¿Acompañar y amar son tres personas?
Por estas tierras y mares de
la mitad norte de la casa del mundo, el mes de mayo es el mes del
acompañamiento. Se pasó ya el tiempo de la siembra. Las semillas se despertaron
y siguen a su ritmo el desarrollo de sus propias identidades. Sueñan estas semillas
con nuevas semillas buenas. Y en este sueño se fían de la primavera, de su sol
y de su luz, de las lunas y de sus miradas, del aire y de sus sonrisas, del
cielo y del agua de sus nubes, del suelo y de sus silencios abrazados. Se
fían las semillas también del acompañamiento de unas manos campesinas que
aprendieron a tocar sin herir y a acompañar con esa sana serenidad del
saber estar y del tener paciencia. Acompañar del acompasar. Acompañar del
comprender. Acompañar del confiar... Acompañar. Siempre acompañar.
Me lo vuelvo a escribir que
es la manera dulce de dejarme tatuar: Mayo es el mes del acompañamiento. Y el
próximo domingo será ya el último del mes. Para muchas mentes lectoras este mes
es también 'el del amor hermoso'. ¡Mammmma mía! Piensa, me digo mientras
escribo... ¡Qué imágenes tan sugerentes nos evoca la primavera! Ella es esta
madre del amor hermoso. La madre del amor hermoso. El amor hermoso. Pero,
¿acaso necesita el amor los rodrigones de los adjetivos calificativos? Amar.
Siempre amar.
Y..., en el tercer párrafo de
esta presentación de los comentarios del Evangelio del domingo
treinta de mayo, una palabra más: Trinidad. Primero, acompañar y
segundo, amar; ¿no será este Acompañar y Amar el camino para alcanzar Trinidad?
En este asunto trinitario siempre me chirría la paloma (o el palomo, ¿quién lo
sabe?). ¿No es tan natural pensar en la mujer? Un hombre, un hijo... Lo natural
es la semilla. Lo natural es la primavera. Lo natural es la vida. Lo natural es
el sentido común, hasta que se le cruza en el sendero la ideología y todo el
proceso se va al traste. Y si la ideología es religiosa el traste se convierte
en desastre.
Silencio ya.
A continuación pueden leerse
los comentarios.
Domingo de la Stma.
Trinidad Ciclo B (30.05.2021): Mateo 28,16-20. Madre Padre Hijo. Familia. Me lo comento y lo escribo CONTIGO,
La liturgia romana de la Iglesia católica nos
propone un tercer domingo dedicado a la Trinidad, que para muchos no está bien
llamarla ‘santa’, sino que debiera llamarse siempre ‘santísima’ y con todas las
letras MAYÚSCULAS y, a ser posible, bordadas en oro. Parece ser que ésta es la
culminación definitiva y eterna de todo proceso de divinización. ¿Acaso no es
éste el primero y principal dogma del credo de la Religión Católica?
Para
este domingo tan central y dogmático en el año del Ciclo B, en el que se
programa la proclamación del Evangelio de Marcos-María Magdalena, se nos
sugiere o, mejor, se nos propone que leamos o escuchemos los cinco versículos
con los que se acaba y cierra el llamado Evangelio del Mateo (Mt 28,16-20).
Quiero
entender que se decida anunciar este mensaje evangélico porque en este texto se
constata explícitamente la referencia a la Trinidad: “Id y haced discípulos
a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo...” (Mt 28,19).
Durante
unos años viví en Burgos y casi al lado del muy moderno Museo de la Evolución
Humana (el MEH) donde se puede contemplar muy imaginativamente al viviente humano
de Atapuerca. Desde aquellos años de la vida de este humano, ella y él, hasta
los años treinta del siglo primero de nuestra historia, ¿cuántos años
transcurrieron?, ¿cuántos humanos vivieron no sólo en los alrededores de
Atapuerca, sino en toda la superficie de la Tierra? Y..., ¿por qué nadie
les abrió los oídos para acoger al Padre y al Hijo y al Espíritu? ¿También esta
realidad trinitaria estaba iluminada por la fuerza azul de la evolución?
¿Ciencia o Religión?
Esta
nítida realidad del Padre y del Hijo y del Espíritu que nos anuncia el
Evangelista en el final de su narración es ¿tan central y definitiva? ¿Por qué
el Evangelista la ha colocado en labios de su Jesús de Nazaret después de que
éste hubiera sido condenado, ejecutado y sepultado? ¿Por qué este Jesús de
Nazaret no contó este credo de la Trinidad tan importante desde los comienzos
de su evangelización en aquel primer gran discurso que se acabó por llamar de
‘Las Bienaventuranzas? (Mt 5-7).
Además,
este Jesús de Nazaret del Evangelista Mateo, ¿bautizó a alguien en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu para hacerlo discípulo suyo? Por más que se
lea este Evangelio, por ningún lugar se encontrará el menor atisbo de una
posible tarea bautizadora de Jesús. Según este Evangelista Mateo, su Jesús de
Nazaret no instituyó un bautismo y, mucho menos aún, que éste fuera un
sacramento.
Padre,
Hijo, Espíritu Santo. También en las culturas que en la historia han sido se
constata la trinidad del ‘Sol, Luna, Aire’. ¿Por qué no, también, la
Familia de la madre, el padre y los hijos e hijas? ¿El Espíritu es la madre, el
aire, una paloma? Disponemos cada uno de un domingo completo para atrevernos a
pensar en la trinidad y sopesar las luces y sombras del misterio.
Junto
a estas reflexiones que seguirán siendo interrogantes sin respuestas pongo
entre mis neuronas la última afirmación que nos ha dejado este relato del
Evangelista Mateo. Dice su Jesús de Nazaret: “Estoy con vosotros todos
los días hasta que se acabe el tiempo” (Mt 28,20). Él está conmigo y
contigo y con ella y con él. Está dentro y nos llevamos. Carmelo Bueno
Heras.
CINCO
MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 27º: 30.05.2021.
Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...
Aprender a leer la Biblia
Pocos son los que aún ignoran
el discurso llamado de las Bienaventuranzas que pone el evangelista Mateo en
labios de Jesús. Espero que estos lectores hayan meditado con tino y tiento los
cinco apartados del discurso que comienzan con la expresión anafórica: “Habéis
oído que se dijo a los antepasados”. Y que luego tiene su contrapunto en
esta otra: “Sin embargo, yo os digo”. Al margen de comentarios
literarios o teológicos de estos apartados, quiero indicar que Mateo está
colocando en nuestras manos una herramienta metodológica para aprender a leer
la Escritura como Palabra de Dios. Y creo que esta metodología pudo utilizarse
en las reuniones de las comunidades cristianas del siglo primero en las que se
acostumbraba, como dicen los investigadores, a leer un texto de la Ley y otro
de los Profetas para ser luego comentados a la luz del mensaje aprendido y
recibido de Jesús, resucitado y presente en aquellas iglesias.
Me atrevo a utilizar este
recurso metodológico de lectura y propongo otras cinco cuestiones que nos
siguen ayudando a comprender la liberadora novedad de la Buena Noticia del
Reinado de Dios frente a la “espiritualidad judía”, que también y tan bien
conocía Jesús de Nazaret.
Oísteis lo que está escrito
desde muy antiguo: “Esto dice Ciro, rey de los persas: el Dios del cielo me
ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encomendado construirle un templo
en Jerusalén de Judá. Quienes pertenezcan a este pueblo, que regresen. Y que su
Dios esté con ellos” (2Crónicas 36,23). Sin embargo, Jesús nos dice:
“Destruid el santuario del Templo y yo lo levantaré en tres días (Juan 2,19). Y
si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y
haremos morada en él” (Juan 14,23).
Oísteis lo que está escrito
desde muy antiguo: “Vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los
pueblos de la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”
(Éxodo 19,5-6). Sin embargo, Jesús nos dice: “En esto conocerán todos
que sois mis discípulos: si os amáis los unos a los otros” (Juan 13,35).
Oísteis lo que está escrito
desde muy antiguo: “los supervivientes de los pueblos que invadieron
Jerusalén subirán año tras año a postrarse ante el Rey Yahvé en la celebración
de la fiesta de las tiendas. Y si algún pueblo de la tierra no sube a Jerusalén
a postrarse ante el Rey, Yahvé todopoderoso, él no enviará la lluvia sobre ese
pueblo” (Zac 14,16-17). Sin embargo, Jesús nos dice: “Donde están dos o
tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20).
Oísteis lo que está escrito
desde muy antiguo: “Feliz el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se
sienta, sino que se complace en la ley de Yahvé y su ley susurra día y noche”
(Salmos 1,1-2). Sin embargo, Jesús nos dice: “Amad a vuestros enemigos,
haced el bien a los que os odian” (Lucas 6,27).
Oísteis lo que está escrito
desde muy antiguo: “Durante seis días se trabajará, pero el día séptimo
será sagrado para vosotros, día de descanso completo en honor de Yahvé.
Cualquiera que trabaje en ese día, morirá” (Éxodo 35,2). Sin embargo, Jesús
nos dice: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para
el sábado” (Marcos 2,27)
Comprendido el método, puede el lector practicarlo
sin ningún tipo de límites de tiempo o de textos bíblicos.
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