Evangelio del día: Pon a Dios en primer lugar y encontrarás tu
mayor tesoro
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 13,44-46 - XVII semana tiempo
ordinario: Dios es el tesoro escondido. Es Él la perla de gran valor.
Evangelio del día: Mateo 13,44-46
Evangelio del día: (¿A
que se parece el Reino de los Cielos?): "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo;
un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo
que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un
negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran
valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
[...] ¿Qué es el reino de los cielos? Jesús no se preocupa por
explicarlo. Lo enuncia desde el comienzo de su Evangelio: «El reino de los
cielos está cerca»...
[...] Las dos parábolas sobre las cuales queremos reflexionar nos
hacen comprender que el reino de Dios se hace presente en la persona misma de
Jesús. Él es el tesoro escondido, es Él la perla de gran valor. Se comprende la
alegría del campesino y del comerciante: ¡lo han encontrado!
Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la
cercanía y la presencia de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma
la existencia y nos hace abiertos a las exigencias de los hermanos; una
presencia que invita a acoger a cada una de las demás presencias, incluso la
del extranjero y del inmigrante.
Es una presencia acogedora, es una presencia alegre, es una
presencia fecunda: así es el reino de Dios dentro de nosotros.
Ustedes podrían preguntarme: ¿Cómo se encuentra el reino de Dios? Cada
uno de nosotros tiene un itinerario especial, cada uno de nosotros tiene su
camino en la vida.
Para alguno, el encuentro con Jesús es algo esperado, deseado,
buscado por largo tiempo, como nos lo muestra la parábola del comerciante que
da vueltas por el mundo para encontrar algo de valor. Para otros ocurre de
forma improvisa, casi por casualidad, como en la parábola del campesino.
Esto nos recuerda que Dios
se deja encontrar de una manera o de otra, porque es Él el
primero que desea encontrarnos y el primero que busca encontrarnos: vino para
ser el «Dios con nosotros».
Jesús está entre nosotros, Él está aquí hoy. Lo dijo Él: cuando
se reúnen en mi nombre, yo estoy entre ustedes.
El Señor está aquí, está con nosotros, está en medio de
nosotros. Es Él quien nos busca, es Él quien se deja encontrar incluso por
quien no lo busca. A veces Él se deja encontrar en sitios insólitos y en
momentos inesperados.
Cuando encontramos a Jesús quedamos fascinados, conquistados, y
es una alegría dejar nuestro acostumbrado modo de vivir, tal vez árido y
apático, para abrazar el Evangelio, para dejarnos guiar por la lógica nueva del
amor y del servicio humilde y desinteresado. La Palabra de Jesús, el Evangelio.
Les hago una pregunta, pero no quiero que me la respondan a mí:
¿cuántos de ustedes leen cada día un pasaje del Evangelio? Y cuántos de
ustedes, tal vez, tienen prisa por acabar el trabajo con el fin de no perder la
telenovela...
Tener el Evangelio entre las manos, tener el Evangelio sobre la
mesilla, tener el Evangelio en la cartera, tener el Evangelio en el bolsillo y
abrirlo para leer la Palabra de Jesús: así viene el reino de Dios. El contacto con la Palabra de Jesús
nos acerca al reino de Dios.
Piénsalo bien: un Evangelio pequeño siempre al alcance de la
mano, se abre en un punto por casualidad y se lee lo que dice Jesús, y Jesús
está allí.
¿Qué se puede hacer para poseer el reino de
Dios?
Sobre este punto Jesús es muy explícito: no basta el entusiasmo,
la alegría del descubrimiento. Es necesario anteponer la perla preciosa del
reino a cualquier otro bien terreno; es necesario poner a Dios en el primer
lugar de nuestra vida, preferirlo a todo.
Dar el primado a Dios significa tener el valor de decir no al
mal, no a la violencia, no a los atropellos, para vivir una vida de servicio a
los demás y en favor de la legalidad y del bien común.
Cuando una persona descubre a Dios, el verdadero tesoro,
abandona un estilo de vida egoísta y busca compartir con los demás la caridad
que viene de Dios. (Homilía
en la Plaza Carlos III, Caserrta, 26 de julio de 2014)
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