Santiago «el mayor», apóstol
fecha: 25 de julio
†: c. 44 - país: Israel
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 44 - país: Israel
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: Solemnidad del apóstol Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de san
Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de
la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por Herodes
Agripa, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio.
Patronazgos: patrono de España, Guatemala y Nicaragua; de los guerreros,
trabajadores, porteadores, sombrereros, calceteros, fabricantes de velas,
herreros, farmacéuticos y boticarios; de los peregrinos; para invocar por el
crecimiento de las manzanas y los cultivos; contra el reumatismo.
Tradiciones, refranes,
devociones: El verano en la montaña, empieza en Santiago y acaba en Santa Ana (es
decir, al día siguiente)
Santiago de chuvias, ano de alubias.
Entre san Xoán e Santiago Deus nos libre dun nubrado.
Santiago de chuvias, ano de alubias.
Entre san Xoán e Santiago Deus nos libre dun nubrado.
refieren a este santo: Santos Felipe y
Santiago
Oración: Dios todopoderoso y eterno, que consagraste los primeros trabajos de
los apóstoles con la sangre de Santiago, haz que, por su martirio, sea fortalecida
tu Iglesia y, por su patrocinio, España se mantenga fiel a Cristo hasta el
final de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén (oración litúrgica).
Ver más información en: Los Doce
Con Santiago «el mayor» no tenemos los
problema de identidad que nos plantea el otro Santiago
apóstol; aunque no abundan en el Nuevo Testamento datos sobre él
(como sobre ninguno de sus personajes), hay, sin embargo, los suficientes como
para hacernos una composición de su vida y su relación con Jesús.
Si comparamos las listas de Los Doce tal
como aparecen en el NT (Mt, Mc, Lc, Hech), veremos que dividen al conjunto en
tres grupos de cuatro apóstoles: dentro de cada conjunto la posición que ocupa
cada apóstol varía, pero no así el subgrupo al que pertenece. Santiago «el
mayor» pertenece al primer grupo, y ocupa el segundo (Mc) o tercer (Mt, Lc,
Hech) puesto. Ese orden parece estar dado por su importancia, ya que forma el
grupo de los tres apóstoles -junto con Pedro y Juan- que fueron testigos
directos de la transfiguración y de Getsemaní. Fue también el primer apóstol en
dar testimonio (martyrion, en griego) cruento de Jesús, y murió muy
tempranamente, cuando la Iglesia recién se iniciaba, como veremos luego.
Su nombre era muy común entre los judíos,
se llamaba Iaacov, es decir, Jacob, de donde sale más tarde, por fusión del
título «sant'» con el nombre «Iacob» la forma castellana Santiago, que en otras
lenguas es Iakobus, James, Jaques, etc, de donde en castellano da también Jaime
y Jacobo, que no son sino variantes del mismo nombre. Nos indican Mateo, Marcos
y Lucas que era hermano de Juan (al que algunas tradiciones del siglo II
identifican con el autor del Cuarto Evangelio o del Apocalipsis, o de ambos), y
a su vez los dos eran hijos de Zebedeo, pescadores galileos. San Lucas afirma
además -pero es un dato exclusivo de él- que trabajaban con Simón y Andrés (Lc
5,10), es decir, que se conocían con los otros dos miembros del grupo de antes
de ser llamados por Jesús. Mateo y Marcos no dicen nada al respecto (ni lo
afirman ni lo niegan), sino que presentan así la cuestión: «Bordeando el mar de
Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el
mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: "Venid conmigo, y os haré
llegar a ser pescadores de hombres." Al instante, dejando las redes, le
siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a
su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al
instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los
jornaleros, se fueron tras él.» (Mc 1,16-20, y casi idéntico en Mateo)
Parecen ser pescadores de una cierta
posición, ya que, con su padre, son dueños de su barco y faena, y no
jornaleros. No hay por qué imaginar -como se ha hecho en cierta apologética-
que eran «unos pobres pescadores ignorantes»; «en todo caso, -agregamos con
Meier- ni la tradición marcana ni la lucana presentan a los hijos de Zebedeo
como desesperadamente pobres. Conviene recordar que esa actividad pesquera en
el mar de Galilea era intensa; también próspera, al menos para los que la
dirigían como propietarios. La idea romántica de que Jesús llamaba al
discipulado sólo a los pobres no se confirma en el caso de los hijos de Zebedeo;
tampoco en el de Pedro, con su casa y su familia en Cafarnaún, ni en el de
Leví, recaudador de impuestos en esa misma localidad.» (Un judío marginal, III,
p. 232). Pescar era su oficio, pero no por ello dejarían de estar al tanto de
las cuestiones, especialmente religiosas, que agitaban a los judíos de la
época, tanto a los de Judá como a los, un poco despreciados por el
establishment pero no menos inquietos, de Galilea.
Según Marcos 3,17, Santiago, junto con su
hermano Juan, son llamados por Jesús «Boanerges», lo que Marcos explica
indicando que significa «Hijos del trueno». La etimología no es griega: la
relación entre «boanerges» y «'uioi brontés» (hijos del trueno) es inexistente;
pero tampoco es sencillo trazar la posible etimología aramea, y hay más o menos
un par de hipótesis por especialista... Tan difícil como explicar qué quería
decir para Jesús ese título (y si realmente usó esa palabra o algo parecido que
pasó de boca a oreja deformándose de manera irreconocible), es tratar de
entender a qué «trueno» se refiere. La verdad es que no hay ninguna clase de
acuerdo en esto. La explicación tradicional, psicológica, que relaciona el
trueno con el carácter fogoso de los hermanos está lejos de conformar, pero aun
sigue siendo válida si la relacionamos con pasajes como Mc 9,38, en el que Juan
le avisa a Jesús que vio a uno intentando echar demonios en nombre de Jesús y
trató de impedírselo, o Lc 9,54 en el que los dos hermanos le preguntan a Jesús
si le parece que hagan descender fuiego del cielo para castigar a un pueblo que
no quiso recibirle. Hay que reconocer que Jesús actuaba realmente como un
«nuevo Elías», así que la propuesta de los hermanos, aunque Jesús la rechaza,
no es nada descabellada, ni habrá sonado tan «atronadora» como nos parece a
nosotros.
Formó, con su hermano Juan y con Pedro,
una terna que tuvo una relación especial con Jesús en señalados momentos:
-son testigos de la resurrección de la hija de Jairo: « Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.» (Mc 5,37).
-Son testigos privilegiadísimos de la transfiguración: «... toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos...» (Mc 9; también en Mt 17 y Lc 9, pero sólo Marcos destaca «a ellos solos»).
-En Marcos y Mateo, son testigos especiales de la agonía en Getsemaní, aunque también estaban los demás (Mc 14,33; Mt 26,37). También son ellos tres los mismos a los que Jesús cambió el nombre, lo que en la tradición profética podía significar una especial misión que debían cumplir (aunque ya hemos visto que la cuestión del nombre de los dos hermanos no aparece clara para nosotros hoy, no así la del cambio de nombre de Cefas). Esta terna «Pedro, Santiago, Juan» no debe confundirse con la terna de los mismos nombres que es llamada la de las «columnas de Jerusalén» en Ga 2,9, en relación al llamado «Concilio de Jerusalén» (Hechos 15), ya que el Santiago que allí menciona es el pariente del Señor y no ninguno de los dos apóstoles del mismo nombre, en especial no Santiago «el mayor», que ya había muerto.
-son testigos de la resurrección de la hija de Jairo: « Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.» (Mc 5,37).
-Son testigos privilegiadísimos de la transfiguración: «... toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos...» (Mc 9; también en Mt 17 y Lc 9, pero sólo Marcos destaca «a ellos solos»).
-En Marcos y Mateo, son testigos especiales de la agonía en Getsemaní, aunque también estaban los demás (Mc 14,33; Mt 26,37). También son ellos tres los mismos a los que Jesús cambió el nombre, lo que en la tradición profética podía significar una especial misión que debían cumplir (aunque ya hemos visto que la cuestión del nombre de los dos hermanos no aparece clara para nosotros hoy, no así la del cambio de nombre de Cefas). Esta terna «Pedro, Santiago, Juan» no debe confundirse con la terna de los mismos nombres que es llamada la de las «columnas de Jerusalén» en Ga 2,9, en relación al llamado «Concilio de Jerusalén» (Hechos 15), ya que el Santiago que allí menciona es el pariente del Señor y no ninguno de los dos apóstoles del mismo nombre, en especial no Santiago «el mayor», que ya había muerto.
Es el único de los Doce de los que tenemos
una afirmación en el Nuevo Testamento que indica explícitamente que murió
mártir: Hechos 12,1-2. Por supuesto, también otros murieron mártires, pero lo
sabemos por tradición posterior, no por el NT, que no menciona como mártir
-dentro de los Doce- más que a este Santiago. El hecho ocurrió muy
tempranamente, hacia el 44, y quizás se vio en ello el cumplimiento de una
profecía de Jesús que declaraba que Juan y Santiago beberían «el mismo cáliz»
que bebió Jesús (Mc 10,29), aunque lamentablemente Hechos no nos cuenta nada de
si se cumplió esa profecía en Juan, y las tradiciones posteriores en torno a él
aportan más confusión que claridad.
Mención aparte merece la cuestión de
«Santiago y España», cuestión espinosa porque, más que regirse por criterios
históricos, parece que hay que usar para evaluarla criterios nacionales. Lo
cierto e indubitable es que no hay ni una sola tradición anterior al siglo VII
que relacione a Santiago con España; parece bastante imposible que alguien que
murió en Jerusalén cuando apenas había pasado poco más que una década de la
Pascua de Jesús, haya tenido tiempo de evangelizar España, e incluso Romanos 15
(21-24) habla explícitamente de España como tierras donde aun no se ha
anunciado a Cristo... y es una carta escrita en torno al año 60. Pero en
definitiva, sería inaceptable para cualquier cuestión histórica aceptar como
histórico un hecho para el que la mención más cercana está separada seis siglos
de ese hecho; como ya lo señalara en el propio siglo VII san Julián de Toledo,
la evangelización de España por Santiago no pasa de ser una fábula.
Cuestión distinta es si las reliquias del
santo llegaron o no a España; ésa es una cuestión independiente a la anterior,
difícil de probar, pero no imposible de aceptar. Según una tradición cuya
primera mención es el 830, las reliquias del santo fueron trasladadas primero a
Iria Flavia (actualmente Padrón, en Galicia), y más tarde a Compostela, en
torno a las cuales surgió el santuario que -junto con san Pedro y los Santos
Lugares- iluminó la vida religiosa europea en el Medievo, y aun irradia. No
obstante, entre el traslado de la ubicación original a Compostela, las
reliquias estuvieron un tiempo perdidas, por lo que es difícil asegurarse de la
identidad material entre unas y otras. La cuestión parece que debe quedar
abierta, y hay tantas opiniones -españolas- que afirman a rajatabla esa
identidad, como opiniones -generalmente no españolas- que la niegan. Hay una
bula de SS León XIII, del 1 de noviembre de 1884 (puede leerse en Actae Sanctae
Sedis 17, pp 262-270) en la que el pontífice le asegura al Obispo de Compostela
la identidad de las reliquias que hay allí con Santiago Apóstol «y sus
discípulos Atanasio y Teodoro». Debería estar demás decir -aunque no lo está
frente a tanto fundamentalismo magisteriológico, tan pernicioso como el
escriturístico, que hay dando vueltas- que la cuestión de la identidad de unas
reliquias con una persona es una cuestión estrictamente histórica y documental,
no objeto de la clase de cuestiones que puede establecer el Papa con su poder
magisterial, así que el contenido de la Bula no pasa de ser una opinión
atendible emitida en un momento determinado del saber histórico sobre el tema.
Santiago resultó ser un eficaz símbolo y
vínculo de unión de los diversos grupos hispánicos en su lucha contra los
musulmanes, sobre todo en relación a la -considerada generalmente como una
ficción histórica- «batalla del Clavijo», en la que Santiago el mayor, en su
advocación de Santiago «Matamoros», combatió junto a las fuerzas cristianas de
Ramiro I de Asturias. Esta advocación y el santuario de Compostela como polo de
atracción fueron fuerzas espirituales poderosísimas que ayudaron decisivamente
a la formación de España. La imagen de Santiago Matamoros es característica en
muchas iglesias españolas, aunque su índole particularista y vindicativa es
bastante cuestionable en relación al mensaje del evangelio, incluso habiendo
servido en un momento concreto de la historia de un pueblo.
Sobre los Doce, un panorama esquemático
pero bien expuesto se encuentra en Comentario Bíblico San Jerónimo, tomo V, pp
752 y ss. Más completo y actualizado, Meier, «Un judío marginal», tomo III,
especialmente la sección dedicada a Santiago y Juan, Tomo III, pág 230-238,
pero en el mismo tomo se desarrollan en general las cuestiones relativas a Los
Doce como conjunto. Sobre la relación de Santiago con España he seguido de
cerca la exposición del Butler-Guinea, Tomo III, día 25 de julio, donde hay
bibliografía específica sobre las reliquias, si bien no muy actualizada, pero
sí muy fundamental.
Imágenes:
-El Greco, Santiago el Mayor, 1610-1614, Museo del Greco, Toledo.
-Relicario del Apóstol, en Santiago de Compostela.
-Anónimo, Batalla del Clavijo, con Santiago Matamoros, 1630, en el Museo de Artesanías de Colonia, Alemania.
Imágenes:
-El Greco, Santiago el Mayor, 1610-1614, Museo del Greco, Toledo.
-Relicario del Apóstol, en Santiago de Compostela.
-Anónimo, Batalla del Clavijo, con Santiago Matamoros, 1630, en el Museo de Artesanías de Colonia, Alemania.
Abel Della Costa
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
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