En Roma, en el cementerio de Trasone, de la vía Salaria Nueva, santos Crisanto y Daría, mártires, a los que dedicó sus alabanzas el papa san Dámaso.
En Soissons, de la Galia Bélgica, santos Crispín y Crispiniano, mártires.
En Florencia, ciudad de la Toscana, san Miniato, mártir.
En Périgeux, de Aquitania, san Frontón, considerado como el primer anunciador del Evangelio en esta ciudad.
En Constantinopla, santos Martirio, subdiácono, y Marciano, cantor, que en tiempo del emperador Constancio fueron asesinados por los arrianos.
En Brescia, ciudad de la región de Venecia, san Gaudencio, obispo, que, ordenado por san Ambrosio, se distinguió entre los prelados de la época por su doctrina y sus virtudes, enseñó a su pueblo de palabra y con sus escritos, y construyó una basílica a la que llamó «Concilio de los Santos».
En el territorio de Gevaudan, en la Galia, san Hilaro, obispo de Javols.
En las cercanías de Segovia, en Hispania, san Frutos, que llevó vida eremítica junto a una escarpada montaña.
En la ciudad de Pécs, en Hungría, san Mauro, obispo, que, hombre de sólida formación eclesiástica, fue monje y abad del monasterio de San Martín de Pannonhalma.
En Vic, localidad de Cataluña, en España, san Bernardo Calbó, obispo, quien, siendo juez, renunció a su cargo para profesar como monje cisterciense. Fue abad del monasterio de Santes Creus y, más tarde, resultó elegido para la sede de Vic, promoviendo siempre la verdadera doctrina.
En Borgo Sant’Antonio, del Piamonte, muerte del beato Tadeo Machar, obispo de Cork y Cloyne, en Irlanda, el cual, víctima de las envidias de los poderosos, tuvo que salir de su país, y de viaje hacia Roma descansó en el Señor.
En el municipio de Nules, en la provincia de Castellón de la región valenciana, en España, beato Recaredo Centelles Abad, presbítero de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y mártir, que, durante la persecución contra la Iglesia, fue asesinado a las puertas del cementerio por quienes odiaban el sacerdocio.
Beatas María Teresa Ferragud Roig y sus hijas Vicenta, Joaquina, Felicidad y Raimunda, mártires (1 coms.)
En Alcira, en la misma región de Valencia, también en España, beatas María Teresa Ferragud Roig y sus hijas María de Jesús (Vicenta), María Verónica (Joaquina), María Felicidad Masiá Ferragud, vírgenes de la Orden de Clarisas Capuchinas, y Josefa de la Purificación (Raimunda) Masiá Ferragud, virgen de la Orden de Agustinas Descalzas, todas ellas mártires, que durante la misma persecución dieron testimonio invicto de su fe en Cristo, y merecieron ser coronadas.
En Roma, san Marcelino, papa y mártir, quien, bajo Maximiano, por la fe de Cristo, junto con Claudio, Cyrino y Antonino, fue decapitado. [Elogio del MR 1909]
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