Solemnidad del apóstol Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de san Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por Herodes Agripa, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio.
En Licia, san Cristóbal, mártir.
En Barcelona, ciudad de la Hispania Tarraconense, san Cucufate, mártir, que, herido con espada durante la persecución desencadenada por el emperador Diocleciano, subió victorioso al cielo.
santos Valentina, Tea y Pablo, mártires durante la persecución llevada a cabo en tiempo del emperador Maximiano, siendo prefecto Firmiliano. Valentina, virgen, por haber derribado de un puntapié el ara levantada en honor de los dioses, fue arrojada al fuego junto con Tea, virgen también, después de haber sido ambas cruelmente atormentadas, y así volaron al encuentro del Esposo. Pablo, condenado a muerte, habiendo conseguido un breve tiempo para orar, rogó encarecidamente por la salvación de todos y seguidamente recibió la corona del martirio al ser decapitado.
En Nicomedia, de Bitinia, tránsito de santa Olimpíada, que, habiendo enviudado cuando era aún joven, pasó el resto de su vida piísimamente en Constantinopla, entre las mujeres consagradas a Dios, sirviendo a los pobres. Permaneció siempre fiel a san Juan Crisóstomo, al que acompañó en su exilio.
En Tréveris, ciudad de Renania, en Austrasia, san Magnerico, obispo, discípulo de san Niceto, a quien acompañó fielmente cuando éste fue desterrado, y al que emuló, al sucederle en el episcopado, en el celo por la salvación de los almas.
En Tréveris también, santos Beato y Banto, presbíteros, que llevaron vida eremítica en tiempo de san Magnerico.
En Metz, ciudad de la Galia Bélgica, santa Glodesindis, abadesa.
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Teodomiro, monje de Carmona, martirizado, siendo aún joven, durante la persecución desencadenada por los sarracenos.
En Angers, en Francia, beato Juan Soreth, presbítero de la Orden de Carmelitas, en la que introdujo una observancia más estrecha y amplió con conventos para monjas.
En Camerino, del Piceno, beato Pedro Corradini de Mogliano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, insigne por la predicación del Evangelio, por el ejemplo de sus virtudes y por la fama de sus milagros.
Beatos Rodolfo Aquaviva, Alfonso Pacheco, Pedro Berna, Antonio Francisco y Francisco Aranha, religiosos mártires (1 coms.)
En la región de Salsette, en la India, beatos mártires Rodolfo Aquaviva, Alfonso Pacheco, Pedro Berna y Antonio Francisco, presbíteros, y Francisco Aranha, religioso, todos jesuitas, asesinados por los infieles por haber exaltado la Cruz.
En Bobino, en la Apulia, beato Antonio Lucci, obispo, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que refulgió por su extraordinaria doctrina, y se entregó de tal modo a ayudar a los pobres que se olvidaba de atender la más mínima de sus propias necesidades.
En una nave anclada ante la costa de Rochefort, en Francia, beato Miguel Ludovico Brulard, presbítero de la Orden de los Carmelitas Descalzos, mártir, el cual, durante la Revolución Francesa, por ser sacerdote fue encerrado en dicha nave en condiciones inhumanas, muriendo en ella consumido por la enfermedad.
En Madrid, capital de España, santa María del Carmen Sallés y Barangueras, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción, para la educación de mujeres piadosas e incultas.
En Veracruz, México, beato Darío Acosta Zurita, presbítero y mártir.
Beatos Pedro del Sagrado Corazón Redondo, Félix de las Cinco Llagas Ugalde Irurzun y Benito de la Virgen del Villar Solano Ruiz, religiosos mártires
En Urda, lugar de la provincia española de Toledo, beatos mártires-Pedro del Sagrado Corazón Largo Redondo, presbítero, Félix de las Cinco Llagas Ugalde Irurzún y Pedro de la Virgen del Villar Solana Ruiz, religiosos de la Congregación de la Pasión, que consiguieron la gloriosa palma del martirio al ser fusilados por su fe cristiana en la persecución religiosa desencadenada en tiempo de guerra.
Beatos Federico Rubio Álvarez, Primo Martínez de San Vicente Castillo, Jerónimo Ochoa Urdangarín y Juan de la Cruz Delgado Pastor, religiosos mártires
Cerca de Talavera de la Reina, también en la provincia de Toledo, en España, beatos mártires Federico (Carlos) Rubio Álvarez, presbítero, Primo Martínez de San Vicente Castillo, Jerónimo Ochoa Urdangarín, Juan de la Cruz (Eligio) Delgado Pastor, religiosos todos de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, que, sin previo juicio, durante la misma persecución religiosa obtuvieron la corona del martirio.
En Monzón, cerca de Huesca, en la región española de Aragón, beato Dionisio Pamplona Polo, presbítero, de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, asesinado por quienes odiaban la fe en la misma persecución desencadena contra la religión.
En Motril, pueblo en el litoral de la provincia española de Granada, beatos mártires Deogracias Palacios, León Inchausti, José Rada, Julián Moreno Moreno, presbíteros, y José Ricardo Díez, religioso, miembros de la Orden de Agustinos Recoletos, detenidos inesperadamente por el populacho durante la citada persecución e inmediatamente fusilados en el camino.
En el campo de concentración de Dzialdowo, en Polonia, beata María Teresa Kowalska, virgen de la Orden de Clarisas Capuchinas y mártir, la cual, encarcelada en aquel lugar durante la ocupación militar de Polonia, permaneció firme en la fe y alcanzó, así, la vida eterna.
En Chilecito, La Rioja, República Argentina, beato Wenceslao Pedernera, mártir, laico casado, miembro del Movimiento Rural Diocesano y catequista.
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