Fiesta de san Simón y san Judas, apóstoles, el primero llamado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago, llamado también Tadeo, el cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta: «El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío le amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él».
En Maguncia, en la Galia Bélgica, san Ferrucio, mártir, de quien se cuenta que, habiendo abandonado el servicio militar para servir a Cristo mejor y más libremente, terminó su vida en el martirio.
Cerca de Como, en la Galia Cisalpina, san Fidel, mártir.
En Ávila, ciudad de Hispania, pasión de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, mártires, que, huyendo de Talavera a esa población, fueron asesinados cruelmente.
En Thiers, de Aquitania, san Ginés, que pasó de este mundo al cielo por el martirio mientras llevaba aún la veste blanca del bautismo.
En Amiens, lugar de Neustria, en la Galia, san Salvio, obispo, dedicado a las ciencias divinas desde su juventud y adornado por la integridad de costumbres.
En Meaux, de nuevo en Neustria, san Farón, obispo, a quien, siendo familiar del rey, invitó su hermana santa Fara a dedicarse al servicio de Dios. Convenció a su esposa para que recibiese el velo de religiosa, a fin de poder formar él parte del clero, dentro del cual, llamado a asumir la función pastoral, hizo grandes donaciones de sus propios bienes a la Iglesia, erigiendo parroquias y monasterios.
En Annecy, en la región de Saboya, conmemoración de san Germán, abad, el cual, insigne por su amor a la soledad, fundó y dirigió el cenobio de Talloires.
En la provincia de Fujian, en China, santos Francisco Serrano, obispo, y Joaquín Royo, Juan Alcober y Francisco Díaz del Rincón, presbíteros de la Orden de Predicadores y mártires, que confirmaron su fe en el martirio.
En el territorio de Cho-Ra, en Tonkin, san Juan Dat, presbítero y mártir, decapitado por su fe en Cristo.
En la localidad de Ejutla, en México, san Rodrigo Aguilar Alemán, presbítero y mártir, que durante la persecución fue colgado de un árbol por los soldados, y alcanzó así gloriosamente el martirio que deseaba.
En Alcira, en la región de Valencia, en España, beato Salvador Damián Enguix Garés, mártir, padre de familia, que durante la persecución consumó el combate por la fe.
En la aldea de Gilet, en la citada región de España, beato José Ruiz Bruixola, presbítero y mártir, que durante la misma persecución obtuvo ante Dios omnipotente la palma de la victoria.
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