La oración del Alma de Cristo se asumió que había sido escrita por San Ignacio de Loyola dado que aparece en su famoso libro de Ejercicios Espirituales |
Como católicos, tenemos la bendición de compartir una herencia de oración rica y vibrante, acumulada literalmente a través de miles de años. Con el tiempo, muchas de estas oraciones que en algún momento constituyeron pilares de nuestra fe han sido tristemente descuidadas o simplemente no enseñadas - y por ende no pronunciadas - tan frecuentemente como antes
Una de ellas tiene sus orígenes en el siglo XIV – El Alma de Cristo. Esta oración hace remembranza de la Pasión de Jesús y es frecuentemente pronunciada por las personas luego de recibir la Sagrada Comunión. En algún momento fue tan conocida que, autores como San Ignacio de Loyola, ni siquiera se preocuparon en reproducirla; suponían que todos la sabían de memoria. Origen de la oración del Alma del CristoEl autor de "El alma de Cristo" es desconocido, pero muchos han especulado que fue el Papa Juan XXII. Popularmente se asumió que había sido escrita por San Ignacio de Loyola dado que aparece en su famoso libro "Ejercicios Espirituales".De cualquier forma, las primeras versiones impresas de la oración pueden ser encontradas en libros publicados más de 100 años antes de su nacimiento. Una redacción similar puede ser encontrada en una inscripción en las puertas del Alcázar de Sevilla, un palacio real en Sevilla España, que data de fechas incluso previas entre 1350-1369. ¿Quién fue San Ignacio de Loyola?Ignacio de Loyola fue uno de 13 hermanos nacido de una familia de la aristocracia vasca en 1491. Como muchos de los jóvenes de su tiempo, sus sueños estaban llenos con historias de caballeros y soñaba con triunfos en el campo de batalla.Sin embargo, fue gravemente herido en batalla con los franceses y comenzó un largo periodo de recuperación. Fue durante este tiempo que enfocó toda la energía propia de su juventud en la lectura de la vida de Jesús y los santos para mantenerse ocupado. Ignacio de Loyola comenzó a darse cuenta de su llamado hacia grandes hazañas de naturaleza espiritual y finalmente fue fundador de la Congregación Jesuita. San Ignacio escribió "Los Ejercicios Espirituales", que es ampliamente reconocido como uno de los libros con mayor influencia para la vida espiritual. Su espiritualidad Ignaciana es llamada muy a menudo, espiritualidad para todos los días. Como lo describe la espiritualidad Ignaciana:
"Insistimos en que Dios está presente en nuestro mundo y actúa en nuestras vidas. Este es un camino a una oración más profunda, buenas decisiones guiadas por un agudo discernimiento y una vida activa en el servicio a los demás".
El Alma de CristoEs fácil entender porque San Ignacio amaba el "Alma de Cristo". Tiene imágenes vívidas que permite a quien la reza, meditar en la Pasión de Cristo y su relación con El Señor, mientras que referirse al Cuerpo y la Sangre de Cristo, la convierte en una reflexión ideal después de recibir la comunión.El nombre "Anima Christi", como se le conoce en muchas partes, es en latín la primera frase de la oración "Alma de Cristo..." Aquí encontramos la traducción al español que se conoce tradicionalmente:
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos.
Amén.
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Adaptación y traducción por Manuel Rivas, del artículo publicado en: Catholic365, autor: Trish Stukbauer
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miércoles, 31 de julio de 2019
La oración que todo católico debe conocer y rezar: El Alma de Cristo
La oración que todo católico debe conocer y rezar: El Alma de Cristo
San Ignacio de Loyola. Fundador de la Compañía de Jesús (31 de julio)
San Ignacio de Loyola. Fundador de la Compañía de Jesús
San Ignacio de Loyola se dedicó a escribir obras y a formar de discípulos para la gloria de Dios. Creador de los Ejercicios Espirituales |
San Ignacio de Loyola fue el fundador de la Compañía de Jesús (Los Jesuitas) y el creador de los Ejercicios Espirituales, una escuela de espiritualidad y oración muy famosa que ha producido innumerables conversiones y muchos santos a través de los tiempos
Fiesta: 31 de julioMartirologio romano: Memoria de San Ignacio de Loyola, el sacerdote, que nació en Gascuña en España, vivió en la corte del rey y el ejército, hasta que, gravemente herido en una pierna, se convirtió a Dios; completó sus estudios de teología en París, y allí se unieron a él sus primeros compañeros, quienes más tardes formarían la Compañía de Jesús en Roma, donde se llevó a cabo un ministerio fructífero, dedicándose a escribir varias obras y a la formación de discípulos, para la mayor gloria de Dios.Biografía de San Ignacio de LoyolaSu lugar de nacimiento fue el gran castillo de Loyola, en Guipúzcoa, en el País Vasco en el noroeste de España. Había tres hijas y ocho hijos en la familia y él era el más joven. Iñigo llevaba una vida muy mundana durante los primeros treinta años de su vida como un noble, ya que había sido formado en la manera cortesana de la época del rey Fernando. San Ignacio de Loyola soñaba con la gloria de la caballería y llevaba su espada y su pectoral con una gran arrogancia y con bastante orgullo. Su pasión estaba enfocada en sueños de romanticismo y caballerosidad. Vivió en pleno tiempo en que la Edad Media ya estaba terminando su apogeo y toda Europa estaba entrando en el Renacimiento. Era el final de la caballería y el surgimiento de un nuevo humanismo. Fue un momento de cambio radical, la agitación social y la guerra. La conversión de San Ignacio de Loyola.Cuando tenía 25 años, San Ignacio de Loyola se alistó en el ejército y entró en servicio en la guerra fronteriza contra los franceses.En un intento en 1521 para defender la fortaleza fronteriza española de Pamplona contra la artillería francesa, la pierna derecha de Iñigo fue alcanzada por una bala de cañón. Los franceses lo capturaron, y quedaron impresionados por el coraje de Iñigo, así que lo llevaron en una camilla a través de España hasta su casa de la familia en Loyola, donde comenzó un largo período de recuperación Durante ese tiempo, San Ignacio de Loyola leyó varios libros religiosos, el único material de lectura disponible. La vida de Cristo y La Leyenda Dorada, un libro sobre las vidas de los santos. Estos libros y el aislamiento del período de recuperación provocaron una conversión del corazón, experimentó el don de la consolación de Dios de tal manera que su vida cambió para siempre y después de una larga y seria reflexión, decidió dedicar el resto de su vida al servicio destacado de Dios Los primeros ejercicios espiritualesSan Ignacio de Loyola comienza a escribir sus pensamientos y puntos de vista sobre sus experiencias espirituales.Cuando Iñigo se repuso, dejó Loyola y se fue a Montserrat, donde pasó una noche de vigilia ante una estatua de nuestra Santísima Madre. Fue allí cuando ofreció a su espada como símbolo de su nueva vida. San Ignacio de Loyola se dirigió entonces a Manresa, donde pasó diez meses de intensa oración y penitencia. También pasó el tiempo trabajando en los hospitales y la enseñando el catecismo a los niños. Mendigó por su comida durante todo este tiempo. Íñigo comenzó a escribir sus pensamientos y puntos de vista sobre las diferentes experiencias espirituales que estaba experimentando. Más tarde, todas estas experiencias se convertirían en los famosos Ejercicios Espirituales, una escuela de la espiritualidad y de oración que ha producido innumerables conversiones y muchos santos a través de los siglos. El llamado al servicioSan Ignacio de Loyola decidió ir en peregrinación a Jerusalén, donde él quería servir a Dios por el resto de su vida.Con el tiempo, San Ignacio de Loyola se dio cuenta de que no era posible, por lo que regresó a España en 1524, cuando tenía 33 años. En este tiempo, Iñigo se dio cuenta de que para dar un servicio excepcional a Dios él tenía que obtener una educación. De 1524 a 1526 comenzó a estudiar latín en pequeños centros de Barcelona. Luego fue a Alcalá y estudió artes para luego, en 1527 ir a Salamanca a estudiar humanidades y filosofía. Acosado por las autoridades eclesiásticas, San Ignacio de Loyola estuvo encarcelado dos veces por predicar, pero en ambas ocasiones recuperó su libertad. Luego de esto decidió estudiar para el sacerdocio. Se fue a París en 1528 y allí terminó sus estudios en teología En agosto de 1537, San Ignacio de Loyola dejó de usar su antiguo nombre y comenzó a usar Ignacio, a causa de su devoción por el obispo mártir, san Ignacio de Antioquía. La fundación de los JesuitasDurante sus estudios en París, San Ignacio de Loyola fue capaz de atraer a seis estudiantes universitarios, todos ellos fueron guiados por él a través de sus Ejercicios Espirituales. Se convirtieron en los primeros miembros de la Compañía de Jesús. Uno de ellos era otro noble español, Francisco Javier (Francisco Javier), que se convirtió en el más grande misionero de la Iglesia.Después de haber completado sus estudios, los primeros jesuitas ya estaban ordenados para el sacerdocio católico en Venecia, entonces optaron por dos alternativas: ir a Tierra Santa y servir allí, o ponerse a disposición del Papa. El primer plan nunca se materializó, así que en 1539 comenzaron las deliberaciones para formar una nueva orden religiosa y apostólica. La Compañía de Jesús fue formalmente aprobada por el Papa Pablo III el 27 de septiembre 1540 e Ignacio fue elegido como su primer Superior General. San Ignacio de Loyola y sus compañeros se comprometen a procurar la gloria de Dios y la salvación de las almas. Él pasó los últimos quince años de su vida en Roma, gobernando y administrando su nueva sociedad que rápidamente iba creciendo. Se dedicó a la formación de los futuros jesuitas, el perfeccionamiento de los Ejercicios Espirituales, y a escribir las Constituciones de la Orden. San Ignacio de Loyola murió el 31 de julio 1556 a la edad de 65 años. Fue beatificado el 27 de julio de 1609 por Pablo V, y canonizado en 1622 por Gregorio XV. Él es el patrón de retiros (el tipo espiritual) y de los soldados. |
Restaurando el Matrimonio: Día 31: El matrimonio es una asociación sagrada
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Oración de sanación 31072019
Oración de sanación
Señor, ayúdame a
vivir desprendido de todo, y aunque sé que soy débil, cuento con tu amor que no
me dejará abandonado a mi suerte. No quiero volver atrás, pues en Ti he hallado
tesoros invaluables.
Bendito seas Padre
mío, Tú eres mi Tesoro escondido, y deseas siempre ser encontrado por mí para
llenarme de todas tus maravillas
Ayúdame a mostrar
siempre un rostro alegre para que muchos sepan que en mi corazón abunda tu
bendición y tu gracia.
Ayúdame a vivir ese
desprendimiento para poder glorificarte en mis actos, en mis proyectos, en mi
mente y con todo mi corazón.
Amén
Propósito para hoy
Limpiaré mi armario y revisaré todas mis posesiones ¿Tengo
muchas cosas que ya no uso y están en perfecto estado? ¿Por qué no las dono?
Frase de reflexión
"El Niño Jesús revela la ternura del inmenso amor con el
que Dios nos rodea a cada uno". Papa Francisco
Evangelio del día y Reflexión del Papa Francisco 31072019
Evangelio del día: Pon a Dios en primer lugar y encontrarás tu
mayor tesoro
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 13,44-46 - XVII semana tiempo
ordinario: Dios es el tesoro escondido. Es Él la perla de gran valor.
Evangelio del día: Mateo 13,44-46
Evangelio del día: (¿A
que se parece el Reino de los Cielos?): "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo;
un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo
que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un
negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran
valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
[...] ¿Qué es el reino de los cielos? Jesús no se preocupa por
explicarlo. Lo enuncia desde el comienzo de su Evangelio: «El reino de los
cielos está cerca»...
[...] Las dos parábolas sobre las cuales queremos reflexionar nos
hacen comprender que el reino de Dios se hace presente en la persona misma de
Jesús. Él es el tesoro escondido, es Él la perla de gran valor. Se comprende la
alegría del campesino y del comerciante: ¡lo han encontrado!
Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la
cercanía y la presencia de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma
la existencia y nos hace abiertos a las exigencias de los hermanos; una
presencia que invita a acoger a cada una de las demás presencias, incluso la
del extranjero y del inmigrante.
Es una presencia acogedora, es una presencia alegre, es una
presencia fecunda: así es el reino de Dios dentro de nosotros.
Ustedes podrían preguntarme: ¿Cómo se encuentra el reino de Dios? Cada
uno de nosotros tiene un itinerario especial, cada uno de nosotros tiene su
camino en la vida.
Para alguno, el encuentro con Jesús es algo esperado, deseado,
buscado por largo tiempo, como nos lo muestra la parábola del comerciante que
da vueltas por el mundo para encontrar algo de valor. Para otros ocurre de
forma improvisa, casi por casualidad, como en la parábola del campesino.
Esto nos recuerda que Dios
se deja encontrar de una manera o de otra, porque es Él el
primero que desea encontrarnos y el primero que busca encontrarnos: vino para
ser el «Dios con nosotros».
Jesús está entre nosotros, Él está aquí hoy. Lo dijo Él: cuando
se reúnen en mi nombre, yo estoy entre ustedes.
El Señor está aquí, está con nosotros, está en medio de
nosotros. Es Él quien nos busca, es Él quien se deja encontrar incluso por
quien no lo busca. A veces Él se deja encontrar en sitios insólitos y en
momentos inesperados.
Cuando encontramos a Jesús quedamos fascinados, conquistados, y
es una alegría dejar nuestro acostumbrado modo de vivir, tal vez árido y
apático, para abrazar el Evangelio, para dejarnos guiar por la lógica nueva del
amor y del servicio humilde y desinteresado. La Palabra de Jesús, el Evangelio.
Les hago una pregunta, pero no quiero que me la respondan a mí:
¿cuántos de ustedes leen cada día un pasaje del Evangelio? Y cuántos de
ustedes, tal vez, tienen prisa por acabar el trabajo con el fin de no perder la
telenovela...
Tener el Evangelio entre las manos, tener el Evangelio sobre la
mesilla, tener el Evangelio en la cartera, tener el Evangelio en el bolsillo y
abrirlo para leer la Palabra de Jesús: así viene el reino de Dios. El contacto con la Palabra de Jesús
nos acerca al reino de Dios.
Piénsalo bien: un Evangelio pequeño siempre al alcance de la
mano, se abre en un punto por casualidad y se lee lo que dice Jesús, y Jesús
está allí.
¿Qué se puede hacer para poseer el reino de
Dios?
Sobre este punto Jesús es muy explícito: no basta el entusiasmo,
la alegría del descubrimiento. Es necesario anteponer la perla preciosa del
reino a cualquier otro bien terreno; es necesario poner a Dios en el primer
lugar de nuestra vida, preferirlo a todo.
Dar el primado a Dios significa tener el valor de decir no al
mal, no a la violencia, no a los atropellos, para vivir una vida de servicio a
los demás y en favor de la legalidad y del bien común.
Cuando una persona descubre a Dios, el verdadero tesoro,
abandona un estilo de vida egoísta y busca compartir con los demás la caridad
que viene de Dios. (Homilía
en la Plaza Carlos III, Caserrta, 26 de julio de 2014)
Evangelio del día de hoy
Agencia Fides 31072019
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Conversando con el amor 31072019
Conversando con el amor
Señor, ven y revélame
todo lo que necesito saber para amarte incondicionalmente. Tú te has fijado en
mí y me acompañas a lo largo de mi camino de vida. Enséñame a descubrir tus
enseñanzas dónde yo solo veo problemas. Te confío mi vida. Amén
ORACIÓN: QRISWELL J.
QUERO. MISIONERO DE LA FE - COPYRIGHT 2019
martes, 30 de julio de 2019
San Germán de Auxerre, obispo. (31 de julio)
San Germán de Auxerre, obispo.
Obispo a la fuerza, predicador por amor.
San Germán de Auxerre, obispo. 31 de julio.
Nacimiento y juventud.
Nació Germán en la misma ciudad de Auxerre, en 380, de una familia noble, que le educó en la fe, y la sabiduría del mundo. Luego pasó a Roma, donde estudió leyes y formó parte del tribunal imperial. El emperador Honorio le creó Dux (como un virrey) de su provincia y le casó con una noble dama romana llamada Eustaquia, familiar del mismo monarca y ferviente cristiana. Volvió Germán a Auxerre a hacerse cargo de su encomienda como Dux, cargo que incluía el mando sobre las tropas, sobre asuntos civiles y económicos. Era amante de la caza, y gustaba organizar monterías para luego exponer las cabezas y entrañas de las grandes piezas que se cobraba, colgándolas en un árbol que había en la plaza pública. A muchos repugnaba esta costumbre, sobre todo a los conversos al cristianismo, pues les recordaba las ofrendas públicas que los nobles paganos hacían a los dioses. Pero nadie osaba reconvenir al joven Dux Germán que, ciertamente, lo hacía por diversión solamente. Nadie, salvo el obispo de la ciudad, San Amador (1 y 11 de mayo), el cual le reconvenía sobre las trazas de idolatría que yacían en su gesto, pero Germán no le hacía caso alguno. Así que, en un viaje que Germán tuvo que hacer, Amador mandó cortar el árbol, lo cual provocó la ira de Germán, que llegó a amenazar de muerte al obispo.
Nacimiento y juventud.
Nació Germán en la misma ciudad de Auxerre, en 380, de una familia noble, que le educó en la fe, y la sabiduría del mundo. Luego pasó a Roma, donde estudió leyes y formó parte del tribunal imperial. El emperador Honorio le creó Dux (como un virrey) de su provincia y le casó con una noble dama romana llamada Eustaquia, familiar del mismo monarca y ferviente cristiana. Volvió Germán a Auxerre a hacerse cargo de su encomienda como Dux, cargo que incluía el mando sobre las tropas, sobre asuntos civiles y económicos. Era amante de la caza, y gustaba organizar monterías para luego exponer las cabezas y entrañas de las grandes piezas que se cobraba, colgándolas en un árbol que había en la plaza pública. A muchos repugnaba esta costumbre, sobre todo a los conversos al cristianismo, pues les recordaba las ofrendas públicas que los nobles paganos hacían a los dioses. Pero nadie osaba reconvenir al joven Dux Germán que, ciertamente, lo hacía por diversión solamente. Nadie, salvo el obispo de la ciudad, San Amador (1 y 11 de mayo), el cual le reconvenía sobre las trazas de idolatría que yacían en su gesto, pero Germán no le hacía caso alguno. Así que, en un viaje que Germán tuvo que hacer, Amador mandó cortar el árbol, lo cual provocó la ira de Germán, que llegó a amenazar de muerte al obispo.
Obispo a la fuerza.
La leyenda dice que Amador se retiró prudentemente a Autun, y allí tuvo la revelación de que Dios quería que su sucesor al frente del pueblo fuera ¡el Dux Germán! Lo sufrió Amador, que no entendió aquella voluntad divina, pero a pesar de su incomprensión, se dispuso a cumplirla presto. Ocurría que, según la ley romana, ningún oficial o funcionario del imperio podía dejar su puesto sin permiso del mismo emperador o, en su lugar, de sus Prefectos. El Prefecto de la Galia era Julio, y a este se fue a ver Amador para confiarle la voluntad de Dios. Este, cristiano devoto, dio el permiso y Amador regresó a Auxerre y dio orden secreta de que cuando el Dux entrase a la catedral, se cerraran las puertas y no le dejasen salir. Así se hizo y cuando Germán entró al templo a los oficios, San Amador se acercó a él, le confió la voluntad de Dios y le ordenó de diácono, nombrándole sucesor. Germán, que era cristiano piadoso, quedó sorprendido, pero no osó contradecir la voluntad de Dios. Pero esto anterior es legendario. En realidad, esto no ocurrió así, sino que el 1 de mayo de 418, murió Amador y el mismo imperio fue quien eligió como a Germán como obispo, eso sí, en contra de su voluntad. Fue consagrado el 7 de julio del mismo año.
La leyenda dice que Amador se retiró prudentemente a Autun, y allí tuvo la revelación de que Dios quería que su sucesor al frente del pueblo fuera ¡el Dux Germán! Lo sufrió Amador, que no entendió aquella voluntad divina, pero a pesar de su incomprensión, se dispuso a cumplirla presto. Ocurría que, según la ley romana, ningún oficial o funcionario del imperio podía dejar su puesto sin permiso del mismo emperador o, en su lugar, de sus Prefectos. El Prefecto de la Galia era Julio, y a este se fue a ver Amador para confiarle la voluntad de Dios. Este, cristiano devoto, dio el permiso y Amador regresó a Auxerre y dio orden secreta de que cuando el Dux entrase a la catedral, se cerraran las puertas y no le dejasen salir. Así se hizo y cuando Germán entró al templo a los oficios, San Amador se acercó a él, le confió la voluntad de Dios y le ordenó de diácono, nombrándole sucesor. Germán, que era cristiano piadoso, quedó sorprendido, pero no osó contradecir la voluntad de Dios. Pero esto anterior es legendario. En realidad, esto no ocurrió así, sino que el 1 de mayo de 418, murió Amador y el mismo imperio fue quien eligió como a Germán como obispo, eso sí, en contra de su voluntad. Fue consagrado el 7 de julio del mismo año.
Obispo por amor.
Si buen se había opuesto, una vez consagrado, la gracia de Dios llenó a Germán, haciéndole ver el gran bien que podía hacer a la extensión del Evangelio, misión a la que Dios le había llamado. Convino con su mujer vivir en adelante como hermanos, aunque continuaron casados, y además, repartieron todas sus riquezas y bienes a los pobres y a varias iglesias y monasterios. Ambos abrazaron la pobreza y la sencillez evangélicas. Nunca volvió a beber vino, ni a comer pan que no fuera de cebada. Pasó a dormir en unas tablas cubiertas de cenizas, y vestido de sayal. En 429 construyó un monasterio en Auxerre, en honor de Santos Cosme y Damián (26 de septiembre) junto al río Iona, frente al cual colocó de abad a San Aloge (8 de marzo). Poco tiempo después bautizó y sanó milagrosamente a San Mamertino(30 de marzo), que era un pagano manco y tuerto, al que incorporó a dicho monasterio. Fue Germán protagonista de la invención de las reliquias de un mártir de los tiempos de la persecución de Aureliano: San Prix (Prisco, Brys, etc., 23 de septiembre), que aún se veneran en su iglesia de Saint-Bris-le-Vineux. Construyó una iglesia a San Mauricio (22 de septiembre).
Si buen se había opuesto, una vez consagrado, la gracia de Dios llenó a Germán, haciéndole ver el gran bien que podía hacer a la extensión del Evangelio, misión a la que Dios le había llamado. Convino con su mujer vivir en adelante como hermanos, aunque continuaron casados, y además, repartieron todas sus riquezas y bienes a los pobres y a varias iglesias y monasterios. Ambos abrazaron la pobreza y la sencillez evangélicas. Nunca volvió a beber vino, ni a comer pan que no fuera de cebada. Pasó a dormir en unas tablas cubiertas de cenizas, y vestido de sayal. En 429 construyó un monasterio en Auxerre, en honor de Santos Cosme y Damián (26 de septiembre) junto al río Iona, frente al cual colocó de abad a San Aloge (8 de marzo). Poco tiempo después bautizó y sanó milagrosamente a San Mamertino(30 de marzo), que era un pagano manco y tuerto, al que incorporó a dicho monasterio. Fue Germán protagonista de la invención de las reliquias de un mártir de los tiempos de la persecución de Aureliano: San Prix (Prisco, Brys, etc., 23 de septiembre), que aún se veneran en su iglesia de Saint-Bris-le-Vineux. Construyó una iglesia a San Mauricio (22 de septiembre).
Martillo de los herejes y misionero en Anglia.
En este tiempo comenzó el hereje Pelagio a predicar su doctrina, llamada “pelagianismo”, que se enfrentaba a la corriente teológica de San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental). Si bien la fe católica enseña como Verdad que Dios crea libremente y da libertad al hombre, y no puede "oprimirle" con una gracia que anule su voluntad, pues estaría destruyendo su propia obra, al eliminar el libre albedrío; pero tampoco la voluntad del hombre puede por sí sola alcanzar la salvación, sin la gracia efectiva de Dios. Sin embargo, los pelagianos rompían este equilibrio entre la gracia de Dios y la voluntad humana, negando la prolongación del pecado original en la raza humana partiendo de Adán, único al que habría afectado este pecado. Por ende, el bautismo de infantes era innecesario. También propugnaba que la gracia era supletoria en la salvación, para la cual bastaba el conocimiento y el seguimiento de Cristo. San Agustín había refutado con amplitud y profundidad estos errores, demostrando que todas las acciones humanas dependen de Dios, que es el que otorga gratuitamente al hombre la salvación. En 418 había sido condenada esta herejía por el Concilio de Cartago, convocado por el papa San Zósimo (26 de diciembre). Esta condena sería luego refrendada por el Concilio de Éfeso, en 431.
En este tiempo comenzó el hereje Pelagio a predicar su doctrina, llamada “pelagianismo”, que se enfrentaba a la corriente teológica de San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental). Si bien la fe católica enseña como Verdad que Dios crea libremente y da libertad al hombre, y no puede "oprimirle" con una gracia que anule su voluntad, pues estaría destruyendo su propia obra, al eliminar el libre albedrío; pero tampoco la voluntad del hombre puede por sí sola alcanzar la salvación, sin la gracia efectiva de Dios. Sin embargo, los pelagianos rompían este equilibrio entre la gracia de Dios y la voluntad humana, negando la prolongación del pecado original en la raza humana partiendo de Adán, único al que habría afectado este pecado. Por ende, el bautismo de infantes era innecesario. También propugnaba que la gracia era supletoria en la salvación, para la cual bastaba el conocimiento y el seguimiento de Cristo. San Agustín había refutado con amplitud y profundidad estos errores, demostrando que todas las acciones humanas dependen de Dios, que es el que otorga gratuitamente al hombre la salvación. En 418 había sido condenada esta herejía por el Concilio de Cartago, convocado por el papa San Zósimo (26 de diciembre). Esta condena sería luego refrendada por el Concilio de Éfeso, en 431.
En la Galia se extendió pronto el pelagianismo y su variante, el semipelagianismo, del que fue seguidor San Vicente de Lèrins (24 de mayo), que murió antes de la condena formal de esta herejía. El papa San Celestino I (6; 8, Iglesia Oriental; 9 de abril y 27 de julio) envió a San Paladio (7 de julio) a Escocia para rebatir la herejía, y para predicar en Inglaterra eligió a nuestro Germán en 429, y por su parte, los obispos de la Galia decidieron en un Sínodo que le acompañase el obispo San Lupo de Troyes (19 de julio). La crónica de este viaje, obra de San Próspero de Aquitania (25 de junio) mezcla historia con exaltación de la recta fe católica y prodigios de ambos santos, con lo cual aunque es un testimonio de primera mano, hay que tomar "con pinzas".
Llegados a Nanterre, cerca de París, ambos prelados predicaron contra el pelagianismo, y allí se le acercó una jovencita a Germán, deseosa de consagrarse a Dios. El santo, antes que la joven dijera nada, colocó su mano en la cabeza de la niña y predijo su gran santidad. Allí mismo la joven, que no es sino la gran Santa Genoveva de París (3 de enero), hizo su voto y Germán se lo recibió y confirmó solemnemente. Partieron hacia la Gran Bretaña, y cuando estaban navegando, se levantó una terrible tormenta que San Germán conjuró derramando unas gotas de aceite bendito en el agua (Beda dice que fue agua bendita). En Gran Bretaña, el pueblo católico les recibió con alegría, pues venían los santos a confirmarles en la fe católica. Los herejes en un principio rehusaban cualquier controversia hasta que para no quedar en ridículo, aceptaron una conferencia. Fue en Verulam, y los herejes presentaron su doctrina pelagiana con gran aparato, por su parte, Germán expuso la sana doctrina apoyándose en las Escrituras y los Santos Padres, obligando a callar a los pelagianos. Pero para confirmar la Verdad, un tribuno y su mujer presentaron ante ambas facciones a su hijo de diez años, ciego. Los pelagianos nada pudieron hacer, y Germán, sacando una arqueta en la que guardaba reliquias de santos, hizo una oración, la aplicó al niño y este recobró la visión. Todos juntos fueron a dar gracias a San Albano (22 de junio y 2 de agosto, traslación de las reliquias), y Germán mandó abrir el sepulcro del santo, cambió algunas reliquias de las suyas por un poco de polvo y sangre del protomártir de Inglaterra. A su regreso a Auxerre construyó una iglesia en su honor y depositó dicha reliquia allí.
Capitán de ejércitos.
También tuvieron Germán y Lupo parte activa en las contiendas entre los ingleses enfrentados a los pictos y los sajones. Estos invadían constantemente los territorios de los primeros. En 439 dedicieron los de Gran Bretaña presentar batalla y pidieron ayuda a los santos para que orasen por ellos en medio de la contienda. Los santos obispos invirtieron todo su tiempo en corregir las costumbres de los soldados cristianos a la par que convertían a los paganos prisioneros, obteniendo promesa de mejorar de vida y ganando para ellos la libertad. Pasada la Pascua de ese mismo año, y viendo Germán que los enemigos iban a más se puso al frente de las huestes anglas e ideó un ardid: dejó un pequeño ejército en un valle entre dos montañas y él subió a un cerro, luego de dar la orden de que repitieran lo mismo que él. Al ver a los piratas sajones, Germán clamó “Alleluia, Alleluia, Alleluia”, grito que repitieron sus soldados. Y el eco hizo lo siguiente: se repitió tanto, que los adversarios creyeron que aquel bramido correspondía a un terrible ejército, y huyeron dejando un valioso botín.
También tuvieron Germán y Lupo parte activa en las contiendas entre los ingleses enfrentados a los pictos y los sajones. Estos invadían constantemente los territorios de los primeros. En 439 dedicieron los de Gran Bretaña presentar batalla y pidieron ayuda a los santos para que orasen por ellos en medio de la contienda. Los santos obispos invirtieron todo su tiempo en corregir las costumbres de los soldados cristianos a la par que convertían a los paganos prisioneros, obteniendo promesa de mejorar de vida y ganando para ellos la libertad. Pasada la Pascua de ese mismo año, y viendo Germán que los enemigos iban a más se puso al frente de las huestes anglas e ideó un ardid: dejó un pequeño ejército en un valle entre dos montañas y él subió a un cerro, luego de dar la orden de que repitieran lo mismo que él. Al ver a los piratas sajones, Germán clamó “Alleluia, Alleluia, Alleluia”, grito que repitieron sus soldados. Y el eco hizo lo siguiente: se repitió tanto, que los adversarios creyeron que aquel bramido correspondía a un terrible ejército, y huyeron dejando un valioso botín.
De vuelta a Auxerre.
Luego de su cruzada evangelizadora, Germán y Lupo regresaron a sus sedes. Germán halló la suya gravada de impuestos, por lo cual se fue a Arlés, a arreglar la situación con Auxiliar, el Prefecto de Roma para las Galias. Este le recibió con amabilidad y le pidió sanase a su mujer, cosa que hizo el santo a cambio de librar al pueblo de las cargas e impuestos que le habían sido exigidas. Vuelto a su diócesis el Santo se dedicó con ahínco a reformar las costumbres del clero y del pueblo, reparó algunas iglesias y se ocupó de la caridad para con los enfermos. Cuando tenía un tiempo libre, se retiraba a su monasterio de Santos Cosme y Damián para hacer oración, leer y hacer penitencia "por sus muchos pecados", decía.
Luego de su cruzada evangelizadora, Germán y Lupo regresaron a sus sedes. Germán halló la suya gravada de impuestos, por lo cual se fue a Arlés, a arreglar la situación con Auxiliar, el Prefecto de Roma para las Galias. Este le recibió con amabilidad y le pidió sanase a su mujer, cosa que hizo el santo a cambio de librar al pueblo de las cargas e impuestos que le habían sido exigidas. Vuelto a su diócesis el Santo se dedicó con ahínco a reformar las costumbres del clero y del pueblo, reparó algunas iglesias y se ocupó de la caridad para con los enfermos. Cuando tenía un tiempo libre, se retiraba a su monasterio de Santos Cosme y Damián para hacer oración, leer y hacer penitencia "por sus muchos pecados", decía.
Segunda misión en Gran Bretaña.
En 446 fue llamado otra vez a la Gran Bretaña para predicar y socorrer a la iglesia local frente al pelagianismo, que volvía de nuevo a fomentarse. Para esta misión tomó de compañero a San Severo de Trier (15 de octubre). Ya en tierra de misión, buscaron a los que se habían desviado de la doctrina católica y caído en el pelagianismo, para convertirlos, luego convirtieron a algunos predicadores de aquel error, y de nuevo con milagros probó la verdad del Evangelio que predicaba, sanando a un niño cojo, hijo de un hombre principal. Constató Germán que sin buenos predicadores y misioneros, nunca se extirparía aquella y otras herejías, así que estableció algunas escuelas para los presbíteros en las catedrales y principales iglesias. Ordenó presbítero a San Illtud (6 de noviembre) y de obispo a San Dubricio (14 de noviembre), aunque con esto hay alguna confusión, porque ambos santos florecieron más bien en el siglo VI. De estas escuelas monásticas salieron santos evangelizadores como los hermanos San Tugdual (30 de noviembre) y San Lunaire (1 de julio; 2 de septiembre, Todos los Santos Obispos de Rennes, y 30 de julio, la liberación de Trélévern).
En 446 fue llamado otra vez a la Gran Bretaña para predicar y socorrer a la iglesia local frente al pelagianismo, que volvía de nuevo a fomentarse. Para esta misión tomó de compañero a San Severo de Trier (15 de octubre). Ya en tierra de misión, buscaron a los que se habían desviado de la doctrina católica y caído en el pelagianismo, para convertirlos, luego convirtieron a algunos predicadores de aquel error, y de nuevo con milagros probó la verdad del Evangelio que predicaba, sanando a un niño cojo, hijo de un hombre principal. Constató Germán que sin buenos predicadores y misioneros, nunca se extirparía aquella y otras herejías, así que estableció algunas escuelas para los presbíteros en las catedrales y principales iglesias. Ordenó presbítero a San Illtud (6 de noviembre) y de obispo a San Dubricio (14 de noviembre), aunque con esto hay alguna confusión, porque ambos santos florecieron más bien en el siglo VI. De estas escuelas monásticas salieron santos evangelizadores como los hermanos San Tugdual (30 de noviembre) y San Lunaire (1 de julio; 2 de septiembre, Todos los Santos Obispos de Rennes, y 30 de julio, la liberación de Trélévern).
La Galia y Rávena.
Volvió el santo obispo a su país y ya llegaba a Auxerre cuando tuvo que interceder ante Eocarich rey bárbaro de los germanos, que castigaba a los habitantes de Armorica a causa de una rebelión. El bárbaro se enfrentó a Germán, pero el santo apenas tocó la brida del caballo y comenzó a hablar en voz baja, desarmó al pagano, que prometió mansamente no hacer más daño a los afligidos de la provincia, si el mismo emperador Valentiniano III les perdonaba. Y, claro, partió Germán a Rávena, donde se hallaba el emperador. Sin poder descansar ni visitar su sede, de nuevo a los caminos. Al pasar por Milán, liberó a algunos posesos del demonio, y sanó a algunos enfermos. En Rávena le recibió el obispo, a la sazón, San Pedro Crisólogo (30 de julio). El emperador y su madre, Galla Placidia, le recibieron con honores, y para no faltar a la humildad del santo, le enviaron todo tipo de manjares sencillos y sin nada de carne o vino. El santo en respuesta envió a la emperatriz madre una rebanada de pan de cebada en un trozo de palo. Esta, teniéndolos por grandes reliquias, recubrió de oro el palo y el pan lo conservó con devoción y algunos milagros alcanzó de Dios por su medio. Alcanzó Germán el perdón de Valentiniano, realizó algunos milagros como resucitar al hijo de Volusiano, Canciller y Secretario real. Una leyenda externa dice que convirtió a cinco hermanas Magnencia, Pallacia, Máxima, Porcaria y Camila, las cuales habrían acompañado el cortejo de las reliquias de Germán hasta Auxerre, donde Santa Camila (3 de marzo) quedó como reclusa.
Volvió el santo obispo a su país y ya llegaba a Auxerre cuando tuvo que interceder ante Eocarich rey bárbaro de los germanos, que castigaba a los habitantes de Armorica a causa de una rebelión. El bárbaro se enfrentó a Germán, pero el santo apenas tocó la brida del caballo y comenzó a hablar en voz baja, desarmó al pagano, que prometió mansamente no hacer más daño a los afligidos de la provincia, si el mismo emperador Valentiniano III les perdonaba. Y, claro, partió Germán a Rávena, donde se hallaba el emperador. Sin poder descansar ni visitar su sede, de nuevo a los caminos. Al pasar por Milán, liberó a algunos posesos del demonio, y sanó a algunos enfermos. En Rávena le recibió el obispo, a la sazón, San Pedro Crisólogo (30 de julio). El emperador y su madre, Galla Placidia, le recibieron con honores, y para no faltar a la humildad del santo, le enviaron todo tipo de manjares sencillos y sin nada de carne o vino. El santo en respuesta envió a la emperatriz madre una rebanada de pan de cebada en un trozo de palo. Esta, teniéndolos por grandes reliquias, recubrió de oro el palo y el pan lo conservó con devoción y algunos milagros alcanzó de Dios por su medio. Alcanzó Germán el perdón de Valentiniano, realizó algunos milagros como resucitar al hijo de Volusiano, Canciller y Secretario real. Una leyenda externa dice que convirtió a cinco hermanas Magnencia, Pallacia, Máxima, Porcaria y Camila, las cuales habrían acompañado el cortejo de las reliquias de Germán hasta Auxerre, donde Santa Camila (3 de marzo) quedó como reclusa.
Entrada a la gloria.
Estando en Rávena, se sintió enfermar Germán y un día, después de Maitines, dijo a los obispos y clero reunidos a su vera: "Hermanos míos yo os encomiendo a vuestras oraciones mi partida a la eternidad. Me parece que vi esta noche a mi Salvador, que me daba prevenciones para mi jornada, y me dijo que aquello era para que me fuese a mi verdadera patria, para recibir el eterno descanso". A los pocos días cayó enfermo, con gran pena de todos. A la emperatriz dijo el santo que procurase que su cuerpo fuera llevado a Auxerre, y esta asintió, aunque con pena, pues pretendía gozar de la presencia de sus santos restos. Luego de días de padecimiento, el gran apóstol Germán entraba a la Vida el 31 de julio de 448, luego de un episcopado de 30 años. La traslación de las reliquias fue espectacular. La emperatriz cubrió el cuerpo con una tela brocada y riquísima, y lo depositó en un bello ataúd. Se dispusieron carruajes reales y seis obispos acompañaron el cortejo. Habiendo sido avisados en Auxerre, el clero y pueblo de esta ciudad salió a recibirlo, llegando hasta los Alpes, donde se hizo la entrega del cuerpo de San Germán. Fue sepultado a 1 de octubre, en el oratorio de san Mauricio, la actual abadía de San Germán. Su culto se extendió pronto y varias iglesias le fueron dedicadas en la Galia y Gran Bretaña, donde tan buen recuerdo tenían de él.
Estando en Rávena, se sintió enfermar Germán y un día, después de Maitines, dijo a los obispos y clero reunidos a su vera: "Hermanos míos yo os encomiendo a vuestras oraciones mi partida a la eternidad. Me parece que vi esta noche a mi Salvador, que me daba prevenciones para mi jornada, y me dijo que aquello era para que me fuese a mi verdadera patria, para recibir el eterno descanso". A los pocos días cayó enfermo, con gran pena de todos. A la emperatriz dijo el santo que procurase que su cuerpo fuera llevado a Auxerre, y esta asintió, aunque con pena, pues pretendía gozar de la presencia de sus santos restos. Luego de días de padecimiento, el gran apóstol Germán entraba a la Vida el 31 de julio de 448, luego de un episcopado de 30 años. La traslación de las reliquias fue espectacular. La emperatriz cubrió el cuerpo con una tela brocada y riquísima, y lo depositó en un bello ataúd. Se dispusieron carruajes reales y seis obispos acompañaron el cortejo. Habiendo sido avisados en Auxerre, el clero y pueblo de esta ciudad salió a recibirlo, llegando hasta los Alpes, donde se hizo la entrega del cuerpo de San Germán. Fue sepultado a 1 de octubre, en el oratorio de san Mauricio, la actual abadía de San Germán. Su culto se extendió pronto y varias iglesias le fueron dedicadas en la Galia y Gran Bretaña, donde tan buen recuerdo tenían de él.
Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Julio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1865.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Julio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1865.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
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