domingo, 31 de diciembre de 2023

Santos del día 1 de enero

 

Santos del día 1 de enero
Kalendis ianuarii
   Santa María, Madre de Dios (4 coms.) - Solemnidad litúrgica   
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la octava de la Natividad del Señor y en el día de su Circuncisión. Los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como Theotokos, porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
En Cesarea de Capadocia, muerte de san Basilio, obispo, cuya memoria se celebra mañana. († 379)
En la Campania y en los Abruzos, conmemoración de san Justino, que fue obispo ilustre por su celo y defensa de los cristianos. († s. IV)
En Roma, san Almaquio, que, habiéndose opuesto a las luchas de gladiadores, por orden de Alipio, prefecto de la ciudad, fue muerto por ellos y contado entre los mártires vencedores. († c. 391)
En los montes del Jura, en la Galia Lugdunense, conmemoración de san Eugendo, abad de Condat, que desde su adolescencia vivió en este monasterio, donde promovió la vida en común de los monjes. († c. 516)
En Ruspe, ciudad de Bizacena, san Fulgencio, obispo, quien, después de haber sido procurador de ese lugar, abrazó la vida monástica y fue constituido obispo. En la persecución desencadenada por los vándalos, sufrió mucho a causa de los arrianos y, exiliado a Cerdeña por el rey Trasamundo, pudo al fin regresar a Ruspe, donde dedicó el resto de su vida a alimentar a sus fieles con palabras de gracia y de verdad. († 532)
En Vienne, de Burgundia, san Claro, abad del monasterio de San Marcelo, que dejó a sus monjes un ejemplo de perfección religiosa. († 660/670)
En Troyes, ciudad de Neustria, san Frodoberto, fundador y primer abad del monasterio de Celle. († c. 667)
En el monasterio de Fécamp, en Normandía, muerte de san Guillermo, abad de San Benigno de Dijon, que al final de su vida dirigió con firmeza y prudencia a muchos monjes, distribuidos en cuarenta monasterios. († 1031)
En Souvigny, de Burgundia, muerte de san Odilón, abad de Cluny, que fue severo consigo mismo, pero dulce y misericordioso con los demás. Estableció treguas entre quienes estaban en lucha, y en tiempo de hambre ayudó a los necesitados con todas sus fuerzas. Fue el primero en establecer en sus monasterios la Conmemoración de todos los fieles difuntos, fijándola para el día siguiente a la solemnidad de Todos los Santos. († 1049)
En Gablonné, en Bohemia, santa Zdislava, madre de familia, que prestó consuelo a los afligidos. († c. 1252)
En Gualdo Cattaneo, de la Umbría, beato Hugolino, que vivió como anacoreta. († 1260)
En Roma, san José María Tomasi, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares Teatinos y cardenal, quien, deseando ardientemente la renovación del culto divino, se dedicó con tesón a la investigación y publicación de los textos y documentos litúrgicos más antiguos, así como a la catequesis de niños. († 1713)
En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, beatos Juan y Renato Lego, presbíteros y mártires, que fueron degollados durante la Revolución Francesa por haberse negado a pronunciar el execrable juramento impuesto al clero. († 1794)
En Roma, san Vicente María Strambi, obispo de Macerata y Tolentino, de la Congregación de la Pasión, que gobernó santamente las diócesis que tenía encomendadas y por su fidelidad hacia el Romano Pontífice fue desterrado. († 1824)
En la ciudad de Hasselt, cerca de Maastricht, en Bélgica, beato Valentín Paquay, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, quien se distinguió, por el admirable ejemplo de su caridad cristiana, en la predicación, en el ministerio de la reconciliación y en fomentar la devoción al Rosario, alcanzando, en su espíritu de humildad, una sublime santidad. († 1905)
En Lvov, ciudad de Ucrania, san Segismundo Gorazdowski, presbítero, originario de Polonia, que se distinguió por su amor al prójimo, por ser precursor en el empeño de proteger la vida y por fundar el Instituto de Hermanas de San José, dedicado a la atención de los pobres y abandonados. († 1920)
En el acantilado de Santander, España, beato Andrés Gómez Sáez, presbítero salesiano y mártir, arrojado al mar a causa de su fe. († 1937)
En la Albufera de Adra, provincia de Almería, España, beata Carmen Godoy Calvache De Coromina, viuda y mártir, asesinada por odio a la fe en la persecución religiosa que precedió y acompañó a la guerra civil española. († 1937)
En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, en Alemania, beato Mariano Konopinski, presbítero y mártir, el cual, polaco de origen, falleció en la paz de Cristo a causa de las atrocidades que le infligieron los médicos de aquel lugar. († 1943)
En Mirna, en la actual Eslovenia, beato Luis Grozde, mártir. († 1943)

01 de enero: María, Madre de Dios

 

01 de enero: María, Madre de Dios

La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".

Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.

Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.

Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: "La Madre de Dios es también madre mía". Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".


Benedicto XVI habló sobre esta festrividad en el año 2008

"El título de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a las festividades navideñas, es, por consiguiente, el apelativo fundamental con que la comunidad de los creyentes honra, podríamos decir, desde siempre a la Virgen santísima. Expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.

Y todos sabemos que estos privilegios no fueron concedidos a María para alejarla de nosotros, sino, al contrario, para que estuviera más cerca. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana. También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor. Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Así pues, justamente, durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo VI atribuyó solemnemente a María el título de "Madre de la Iglesia".

Precisamente por ser Madre de la Iglesia, la Virgen es también Madre de cada uno de nosotros, que somos miembros del Cuerpo místico de Cristo. Desde la cruz Jesús encomendó a su Madre a cada uno de sus discípulos y, al mismo tiempo, encomendó a cada uno de sus discípulos al amor de su Madre. El evangelista san Juan concluye el breve y sugestivo relato con las palabras: "Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" (Jn 19, 27). Así es la traducción española del texto griego: εiς tά íδια; la acogió en su propia realidad, en su propio ser. Así forma parte de su vida y las dos vidas se compenetran. Este aceptarla en la propia vida (εiς tά íδια) es el testamento del Señor. Por tanto, en el momento supremo del cumplimiento de la misión mesiánica, Jesús deja a cada uno de sus discípulos, como herencia preciosa, a su misma Madre, la Virgen María.

- Benedicto XVI, 2008 
(fuente: www.corazones.org)

sábado, 30 de diciembre de 2023

La familia, sin entrar en demasiados detalles - Domingo de la Sagrada Familia B (31.12.2023): Lucas 2,22-40 (Somos de la familia de Jesús) y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos (Semana 5ª (31.12.2023): Marcos 1,29-34. - Tres lugares de Galilea.

 La familia, sin entrar en demasiados detalles

Domingo 31 de diciembre. Y así se acaba el año 2023. Y todo sigue su curso. El riachuelo de esta ciudad, los amaneceres, las noticias de las redes de la publicidad (ahora, me parece, todo es publicidad, que me vean), la salida, la entrada, el sol, la luna... Todo sigue su curso, como el dolor de una cadera, las cataratas, la pérdida auditiva, la neurosis, la obsesión, la dependencia, el odio, la venganza, la guerra, el sinsentido... Todo sigue su curso... El año de la iglesia vaticana también sigue su curso. Lleva ya cinco semanas de recorrido... El año chino, algo más, creo. El musulmán va al aire de su corán... Siempre que se acaba un año, aquí o donde sea, todo sigue, con cada uno de nosotros o sin alguno de los nuestros. El tiempo fluye... y permanece. Un misterio cotidiano. Un regalo. Un tesoro. De todos, aunque no nos lo creamos.

En asuntos de la iglesia vaticana se celebra en este domingo, precisamente el siguiente domingo a la celebración de la Navidad, la fiesta de la familia. Se le reviste a esta fiesta de la santidad divina: la sagrada familia; María, José y Jesús; santa María, san José y son Jesús. 

Un tanto especial es esta familia, según se oye decir por los del dogma, la religión y el sacerdocio con sus teologías: la madre es una virgen, el padre es putativo y no biológico y el hijo es un díos de dios encarnado. Tres, la trinidad de aquí abajo, porque hay otra trinidad de alla arriba. Mucho hay que explicar y razonar y justificar. Tanto que se necesita un día completo para festejarlo. 

Esta iglesia vaticana hablará hoy de la familia. Alrededor de siete, 7, minutos, en las homilías de cada Eucaristía se hablará de la familia. Hablará el celebrante que sólo tiene familia por ser hijo. Jamás podrá hablar de la familia por ser padre o ser madre. Son otros puntos de vista. La iglesia vaticana habla hoy de la familia. Tal vez, de su familia. Seguramente. 

No trataré de hablar aquí de la familia ni de ninguna familia. Sólo pretendo evocar el asunto. Y hacer una llamada, de denuncia si es preciso, para atender bien al lenguaje de los ritos de este día en la celebración eucarística y la lectura de los textos de la Biblia. Por eso, llamo la atención para estar atentos a las palabras de las tres estrofas del salmo de respuesta a la primera lectura. Un salmo que es ¡una bienaventuranza!, dicen los que saben de literatura bíblica.

Feliz, dichoso y bienaventurado el hombre que... posee y saborea salud, dinero y amor. Esto es el estribillo que se repite con alguna variante verbal, pero con el mismo contenido.

Y en cada estrofa se describe qué es el dinero (primera), el amor (segunda) y la salud (tercera). De todas las expresiones la que siempre hirió mis tímpanos es la segunda y por aquella expresión que resuena a pistoletazo de mantra que asesina: "Y tu esposa... parra fecunda..." En los tiempos del siglo XXI puede que expresarse así llegue a ser motivo de denuncia y de condena. Pero... se trata de la palabra de dios. Pues habrá que preguntarse por la identidad de ese dios... Y cuando destaco esta imagen poética de 'la parra fecunda' es por haberla visto así en este último mes de agosto por las tierras de la PalestinaIsrael, en los unos y en los otros. Y también por recordar aquellos no muy lejanos tiempos de las familias numerosas que son la bendición de dios y de los dioses. Y ya vale para despertar los motivos celebrativos de este domingo 31 de diciembre. Apuntado queda el motivo de la celebración eclesiástica de las fiestas de la sagrada familia en la iglesia.

A continuación se encuentran los comentarios del evangelio de este domingo.

Carmelo Bueno Heras (los apellidos, bien humanos, con mi padre y con mi madre).      

 

Domingo de la Sagrada Familia B (31.12.2023): Lucas 2,22-40.  Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Somos de la familia de Jesús

   Se nos invita en este domingo final del año 2023 a escuchar y acoger en la liturgia de la misa-eucaristía un relato del Evangelista Lucas, el del toro. Recuerdo este calificativo atribuido al Evangelista Lucas porque decidió comenzar la biografía de su Jesús de Nazaret en el Templo de Jerusalén (Lc 1,4) y también acabarla en el mismo lugar (Lc 24,52-53). Este templo es precisamente el lugar de la ofrenda de los sacrificios al Yavé dios de Israel por el perdón de los pecados. Y los sacrificios más excelentes y ostentosos no eran otros que los toros sacrificados, cuya sangre era quemada en honor y olor del dios en quien creían.

   Algo de todos estos rituales y creencias de la religión podemos apreciar en el mensaje que se nos proclama este día 31 de diciembre. Así se nos anuncia desde el comienzo del relato: “Cuando se cumplieron los días de la purificación de todos ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo a Yavé. Lo hicieron así porque en la Ley del Señor está escrito: Todo primer hijo varón será consagrado al Señor. Fueron, pues, a ofrecer en sacrificio lo que manda la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones” (Lucas 2,22-24).

   Como ya comenté la semana pasada, este acontecimiento de la infancia de Jesús de Nazaret que nos cuenta o imagina Lucas ocupa un sexto lugar. Después de todo lo acontecido en este día de la purificación de los pecados, Jesús y su familia regresaron a su Nazaret de Galilea en el norte del país de Israel. Y nada más se nos cuenta y nada más sabremos nunca de los hechos y acontecimientos de este primer hijo de sus padres José y María. A sus doce años volverán todos de nuevo a esta ciudad de Jerusalén y a su Templo. Será la séptima y última escena de este relato biográfico imaginado por su autor, el narrador del llamado Evangelio de Lucas.

   Cuando leo con detenimiento Lucas 2,22-40 siempre hay una primera curiosidad que atrapa mi capacidad de pensar y de creer. Por tres veces, como se puede constatar en el inicio del relato que he transcrito, alude Lucas a la Ley de Moisés, de Yavé o del Señor. Había que cumplir la Ley. Cumplirla es obedecerla. Y frente a esta LEY y en el mismo Templo, Lucas nos cita la presencia y la fuerza del ESPIRITU (Lucas 2,25-28). Por tres veces se cita también esta presencia y poder alternativo. Frente a la obediencia de una Ley, me atrae la presencia y fuerza de un Espíritu que ilumina al Anciano y Sabio Simeón. Este hombre, judío como todos cuantos están presentes en este acontecimiento, reconoce y proclama una presencia buena y nueva en Jesús, el Evangelio de la paz, la salud y el amor.

   El Evangelista que esto escribe, hacia los años ochenta del siglo primero, imagina y comparte su fe en este Jesús, judío, laico y de Galilea en su vida de los treinta primeros años del mismo siglo. Imagina y comparte el Evangelio que fue este hombre y cómo y hasta dónde llegó su propuesta evangelizadora. Creo que desde esta óptica se comprende mejor lo que el Anciano y Sabio Simeón anunciaba a sus padres, a la anciana y esperanzada Ana y a cuantos nos sentimos y sabemos, con el paso de los años, siglos y milenios, familia de este Jesús y de su palabra que permanecen, como el espíritu, aire siempre gratis y sano. Carmelo Bueno Heras.       

 

CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 5ª (31.12.2023): Marcos 1,29-34.

   Tres lugares de Galilea. La persona que escribió esta peculiar narración sobre Jesús de Nazaret que es el Evangelio según Marcos tiene especial interés, al menos en los inicios, en destacar lugares (‘sitios’ se dice en arameo) muy precisos en los que se detiene su protagonista: la orilla del lago-mar de Galilea (1,16), la sinagoga de Cafarnaún (1,21), la casa de Simón y Andrés (1,29). Tres lugares que es muy bueno que el lector los tenga muy presentes: el lago-mar, la sinagoga y la casa. Más adelante (Marcos 2,1 hasta el 3,12) volverán a aparecer, pero en orden inverso: la casa, la sinagoga, el lago-mar. Parece la obra de un orfebre de la narración.

   En la casa de Simón y Andrés se encuentra una mujer con fiebre. Al atardecer de aquel día la ciudad entera se agolpó ante la puerta de esta casa. Estaba ahí toda la ciudad y en primera fila se encontraban todos los enfermos y endemoniados. El relato del actuar de Jesús acaba con estás iluminadoras palabras: “No dejaba [Jesús] hablar a los demonios, porque le conocían” (Marcos 1,34). Tú que lo escribiste, María Magdalena, ¿de qué ‘demonios’ estás hablando?

   La mujer de la fiebre está en cama y es la suegra de Simón. Tengo la sana curiosidad de que alguien me pueda responder la pregunta: ¿Por qué no se nos dice nada de la esposa de Simón y cuñada de Andrés? Y otra pregunta más: ¿Esta fiebre de esta suegra era fiebre de termómetro o era de otro tipo? Y otra más: ¿Esta fiebre se cura con la medicina del tocarse piel con piel? Y otra más: ¿Cómo entender eso de ‘se puso a servirles’? Esta suegra es la primera mujer servidora. Así y aquí, precisamente, lo afirma este Evangelio.

   Este asunto del ‘servir-servicio’ merece un párrafo especial, porque esta actitud y estas tareas son la clave para identificar a Jesús y a sus seguidores según lo cuenta este Evangelizador. Este ‘servir’ frente al ‘mandar’ está explícitamente puesto en boca de Jesús frente a las actitudes de sus seguidores en 10,35-45. Se podrá decir más alto, pero nunca más claro. Y volveré a repetir que esto es lo que dice en este Evangelio de cuantas mujeres siguieron a este Jesús de Nazaret que acaba de desvivirse por completo: “le seguían y servían desde Galilea” (Mc 15,39-41).

   Para las gentes del tiempo en el que vive Jesús, la fiebre es un mal, como cualquier otra enfermedad, dolencia, parálisis, pérdidas de sangres... Tocar a una persona enferma es contaminarse con su mal y hacerse pecador. Lo prescribe así la Ley de Moisés. Como también prescribe los sacrificios que el pecador-enfermo debe ofrecer en el templo de Jerusalén para que el Dios Yavé, ¡misericordioso!, por medio de su sacerdote perdone el pecado y el enfermo se cure. En cambio, Jesús toca o se deja tocar y todo enfermo sana ¡gratuitamente!

   Los demonios (que son la Ley, el templo y su sacerdocio) conocen bien a este Jesús que sana con su actuar desobedientemente liberador. Su tocar libera. Tapa la boca a estos demonios. Y, a la vez, se lo va enseñando a las gentes de su pueblo, a los suyos de Galilea y a cuantos le ven, le escuchan, creen y se lo creen. Esta aceptación de la palabra y del hacer de Jesús da vida, libera, ilumina, sana, ¿resucita? Cuando los demonios, bien identificados, acaben con la voz y las manos de Jesús, sus seguidoras mujeres, primero, y sus seguidores, después, reconocerán en estos sitios (lugares, decimos nosotros) que él pasó haciendo el bien a todos.

Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 25 de diciembre de 2016.

Santos del día 31 de diciembre

 

Santos del día 31 de diciembre
Pridie Kalendas ianuarii
   San Silvestre I, papa (1 coms.) - Memoria litúrgica   
No se celebra hoy, porque hay una celebración de mayor rango (Sagrada Familia, fiesta)
San Silvestre I, papa, que piadosamente rigió la Iglesia durante muchos años, período en el cual el emperador Constantino Augusto construyó basílicas venerables, y el Concilio de Nicea aclamó a Cristo como Hijo de Dios. En este día su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Priscila. († 335)
También en Roma, en el cementerio de los Jordanos, en la vía Salaria Nueva, santas Donata, Paulina, Rogata, Dominanda, Serótina, Saturnina e Hilaria, mártires. († s. inc.)
En Sens, de la Galia Lugdunense, santa Columba, virgen y mártir. († c. 272)
En Constantinopla, san Zótico, presbítero, que se preocupó de alimentar a los huérfanos. († c. 350)
En Jerusalén, santa Melania la Joven, que con su marido san Piniano dejó Roma, dirigiéndose ambos a la Ciudad Santa, en la cual llevaron una vida religiosa, ella entre las mujeres consagradas a Dios y él entre los monjes, y donde ambos murieron santamente. († 439)
En Ravena, de la región de la Flaminia, san Barbaciano, presbítero. († s. V)
En Lausanne, entre los helvecios, san Mario, obispo, que trasladó allí la sede de Aventicum, edificó muchas iglesias y fue defensor de los pobres. († 594)
En el territorio de La Louvesc, en los montes cercanos a Puy-en-Vélay, en Francia, san Juan Francisco Regis, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, el cual, peregrinando por montes y aldeas, procuró sin descanso la renovación de la fe católica en las almas de los habitantes, mediante la predicación y la celebración del sacramento de la penitencia. († 1640)
En la fortaleza de Mercués, cerca de Cahors, en la Francia meridional, tránsito del beato Alano de Solminihac, obispo de Cahors, que con visitas pastorales trabajó por enderezar las costumbres del pueblo, y se empeñó con apostólica insistencia en renovar la Iglesia que tenía encomendada. († 1659)
En París, también en Francia, santa Catalina Labouré, virgen de las Hijas de la Caridad, que de manera singular honró a la Inmaculada y brilló por su sencillez, caridad y paciencia. († 1876)
En Cagliari, Italia, beata Josefina Nicoli, virgen, religiosa de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. († 1924)
En Santander, en el monasterio trapense de Viaceli, beato Leandro Gómez Gil, hermano lego, mártir de la fe en la persecución religiosa durante la Guerra Civil. († 1936)
En la cuesta de La Elipa, Madrid, beato Luis Vidaurrázaga González, sacerdote profeso benedictino del priorato de Montserrat, dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos. († 1936)
En Durrës, Albania, beato Anton Zogaj, presbítero de la arquidiócesis de Tiranë-Durrës y mártir. († 1946)