Evangelio del día: Jesús vendrá y nos tomará de la mano con
ternura
Evangelio del día. AUDIO. Juan 11,19-27 - Memoria de Santa
Marta: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera,
vivirá
Evangelio del día: Juan 11,19-27
Evangelio del día: (El
que cree en mí, aunque muera, vivirá): En aquellos tiempos, muchos judíos
habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando
Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María
permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí,
no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios
te lo concederá". Le dice Jesús: "Tu hermano resucitará". Le
respondió Marta: "Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día".
Jesús le respondió: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí,
aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees
esto?". Marta le respondió: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo". Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
[...] Jesús nos pone en esta cresta de la fe. A Marta que llora por
la desaparición del hermano Lázaro opone la luz de un dogma: "Yo soy la
resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree
en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?" (Juan 11,25-26).
Es lo que Jesús repite a cada uno de nosotros, cada vez que la
muerte viene a romper el tejido de la vida y de los afectos. Toda nuestra
existencia se juega aquí, entre el lado de la fe y el precipicio del miedo.
Dice Jesús: "Yo no soy la muerte, yo soy la resurrección y la vida, ¿tú
crees esto? ¿tú crees esto?". Nosotros, que estamos aquí hoy... ¿creemos
esto?
Somos todos pequeños e indefensos delante del misterio de la
muerte. Pero, ¡qué gracia si en ese momento custodiamos en el corazón la llama
de la fe!...
Jesús nos tomará de la mano, como tomó a la hija de Jairo, y
repetirá una vez más: "Talitá kum", "muchacha, levántate"
(Marcos 5, 41). Lo dirá a nosotros, a cada uno de nosotros: "¡Levántate, resucita!".
Yo los invito, ahora, a cerrar los ojos y a pensar en ese
momento: de nuestra muerte. Cada uno de nosotros que piense en la propia
muerte, y se imagine ese momento que tendrá lugar, cuando Jesús nos tomará de
la mano y nos dirá:
"Ven, ven
conmigo, levántate".
Allí terminará la esperanza y será la realidad, la realidad de
la vida. Piensen bien: Jesús mismo vendrá donde cada uno de nosotros y nos
tomará de la mano, con su ternura, su mansedumbre, su amor. Y cada uno repita
en su corazón la palabra de Jesús:
"¡Levántate,
ven. Levántate, ven. Levántate, resucita!"
Esta es nuestra esperanza delante de la muerte. Para quien cree,
es una puerta que se abre de par en par; para quien duda es un rayo de luz que
se filtra por una puerta que no se ha cerrado del todo. (Catequesis, Audiencia general.
18 de octubre de 2017)
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