Los cinco minutos del Espíritu Santo | |||||||||||
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Hace que las decisiones sean buenas y sanas | |||||||||||
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El Espíritu Santo es mi santificador, que se acerca a mí, a lo más íntimo, para derramar su santidad. Pero lo más íntimo es el corazón.
En realidad la palabra corazón está muy desgastada, confundida con un romanticismo barato. Cuando decimos esta palabra pensamos en los sentimientos, pero el corazón es mucho más que las emociones y los afectos superficiales, es cosa seria. ¿A qué se refiere la Palabra de Dios cuando habla del corazón? No olvidemos que es el mismo Dios el que nos prometió: "les daré un corazón nuevo" (Ezequiel 36,26). El corazón son esas intenciones más escondidas, las decisiones ocultas que no compartimos con nadie, los verdaderos proyectos que nos movilizan, lo que en realidad andamos buscando cuando decimos cosas, cuando tomamos decisiones. Allí quiere entrar el Espíritu Santo para transformarnos. Allí quiere derramarse para que todas nuestras decisiones profundas sean buenas y sanas. Pero sólo puede entrar poco a poco, en la medida en que se lo permitimos realmente. Porque a veces lo invocamos de la boca para afuera, pero hay una parte nuestra donde en el fondo no queremos que toque algunas cosas; creemos que allí estamos mejor solos. Es falso. Allí también lo necesitamos a él para poder ser realmente felices. |
domingo, 1 de abril de 2018
Hace que las decisiones sean buenas y sanas (Los cinco minutos del Espíritu Santo) 01042018
Santos del día 1 de abril
En Roma, conmemoración de los santos mártires Venancio, obispo, y compañeros de Dalmacia y de Istria, a saber, Anastasio, Mauro, Pauliniano, Telio, Asterio, Septimio, Antioquiano y Gayano, que la Iglesia se complace en honrar juntamente.
En Tesalónica, ciudad de Macedonia, santas Agape y Quionia, vírgenes y mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano, por negarse a comer carne sacrificada a los ídolos, fueron entregadas al prefecto Dulcecio, quien las condenó a ser quemadas vivas.
En Palestina, santa María Egipcíaca, célebre pecadora de Alejandría, que por la intercesión de la Bienaventurada Virgen se convirtió a Dios en la Ciudad Santa, y llevó una vida penitente y solitaria a la otra orilla del Jordán.
En Lauconne, cerca de Amiens, en la Galia, san Valerico o Valerio, presbítero, que atrajo a no pocos compañeros hacia la vida eremítica.
En el lugar llamado Ardpatrick, en la región de Munster, en Irlanda, san Celso, obispo de Armagh, que promovió intensamente la restauración de la Iglesia.
En Grenoble, ciudad de Burgundia, san Hugo, obispo, que trabajó denodadamente en la reforma de las costumbres del clero y del pueblo, y, amante de la soledad, durante su episcopado ofreció a san Bruno, maestro suyo en otro tiempo, y a sus compañeros, el lugar de la Cartuja, que presidió como primer abad, rigiendo durante cuarenta años esta Iglesia con esmerado ejemplo de caridad.
En el monasterio cisterciense de Bonnevaux, en el Delfinado, en Francia, beato Hugo, abad, cuya caridad y prudencia lograron la armonía entre el papa Alejandro III y el emperador Federico I.
En Caithness, en Escocia, san Gilberto, obispo, que erigió la iglesia catedral en Dornoch y dispuso hospederías para los pobres, y al morir recomendó lo que él mismo había observado durante su vida, a saber, no hacer daño a ningún ser, llevar con paciencia las correcciones divinas y a nadie dar ocasión de tropiezo.
En Lisboa, de Portugal, san Nuno Alvarez Pereira, que primero fue puesto al frente de la defensa del reino y más tarde recibido entre los hermanos oblatos en la Orden Carmelitana, donde llevó una vida pobre y escondida en Cristo.
En York, en Inglaterra, beato Juan Bretton, mártir, que, siendo padre de familia, mostró una gran constancia en la fe de la Iglesia Romana durante el reinado de Isabel I y, amenazado varias veces, se mantuvo firme, por lo que al fin, bajo la falsa acusación de sedición, murió estrangulado.
En Cracovia, Polonia, beata Sofia Czeska-Maciejowska, viuda, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María.
En Brescia, en la región de Lombardía, en Italia, san Luis Pavoni, presbítero, que se entregó con ánimo decidido a la formación de los jóvenes pobres y se interesó sobre todo en su educación religiosa y artesana, para lo cual fundó la Congregación de Hijos de María Inmaculada.
En la Isla de Madeira (Portugal), beato Carlos de Austria, rey.
En Guadalajara, México, beatos laicos José Anacleto González Flores, José Dionisio Luis Padilla Gómez, Jorge Ramón Vargas González y Ramón Vicente Vargas González, mártires.
En el campo de concentración de Dachau, en Alemania, beato José Girotti, sacerdote profeso de la Orden de Predicadores y mártir.
En Shkodrë, Albania, beato Marin Shkurti, presbítero de la arquidiócesis de Shkodrë-Pult y mártir.
Santa Balbina, virgen (31 de marzo)
Santa Balbina, virgen
fecha: 31 de marzo
†: a. 595 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: a. 595 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Roma, conmemoración de santa Balbina, cuyo título erigido en el
Aventino muestra la veneración que se tributó a su nombre.
Patronazgos: protectora contra el bocio y el dolor de cuello.
refieren a este santo: San Quirino de
la Vía Apia

En el Martirologio Romano anterior a la
última reforma se leía: «En Roma, Santa Balbina, virgen, hija de san Quirino,
mártir, que fue bautizada por el papa Alejandro y escogió a Cristo como su
esposo en santa virginidad; después de terminar su curso en este mundo, fue
sepultada en la Vía Apia, cerca de su padre.» Este relato, el tradicional de la
santa, desgraciadamente depende de la inserción completamente gratuita del
martirologista Adón, quien tomó ciertos detalles de las «Actas del papa
Alejandro», que Beda prudentemente pasó por alto, y usó los nombres de Quirino,
Teodora y Balbina para llenar tres nombres dejados en blanco en el mes de
marzo. Las así llamadas «Actas de Balbina» son meramente un tardío plagio de
las actas de Alejandro.
Todo lo que sabemos es que a mitad del
camino entre la Vía Apia y la Vía Ardeatina, hubo un monasterio de Balbina,
probablemente llamado así, porque fue construido en las propiedades de una dama
cristiana, llamada Balbina. Por otra parte, parece que hubo una Balbina, llamada
hija de Quirino, pero no puede haber sido la misma, ya que la primera vivió en
época muy anterior y fue sepultada en la catacumba de Pretéxtato. Balbina fue
honrada en una pequeña iglesia del siglo IV, en el Aventino, que llevó su
nombre, pero es difícil determinar de cuál Balbina se trataba. La fecha que le
asigna el Martirologio (anterior al 595) proviene de que esa pequeña iglesia es
el único dato cierto que tenemos.
La fabulosa historia de Santa Balbina está
publicada en el Acta Sanctorum, marzo, vol. III, pero está sacada de las Actas
de Alejandro, en una versión en la que Balbina es presentada como mártir. Ver
también Dom Quentin, Les martyrologes historiques, especialmente pp. 113 y 490;
Leclercq en Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, vol. II, pp. 137-157; y J. P. Kirsch, Die Römischen Titelkirchen im Altertum,
pp. 94-96..
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_1056
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