domingo, 16 de mayo de 2021

Domingo de la Ascensión Ciclo B (16.05.2021): Marcos 16,15-20. Raíces y alas... ¡de la palabra! y Domingo 25º: 16.05.2021.- NADIE LO HA VISTO

 

Huellas

Vino como vinimos todos. Nació.

Respiraba como respiramos todos. Vivió.

Se fue como se fueron y nos iremos todos. Murió. 

En todo como nosotros. Encarnado, de carne y hueso.

Y de él, como de todos, nos quedan sus huellas.

En las profundidades de la burgalesa cueva de Ojo Guareña, como si se tratara de uno más de los museos de esta Tierra, se conservan las huellas de algunos significativos antecesores que por allá vivieron y hasta se desvivieron. 

¿Quién no guarda en las retinas de su memoria las huellas del primer humano en pisar, no la tierra de la Luna, sino la propia realidad de la Luna? 

Las huellas nos identifican, seguramente tanto, o tal vez más aún, que cualquier QR de nuestras tecnologías digitales. Las huellas son nuestra presencia escondida, nuestra voz callada, nuestra respiración contenida, nuestro sueño descansado, nuestro punto y seguido, nuestra resurrección ¿.....?

Cada uno a su manera llegaremos a ser y a estar en nuestras huellas. Serán las huellas de nuestra marca de zapatos, las huellas en el aire de nuestras palabras dichas, las huellas tatuadas de nuestras letras escritas, la huellas aladas de nuestras melodías susurradas o vociferadas, las huellas de nuestros olores, humores o tumores, las huellas leves de nuestras caricias, las huellas profundas de nuestros cargamentos... Siempre estaremos en nuestras huellas. Seremos nuestras huellas... Siempre en ellas, sean inmensamente muchas o poquitas y pequeñas. Serán las tuyas, las mías o las de cada quien. Seremos, una vez más, como diría el poeta, huellas; y no huellas solitarias o vacías, sino llenas y encontradas.

Ahora que escribo, recuerdo haber pisado en las huellas, dicen los imaginados sueños soñadores, que dejó Jesús de Nazaret en el lomo de unas rocas del Monte de los Olivos, en Jerusalén, en aquella hora en que se levantó y ascendió en la luz azul de un atardecer. O, ¿fue amanecer? 

Sobre esto de Jesús el laico de la Galilea mis neuronas siempre me dicen que aquello ni fueron ni serán las huellas de aquel hombre...

Las huellas de aquel Jesús de carne y hueso están siempre en carne y hueso de otras personas. Huellas de carne y hueso. Huellas vivas. Siempre huellas vivas. Las huellas, aunque aparenten todo lo contrario, jamás son huellas fosilizadas o petrificadas, siempre están vivas y palpitan. Respiran a su modo. Viven y huelen. Su rastro ni se acaba ni se pierde. Permanece y es humano. Y nos pertenece a todos y a cada uno. Las huellas, toda huella es como el aire. Las huellas no se van. Se quedan.

A continuación puedes encontrar los dos comentarios de asuntos evangélicos del domingo 16 de mayo de 2021.

 

Domingo de la Ascensión Ciclo B (16.05.2021): Marcos 16,15-20.

Raíces y alas... ¡de la palabra! Me lo pregunto y lo escribo CONTIGO,

Se acabó ya la Pascua en las programaciones eclesiásticas de la Liturgia. Pero aún le quedan cuatro semanas al Credo de la Religión de la Iglesia: la Ascensión de Jesús de la tierra al cielo, la Bajada del Espíritu del cielo al suelo llamada Pentecostés, la Santísima Trinidad y la Santísima Eucaristía. Arriba-abajo, subir-descender, en el cielo y en la tierra... ¿Las palabras tienen alas? Las tienen, y también raíces.

En este domingo central del mes de mayo se nos vuelve a leer un breve relato del llamado Evangelio de Marcos, pero no parece que esto sea verdad. Siempre que me toca leer o comentar Marcos 16,9-20 acudo a la Biblia de Jerusalén para leerme en ella la extensa nota a pie de página correspondiente al versículo 16,9. En ninguna otra de las Biblias que tengo a mi alcance encuentro una información tan acertada y completa.

En síntesis, esta nota viene a comunicarme que el texto de Mc 16,9-20 es un añadido que se le hizo a este Evangelio a comienzos del siglo II de nuestra historia, unos treinta años después de que se escribiera el auténtico primer Evangelio (Mc 1,1 hasta 16,8). Probablemente, alguien pensó que el Evangelio escrito por María Magdalena-Mc no acababa como debería acabarse, con la narración de las apariciones de Jesús de Nazaret resucitado. Y este ‘alguien’ se las añadió.

Deseo y espero que se escuche, y mejor que se lea, con consciente detenimiento el mensaje de Mc 16,15-20. Las manos que redactaron este mensaje deberían dedicarse a otros menesteres más humanizadores. Y las neuronas que engendraron tales afirmaciones habría que resetearlas para que aprendieran a copiar correctamente y a no inventarse bulos interesados. Si no me creen lo que he escrito, léase en paralelo Mateo 28,16-20 con Marcos 16,15-20.

El versículo de Marcos 16,16 jamás pudo salir de la boca de Jesús de Nazaret mientras vivió o después de muerto en sus apariciones. Imposible. Estas palabras son una falsedad interesada por quien fuera su autor.

En las afirmaciones de Marcos 16,17-18 se asegura que todo seguidor de Jesús, todo creyente cristiano, puede y debe encarnar cinco capacidades muy bien definidas por esta nueva mano narradora. Confieso mi más radical suspenso en el seguimiento de Jesús porque no creo haber realizado ninguna de estas cinco acciones que deberían identificarme como tal.

Nunca expulsé ningún demonio ni creo poseer poderes exorcistas. Tampoco logré hablar una lengua diferente de mi español sin el esfuerzo personal y concienzudo por aprenderla. Jamás se me ha ocurrido atrapar serpientes con mis manos sabiendo que nada malo me podrán causar por ser buen seguidor de Jesús. No deseo ingerir veneno alguno para constatar que la fuerza de mi religión me librará de una muerte muy probable y, por fin, confieso que mis manos colocadas en cabeza ajena no han curado a nadie de sus dolencias o de su muerte.

Si esta palabra del anónimo pseudo evangelista fuera verdad, como se asegura, la inmensa cantidad de creyentes cristianos que siempre existieron habrían acabado, año tras año y en los veinte siglos de historia, con toda suerte de enfermedades y males. La humanidad se hubiera ahorrado tener que investigar en cómo mantener la salud de los seres humanos.

Ante los dos versículos finales del relato (Mc 16,19-20) prefiero callarme. Lo que se nos cuenta, literalmente, nadie nunca ha podido constatar que fuera así. No desearé jamás que mi ignorancia sea atrevida. Carmelo Bueno Heras.

 

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

Domingo 25º: 16.05.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

NADIE LO HA VISTO

 

En el pasado mes de abril, un amigo me trajo un tesoro desde su tierra de Euskadi. Los densos días anteriores y posteriores a la Pascua me han permitido contemplar el tesoro con detenimiento, con inmensa admiración y, sobre todo, con desbordante alegría. Sentimientos y actitudes típicamente pascuales, ¿verdad?

 

El regalo merece la pena, no por lo que aparenta o por su procedencia, sino por aquel (Aquel, quizá) de quien se cuenta lo que se escribe en cada una de sus páginas, que son unas doscientas treinta perlas, preciosas y apasionadas. El narrador que las engarzó tenía ochenta y cuatro años cuando las vio impresas, juntas y engastadas, en el collar de su libro.

 

Éste, el libro, tiene ahora unos tres años recién cumplidos. Nació en 2008. Y no sé absolutamente nada del número de sus lectores. Pero ya me atrevo a decir que, si la cifra de ejemplares distribuidos se acerca a los treinta miles, el tal libro adquirirá la categoría de “perseguido oficial”. Hace no mucho tiempo hablé en esta misma página de otro librejo llamado “Cosas de curas” y ya no hay forma o manera de encontrarlo ni en ‘las librerías de viejo’. Se agotó. Temo que con este nuevo amigo mío pase algo semejante.

 

Me entristecería mucho si así ocurriera con “Otras noticias de Dios”. Con este título dudo que exista una editorial que se arriesgue a editar tanto ejemplar. Por eso, “Utriusque Vasconiae” se decidió a hacerlo. ¿Quién de los lectores de esta página conoce la existencia de tal entidad editorial? Yo mismo lo ignoraba por completo hasta estos días de Pascua.

 

A modo de modesta constatación socio-religiosa, me permití visitar una docena de librerías especializadas en esta cuestión en Madrid y en otras capitales de provincia. El resultado de mi búsqueda no ha podido ser más desalentador. Cuando esto me pasa, siempre recurro a Lola y Piedad, de la Librería La Salle, expertas en el rastreo de perlas editoriales, como ésta, a la que dedico estos mínimos minutos bíblicos y que presento en la comunidad de los seguidores de Educar hoy:

 

Manuel Olasagasti Gaztelubide, Otras noticias de Dios, Colección Fundamentos, Utriusque Vasconiae, Ategorrieta Hiribidea, 3-3. 20013-Donostia. Teléfono 943 270433.

 

‘Nadie ha visto a Dios’, dice el cuarto Evangelio. Y no son pocos, dentro de la Iglesia, quienes afirman que sobre Él sólo podemos tener opiniones. Una de éstas es la de Manuel que nos la ofrece así: “El libro, folleto, opúsculo, libelo, panfleto o lo que estime el lector/a, pide ser leído por las ganas de leer, no por consideración hacia el autor del engendro o por afinidad de cualquier tipo con el padre de la criatura” (p. 11). Y al comenzar su exposición, escribe en su prólogo: “¿Cómo que otras noticias?... ¿Qué ínfulas son esas? Tranquilo, lector, lectora. No son noticias nuevas. Todos las llevamos dentro. Circulan poco, ciertamente. Las llamo ‘otras’ porque no son las convencionales cuando se habla de Dios y las religiones” (p. 5). Y, ¿sabes, lector curioso, lo más novedoso que dice este tal Manuel? Esto: que “Dios es bueno/bueno”. Es decir, bueno, bueno… y bueno. Mil gracias, Mikel, por recordármelo con tu regalo. Y ya en las puertas del verano, comparto este tesoro con vosotros, lectores y amigos.

Carmelo Bueno Heras. Educar Hoy 128 (junio de 2011)

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