lunes, 31 de mayo de 2021

01 de junio: Nuestra Señora de Kevelaer

 

01 de junio: Nuestra Señora de Kevelaer

En 1642 un hombre oraba frente a una cruz y sintió una voz que le pedía la construcción de una capilla. Su esposa soñó con una imagen de Nuestra Señora de Luxemburgo. En ese lugar se edificó el santuario mas concurrido de Alemania…

Donde hoy esta la Capilla de Gracia un vendedor paró a rezar en una cruz cerca de la navidad de 1641 y oyó una voz misteriosa que vino de la cruz: “Constrúyeme una capilla en este lugar”.

Poco después de la Pascua de 1642, su esposa vio una luz blanca pura y una capilla con un cuadro de Nuestra Señora de Luxemburgo. Una impresión del cuadro de cobre de Nuestra Señora de Luxemburgo le había sido ofrecida recientemente para la venta.

Era el retrato de Nuestra Señora de Luxemburgo que había sido expuesto durante la epidemia de peste de 1623, como la “Consoladora de los Afligidos”. Y lo compraron.

El domingo 1 de junio de 1642 la capilla fue acabada y colocada la estatua en la Capilla de Gracia.

Entonces comienzan los milagros de curaciones. En los siguientes 15 años la capilla se fue ampliando hasta lo que es hoy.


LA CONSOLADORA DE LOS AFLIGIDOS

En el corazón de Europa se situa Nuestra Señora de Kevelaer, “Consoladora de los Afligidos”, situado en el Bajo Rhin, en la región entre los ríos Rin y Maas, siempre plagado por guerras y batallas, este santuario dedicado a María es el más concurrido de Alemania y el más popular, uno de los principales santuarios marianos del Norte.

Más de 800,000 los peregrinos van a Kevelaer cada año desde de muchos otros países para visitar la “Capilla de Gracia” o la “Capilla de Velas”.

La “Gnadenkapelle” se construyó originalmente encima de la gruta al lado del camino original en 1654 y las decoraciones interiores están en el estilo de Neo-Renacimiento que se agregaron entre 1888 y 1892.


LA HISTORIA

Un vendedor viajero Hendrik Busman, alrededor de la Navidad en 1641, hace más de 300 años y durante la guerra de los 30 años, en su viaje de Weeze a Geldern paró en una cruz en Kevelaer y, como era su costumbre, rezó allí por algunos minutos. Hoy la capilla de la Gracia está en ese punto.

De repente él oyó una voz misteriosa que vino de la dirección de la cruz: “Constrúyeme una capilla en este lugar”. Él al principio el dio poco crédito a lo que oyó, (Hendrik era un sobrio y sensible alemán), pero oyó esta voz misteriosa en tres distintos días.

Con el permiso y la ayuda del sacerdote de parroquia local de entonces de Kevelaer, Juan Schink, él comenzó puntualmente con la construcción del edificio de la capilla.

Poco después de la Pascua de 1642, la esposa de Hendriks, Mechel Schouse, tuvo una visión de noche. Ella vio una luz blanca pura y una capilla con un cuadro de Nuestra Señora de Luxemburgo.

La historia de la visión en esa noche es apoyada por un vigilante nocturno que, durante sus rondas nocturnas, había visto una luz extraña en el hogar del Busmans. Además, una impresión de del cuadro de cobre de Nuestra Señora de Luxemburgo le había sido ofrecida recientemente para la venta por dos soldados de Hessische. Ella no lo compró porque pensó que era demasiado costoso. Ésta fue para Hendrik la confirmación de su designio divino.

Él envió entonces a su esposa para obtener este retrato impreso en cobre, y con mucha dificultad tuvo éxito. Era el retrato de Nuestra Señora de Luxemburgo que había sido expuesto durante la epidemia de peste de 1623, como la “Consoladora de los Afligidos”. Ahora esto aseguraba a Hendrik de que la Capilla iba a ser construida.

El domingo 1 de junio de 1642 la capilla fue acabada. El padre Juan Schink colocó el retrato, también conocido como la estatua de Gracia en la Capilla. El retrato es una impresión de cobre simple que mide 7.5 cm x el 11cm. El texto en el cuadro dice, “Una representación fiel de la Madre de Jesús, Consoladora de los Afligidos, reconocida por sus milagros y bendecida por mucha gente”. Cantidad de gente curiosa vino en ese día. La historia de estos acontecimientos maravillosos corrió como un “fuego salvaje” en el distrito. Kevelaer se convirtió en un lugar del peregrinaje.

El 8 de septiembre, el día de la fiesta de nacimiento de Nuestra Señora, Reinier y Margaretha van Volbroek (que vivía en Hassum cerca de Kleef) viajó con su hijo enfermo Peter, en un peregrinaje a Kevelaer. Peter estaba paralizado desde hacía cinco años y no podía caminar ni pararse. Habían hecho de todo para curar la enfermedad de Peter. Finalmente, como último recurso, buscan refugio en Nuestra Señora de Kevelaer. Apenas dos días después de su visita, Peter puede caminar otra vez sin ningún problema. Esta historia maravillosa aumenta el interés por Kevelaer. La primera procesión ocurre en 1643, cuando un grupo grande de peregrinos viaja a pie desde Rees, cerca de Emmerich, a Kevelaer, orando y cantando todo el camino.

En 1643 también oímos hablar de un milagro de Over-Betuwe. La historia es revelada al Lord Major de Huissen y sus concejales por la Secretaria de Huissen, Lucas Verhoevens, que relata la historia como sigue: Eerutgen Dircks, una señora soltera que vivía en Huissen, había sufrido por años con las heridas abiertas de sus piernas. Ella había visitado previamente a la Srta.Walraven Mom. Se conocía a esta señorita por tratar tales dolencias con buenos resultados, pero resultó inútil. Las historias de los milagros en Kevelaer la persuadieron de ir allí. Después de apenas dos visitas sus piernas curaron milagrosamente sin ninguna medicación. Esto fue observado especialmente por varios testigos.


EL PEREGRINAJE Y LA BASÍLICA

Ya en 1643, se construyó una iglesia para peregrinaje, conocida hoy como la Capilla de las Velas. Aquí se puede ver velas grandes ofrecidas en acción gracias por diversos grupos de peregrinos. Y los muchos ex votos atestiguan la larga tradición de peregrinajes.

En 1654 la capilla simple construida por Hendrik Busman, fue substituida por la capilla de forma hexagonal de hoy, conocida como la Capilla de Gracia. En el lado norte se puede encontrar una abertura donde está la estatua que es visible desde la calle durante el tiempo del peregrinaje.

Después que el Congreso de Viena, con el restablecimiento de la paz en Europa, la afluencia de peregrinos se hace grandiosa y siempre creciente, por lo cual se hace indispensable la construcción de una nueva Iglesia. La Basílica de Nuestra Señora fue construida entre 1858 y 1864.

La iglesia de Kevelaer fue elevada a la categoría de basílica papal en 1923. La Basílica es donde la gran peregrinación se celebra.

Aquí es donde el pueblo de Dios se reúne en oración con María, al igual que en los Hechos de los Apóstoles. La imagen de “La Asunción de la Santísima Virgen en el cielo” es un recordatorio de la meta de la peregrinación terrena. La pintura es la obra de Friedrich Stummel.

Se basa en la idea de la “biblia pauporum”: El peregrino que pasa tiempo en la Basílica en busca de la paz interior miradas en las pinturas y puede meditar sobre un acontecimiento en la vida de Cristo, la historia de la iglesia, la vida cristiana en los sacramentos, la Escritura o la Liturgia. Los innumerables adornos nunca se repiten. Al igual que su mensaje, su patrón es siempre nuevo. El esquema de color es claramente inspirado en la Santa Capilla en París.

La Nave y los cruceros sur y oeste se completaron en 1864 según los planos de Vincenz Statz, mientras que la torre, que tiene más de 90 metros de altura, se terminó 20 años después.

En el interior de la basílica, se encuentran las grandes masas de peregrinos. Aquí el pueblo de Dios se encuentra a sí mismo con la experiencia unificada en la oración con María, que está recogida en los Hechos de los Apóstoles.

El diseño neogótico de la iglesia de peregrinación alcanzó su punto por la contribución de Friedrich Stummel. A finales del siglo XIX él y sus estudiantes se hicieron cargo de la responsabilidad de la pintura del edificio y el diseño de las ventanas, que duró hasta bien entrado el siglo XX.

El presbiterio, enfrente de la capilla de Gracia fue construido en 1647. En 1889 fueron hechas las Estaciones de la Cruz en el borde de la ciudad. En 1934 fue hecha una renovación del gran escala. En el llamado Parque de María, se construyó un memorial a la guerra.

Durante la segunda guerra mundial, aunque el santuario estuvo situado en zona de operaciones, se salvó por la plegaria a la Virgen de los habitantes del lugar y por el coraje de un oficial alemán que no obedeció las órdenes de “volar” la Basílica y las Capillas de la Gracia y de la Luz.

Después de la guerra el peregrinaje se multiplicó y en el 1948 se hizo el Congreso de Pax-Christi, con el recuerdo en que fue construida la Capilla Pax-Christi.

Una lámpara, situada a la izquierda del altar, contiene un plato llevado por tres palomas y contiene la Luz de la Paz que fue traída a Kevelaer desde Lourdes, vía Altötting en 1949. Las tres palomas retratan los tres lugares de gran gracia: Lourdes, Altötting y Kevelaer. Una serpiente mira maliciosamente la lámpara. Esta representación nos advierte de rezar continuamente por la Paz a Nuestra Señora que pisó la cabeza de la serpiente.

Hoy, como en el pasado, este santuario de la “Consoladora de los Afligidos” en Kevelaer, es el destio para muchos peregrinos. Vienen de lejos y de cerca; del hogar y desde el exterior. Buscan la consolación para sus dolores y necesidades diarios en el viaje de su largo peregrinar en la vida terrenal. Ellos serán confortados por Nuestra Madre, que nos fue dada por el Señor mismo.

(fuente: forosdelavirgen.org)

Santos del día 1 de junio

 

Santos del día 1 de junio
Kalendis iunii
   San Justino, mártir - Memoria litúrgica   
Memoria de san Justino, mártir, que, como filósofo que era, siguió íntegramente la auténtica sabiduría conocida en la verdad de Cristo y la confirmó con sus costumbres, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en favor de la religión cristiana, fue conducido al prefecto Rústico, ante quien se declaró cristiano, siendo condenado a la pena capital.
También en Roma, santos Caritón y Cariti, Evelpisto y Jeracio, Peón y Liberiano, mártires, todos los cuales fueron discípulos de san Justino, y junto con él recibieron la corona eterna.
En Alejandría de Egipto, santos mártires Amón, Zenón, Ptolomeo e Ingenuo, soldados, y el anciano Teófilo, los cuales, estando presentes en un proceso, al darse cuenta de que uno de los cristianos que era martirizado flaqueaba y se inclinaba a apostatar, con el rostro, la mirada y los gestos intentaron animarle, y al ser objeto de recriminaciones por parte del populacho, se adelantaron confesándose cristianos, y así es cómo por medio de su victoria, Cristo, que les infundió constancia, triunfó en ellos gloriosamente.
En Licópolis, también en Egipto, santos mártires Isquirión, oficial del ejército, y otros cinco soldados, que, por orden del prefecto Arrio, y en tiempo del emperador Decio, por su fe en Cristo fueron muertos con variadas formas de martirio.
En Bolonia, ciudad de la Emilia, san Próculo, mártir, que por su fe cristiana fue crucificado.
En Montefalco, en la Umbría, san Fortunato, presbítero, de quien se dice que, siendo pobre, con su trabajo constante ayudó a los desvalidos, y que entregó su vida en favor de los hermanos.
En la isla de Lérins, en la Provenza, san Caprasio, ermitaño, que, juntamente con san Honorato, se retiró a aquel lugar y dio comienzo a la vida monástica.
En Auvernia, en Aquitania, san Floro, que dio nombre al monasterio que se edificó sobre su tumba, así como a la ciudad y a la sede episcopal.
En Bretaña Menor, san Ronón, obispo, que, habiendo llegado por mar desde Hibernia, llevó vida eremítica en los bosques del lugar.
En la región de Lichester, en Inglaterra, san Vistano, mártir, perteneciente a la estirpe real de Mercia, que, por oponerse al matrimonio incestuoso de su madre, fue asesinado por la espada del tirano.
En Tréveris, ciudad de Renania, en Lotaringia, san Simeón, el cual, nacido de padre griego en Siracusa, después de haber llevado vida eremítica en Belén y en el Sinaí, murió finalmente recluido en la torre de la Puerta Negra de esta ciudad.
   San Iñigo, abad (1 coms.)   
En el monasterio de Oña, en el territorio de Burgos, de la región de Castilla, en Hispania, san Iñigo, abad, varón de paz, cuya muerte fue llorada también por judíos y musulmanes.
En la ciudad de Alba, en el Piamonte, beato Teobaldo, que por amor a la pobreza dio todo su dinero para socorrer a una viuda y, trabajando como mozo de cuerda, por humildad llevó las cargas de los demás.
En Urbino, del Piceno, beato Juan Pelingotto, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que primero, siendo comerciante, procuraba favorecer más a los otros que a sí mismo, y luego, habiéndose recluido en una celda, solamente salía para atender a pobres y enfermos.
En Londres, en Inglaterra, beato Juan Storey, mártir, que, experto en derecho, fue fidelísimo al Romano Pontífice. Tras haber padecido la cárcel y el exilio, por su fe católica fue condenado a muerte y ahorcado en Tyburn, alcanzando así los gozos eternos.
En Omura, en Japón, beatos mártires Alfonso Navarrete, de la Orden de Predicadores, Fernando de San José de Ayala, de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, y León Tanaka, religioso de la Compañía de Jesús, que, por decisión del comandante supremo Hidetada, fueron decapitados a causa de la fe cristiana.
En una nave prisión anclada frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Juan Bautista Vernoy de Montjournal, presbítero y mártir, que, canónigo de Moulins, durante la Revolución Francesa fue encarcelado por el hecho de ser sacerdote y murió a consecuencia de la enfermedad que contrajo en prisión.
En la ciudad de Hung Yen, en Tonkín, san José Tuc, mártir, joven campesino que se negó a pisar la Cruz, por lo que fue encarcelado y martirizado varias veces, hasta ser decapitado en tiempo del emperador Tu Duc.
En Piacenza, en Italia, beato Juan Bautista Scalabrini, obispo, quien trabajó incansable por el bien de su iglesia y mostró un especial interés por los sacerdotes, los agricultores y los obreros, llevando particularmente en su corazón a los que emigraban a los países de América, para los cuales fundó dos Pías Sociedades del Sagrado Corazón.
En Mesina, ciudad de Sicilia, de nuevo en Italia, san Aníbal María Di Francia, presbítero, que fundó la Congregación de Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús y la de Hijas del Divino Celo, para rogar al Señor santos sacerdotes para su Iglesia y cuidar a huérfanos sin recursos.

Mes del Sagrado Corazón de Jesús: Día 1: Conociendo el Corazón de Dios

Mes del Sagrado Corazón de Jesús: Día 1: Conociendo el Corazón de Dios

sagrado corazon de jesus dia  conociendo al sagrado corazon

Día 1 del mes del Sagrado Corazón de Jesús. Si queremos amar más a Dios vamos a comenzar por ir conociendo su Corazón que es fuente del amor

Al venerar al Sagrado Corazón de Jesús, la Iglesia alaba especialmente el infinito amor demostrado por Nuestro Señor Jesucristo a los hombres. Como su Corazón es el símbolo del amor, al venerar su corazón, la Iglesia celebra el amor. En el día 1 del mes del Sagrado Corazón de Jesús, vamos a ir conociendo las delicias a la que nos expondremos a su amor, que emanan de su Divino Corazón.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús comenzó alrededor del año 1672. En repetidas ocasiones, Jesús se apareció a Santa Margarita María de Alacoque y durante estas apariciones le explicó la devoción a su Sagrado Corazón como Él quería que la gente lo practicara.
El Sagrado Corazón nos recuerda que Cristo no es Dios simplemente apareciendo como hombre; es verdaderamente hombre, así como es verdaderamente Dios.
Jesús pidió ser honrado en el símbolo de su Corazón de carne; pidió actos de reparación con la comunión frecuente, la comunión en el primer viernes de cada mes, y mantener una Hora Santa.

Més del Sagrado Corazón de Jesús.

Estos 30 días que dedicaremos a amar al Sagrado Corazón de Jesús, debe lograr unir nuestros corazones al de Él, y dedicarnos a Él para hacer crecer nuestro Espíritu de caridad y así aumentar la adoración de Dios, especialmente de el de su sacratísimo corazón, y nuestro celo y respeto en la recepción de los sacramentos, especialmente la Eucaristía.
Todo esto podrá ayudarnos a vivir una vida centrada en Jesús en nuestro hogar, en la escuela, en el trabajo, y hasta en los momentos de recreación.

1. Confía en el Sagrado Corazón de Jesús.

Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor. Amén

2. Oración inicial.

Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío. Amén.

3. Día 1 de junio: El Sagrado Corazón de Jesús.

¡El Corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama, "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". ¿Quién nos ha dado aquel Corazón? Jesús mismo.
Él nos había dado todo: su doctrina, sus milagros, sus dones de la Eucaristía, su Madre divina. Pero el hombre permanece todavía insensible a tantos dones. Su soberbia les hace olvidar el Cielo, sus pasiones les hacen descender al fango.
Fue entonces cuando Jesús mismo dirigió una mirada piadosa sobre la humanidad; se apareció a su hija predilecta, Margarita María de Alacoque, para manifestarle los tesoros de su corazón
- Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

4. Oración final.

Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.

Meditación final.

El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Sagrado Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí".
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
El Sagrado Corazón representa el amor de Cristo por toda la humanidad, y nuestra devoción a él es una expresión de nuestra fe en su misericordia.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús.

Para la oración del día 1 del mes de Junio, te ruego, oh Jesús mío, que quites la ceguera de mi corazón, para que te conozca; quita la dureza de mi corazón, para que te tema; quita la frialdad de mi corazón, para que pueda resistir todo lo que sea contrario a tu voluntad; quita su pesada y terrenal lentitud y egoísmo, para que pueda ser capaz de un sacrificio heroico por tu gloria, y por las almas que has redimido con tu más preciada sangre. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.

Oraciones de confianza al Sagrado Corazón para tiempos difíciles.

Sagrado Corazón de Jesús, manantial divino de paz y sosiego, dulce santuario de descanso, ven a mi vida a traer paz a mi alma y a fortalecer mi espíritu, especialmente en esta situación difícile que estou atravesando...
- Nombra aquí tu situación -
Prometo, oh Manso y Sagrado Corazón, poner todas mis preocupaciones y miedos en la herida de tu costado, para ser atendido de acuerdo con tu perfecta voluntad, que sólo desea el mejor y más alto bien para aquellos que recurren a ti.
Sagrado Corazón Jesús, sólo tu amor es suficiente para librarme de la ansiedad, me rindo ante él; aferrándome a la esperanza de una rápida resolución, confiando en todas tus promesas. Amén.

31 de mayo: La visitación de la Virgen María a su prima Santa isabel

 

31 de mayo: La visitación de la Virgen María a su prima Santa isabel

La Virgen María (después de la encarnación del Verbo en su seno, visita a su prima Isabel que esperaba un niño (San Juan Bautista). Isabel reconoce a la Virgen como "lamadre de mi Señor".

Lucas 1:39-46: En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor... 

 La celebración de la fiesta es iniciativa de San Buenaventura, franciscano, en el 1263. El Papa Urbano VI (reinó del 1378-89), la extendió a toda la Iglesia, pidiendo el fin del cisma que sufría la Iglesia.


En el misterio de la Visitación, el preludio de la misión del Salvador
Catequesis mariana Santo Padre Juan Pablo II 2 de octubre de 1996

En el relato de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo.

El evangelista, describiendo la salida de María hacia Judea, use el verbo anístemi, que significa levantarse, ponerse en movimiento. Considerando que este verbo se use en los evangelios pare indicar la resurrección de Jesús (cf. Mc 8, 31; 9, 9. 31; Lc 24, 7.46) o acciones materiales que comportan un impulso espiritual (cf. Lc 5, 27¬28; 15, 18. 20), podemos suponer que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador.

El texto evangélico refiere, además, que María realice el viaje "con prontitud" (Lc 1, 39). También la expresión "a la región montañosa" (Lc 1, 39), en el contexto lucano, es mucho más que una simple indicación topográfica, pues permite pensar en el mensajero de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: "¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: 'Ya reina tu Dios'!" (Is 52, 7).

Así como manifiesta san Pablo, que reconoce el cumplimiento de este texto profético en la predicación del Evangelio (cf. Rom 10, 15), así también san Lucas parece invitar a ver en María a la primera evangelista, que difunde la buena nueva, comenzando los viajes misioneros del Hijo divino.

La dirección del viaje de la Virgen santísima es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús (cf. Lc 9, 51).

En efecto, con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos.

El encuentro con Isabel presenta rasgos de un gozoso acontecimiento salvífico, que supera el sentimiento espontáneo de la simpatía familiar. Mientras la turbación por la incredulidad parece reflejarse en el mutismo de Zacarías, María irrumpe con la alegría de su fe pronta y disponible: "Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel" (Lc 1, 40).

San Lucas refiere que "cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno" (Lc 1, 41). El saludo de María suscita en el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en la casa de Isabel, gracias a su Madre, transmite al profeta que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia como signo de la presencia del Mesías.

Ante el saludo de María, también Isabel sintió la alegría mesiánica y "quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: 'Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno'" (Lc 1, 41¬42).

En virtud de una iluminación superior, comprende la grandeza de María que, más que Yael y Judit, quienes la prefiguraron en el Antiguo Testamento, es bendita entre las mujeres por el fruto de su seno, Jesús, el Mesías.

La exclamación de Isabel "con gran voz" manifiesta un verdadero entusiasmo religioso, que la plegaria del Avemaría sigue haciendo resonar en los labios de los creyentes, como cántico de alabanza de la Iglesia por las maravillas que hizo el Poderoso en la Madre de su Hijo.

Isabel, proclamándola "bendita entre las mujeres" indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lc 1, 45). La grandeza y la alegría de María tienen origen en el hecho de que ella es la que cree.

Ante la excelencia de María, Isabel comprende también qué honor constituye pare ella su visita: "De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?" (Lc 1, 43). Con la expresión "mi Señor", Isabel reconoce la dignidad real, más aun, mesiánica, del Hijo de María. En efecto, en el Antiguo Testamento esta expresión se usaba pare dirigirse al rey (cf. IR 1, 13, 20, 21, etc.) y hablar del rey-mesías (Sal 110, 1). El ángel había dicho de Jesús: "EI Señor Dios le dará el trono de David, su padre" (Lc 1, 32). Isabel, "llena de Espíritu Santo", tiene la misma intuición. Más tarde, la glorificación pascual de Cristo revelará en qué sentido hay que entender este título, es decir, en un sentido trascendente (cf. Jn 20, 28; Hch 2, 34-36).

Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente.

En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista el Cristo, que derrama el Espíritu Santo. Las mismas palabras de Isabel expresan bien este papel de mediadora: "Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi seno" (Lc 1, 44). La intervención de María produce, junto con el don del Espíritu Santo, como un preludio de Pentecostés, confirmando una cooperación que, habiendo empezado con la Encarnación, esta destinada a manifestarse en toda la obra de la salvación divina.


La visitación de Santa María Virgen 
De la exposición de San Ambrosio, Obispo, sobre el Evangelio de San Lucas (Libro 2, 19. 22-23. 26-27; CCL 14, 39-42)

El Ángel que anunciaba los misterios, para llevar a la fe mediante algún ejemplo, anunció a la Virgen María la maternidad de una mujer estéril y ya entrada en años, manifestando así que Dios puede hacer todo cuanto le place.

Desde que lo supo, María, no por falta de fe en la profecía, no por incertidumbre respecto al anuncio, no por duda acerca del ejemplo indicado por el Ángel, sino con el regocijo de su deseo, como quien cumple un piadoso deber, presurosa por el gozo, se dirigió a las montañas.

Llena de Dios de ahora en adelante, ¿cómo no iba a elevarse apresuradamente hacia las alturas? La lentitud en el esfuerzo es extraña a la gracia del Espíritu. Bien pronto se manifiestan los beneficios de la llegada de María y de la presencia del Señor; pues en el momento mismo en que Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre, y ella se llenó del Espíritu Santo.

Considera la precisión y exactitud de cada una de las palabras: Isabel fue la primera en oir la voz, pero Juan fue el primero en experimentar la gracia, porque Isabel escuchó según las facultades de la naturaleza, pero Juan, en cambio, se alegró a causa del misterio. Isabel sintió la proximidad de María, Juan la del Señor; la mujer oyó la salutación de la mujer, el hijo sintió la presencia del Hijo; ellas proclaman la gracia, ellos, viviéndola interiormente, logran que sus madres se aprovechen de este don hasta tal punto que, con un doble milagro, ambas empiezan a profetizar por inspiración de sus propios hijos.

El niño saltó de gozo y la madre fue llena del Espíritu Santo, pero no fue enriquecida la madre antes que el hijo, sino que, después que fue repleto el hijo, quedó también colmada la madre. Juan salta de gozo y María se alegra en su espíritu. En el momento que Juan salta de gozo, Isabel se llena del Espíritu, pero, si observas bien, de María no se dice que fuera llena del Espíritu , sino que se afirma únicamente que se alegró en su espíritu (pues en ella actuaba ya el Espíritu de una manera incomprensible); en efecto, Isabel fue llena del Espíritu después de concebir; María, en cambio, lo fue ya antes de concebir, porque de ella se dice: ¡Dichosa tú que has creído! Pero dichosos también vosotros, porque habéis oído y creído; pues toda alma creyente concibe y engendra la Palabra de Dios y reconoce sus obras.

Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor; que en todos esté el espíritu de María para alegrarse en Dios. Porque si corporalmente no hay más que una madre de Cristo, en cambio, por la fe, Cristo es el fruto de todos; pues toda alma recibe la Palabra de Dios, a condición de que, sin mancha y preservada de los vicios, guarde la castidad con una pureza intachable.

Toda alma, pues, que llega a tal estado proclama la grandeza del Señor, igual que el alma de María la ha proclamado, y su espíritu se ha alegrado en Dios Salvador.

El Señor, en efecto, es engrandecido, según puede leerse en otro lugar: Proclamad conmigo la grandeza del Señor. No porque con la palabra humana pueda añadirse algo a Dios, sino porque Él queda engrandecido en nosotros. Pues Cristo es la imagen de Dios y, por esto, el alma que obra justa y religiosamente engrandece esa imagen de Dios, a cuya semejanza ha sido creada, y, al engrandecerla, también la misma alma queda engrandecida por una mayor participación de la grandeza divina.

(fuente: www.corazones.org)

Santos del día 31 de mayo

 

Santos del día 31 de mayo
Pridie Kalendas iunii
   Visitación de la bienaventurada Virgen María (1 coms.) - Fiesta litúrgica   
Fiesta de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María, con motivo de su viaje al encuentro de su prima Isabel, que estaba embarazada de un hijo en su ancianidad, y a la que saludó. Al encontrarse gozosas las dos futuras madres, el Redentor que venía al mundo santificó a su precursor, que aún estaba en el seno de Isabel, y al responder María al saludo de su prima, exultante de gozo en el Espíritu Santo, glorificó a Dios con el cántico de alabanza del Magníficat.
En Roma, en el cementerio de Domitila, en la vía Ardeatina, santa Petronila, virgen y mártir.
Junto a Comana (Gumenek), en el Ponto, san Hermias, soldado y mártir.
En Aquilea, en el territorio de Venecia, santos Cancio, Canciano y Cancianila, mártires, que, detenidos por el perseguidor mientras huían de la ciudad en un carromato, finalmente fueron condenados al suplicio.
En la población de Toulouse, en la Galia Narbonense, san Silvio, obispo, que comenzó la construcción de una basílica para instalar dignamente el sepulcro de san Saturnino.
En Forlí, en la Emilia, beato Jacobo Salomoni, presbítero, que, siendo aún adolescente, fallecido su padre e ingresada su madre en las monjas cistercienses, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en la Orden de Predicadores, donde resplandeció durante cuarenta y cinco años como amigo de los pobres y hombre de paz, dotado de insignes carismas.
En Camerino, en el Piceno, santa Bautista (Camila) Varano, abadesa del monasterio de Clarisas fundado por su mismo padre, donde experimentó grandes tribulaciones y también místicas consolaciones.
En York, en Inglaterra, beatos Roberto Thorpe, presbítero, y Tomás Watkinson, que fueron condenados a muerte en tiempo de la reina Isabel I, el primero por ser sacerdote y el segundo, padre de familia de edad avanzada, por haber prestado muchas veces ayuda a los sacerdotes. Ambos recibieron, a un mismo tiempo, la corona del martirio en el patíbulo.
En París, en Francia, beato Nicolás Barré, presbítero, el cual, siendo maestro en teología y célebre educador de almas en el espíritu del Evangelio, instituyó en toda Francia las Escuelas Cristianas y de Caridad, así como el Instituto de Hermanas del Niño Jesús, para impartir educación gratuita a los hijos del pueblo.
En Nicosia, lugar de Sicilia, san Félix (Jacobo) Amoroso, religioso, que, tras haber sido rechazado durante diez años, finalmente ingresó en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, donde desempeñó humildísimos oficios con sencillez e inocencia de corazón.
En el pueblo de Bellegra, en los alrededores de Roma, beato Mariano de Roccacasale, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que, cumpliendo el oficio de portero, abrió la puerta del convento a los pobres y a los peregrinos, a quienes con suma caridad atendía en todo.
En el lugar de Mityana, en Uganda, san Noé Mawaggali, mártir, que, siendo servidor del rey, iniciada la persecución rehusó impávido emprender la fuga y ofreció voluntariamente su pecho a las lanzas de los soldados, quienes, tras atravesárselo, lo colgaron de un árbol hasta que entregó el espíritu por Cristo.