domingo, 2 de febrero de 2020

Santos del día 2 de febrero

Santos del día 2 de febrero
Quarto Nonas februarii
   Fiesta de la Presentación del Señor (6 coms.) - Fiesta litúrgica   
Fiesta de la Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.
En Orleans, en la Galia Lugdunense, san Flósculo, obispo.
En Cantorbery, en Inglaterra, san Lorenzo, obispo, que gobernó esta Iglesia después de san Agustín y la engrandeció al convertir a la fe al rey Edbaldo.
En Würzburg, en Austrasia, san Burcardo, el cual, oriundo de Inglaterra, fue ordenado por san Bonifacio como primer obispo de esta sede.
En Florencia, de la Toscana, beato Simón Fidati de Cassia, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que con sus palabras y sus escritos condujo a muchos a vivir con más fidelidad la vida cristiana.
En Susa, en el Piamonte, beato Pedro Cambiani de Ruffia, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que por odio a la Iglesia fue asesinado en el claustro por los herejes.
En Prato, de la Toscana, santa Catalina de' Ricci, virgen de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la religión. Logró, de alguna manera, experimentar en ella los misterios de la pasión de Jesucristo, gracias a su asidua meditación.
En Burdeos, en Francia, santa Juana de Lestonnac, que, siendo niña, rechazó la invitación y los esfuerzos de su madre para apartarla de la Iglesia católica. Al quedar viuda, y después de educar convenientemente a sus cinco hijos, fundó la Sociedad de Hijas de Nuestra Señora, a imitación de la Orden de la Compañía de Jesús, para la educación cristiana de las muchachas.
En Roma, san Nicolás Saggio de Langobardis, religioso de la Orden de los Mínimos, que ejerció con humildad y santidad el oficio de portero.
En Genezzano, del Lacio, beato Esteban Bellesini, presbítero de la Orden de San Agustín, que permaneció fiel a su congregación durante tiempos difíciles y se dedicó infatigablemente a la educación de la juventud, a la predicación y al trabajo pastoral.
En Hanoi, en Tonkin, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos ministeriales en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, fue encerrado en una jaula y condenado a muerte en tiempo del emperador Tu Duc, marchando serenamente a consumar su martirio por decapitación.
En Dernach, lugar de Renania, en Alemania, santa María Catalina Kasper, virgen, que fundó el Instituto de Pobres Siervas de Jesucristo, para servir al Señor en los indigentes.
En Plancy, población de Aube, en Francia, beato Luis Brisson, presbítero y fundador de los Oblatos de San Francisco de Sales y Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales.
En Milán, en Italia, beato Andrés Carlos Ferrari, obispo, que trabajó en favor de las tradiciones religiosas de su pueblo y abrió nuevos cauces para dar a conocer en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia.
En Verona, también en Italia, beata María Dominica Mantovani, virgen, que junto con el beato José Nascimbeni, presbítero, fundó el Instituto de Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, del cual fue primera superiora, para atender a los pobres, huérfanos y enfermos, y llevó siempre una vida humilde por amor a Cristo.
En Mbahe, Limpopo, Sudafrica, beato Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir de la fe al oponerse a las prácticas de brujería.

sábado, 1 de febrero de 2020

Beato Luis Variara, presbítero y fundador (1 de febrero)


Beato Luis Variara, presbítero y fundador

fecha: 1 de febrero
n.: 1875 - †: 1923 - país: Colombia
canonización: 
B: Juan Pablo II 14 abr 2002
hagiografía: Vaticano
Elogio: En la ciudad de Cúcuta, en Colombia, beato Luis Variara, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, que dedicó toda su actividad en favor de los leprosos y fundó la Congregación de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
El P. Luis Variara nació el 15 de enero de 1875 en Viarigi (Asti, Italia). En 1856 había estado allí Don Bosco para predicar una misión. Y fue a Don Bosco a quíen su padre confió el hijo, llevándoselo a Valdocco el 1 de octubre de 1887. El santo morirá cuatro meses más tarde, pero Luis llegó a conocerlo como para quedar marcado por toda la vida. Así recuerda él mismo el evento: «Estábamos en la estación de invierno. Jugábamos una tarde en el amplio patio del Oratorio, cuando de repente se oyó gritar de un lado a otro: ¡Don Bosco!... ¡Don Bosco! Instintivamente nos abalanzamos todos hacia el sitio donde aparecía nuestro buen Padre, a quien sacaban a dar un paseíto en un coche. Lo seguimos hasta llegar al lugar donde debía subir al vehículo. Pronto se vio Don Bosco rodeado de su querida turba infantil. Yo buscaba afanosamente el modo de situarme en algún punto donde pudiera verlo a mi gusto, pues deseaba ardientemente conocerlo. Me acerqué lo más que pude y, en el momento de ser ayudado a subir al coche, me dio una dulce mirada y sus ojos se fijaron detenidamente en mí; tenía la seguridad de haber conocido a un santo y que ese santo había leído en mi alma algo que sólo Dios y él pudieron saber».
Pidió hacerse salesiano: entró al noviciado en 1891 y lo concluyó al año siguiente, profesando los votos perpetuos en las manos del primer sucesor de Don Bosco, el beato Miguel Rua, quien le susurró al oído: «Variara, no varíes». Hizo los estudios de filosofía en Valsálice. Por allí, en 1894, pasó el P. Unia, célebre misionero que poco antes había comenzado a trabajar entre los leprosos de Agua de Dios. «Cuál no sería mi asombro y alegría -narra el mismo P. Variara- cuando, entre los 188 compañeros que tenían la misma aspiración, fijando su mirada en mí, dijo: "Éste es el mío"». Llegó a Agua de Dios el 6 de agosto de 1894. La población contaba con 2000 habitantes, 800 de los cuales eran leprosos. Se sumergió totalmente en su misión. Valiéndose de sus capacidades musicales, organizó una banda instrumental que creó un clima de fiesta en la «ciudad del dolor».
El 24 de abril de 1898 fue ordenado sacerdote y pronto se reveló óptimo director espiritual. Entre sus penitentes estaban también las componentes de la Asociación de las Hijas de María, grupo de unas 200 muchachas, muchas de las cuales eran leprosas. El joven sacerdote descubrió que no pocas de ellas se hubieran consagrado con gusto al Señor. Pero se trataba de un sueño considerado irrealizable, porque ninguna congregación aceptaba a una leprosa y ni siquiera a una hija de leprosos. Fue ante esta constatación como nació en él la primera idea de jóvenes consagradas aunque fueran leprosas. La Congregación de las «Hijas de los SS. Corazones de Jesús y de María» tuvo inicio el 7 de mayo de 1905, y está presente en la actualidad en diez naciones.
Era cada vez más entusiasta de su misión. Escribía: «Nunca como este año me he sentido contento de ser salesiano y bendigo al Señor por haberme enviado a este lazareto, donde he aprendido a no dejarme robar el cielo». Se cumplían diez años desde su llegada a Agua de Dios, década feliz y rica de obras. Entre éstas, la ultimación del Asilo «P. Miguel Unia» que, pese a los atrasos causados por la guerra de los 1000 días, fue inaugurado en 1905. Pero entonces comenzó un período de sufrimientos e incomprensiones que duraría 18 años, es decir, hasta la muerte del generoso misionero. Tuvo que alejarse de Agua de Dios: Mosquera, Contratación, Bogotá y Barranquilla fueron los varios sitios que la obediencia le asignó. En 1921 fue enviado a Táriba, ciudad venezolana en el límite con Colombia, en donde su salud empeoró en forma preocupante. El médico aconsejó que, por razones de clima, lo llevaran a Cúcuta, en Colombia. Fue allá, pero sus condiciones precipitaron pronto. Murió el 1 de febrero de 1923, a los 49 años de edad y 24 de sacerdocio. Lo sepultaron en Cúcuta. En 1932 los restos mortales fueron trasladados a la capilla de sus Hijas en Agua de Dios, en donde todavía descansan. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 14 de abril del 2002.
fuente: Vaticano
accedido 1700 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_415

Beata Juana Francisca de la Visitación, virgen y fundadora (1 de febrero)


Beata Juana Francisca de la Visitación, virgen y fundadora

fecha: 1 de febrero
n.: 1843 - †: 1888 - país: Italia
otras formas del nombre: Ana Michelotti
canonización: 
B: Pablo VI 1 nov 1975
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Elogio: En Turín, en Italia, beata Juana Francisca de la Visitación (Ana) Michelotti, virgen, que fundó el Instituto de Hermanitas del Sagrado Corazón, para servir al Señor cuidando desinteresadamente a los enfermos pobres.
En el Turín del siglo xix, sacudido por los belicosos aires de la unificación italiana, encendió el Señor una de las grandes luminarias de la Iglesia contemporánea, san Juan Bosco. Puede ser entendido como la estrella central de una constelación de santos. En su órbita también se inscribe la Beata Juana Francisca de la Visitación, que nos ofrece un suave destello de luz y esparce un calor manso, como una brasa viva y silenciosa. Sintió como él el hechizo que produce siempre la figura de san Francisco de Sales, dechado de bondad y de mansedumbre. Si Don Bosco fundó la Sociedad Salesiana, nuestra beata logró dar vida al primitivo proyecto de san Francisco de Sales de fundar una congregación de monjas dedicadas a visitar y cuidar a los enfermos pobres.
Murió a los 44 años exactamente, un día después de san Juan Bosco, el 1 de febrero de 1888. Se llamó antes de ser religiosa Ana Michelotti, nacida en Annecy, en la Alta Saboya, el 29 de agosto de 1843, de padre piamontés y madre saboyana. Fue la tercera de cuatro hermanos, huérfanos de padre en la niñez. La madre, viuda y reducida a gran pobreza, demostró un temple extraordinario en el sostenimiento de los hijos, sacando tiempo para visitar y atender a enfermos necesitados. El influjo en su hija Ana fue decisivo desde sus primeros años. Cuando visitaba enfermos la acompañaba, y en su corazón brotaba la compasión y el interés por los demás. Así, la vocación a la vida religiosa brotó en ella con la mayor espontaneidad, en ambiente de estrechez suma pero atenta a los que todavía sufrían más.
A los diecisiete años entró en el monasterio de las Hermanas de San Carlos, de Lyon, una congregación dedicada a la enseñanza, y muy pronto comprendió que su lugar no era aquél. La acogió en el mismo Lyon una señorita muy piadosa, y comenzó el apostolado entre los enfermos. Su madre falleció en 1864 y el único hermano que le quedaba, cuatro años después. A sus veinticinco años seguía viviendo de prestado en Lyon, sin hogar familiar de referencia: sola. En su camino se cruzó un alma inquieta, sor Catalina, ex novicia de las Hermanas de San José de Annecy. Ambas coincidieron en la idea de poner en marcha el proyecto que habían tenido san Francisco de Sales y santa Juana de Chantal de fundar una congregación de hermanas para visitar y asistir a enfermos pobres. La gente comenzó a llamarlas «las dos señoritas de los pobres». Su casa se reducía a dos pequeñas habitaciones en una buhardilla, pero contaban con la bendición del arzobispo de Lyon, ante el que emitieron los votos el 29 de julio de 1869. Ana Michelotti asumió nuevos nombres de clara resonancia salesiana: Juana Francisca de Santa María de la Visitación. ¡Todo un programa!
En el camino de muchos santos hay trechos marcados por desconciertos y fracasos. No es del todo fácil de explicar la separación de las dos compañeras en 1870. Ana permaneció durante un tiempo en Annecy; luego halló cobijo junto a algunos familiares de la rama paterna en Almese, en el Piamonte, continuando su entrega a los enfermos, siempre dispuesta a obedecer. Respondió con prontitud, volviendo a Lyon, cuando se vio reclamada autoritariamente, y se encontró reducida a simple novicia, y sometida a grandes pruebas y humillaciones, ella que a todas luces era cofundadora. Retornó a Annecy, y la comunidad de Lyon, por cierto, no tardó en extinguirse. En Annecy, su ciudad natal, había para ella un sitio privilegiado de oración junto a la urna que guardaba las reliquias de S. Francisco de Sales. ¿Qué hacer? ¿Qué rumbo debía tomar la monja fracasada, ya llegada a los 28 años? Los santos permanecen siempre a la escucha y en su corazón a veces resuenan «palabras sustanciales», que dan fuerza para realizar lo que significan. Tales fueron las que oyó internamente con toda claridad: «Encamínate a Turín. Allí te quiere el Señor para que allí establezcas tu monasterio».
Hacia Turín se dirigió a finales de 1871 y allí se estableció definitivamente en 1873. Sus biógrafos hacen especial mención de dos personas de vida muy santa que le prestaron ayuda: el P. Félix Carpignano, del Oratorio de San Felipe Neri, y María Clotilde de Saboya. Buscó para su fundación una designación que denota humildad, devoción y amor: Piccole Serve del Sacro Cuore di Gesú, Siervecillas del Sagrado Corazón de Jesús, al servicio de enfermos pobres. Sólo eran tres para comenzar pero bastaron para que el cardenal Gastaldi, arzobispo de Turín, autorizase la obra en 1874, año en que las tres tomaron el hábito. El 2 de octubre de 1875 emitieron los votos de pobreza, castidad y obediencia. Sorprendentemente, el mismo cardenal que tan duro e incomprensivo se mostró con Don Bosco, cuando la obra de éste ya resultaba asombrosa, supo prestar su apoyo a una pobrecita mujer que echaba a andar de modo tan insignificante.
La dedicación a los enfermos pobres supuso sacrificios mayores de los imaginados. Varias de las poquitas monjas de los comienzos fallecieron víctimas del contagio. Pero pocos años después ya eran veinte. En 1880 pudieron abrir la segunda casa en Milán y en 1882 otra nueva en Valsalice, cerca de Turín, que se convirtió en casa-madre. Pronto siguieron otras fundaciones. La sombra benéfica de Don Bosco la acompañó en los momentos más difíciles. La consolidación y la expansión de una Congregación religiosa no es simple fruto de planificación y capacidad organizadora. Se requiere en los fundadores un carisma especial que suscite en otros el seguimiento, formándolos luego y sosteniéndolos con la enseñanza y el ejemplo. Beata Juana Francisca cifró su atención en el Corazón de Jesús que le inspiró la entrega sacrificada, abrazándose a la cruz. Pablo VI no duda en afirmar que responde fielmente al ideal de la mujer fuerte de la Biblia (Prov 31,17-20): «En ciudad ajena, pobre y careciendo de todo, falta de salud, afectada y afligida por muchas dificultades, alcanzó tal grado de virtud que siguió a Cristo con omnímoda libertad, imitándolo muy de cerca y logrando fundar una familia de religiosas que ha superado ya el siglo de existencia viviendo de su carisma de caridad».
Gravemente enferma, cesó como madre general de su congregación en enero de 1887. Falleció santamente el 1 de febrero del año siguiente. Fue enterrada con la máxima simplicidad en un pobre cementerio y hubiera ido a parar al osario común, si no hubiesen sido recogidos sus restos diez años después. Desde el año 1923 descansan en la capilla de la casa-madre de Valsalice. Fue proclamada beata por el papa Pablo VI en Roma el 1 de noviembre del Año Santo de 1975. 
Artículo firmado por José Ma. Díaz Fernández. En el sitio del Vaticano puede leerse (en italiano) la homilía en la misa de beatificación.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_414

San Sigeberto III, rey (1 de febrero)


San Sigeberto III, rey
fecha: 1 de febrero
n.: c. 630 - †: 656 - país: Francia
canonización: culto local
hagiografía: Santi e Beati
Elogio: En Metz, en Austrasia, el santo rey Sigeberto III, que fundó los monasterios de Stavelot y Malmedy, así como muchos otros, y se distinguió por su liberalidad en hacer limosnas a las iglesias y a los pobres.
refieren a este santo: San Amando de Maastricht

Nace hacia el 630 del rey de los francos Dagoberto I (600-639) y de la reina Regintrude. Por motivos políticos de la época, Dagoberto I entregó al hijo, un niño de cuatro años, la corona del reino de Austrasia en el 634, con Metz como capital, confiando la custodia y educación al obispo san Cuniberto de Colonia Agrippina -es decir Colonia- y al duque Adalgiso.
Unos decenios antes, en el 613, el reino Merovingio había comenzado su decadencia con la subdivisión en los cuatro reinos de Burgundia, Neustria, Aquitania y Austrasia, enfrentados entre sí. Y aun en el 641, a los 11 años, Sigeberto III se vio envuelto en una desafortunada guerra contra Turingia, mientras que desde el 643 vio crecer el poder del mayordomo de palacio Grimoaldo. Los mayordomos eran, en época merovingia, los maestros de palacio con funciones de primer ministro, y en la práctica eran quienes gobernaban, siendo los reyes en realidad «rois fainéants» (reyes no-hace-nada).
En este contexto histórico, poco se sabe de Sigeberto III. Estuvo casado con Inechilde, con quien tuvo una hija, Blethilde, y un hijo, Dagoberto II, su sucesor. Siempre apareció como rey ensombrecido, sin poder efectivo, dedicado sobre todo a obras de piedad y beneficiencia. De los documentos que han llegado hasta nosotros se recoge con certeza que fue fundador de los monasterios de Cugnon, Stavelot-Malmédy, y San Martín en Metz, aunque la tradición habla de que fue fundador de doce monasterios.
Bajo su reinado el cristianismo se difundió profundamente en Austrasia, y él mismo protegió y favoreció las actividades de los santos obispos Amando y Remaclo. En una carta escrita al obispo de Cahors, Desiderio, Sigeberto le cuenta que la paz es estable en su reino, y que su mirada estaba puesta en una vida vivida en gracia de Dios, en la paz de su pueblo, y en la santidad. El papa Martín I pidió a Sigeberto ayuda contra la herejía monotelita que venía de Bizancio.
El santo rey murió con apenas 26 años, el 1 de febrero del 656 en Metz, y fue sepultado en el monasterio de San Martín que él mismo había fundado. Su culto surgió cuando en 1063 sus reliquias fueron recuperadas en el mismo monasterio a causa del derrumbamiento de la cripta, pero fue un siglo más tarde, en el 1170, cuando las reliquias fueron "elevadas", es decir, depositadas en un altar, y por tanto consideradas oficialmente (en las costumbres de la época) como de un santo.
Con la definitiva destrucción del monasterio, en 1552, las reliquias fueron llevadas al convento de San Jorge, en Nancy. Luego los duques de Lorena, que se consideraban sucesores del santo rey, fomentaron su culto, nombrándolo en 1742 patrono del Ducado, y trasladando sus reliquias a la catedral de Nancy, ciudad de la que es patrono hasta hoy. Sin embargo buena parte de estas reliquias fueron quemadas en 1797, en la Revolución, y las que sobrevivieron se dispersaron por distintas ciudades francesas. Es invocado para la resolución de conflictos políticos y contra el mal tiempo.
Artículo traducido para ETF -con algunos cambios- de uno de Antonio Borrelli.
fuente: Santi e Beati
accedido 1762 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_404

Santos del día 1 de febrero

Santos del día 1 de febrero
Kalendis februarii
   San Trifón, mártir (5 coms.)   
En Frigia, conmemoración de san Trifón, mártir.
En Ravena, en la región de Flaminia, san Severo, obispo.
En Augusta Tricastina, en la Galia Vienense, san Pablo, obispo, que dio posteriormente su actual nombre a la ciudad, Saint-Paul-Trois-Châteaux.
En Kildare, de Hibernia, santa Brígida, abadesa, que fundó uno de los primeros monasterios de la isla y, según se cuenta, continuó el trabajo de evangelización iniciado por san Patricio.
En Augusta Pretoria, en los Alpes Grayos, san Urso, presbítero.
En Anicio, en Aquitania, san Agripano, obispo y mártir, el cual, de regreso a Roma, a su llegada a dicha región fue asesinado por unos idólatras.
En Metz, en Austrasia, el santo rey Sigeberto III, que fundó los monasterios de Stavelot y Malmedy, así como muchos otros, y se distinguió por su liberalidad en hacer limosnas a las iglesias y a los pobres.
En la villa de Ciruelos, en la región española de Castilla la Nueva, san Raimundo, abad de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava, bajo la Regla del Cister, e insigne sostenedor del cristianismo.
En Saint-Malo, en Bretaña Menor, san Juan, obispo, varón de gran austeridad y justicia, que trasladó su sede episcopal desde Aleth a esa ciudad. San Bernardo lo alabó como obispo pobre, amigo de los pobres y amante de la pobreza.
En París, en Francia, beato Reginaldo de Orleans, presbítero, quien, de paso por Roma, conmovido por la predicación de santo Domingo, entró en la Orden de Predicadores, donde atrajo a muchos con el ejemplo de sus virtudes y el ardor de su palabra.
En Castro Fiorentino, en la Toscana, santa Viridiana, virgen, que vivió recluida desde la juventud hasta la ancianidad.
En el convento de Piglio, en el Lacio, beato Andrés, de la familia de los condes de Segni, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, renunciando a altas dignidades, prefirió servir a Cristo en la humildad y simplicidad.
En Dublín, en Irlanda, beatos mártires Conor O'Devany, obispo de Down and Connor, de la Orden de los Hermanos Menores, y Patricio O'Lougham, presbítero, ahorcados ambos por ser católicos, bajo el reinado de Jacobo I.
En Londres, en Inglaterra, san Enrique Morse, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, apresado en diversas ocasiones y exiliado por dos veces, fue encarcelado de nuevo, en tiempo del rey Carlos I, por ser sacerdote, y, después de haber celebrado la Misa en la cárcel, entregó su alma a Dios, ahorcado en Tyburn.
En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, pasión de las beatas María Ana Vaillot y sus cuarenta y seis compañeras, que recibieron la corona del martirio durante la Revolución Francesa. Estos son sus nombres: Otilia Baumgarten, religiosa; Juana Gruget, Luisa Rallier de la Tertinilre, Magdalena Perrotin, María Ana Pichery y Simona Chauvigné, viudas; Francisca Pagis, Juana Fouchard, Margarita Riviére, María Cassin, María Fausseuse, María Galard, María Gasnier, María Juana Chauvigné, María Lenée, María Leroy Brevet, María Rouault, Petrina Phélippeaux, Renata Cailleau, Renata Martin y Victoria Bauduceau, esposas; Juana, Magdalena y Petrina Sailland d'Espinatz, hermanas; Gabriela, Petrina y Susanna Androuin, hermanas; María y Renata Grillard, hermanas; Ana Francisca de Villencuye, Ana Hamard, Carla Davy, Catalina Cottanceau, Francisca Bellanger, Francisca Bonneau, Francisca Michau, Jacoba Monnier, Juana Bourigault, Luisa Amata Déan de Luigné, Magdalena Blond, María Leroy, Petrina Besson, Petrina Ledoyen, Petrina Grille, Renata Valin y Rosa Quenion.
En la ciudad de Seúl, en Corea, santos mártires Pablo Hong Yông-ju, catequista, Juan Yi Mun-u, que se ocupaba de los pobres y enterraba los cuerpos de los mártires, y Bárbara Ch'oe Yong-i, la cual, siguiendo el ejemplo de sus padres y esposo muertos por el nombre de Cristo, fue decapitada al igual que los otros.
En Turín, en Italia, beata Juana Francisca de la Visitación (Ana) Michelotti, virgen, que fundó el Instituto de Hermanitas del Sagrado Corazón, para servir al Señor cuidando desinteresadamente a los enfermos pobres.
En la ciudad de Cúcuta, en Colombia, beato Luis Variara, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, que dedicó toda su actividad en favor de los leprosos y fundó la Congregación de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.