek, presbítero y mártir, el cual, nacido en Polonia, en tiempo de guerra fue deportado inhumanamente por los invasores de su patria, y por Cristo murió entre torturas en defensa de la fe.
En Dachau, Alemania, beato Gerardo Hirschfelder, presbítero del vicariato de Glatz, mártir en el campo de concentración, muerto por un régimen contrario a la dignidad humana.
En un bosque cercano a la ciudad de Nowogródek, en Polonia, beatas María Estrella del Santísimo Sacramento (Adelhéidis) Mardosewicz y sus diez compañeras, de la Congregación de Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, vírgenes y mártires, que, en funesto tiempo de guerra, entraron en la gloria de los cielos al ser fusiladas por los enemigos de la fe. Sus nombres son: Beatas María Imelda de Jesús Hostia (Hedwigis Carolina) Zak, María Raimunda de Jesús y María (Ana) Kukolowicz, María Daniela de Jesús y María Inmaculada (Eleonora Aniela) Jozwik, María Canuta de Jesús en el Huerto de Getsemani (Josefa) Chrobot, María Sergia de la Virgen Dolorosa (Julia) Rapiej, María Guidona de la Divina Providencia (Helena) Cierpka, María Felicidad (Paulina) Borowik, María Heliodora (Leocadia) Matuszewska, María Canisia (Eugenia) Mackiewicz y María Boromea (Verónica) Tarmontowicz.

Ser tallados, pulidos, trabajados para brillar (Los cinco minutos del Espíritu Santo) 01082016

 Los cinco minutos del Espíritu Santo

Ser tallados, pulidos, trabajados para brillar

Añadir a Facebook Añadir a Twitter Añadir a Goglle+ Añadir a Linkedin
1 agosto 2016
Ser tallados, pulidos, trabajados para brillar
A descubrir la grandeza de Dios.
"Ven Espíritu Santo.
Me han dicho que soy como un diamante en bruto, una piedra preciosa que está llamada a resplandecer con toda su belleza.
Pero para ofrecer todo mi brillo, necesito ser tallado, pulido, trabajado.

Ven Espíritu Santo. Ven a tallar este diamante que tú has creado, ven a sacar de mí todo lo bello que tú mismo me has regalado. De mi corazón pequeño saca los mejores actos de amor; de mis labios saca las mejores sonrisas y las mejores palabras; de mis ojos saca las miradas más buenas, comprensivas y pacientes; de mis manos saca las mejores acciones, las mejores caricias, los gestos más bellos.

Ven Espíritu Santo, a realizar tu obra en mi vida.
Amén."