Evangelio del día: ¿Con tu lengua siembras paz o cizaña? No a
las habladurías
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 13,36-43 - XVII semana tiempo
ordinario: ¿Siembras paz o cizaña? Nunca una palabra que traiga guerra
Evangelio del día: Mateo 13,36-43
Evangelio del día:
(Explicación de la parábola de la cizaña): "En aquel tiempo, luego de
dejar a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le
dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". El les
respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el
campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña
son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio;
la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se
arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin
del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su
Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el
horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos
resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que
oiga" Palabra del
Señor
Reflexión del Papa Francisco
Hará bien preguntarnos: ¿Yo siembro paz? Por ejemplo, con mi
lengua, ¿siembro paz o siembro cizaña?¿Cuántas veces hemos oído decir de una
persona: "Pero, tiene una lengua de serpiente", porque hace siempre
lo que hizo la serpiente con Adán y Eva, ha destruido la paz.
Y esto es un mal, esta es una enfermedad en nuestra Iglesia:
sembrar división, sembrar el odio, no sembrar la paz.
Es bueno para nosotros que cada día nos hagamos esta pregunta:
"¿Hoy sembré paz o
sembré cizaña?". Pero, a veces, hay que decir las cosas,
porque aquél y aquella... Con esta actitud, ¿qué siembras tú?
Los cristianos, por lo tanto, están llamados a ser como Jesús,
que vino a nosotros para pacificar y reconciliar.
Si una persona, durante su vida, no hace otra cosa que reconciliar
y pacificar, se la puede canonizar: esa persona es santa.
Pero, debemos
crecer en esto, debemos convertirnos: nunca una palabra que sea
para dividir, nunca. Nunca una palabra que traiga guerra, pequeñas guerras,
nunca las habladurías.
Yo pienso: ¿qué son las habladurías? Eh, nada, decir una
palabrita contra otro o contar una historia: hizo esto ¡No! Decir habladurías es terrorismo
porque el que las hace es como un terrorista que tira una bomba y se va,
destruye: con la lengua
destruye, no hace la paz. Pero, ¿es vivo eh? No es un
terrorista suicida, no, no, él se cuida bien.
Cada vez que me viene a la boca decir algo que sea sembrar
cizaña y división y hablar mal del otro... ¡morderse la lengua!
Se los aseguro, ¿eh? Que si ustedes hacen este ejercicio de
morderse la lengua en lugar de sembrar cizaña, las primeras veces se les
hinchará la lengua, herida, porque el
diablo nos ayuda en esto porque es su trabajo, su oficio:
dividir. (Homilía
en Santa Marta, 9 de abril de 2015)
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