domingo, 28 de febrero de 2021

Domingo 2º de Cuaresma Ciclo B (28.02.2021): Marcos 9,2-10. ¿Quién es Jesús de Nazaret? y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 14º: 28.02.2021.PEDRO, EL PIEDRA, EN EL EVANGELIO DE MARCOS

 

Volar es vivir

Estamos llegando al último domingo del mes de febrero. La progresiva presencia de la primavera por estas tierras en las que habito enjaeza el aire de suave calor, de nuevos colores y de los primeros olores de la vida que despierta y lo desborda todo. Estamos en el espacio de las tierras del norte y en el tiempo que va dejando atrás el invierno. En el otro hemisferio las cosas del tiempo y del espacio tienen otras relatividades y referencias, lo sabemos.

 

Y, también porque lo sabemos, en el norte y en el sur de los hemisferios nos iguala la misma lucha contra el virus de la corona. Seguimos en pandemia. Después de un año la pandemia sigue con nosotros. El virus nos sigue exigiendo distancia y quietud. Podemos decir que ya tenemos la experiencia de compartir la habitabilidad de la casa de este mundo con un virus aún extraño por sus desconocidas potencialidades mutantes.

 

Se nos está 'transfigurando' la realidad mundial. Hay muchas gentes que piensan y así lo dicen. Asusta un poco todo cuanto se nos cuenta o adelanta. Estamos en tiempo de cambio de paradigma. No sé muy bien hasta dónde alcanzan estas expresiones. Tal vez, el mundo de ayer ya no volverá a ser así, ni mundialmente, ni localmente. El cambio está llegando y parece que se va a quedar. Nada de cuanto ha sido volverá a ser de la misma manera. Asusta un poco pensar esta nueva realidad. Uno siente miedo ante lo nuevo. A más de uno le pueden temblar los pies por experimentar que hay vientos desconocidos que erosionan a velocidad de vértigo el suelo que pisan nuestros pies. 

 

Se nos está transfigurando la realidad. Y en estas situaciones contextuales conviene no olvidar un par de referencias. Y esto me lo digo a mí mismo. Una, no deseo olvidar que 'la realidad es como es y que no se debe pretender cambiarla, sino conocerla' (Flaubert, dixit). Y no deseo, en segundo lugar, olvidar la encuesta de aquel periodista que se aventuró a preguntar a la última grulla de una bandada de emigrantes que por qué razón volaban y hacia dónde iban. Y aquella grulla le respondió que ella no sabía nada. Que ella tan sólo seguía la estela de todas las que la precedían... Y aquel periodista inquieto siguió aventurándose y se situó al lado de la grulla delantera en donde se iniciaba la V de toda la bandada. Pensó con serenidad que ella sabría la razón de su viaje y hacia dónde se dirigían. Y se sorprendió el buen informador cuando la grulla le dijo no saber ni la razón ni el destino. Ella iba delante porque las demás le empujaban. 

 

Con esto, al miedo de lo nuevo se añade el vértigo. 

Si ni se saben las razones del vuelo ni su destino, al menos podremos aspirar a la convicción de compartir una buena experiencia de volar. 

De esta misma manera, tal vez la experiencia de la transfiguración no sea otra cosa que constatar día tras día que 'Volar es Vivir".

 

A continuación se encuentra el comentario del relato de una transfiguración muy significativa contada en el primer Evangelio. Y junto a ello, la página de los 'Cinco minutos de la Biblia'.

    

Domingo 2º de Cuaresma Ciclo B (28.02.2021): Marcos 9,2-10.

¿Quién es Jesús de Nazaret? Nos lo preguntamos y lo escribo CONTIGO,

 

En el segundo domingo de la Cuaresma eclesiástica se nos leerá al pueblo el relato de la ‘Transfiguración de Jesús’ según nos la dejó escrita el Evangelio de Marcos, porque también Mateo y Lucas escribieron de ella. Cada cual a su modo. Tres versiones de un mismo asunto.

 

Sólo por mera curiosidad recordaré que este relato de la Transfiguración ya lo comenté un dos de julio del año 2017 y un veinticinco de febrero del año 2018. Cada vez que uno vuelve a su lectura, el relato vuelve a despertarse de manera distinta en los adentros de la meditación. Así actúa la fuerza iluminadora de la Palabra.

 

El domingo pasado nos dejamos ‘tocar’ por el mensaje de la Tentación de Jesús  que tuvo lugar antes de que este hombre comenzara su evangelización por sus tierras de Galilea. Y ahora contemplamos la Transfiguración que parece tener lugar en la primera etapa del Camino de subida desde Galilea a Jerusalén.

 

Si el lector y los oyentes de este relato no recordamos bien  todo cuanto dijo e hizo Jesús en Galilea (Mc 1,14 hasta 8,26) y todo cuanto ya ha dejado contado en la primera etapa del Camino hacia Jerusalén (8,27 hasta el 9,1), ¿cómo seremos capaces de situar en su verdadero contexto el relato de la Transfiguración?

 

Consulté mi ‘Biblia de Jerusalén’ y se pueden consultar todas las que uno desee y en todas ellas se podrá leer el comienzo del relato que dice así: “Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan y los lleva... a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos” (Mc 9,2).

 

Sugiero que, si se participa en la celebración de la eucaristía, se esté muy atento a la lectura del Evangelio que la realizará el celebrante, aunque ya haya permitido Francisco papa que cualquier laica o laico, mujer u hombre, pueda leer el Evangelio. Estoy seguro de que en ninguna de las celebraciones se proclamarán estas primeras palabras del relato: “Seis días después”. Tal vez no estaría correcto decir: ‘En aquel tiempo, seis días después’. Ignoro cuál es la razón por la que la expresión ‘Seis días después’ no se leerá. Quiero sólo constatar el dato.

 

Después de haberme leído Marcos 8,27 hasta 9,1 comprendo que estos ‘seis días después’ se refieren al tiempo transcurrido entre las durísimas palabras que este Evangelista puso en boca de su Jesús de Nazaret y el dato de su ‘transfiguración’ ante Pedro, Santiago y Juan.  Y estas durísimas palabras de Jesús fueron desencadenadas por la respuesta a la pregunta: “¿Quién decís vosotros que soy yo?”.

 

Este Jesús del Evangelista Marcos (y de los otros dos sinópticos) prohibió tajantemente a Pedro y a sus seguidoras y seguidores  proclamar que él, Jesús de Nazaret, era el Mesías-Cristo (8,30). Y les dejó bien claro, y sobre todo a Pedro, que hablar de él como Mesías y Cristo era satánico (8,31-33). Él era un hombre como cualquier otro hombre. Una persona como cualquiera otra persona. Él era como uno de ellos y de ellas. Ni Moisés -el heredero de la Ley de Yavé Dios-, ni Elías -el todopoder de Yavé- imaginaron jamás la plena humanidad de un mesías. Carmelo B. H.

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

Domingo 14º: 28.02.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

PEDRO, EL PIEDRA, EN EL EVANGELIO DE MARCOS

De entrada digo que lo que aquí se escriba no quiere ir contra nada ni contra nadie. Sólo se desea decir algunas sugerencias que, por otra parte, son afirmaciones comunes en buena parte de los estudiosos-lectores del evangelio de Marcos.

La persona de Pedro aparece en Marcos desde el comienzo (1,16) como un seguidor de Jesús con la misión de pescar hombres (expresión harto rara entre nosotros si se lee literalmente). Más tarde (1,29.36-37) aparece en su casa con Jesús y después va en su busca, como buen experto en relaciones, para decirle que "todos te buscan", que todos quieren saludarle como el "nuevo líder" que ha despertado las esperanzas nacionalistas de la Galilea.

En el corazón del Evangelio de Marcos (8,27-30) Pedro es presentado como "confesor de la corriente mesiánica de Jesús", de la corriente de la que él era partidario y convencido defensor: un mesianismo davídico-político-nacionalista-radical: ¡Tú eres el Mesías! Jesús se apresura a "catequizarlo": Cállate, tú eres un Satanás, tienes en tu cabeza sólo proyectos humanos (8,30.33). Poco después en la Transfigura­ción (9,2ss), Pedro -y los Truenos- sigue con su proyecto humano en la cabeza: ¡Qué bien se está aquí! Tenemos una Ley (organización), un profeta (purificador de toda idolatría) y un nuevo David (nacional-judaísmo)... Pedro sigue sin comprender el proyecto de Jesús y el proyecto del Dios de Jesús, mejor, lo comprende a su manera. Por esto, Jesús le impone silencio (9,9), su cabezonería no puede comprender el proyecto de Jesús y por ello debe guardar silencio, no puede "predicar".

Un paso más, en el contexto de la Pasión, Jesús es apresado por sus enfrentamien­tos con el Templo, la Ley, el sábado... (blasfemias religiosas para el judaísmo). En cambio, Pedro (14,26ss. 66ss), acusado de ser "seguidor de Jesús" se reconoce desconocedor radical de Jesús (y era verdad que no lo conocía). Pedro seguía siendo duro de mollera y lo del Reino de Dios que anunciaba Jesús le sonaba siempre en clave de Mesías davídico y, desde luego, Jesús no lo había logrado establecer en Israel. ¿Se estaba desenganchando Pedro del proyecto de Jesús? Jesús muere por ser fiel a su proyecto, que es el de Dios. Pedro vive, salva su pellejo, pero llora amargamente.

Por fin, Pedro aparece al final del evangelio (16,7). El joven de blanco dice a las mujeres: "...id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis, como os dijo". Al parecer, la muerte de Jesús no fue el final. Sigue vivo. Tal vez, el llorar de Pedro tampoco sea lo último. ¿Por qué habrá singularizado aquí el evangelista a Pedro? ¿Seguía aún en sus trece el piedra, cabezadura? ¿Seguía esperando aún la llegada de "su Mesías-nacionalista"? Tal vez, Pedro volvió, haciendo caso a las mujeres, a Galilea y comenzó a recordar su misión: pescador de hombres, salvador de hombres, dador de vida a las personas, sobre todo a los leprosos, a los paralíticos, a los ciegos, a los sordos, a los infestados de pasión nacionalista, a los corrompidos por la religiosidad del judaísmo... y ahí, en su misión, descubrió que Jesús no podía morir y que estaba vivo... ¿No le ocurrió a Pablo algo semejante? ¿No era perseguidor de hombres? ¿No era un fanático y cabezadura que pasó a ser "salvador de hombres"? Pablo también era ‘un piedra’. Carmelo Bueno Heras. Educar hoy 31 (enero-febrero.1992)

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