jueves, 30 de septiembre de 2021

01 de octubre: Nuestra Señora Madre y Reina de Misericordia de Valverde (Rezzato)

 

01 de octubre: Nuestra Señora Madre y Reina de Misericordia de Valverde (Rezzato)

Valverde es una zona de la comuna de Rezzato, en la Provincia de Brescia, región de la Lombardia. En la primavera de 1399 y el 1° Octubre del 1711 se apareció la Virgen María junto a Jesucristo, lo que provocó después el nacimiento del Movimiento “dei Bianchi” que tuvo gran repercusión en Europa.

 La interesante historia del Santuario de la Madonna en Valverde de Rezzato (BS), con su laguito, comienza en el 1399, entre fines de junio y principios de julio. Un campesino está arando su campo a la entrada de Valverde, cerca de Rezzato en la vecindad de una pequeña iglesia dedicada a la Madonna. Imprevistamente su buey no quiso caminar más. Sorprendido el campesino levanta la mirada y ve delante de él un personaje vestido de una túnica rosa y con una capa azul.

Con tono firme el personaje le ordena: “Toma los tres panes que tienes en la canasta y lánzalos en la charca (pequeño lago)”.

Con miedo, el pío campesino se preparó para ejecutar la orden recibida. Cuando para lanzar el primer pan en la charca siente la llamada de una voz apacible que lo llama: “¡Espera! No los lances”

Es una señora, parada en una roca en medio al agua, que le dirige la palabra. El campesino tímido no sabe que cosa hacer ni que cosa decir.

La señora vuelve a hablar: “Vuelve al adorable señor que te lo ha pedido y ruégale de parte mía que revoque su pedido y asegúrale que encontraré la manera de satisfacer su justicia divina”.

El campesino vuelve hacia el personaje, refiriéndole la visión tenida de la señora y de sus palabras, pero el Señor se muestra decidido e insiste en la orden dada, y desea que él la ejecute.

Triste el campesino vuelve al lago pequeño con sus tres panes, decidido para ejecutar la orden, pero la señora dice firme de nuevo: ¡”No! No los lances”.

“Pero la orden del Señor es esa, y debo ejecutarla” le contestó el campesino.

¡”No! Espera, escucha – le reprende la señora – Yo soy la madre del Divino Redentor y el Señor que te ha dado la orden es mi hijo Divino. El está disgustado contra la perversidad que reina entre los hombres, y ha decidido a castigarlos con flagelos espantosos. Lanzar estos panes a la charca significaría el decreto irrevocable. Por lo tanto ve y ruega a mi Jesús que tenga misericordia de los pobres pecadores en la esperanza de que estos regresen a la vida virtuosa. Ten de coraje y confía en la protección de la Madonna”.

El campesino con paso resuelto vuelve a la presencia del Redentor. Postrado en tierra expone entre lágrimas el deseo de su madre divina, le presenta sus méritos, sus plegarias, su interés y él le asegura la redención casi segura de los pecadores.

Pero con firmeza y severamente Jesús le ordena: “Vuelve a la charca y ejecuta la orden que te he dado. La iniquidad de los hombres ha llegado al colmo, mi justicia esta agotada; el vicio y la lujuria están dominando más que nunca, ve y completa lo que yo te he pedido”.

Lleno de temor, el pío campesino con enorme dolor en el corazón, fijó sus ojos en la cara del Madonna para el implorare misericordia y ayuda.

Entonces le siente decir: “¡Oh buen hombre!. El caso es gravísimo. Insistamos en rogar a la Divina Misericordia. Tirar esos tres panes significaría el desencadenamiento sobre la tierra de tres flagelos terribles: la plaga, el hambre, la guerra con la exterminación de la mayor parte de gente. Ve de nuevo a los pies de mi Divino Hijo, preséntale a nombre mío en méritos de sus sacratisimas llagas, de su pasión y muerte, renovar mis votos y deseos, y la intercesión de mis súplicas, dile que me empeñaré por medio tuyo de reclamar a la gente una sincera penitencia. Insiste devotamente, ruega con mucha humildad y la misericordia del él prevalecerá “.

El campesino vuelve de nuevo, llorando delante del personaje; se refiere a los rezos y a la súplica de la Madonna, y finalmente él siente responder: “A mi madre bendita nunca se lo negaré. Por el amor a ella yo suspendo los 2 primeros castigos y si los hombres se retractan de sus inmundas costumbres y se purifican profundamente en las lágrimas de la penitencia se verá aligerado en mucho también el tercero. Ve al laguito y lanza un solo pan”.

Vuelto al laguito el campesino encuentra a la Madonna que permite que lance en el agua un de los tres panes, y le dice: “Ahora vas a anunciar las cosas que has visto y oído. Suplica a los hombres que abandonen la vida de impiedad, exhórtales a vivir cristianamente para aplacar la justicia divina que está seriamente irritada. Sugiéreles la purificación en el Sacramento de la penitencia, hagan devotas novenas con procesiones …usen ropa blanca … asistan con devoción a la Santa Misa… reciban con fe la Santa Comunión…. canten a la Madre Dolorosa”.

El campesino después haber lanzado un solo pan, corre para informar a sus paisanos de lo sucedido, de como se frenó la plaga, y como la Madonna intercedió.

El campesino entonces, acompañado de un grupo de discípulos vestidos de blanco como él, comienzan una acción de país en país, de región en región para narrar cuánto ha visto y para anunciar las palabras oyó, predicando la penitencia y el rezo, y haciendo procesiones.

Nace así el movimiento de “dei Bianchi”, o “Disciplinatti”, del cual S.Antonino de Florencia se refiere en la parte III de su trabajo histórico; movimiento religioso enorme que se difunde no solamente en Italia, sino también en Alemania, Francia y España.


LA APARICIÓN DE 1° OCTUBRE DE 1711

Casi una confirmación de su predilección por Valverde, la Madonna aparece una segunda vez en 1711.

Hacia el final del verano de ese año la provincia de Brescia es golpeada por una epidemia seria con gran muerte de bovinos. Los habitantes de Rezzato y de las comarcas vecinas recurren a la Madonna de Valverde y programan una celebración solemne en el santuario para el viernes 2 de octubre.

El día anterior, el jueves el 1º de octubre, dos muchachos Paolo Ogna de ocho años y Francesco Pelizzari de 11 años estaban recogiendo castañas en la colina de san Pietro vecino al laguito del Santuario.

Cerca de las 16hs, mientras estaban para volver a la casa, dan vuelta a la mirada a la capilla del lago y ven un esplendor en el techo que los maravilla.

Mirando con la mayor atención, ven en medio de aquel calor a una mujer vestida de blanco y resplandeciente como sol, vestida de ropa sencilla y con una capa azul levantada en medio de una brisa misteriosa.

La curiosidad los empuja al monte y a correr hacia el laguito. La mujer se arrodilla hacia el este y ruega. Los dos muchachos se dicen extasiados: “ésta es la Madonna!”.

Y arrodillados recitan delante de ella la Salve Regina. La visión pronto desaparece, pero el calor de la brisa lo ha notado también una mujer que recoge leña. Los muchachos corren para decir lo sucedido, y la gente va prestamente al santuario segura que la epidemia será cesada, como realmente sucede.

Vecino al lugar de la aparición existía una pequeña iglesia octagonal del siglo XII. Inadecuada para recibir el flujo creciente de peregrinos, los “rezzate” deciden erigir un santuario más espacioso que fue acabado en 1715.

El devoción de la Madonna de Valverde está viva también a nuestros días. El papa Juan XXIII dijo: ¡”Rezzato! Tengo aquí en mi corazón el santuario hermoso que he visitado” y el cardenal salesiano Silva Henriquez Arzobispo de Santiago de Chile, ha visitado el santuario de Valverde y ha presidido la celebración religiosa solemne el 22 de octubre 1967, en la ocasión del año de la fe.

Cada año, en el último domingo de julio, una ceremonia eclesiástica representa la doble aparición de Cristo y de la Madonna con una procesión de la Parroquia al Santuario.

(fuente: forosdelavirgen.org)

Santos del día 1 de octubre

 

Santos del día 1 de octubre
Kalendis octobris
Memoria de santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, que entró aún muy joven en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, en Francia, y llegó a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad. Enseñó el camino de la perfección cristiana por medio de la infancia espiritual y demostró una mística solicitud en bien de las almas y del incremento de la Iglesia. Terminó su vida a los veinticinco años de edad, el día treinta de septiembre.
En Séclin, en la Galia Bélgica, san Piatón, presbítero, que es venerado como evangelizador de Tournai y como mártir.
En Lisboa, en la Lusitania, santos Verísimo, Máxima y Julia, mártires.
En Constantinopla, san Romano, diácono, que mereció ser llamado «Mélodos» por su sublime arte en componer himnos sacros en honor del Señor y de los santos.
En Tréveris, en la Renania, en Austrasia, san Nicecio, obispo, que, según el testimonio de san Gregorio de Tours, era fuerte en la predicación, terrible en la argumentación y constante en la enseñanza. Sufrió el destierro bajo Clotario, rey de los francos.
En Gante, ciudad de Flandes, san Bavón, monje, el cual, discípulo de san Amando, dejó la vida seglar, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en el monasterio fundado en esta ciudad.
En Condé-sur-l’Escaut, en el Hainaut, de Austrasia, san Wasnulfo, monje, nacido en Escocia.
En Cantorbery, en Inglaterra, san Geraldo Edwards, presbítero y mártir, el cual fue ordenado en Francia, y al regresar a su patria, durante la persecución bajo el reinado de Isabel I, después de un largo encarcelamiento, consumó su martirio en el patíbulo. Con él fueron martirizados los presbíteros beatos Roberto Wilcox y Cristóbal Buxton, por su condición sacerdotal, y el beato Roberto Widmerpool, por ayudar a un sacerdote.
En Chichester, también en Inglaterra, beatos Rodolfo Crockett y Eduardo James, presbíteros y mártires, que, formados en el Colegio de los Ingleses de Reims, al regresar a su patria fueron condenados al patíbulo por razón de su sacerdocio.
En Ipswich, de la región de Suffolk, de nuevo en Inglaterra, beato Juan Robinson, presbítero y mártir, el cual, siendo padre de familia, al enviudar recibió, ya anciano, la ordenación sacerdotal, y por esta causa fue coronado con el martirio.
En Nagasaki, en Japón, beatos Gaspar Hikojiro y Andrés Yoshida, mártires, que, siendo catequistas, fueron degollados por haber recibido en sus casas a unos sacerdotes.
En Osma, de Soria, en España, beato Juan de Palafox Mendoza, obispo de Puebla de los Ángeles, en México y luego de Osma.
En Saronno, cerca de Varese, en la Lombardía, región de Italia, beato Luis María Monti, religioso, quien, a pesar de mantener su condición laical, instituyó los Hijos de María Inmaculada, congregación que dirigió con espíritu de caridad hacia los pobres y los necesitados, ocupándose especialmente de los enfermos y huérfanos, y trabajando en favor de la formación de los jóvenes.
En Nepi, Viterbo, beata Cecilia Eusepi, laica, miembro de la Tercera Orden de los Siervos de María, que alcanzó la santidad como catequista y al servicio de los demás en la vida de cada día.
En el lugar de Rotglà y Corbera, en la región de Valencia, en España, beata Florencia Caerols Martínez, virgen y mártir, que en tiempo de persecución contra la fe alcanzó, por medio del martirio, la gloria de la vida eterna.
En la ciudad de Villena, también en la región de Valencia, beato Alvaro Sanjuán Canet, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que, en la misma difícil época, alcanzó por su combate la palma del martirio.
Cerca de Munich, en la región de Baviera, en Alemania, beato Antonio Rewera, presbítero y mártir, que, por su confesión en favor de Cristo, desde Polonia fue internado en el campo de concentración de Dachau, donde alcanzó la corona del martirio por medio de los tormentos que sufrió.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Santos del día 30 de septiembre

 

Santos del día 30 de septiembre
Pridie Kalendas octobris
   San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia (2 coms.) - Memoria litúrgica   
Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, ciudad en la que cultivó con esmero todos los saberes y recibió el bautismo cristiano. Después, seducido por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética al ir a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, tras fijar su residencia en Belén de Judea, vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe en muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegado a una edad provecta, descansó en la paz del Señor.
En Piacenza, en la Emilia, san Antonino, mártir.
En Solothurn, en el territorio de Helvecia, santos Urso y Víctor, mártires, que, según la tradición, pertenecieron a la legión Tebea.
En Armenia, san Gregorio, llamado el «Iluminador», obispo, que después de sobrellevar muchos trabajos se retiró a una cueva cercana a la confluencia de unos ramales del Éufrates, y allí descansó en paz, luego de ganar fama como apóstol de los armenios.
En Marsella, de la Provenza, en la Galia, santa Eusebia, virgen, fiel servidora de Dios desde la juventud hasta la ancianidad.
En Canterbury, en el condado de Kent, en Inglaterra, san Honorio, obispo, antes monje romano, enviado por el papa san Gregorio Magno como compañero de san Agustín para evangelizar Inglaterra, al que finalmente sucedió en la sede episcopal
En Roma, san Simón, monje, antes conde de Crèpy, en Francia, que, renunciando a la patria, al matrimonio y a todo, eligió la vida monástica y después la eremítica en las montañas del Jura, y, reclamado muchas veces como legado de paz para conciliación entre príncipes, murió finalmente en Roma y fue sepultado en la basílica de San Pedro.
Cerca de Nusco, lugar de Campania, san Amado, obispo.
En Die, en la Galia Lugdunense, san Ismidón, obispo, que, enamorado de los Santos Lugares, por dos veces peregrinó piadosamente a Palestina.
En Pesaro, en la región del Piceno, beata Felicia Meda, abadesa Clarisa.
En Roma, san Francisco de Borja, presbítero, quien, muerta su mujer, con la que había tenido ocho hijos, ingresó en la Orden de la Compañía de Jesús y, pese a haber abdicado de las dignidades del mundo y rehusado las de la Iglesia, resultó elegido prepósito general, y fue memorable por su austeridad de vida y oración. Su memoria se celebra, en España, el 3 de octubre.
En el litoral de Francia, frente a Rochefort, beato Juan Nicolás Cordier, presbítero y mártir, que, suprimida la Orden de la Compañía de Jesús, siguió ejerciendo el ministerio sacerdotal en la región de Verdún, hasta que, en la recrudecida Revolución Francesa, por su condición de sacerdote fue encarcelado en una nave anclada en el mar, donde murió de enfermedad e inanición.
En la localidad de Lanzo, cercana a Turín, en Italia, beato Federico Albert, presbítero, que, siendo párroco, fundó la Congregación de Hermanas de San Vicente de Paúl de la Inmaculada Concepción, destinada a la redención de las gentes caídas en la miseria.
En Lisieux, también en Francia, muerte de santa Teresa del Niño Jesús, cuya memoria se celebra el día siguiente.