martes, 31 de octubre de 2017

Santos Jerónimo Hermosilla, Valentín de Berriochoa y Pedro Almató Ribeira, mártires (1 de noviembre)

Santos Jerónimo Hermosilla, Valentín de Berriochoa y Pedro Almató Ribeira, mártires

fecha: 1 de noviembre
fecha en el calendario anterior: 6 de noviembre
†: 1861 - país: Vietnam
otras formas del nombre: Barrio Ochoa, Berrio Ochoa, Berri Ochoa
canonización: 
B: Pío X 20 may 1906 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
Elogio: En la ciudad de Hai Duong, en Tonquín, santos mártires Jerónimo Hermosilla y Valentín de Berriochoa, obispos, y Pedro Almató Ribeira, presbítero de la Orden de Predicadores, que fueron decapitados por orden del emperador Tu Duc.

Jerónimo Hermosilla y Aransáez

Obispo (1800-1861), nació en Santo Domingo de la Calzada (La Rioja, España) y es hijo del convento dominico de Valencia. Destinado inicialmente a Mnila, en Filipinas, fue luego vicario provincial de la misión y obispo sucesor de san Ignacio Delgado (1841), en Tonkin. Tuvo una gran personalidad física y moral y fue admirable misionero. Murió decapitado en Hai-Duong el 1 de noviembre de 1861. Su cuerpo se venera desde 1906 en la catedral de Santo Domingo de la Calzada.

Valentín de Berriochoa

Obispo (1827-1861), nació en Elorrio (Vizcaya, España) y es hijo del convento dominico de Ocaña. Era de extraordinaria jovialidad, entereza y piedad. Se cuenta que antes de partir hacia las misiones, en un punto del camino, en el mojón último de su pueblo, bailó el aurresku -una danza vasca ceremonial-, como despedida. También estuvo destinado inicialmente a Manila, pero fue luego nombrado obispo de Centuria, sucesor de san Melchor García Sampedro (1858). Fue pronto apresado y murió decapitado el 1 de noviembre de 1861 en Hai-Duong. Su cuerpo se venera desde 1886 en la iglesia parroquial de Elorrio. Es copatrono de la diócesis de Bilbao. 

Pedro Almató y Ribera

Presbítero (1830-1861), nació en San Feliú de Saserra (Barcelona, España) y es hijo del convento de Ocaña. Fue compañero de apostolado y de virtudes de san Valentín de Berrio-Ochoa y con él murió decapitado el 1 de noviembre de 1861 en Hai-Duong. Sus reliquias se perdieron en Vic en 1936.
Datos biográficos tomados del Colegio Academia de Humanidades de los PP Dominicos de Colombia y de la hoja informativa del seminario de la diócesis de Calahorra, La Calzada y Logroño.
La imagen es de San Jerónimo Hermosilla en el retablo a él dedicado en la capilla dedicada al santo en su pueblo de nacimiento. El apellido de Valentín de Berriochoa aparece escrito de diversas maneras según las fuentes (incluso está distinto en el decreto de canonización -Berrio Ochoa, sin el 'de'- que en el Martirologio -de Berriochoa-)

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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3993

Todos los Santos (1 de noviembre)

Todos los Santos
fecha: 1 de noviembre
hagiografía: El Testigo Fiel
Elogio: Solemnidad de Todos los Santos que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Esta fiesta proviene de la Iglesia Oriental, pero fue adoptada por Roma hacia el 609/10, cuando el Papa Bonifacio IV cambia el Panteón Romano (que venía de tiempos paganos, en homenaje a todos los dioses del Imperio) por un templo a la Virgen y a todos los mártires. La fecha del 13 de mayo, que fue la de la consagración de la nueva iglesia, se celebró a partir de entonces como memoria del triunfo de los santos, a tal punto que llegó a ser fiesta fija anual. Alcuino de York (735-804), teólogo celta de la corte carolingia, fue uno de los grandes promotores de la difusión de esta solemnidad fuera de la diócesis de Roma, así que probablemente se deba a él -que como celta consideraba el 1º de noviembre como fiesta de la llegada del invierno (antecedente del actual Hallowen)- el cambio de fecha, que fue consagrado por el papa Gregorio IV, que en el año 835 transfirió definitivamente la solemnidad al 1º de noviembre y la extendió a todo el imperio.

Apresurémonos hacia los hermanos que nos esperan
De un sermón de San Bernardo, abad

¿De qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma solemnidad que celebramos? ¿De qué les sirven los honores terrenos, si reciben del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo.
El primer deseo que promueve o aumenta en nosotros el recuerdo de los santos es el de gozar de su compañía, tan deseable, y de llegar a ser conciudadanos y compañeros de los espíritus bienaventurados, de convivir con la asamblea de los patriarcas, con el grupo de los profetas, con el senado de los apóstoles, con el ejército incontable de los mártires, con la asociación de los confesores con el coro de las vírgenes, para resumir, el de asociarnos y alegrarnos juntos en la comunión de todos los santos. Nos espera la Iglesia de los primogénitos, y nosotros permanecemos indiferentes; desean los santos nuestra compañía, y nosotros no hacemos caso; nos esperan los justos, y nosotros no prestamos atención.
Despertémonos, por fin, hermanos; resucitemos con Cristo, busquemos los bienes de arriba, pongamos nuestro corazón en los bienes del cielo. Deseemos a los que nos desean, apresurémonos hacia los que nos esperan, entremos a su presencia con el deseo de nuestra alma. Hemos de desear no sólo la compañía, sino también la felicidad de que gozan los santos, ambicionando ansiosamente la gloria que poseen aquellos cuya presencia deseamos. Y esta ambición no es mala, ni incluye peligro alguno el anhelo de compartir su gloria.
El segundo deseo que enciende en nosotros la conmemoración de los santos es que, como a ellos, también a nosotros se nos manifieste Cristo, que es nuestra vida, y que nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria. Entretanto, aquel que es nuestra cabeza se nos representa no tal como es, sino tal como se hizo por nosotros, no coronado de gloria, sino rodeado de las espinas de nuestros pecados. Teniendo a aquel que es nuestra cabeza coronado de espinas, nosotros, miembros suyos, debemos avergonzarnos de nuestros refinamientos y de buscar cualquier púrpura que sea de honor y no de irrisión. Llegará un día en que vendrá Cristo, y entonces ya no se anunciará su muerte, para recordaros que también nosotros estamos muertos y nuestra vida está oculta con él. Se manifestará la cabeza gloriosa y, junto con él, brillarán glorificados sus miembros, cuando transfigurará nuestro pobre cuerpo en un cuerpo glorioso semejante a la cabeza, que es él.
Deseemos, pues, esta gloria con un afán seguro y total. Mas, para que nos sea permitido esperar esta gloria y aspirar a tan gran felicidad, debemos desear también, en gran manera, la intercesión de los santos, para que ella nos obtenga lo que supera nuestras fuerzas.

Del Oficio de Lecturas de hoy: San Bernardo abad, Sermón 2 (Opera Omnia, ed. cisterc, 5 [1968], 364-368). El cuadro es la parte superior del fresco del Juicio Final del Beato Angélico
El Testigo Fiel
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Santos del día 1 de noviembre

Santos del día 1 de noviembre
Kalendis novembris
   Todos los Santos (2 coms.) - Solemnidad litúrgica   
Solemnidad de Todos los Santos que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.
En Tarracina, en la costa del Lacio, san Cesáreo, mártir.
En Dijón, en la Galia Lugdunense, san Benigno, venerado como presbítero y mártir.
En Auvernia, de Aquitania, san Austremonio, obispo, que, según la tradición, predicó en esta ciudad la palabra de la salvación.
En París, en la Galia Lugdunense, san Marcelo, obispo.
En el territorio de Bourges, en Aquitania, san Rómulo, presbítero y abad.
En Tívoli, en el Lacio, san Severino, monje.
En Milán, de la Lombardía, san Magno, obispo.
En Bayeux, en la Galia Lugdunense, san Vigor, obispo, discípulo de san Vedasto.
En Angers, en Neustria, san Licinio, obispo, a quien el papa san Gregorio I Magno encomendó los monjes que se dirigían a Inglaterra.
En Larchant, ciudad del Gatinais Aquitano, san Maturino, presbítero.
En el territorio de Théouranne, en Flandes, san Audomaro, que, siendo discípulo de san Eustasio, abad de Luxeuil, fue elegido obispo de los Marinos y renovó allí la fe cristiana.
En Borgo Sansepolcro, lugar de Umbría, beato Rainiero Aretino, de la Orden de los Hermanos Menores, que brilló por su humildad, pobreza y paciencia.
En Shimabara, lugar de Japón, beatos Pedro Pablo Navarro, presbítero, Dionisio Fujishima y Pedro Onizuka Sandayu, religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús, y Clemente Kyuemon, mártires, que fueron sometidos al tormento del fuego por quienes odiaban la fe.
En la ciudad de Hai Duong, en Tonquín, santos mártires Jerónimo Hermosilla y Valentín de Berriochoa, obispos, y Pedro Almató Ribeira, presbítero de la Orden de Predicadores, que fueron decapitados por orden del emperador Tu Duc.
En La Pobla de Claramunt, Barcelona, beato Eudald d'Igualada (Lluís Estruch Vives), capuchino mártir en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
En Munich, en la región de Baviera, en Alemania, beato Ruperto Mayer, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que fue celosísimo maestro de los fieles, ayuda para los pobres y obreros, y predicador de la palabra de Dios. Sufrió persecución bajo el nefasto régimen nazi, durante el cual le deportaron primero a un campo de concentración y después fue recluido en un monasterio, totalmente incomunicado con sus fieles.
En la ciudad de Mukacevo, en Ucrania, beato Teodoro Jorge Romzsa, obispo y mártir, que, por mantener su fidelidad infatigable a la Iglesia en tiempo de persecución de la fe, mereció alcanzar la palma gloriosa.

San Quintín. Misionero y mártir. Patrono de los médicos y capellanes (31 de octubre)


San Quintín. Misionero y mártir. Patrono de los médicos y capellanes

san quintin misionero martir patrono de los medicos y capellanes

El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo

 
San Quintín, conocido también como Quintinus, fue un misionero mártir de la iglesia Católica que era hijo de un senador romano llamado Zeno. Según la tradición, San Quintín tenía el poder de sanación y de liberación y de él proviene la célebre frase: "se armó la de San Quintín".... San Quintín es el santo patrono de los médicos y capellanes

Fiesta: 31 de Octubre

Martirologio romano: En la ciudad de Vermand, en la Galia Bélgica, que más tarde recibió el nombre de la Francia moderna, Saint Quintin, mártir, quien, siendo hijo de un senador romano, sufrió el martirio en tiempos del emperador Maximiano. Cincuenta años más tarde, su cuerpo fue encontrado intacto debido a una revelación angélica.

Biografía de San Quintín

San Quintín era hijo de un senador romano muy apreciado por la gente. Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó.
El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.
Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.

Misionero y Evangelizador

Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión.
San Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.

San Quintín y sus dones de sanación y liberación

Nuestro querido San Quintín había recibido de Dios el don de sanación, y así al imponer las manos lograba la curación de ciegos, mudos, paralíticos y demás enfermos.
San Quintín Había recibido también de Nuestro Señor un poder especial para alejar los malos espíritus, y eran muchas las personas que se veían libres de los ataques del demonio al recibir la bendición de San Quintín. Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera.
Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.
Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicando y haciendo prodigios.
Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado.
San Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.

El martirio de San Quintín

El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas.
Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.
Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra.
 
PildorasdeFe.net | Biografía de Santos y Beatos. Con información de mercaba.org

Santos Estaquis, Amplias y compañeros.(31 de octubre)

Santos Estaquis, Amplias y compañeros.

De un grupo "de segunda".

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31 octubre 2017
Santos Estaquis, Amplias y compañeros.
San Estaquis.
Santos Estaquis, Amplias y compañeros. 31 de octubre.
 
"Saluden a Amplias, mi amigo querido en el Señor; a Urbano, nuestro colaborador en Cristo, y también a Estaquis, mi querido amigo. Saluden a Apeles, que ha dado pruebas de fidelidad a Cristo, y también a los de la familia de Aristóbulo. Saluden a mi pariente Herodión, y a los de la familia de Narciso que creen en Cristo".
Este texto de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos (16, 8-11) es lo más antiguo que de estos santos apostólicos tenemos. Lo demás forma parte de tradiciones de origen griego, que hacen a todos colaboradores de los apóstoles o parte de los 70 discípulos:
Estaquis habría sido ordenado obispo por San Andrés Apóstol (30 de noviembre y 20 de junio, traslación de las reliquias), y elegido por este para ser sucesor suyo en la sede de la que sería luego Constantinopla. Pero realmente, no hay constancia histórica de un obispo titular antes de San Metrófanes (4 de junio), en 325.
Por su parte, Amplias, Urbano y Narciso, Apelles y Aristóbulo son venerados como apóstoles "de segunda generación" y como mártires, siendo masacrados por los judíos en el año 87. A San Narciso, además, se le llama obispo de Atenas, habiendo sido ordenado como tal por San Felipe Apóstol (1 y 3 de mayo). Además, la leyenda británica de Santa Claudia Romana (7 de agosto), hace a Aristóbulo obispo y apóstol de los británicos, siendo martirizado en Glastonbury, en el año 99.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 31 de octubre además se celebra a
Santa Lucilla de Roma, virgen y mártir.
San Quintín de Vermand, mártir.