Volar es vivir
Estamos llegando al último
domingo del mes de febrero. La progresiva presencia de la primavera por estas
tierras en las que habito enjaeza el aire de suave calor, de nuevos colores y
de los primeros olores de la vida que despierta y lo desborda todo. Estamos en
el espacio de las tierras del norte y en el tiempo que va dejando atrás el
invierno. En el otro hemisferio las cosas del tiempo y del espacio tienen otras
relatividades y referencias, lo sabemos.
Y, también porque lo sabemos,
en el norte y en el sur de los hemisferios nos iguala la misma lucha contra el
virus de la corona. Seguimos en pandemia. Después de un año la pandemia sigue
con nosotros. El virus nos sigue exigiendo distancia y quietud. Podemos decir
que ya tenemos la experiencia de compartir la habitabilidad de la casa de este
mundo con un virus aún extraño por sus desconocidas potencialidades mutantes.
Se nos está 'transfigurando'
la realidad mundial. Hay muchas gentes que piensan y así lo dicen. Asusta un
poco todo cuanto se nos cuenta o adelanta. Estamos en tiempo de cambio de
paradigma. No sé muy bien hasta dónde alcanzan estas expresiones. Tal vez, el
mundo de ayer ya no volverá a ser así, ni mundialmente, ni localmente. El
cambio está llegando y parece que se va a quedar. Nada de cuanto ha sido
volverá a ser de la misma manera. Asusta un poco pensar esta nueva realidad.
Uno siente miedo ante lo nuevo. A más de uno le pueden temblar los pies por
experimentar que hay vientos desconocidos que erosionan a velocidad de
vértigo el suelo que pisan nuestros pies.
Se nos está transfigurando la
realidad. Y en estas situaciones contextuales conviene no olvidar un par de
referencias. Y esto me lo digo a mí mismo. Una, no deseo olvidar que 'la
realidad es como es y que no se debe pretender cambiarla, sino conocerla'
(Flaubert, dixit). Y no deseo, en segundo lugar, olvidar la encuesta de aquel
periodista que se aventuró a preguntar a la última grulla de una bandada de
emigrantes que por qué razón volaban y hacia dónde iban. Y aquella grulla
le respondió que ella no sabía nada. Que ella tan sólo seguía la estela de
todas las que la precedían... Y aquel periodista inquieto siguió
aventurándose y se situó al lado de la grulla delantera en donde se
iniciaba la V de toda la bandada. Pensó con serenidad que ella sabría la
razón de su viaje y hacia dónde se dirigían. Y se sorprendió el buen informador
cuando la grulla le dijo no saber ni la razón ni el destino. Ella iba
delante porque las demás le empujaban.
Con esto, al miedo de lo
nuevo se añade el vértigo.
Si ni se saben las razones
del vuelo ni su destino, al menos podremos aspirar a la convicción de compartir
una buena experiencia de volar.
De esta misma manera, tal vez
la experiencia de la transfiguración no sea otra cosa que constatar día
tras día que 'Volar es Vivir".
A continuación se encuentra
el comentario del relato de una transfiguración muy significativa contada
en el primer Evangelio. Y junto a ello, la página de los 'Cinco minutos de la
Biblia'.
Domingo
2º de Cuaresma Ciclo B (28.02.2021): Marcos 9,2-10.
¿Quién
es Jesús de Nazaret? Nos lo
preguntamos y lo escribo CONTIGO,
En el segundo domingo de la Cuaresma eclesiástica se nos
leerá al pueblo el relato de la ‘Transfiguración de Jesús’ según nos la dejó
escrita el Evangelio de Marcos, porque también Mateo y Lucas escribieron de
ella. Cada cual a su modo. Tres versiones de un mismo asunto.
Sólo por mera curiosidad recordaré que este relato de la
Transfiguración ya lo comenté un dos de julio del año 2017 y un veinticinco de
febrero del año 2018. Cada vez que uno vuelve a su lectura, el relato vuelve a
despertarse de manera distinta en los adentros de la meditación. Así actúa la
fuerza iluminadora de la Palabra.
El domingo pasado nos dejamos ‘tocar’ por el mensaje de la
Tentación de Jesús que tuvo lugar antes de que este hombre comenzara su
evangelización por sus tierras de Galilea. Y ahora contemplamos la
Transfiguración que parece tener lugar en la primera etapa del Camino de subida
desde Galilea a Jerusalén.
Si el lector y los oyentes de este relato no recordamos
bien todo cuanto dijo e hizo Jesús en Galilea (Mc 1,14 hasta 8,26) y todo
cuanto ya ha dejado contado en la primera etapa del Camino hacia Jerusalén
(8,27 hasta el 9,1), ¿cómo seremos capaces de situar en su verdadero contexto
el relato de la Transfiguración?
Consulté mi ‘Biblia de Jerusalén’ y se pueden consultar
todas las que uno desee y en todas ellas se podrá leer el comienzo del relato
que dice así: “Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago
y Juan y los lleva... a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos” (Mc
9,2).
Sugiero que, si se participa en la celebración de la
eucaristía, se esté muy atento a la lectura del Evangelio que la realizará el
celebrante, aunque ya haya permitido Francisco papa que cualquier laica o
laico, mujer u hombre, pueda leer el Evangelio. Estoy seguro de que en ninguna
de las celebraciones se proclamarán estas primeras palabras del relato: “Seis
días después”. Tal vez no estaría correcto decir: ‘En aquel tiempo, seis
días después’. Ignoro cuál es la razón por la que la expresión ‘Seis
días después’ no se leerá. Quiero sólo constatar el dato.
Después de haberme leído Marcos 8,27 hasta 9,1 comprendo
que estos ‘seis días después’ se refieren al tiempo transcurrido entre las
durísimas palabras que este Evangelista puso en boca de su Jesús de Nazaret y
el dato de su ‘transfiguración’ ante Pedro, Santiago y Juan. Y estas
durísimas palabras de Jesús fueron desencadenadas por la respuesta a la
pregunta: “¿Quién decís vosotros que soy yo?”.
Este Jesús del Evangelista Marcos (y de los otros dos
sinópticos) prohibió tajantemente a Pedro y a sus seguidoras y seguidores
proclamar que él, Jesús de Nazaret, era el Mesías-Cristo (8,30). Y les dejó
bien claro, y sobre todo a Pedro, que hablar de él como Mesías y Cristo era
satánico (8,31-33). Él era un hombre como cualquier otro hombre. Una persona
como cualquiera otra persona. Él era como uno de ellos y de ellas. Ni Moisés
-el heredero de la Ley de Yavé Dios-, ni Elías -el todopoder de Yavé-
imaginaron jamás la plena humanidad de un mesías. Carmelo B. H.
CINCO MINUTOS
con la Biblia entre las manos.
Domingo 14º: 28.02.2021. Después de comentar los
cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...
PEDRO, EL PIEDRA, EN EL
EVANGELIO DE MARCOS
De entrada digo que lo que aquí se escriba
no quiere ir contra nada ni contra nadie. Sólo se desea decir algunas
sugerencias que, por otra parte, son afirmaciones comunes en buena parte de los
estudiosos-lectores del evangelio de Marcos.
La persona de Pedro aparece en Marcos
desde el comienzo (1,16) como un seguidor de Jesús con la misión de pescar
hombres (expresión harto rara entre nosotros si se lee literalmente). Más tarde
(1,29.36-37) aparece en su casa con Jesús y después va en su busca, como buen
experto en relaciones, para decirle que "todos te buscan", que todos quieren
saludarle como el "nuevo líder" que ha despertado las esperanzas
nacionalistas de la Galilea.
En el corazón del Evangelio de Marcos
(8,27-30) Pedro es presentado como "confesor de la corriente mesiánica de
Jesús", de la corriente de la que él era partidario y convencido defensor:
un mesianismo davídico-político-nacionalista-radical: ¡Tú eres el Mesías! Jesús
se apresura a "catequizarlo": Cállate, tú eres un Satanás, tienes en
tu cabeza sólo proyectos humanos (8,30.33). Poco después en la Transfiguración
(9,2ss), Pedro -y los Truenos- sigue con su proyecto humano en la cabeza: ¡Qué
bien se está aquí! Tenemos una Ley (organización), un profeta (purificador de
toda idolatría) y un nuevo David (nacional-judaísmo)... Pedro sigue sin
comprender el proyecto de Jesús y el proyecto del Dios de Jesús, mejor, lo
comprende a su manera. Por esto, Jesús le impone silencio (9,9), su cabezonería
no puede comprender el proyecto de Jesús y por ello debe guardar silencio, no
puede "predicar".
Un paso más, en el contexto de la Pasión,
Jesús es apresado por sus enfrentamientos con el Templo, la Ley, el sábado...
(blasfemias religiosas para el judaísmo). En cambio, Pedro (14,26ss. 66ss),
acusado de ser "seguidor de Jesús" se reconoce desconocedor radical
de Jesús (y era verdad que no lo conocía). Pedro seguía siendo duro de mollera
y lo del Reino de Dios que anunciaba Jesús le sonaba siempre en clave de Mesías
davídico y, desde luego, Jesús no lo había logrado establecer en Israel. ¿Se
estaba desenganchando Pedro del proyecto de Jesús? Jesús muere por ser fiel a
su proyecto, que es el de Dios. Pedro vive, salva su pellejo, pero llora
amargamente.
Por fin, Pedro aparece al final del evangelio (16,7). El
joven de blanco dice a las mujeres: "...id a decir a sus
discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis,
como os dijo". Al parecer, la muerte de Jesús no fue el final. Sigue
vivo. Tal vez, el llorar de Pedro tampoco sea lo último. ¿Por qué habrá
singularizado aquí el evangelista a Pedro? ¿Seguía aún en sus trece el piedra,
cabezadura? ¿Seguía esperando aún la llegada de "su
Mesías-nacionalista"? Tal vez, Pedro volvió, haciendo caso a las mujeres,
a Galilea y comenzó a recordar su misión: pescador de hombres, salvador de
hombres, dador de vida a las personas, sobre todo a los leprosos, a los
paralíticos, a los ciegos, a los sordos, a los infestados de pasión
nacionalista, a los corrompidos por la religiosidad del judaísmo... y ahí, en
su misión, descubrió que Jesús no podía morir y que estaba vivo... ¿No le ocurrió
a Pablo algo semejante? ¿No era perseguidor de hombres? ¿No era un fanático y
cabezadura que pasó a ser "salvador de hombres"? Pablo también
era ‘un piedra’. Carmelo
Bueno Heras. Educar hoy 31 (enero-febrero.1992)