viernes, 2 de mayo de 2025

Santos del día 3 de mayo

                                          Santos del día 3 de mayo

Fiesta de san Felipe y Santiago, apóstoles. Felipe, que, al igual que Pedro y Andrés, había nacido en Betsaida, era discípulo de Juan Bautista y fue llamado por el Señor para que le siguiera. Por su parte, Santiago, de sobrenombre «Justo», hijo de Alfeo y considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. Al suscitarse la controversia sobre la circuncisión, adhirió al criterio de Pedro, a fin de que no se impusiese a los discípulos venidos de la gentilidad aquel antiguo yugo. Muy pronto coronó su apostolado con el martirio. († s. I)

En Antinoe, en la región de Tebaida, en Egipto, santos Timoteo y Maura, mártires. († 286)
En la vía Nomentana, a siete miliarios de la ciudad de Roma, santos Evencio, Alejandro y Teódulo. († s. III/IV)
En Narni, de la Umbría, san Juvenal, venerado como el primer obispo de la diócesis. († s. IV)
En Kildare, en Irlanda, san Conleto, obispo, que fue colaborador de santa Brígida en la asistencia espiritual del monasterio que ella dirigía y de otros puestos bajo su jurisdicción, y debido a su autoridad ejerció una gran ascendencia sobre los prelados de su país. († c. 520)
En Argos, en Grecia, san Pedro, obispo, que mostró una inmensa caridad hacia los pobres y trabajó, incansable, poniendo paz en los litigios para bien de las almas. († c. 922)
En el monasterio de Fohorst, en Flandes, tránsito de san Ansfrido, obispo de Utrecht, el cual, afectado por la ceguera, se retiró a este lugar. († c. 1008)
En Kiev, ciudad de Rusia, san Teodosio, abad, que, según la tradición, fundó el monasterio conocido con el nombre de Las Grutas e instituyó en él la vida cenobítica. († 1074)
En Vercelli, en la región del Piamonte, en Italia, beata Emilia Bicchieri, virgen de la Orden de Santo Domingo, que, a pesar de haber ejercido a menudo el cargo de priora, realizaba muy contenta en la vida de comunidad los servicios más humildes de la casa. († 1314)
En Kazimierz, en Polonia, san Estanislao, presbítero y canónigo regular, que, impulsado por su caridad pastoral, fue ministro diligente de la palabra de Dios, maestro de la vida espiritual y confesor muy solicitado. († 1489)
En Cubas de La Sagra, Madrid, España, beata Juana de la Cruz, en el siglo Juana Vázquez Gutiérrez, abadesa del Monasterio de la Cruz y mística franciscana, que ya desde niña vivió su fe de forma heroica, demostrando su amor a Jesús, a quien siempre consideró el centro de su vida. († 1534)
En Innsbruck, Austria, beato Tomás Acerbo, religioso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. († 1631)
En Kannoubine, Líbano, beato Esteban Douayhy, patriarca de Antioquía de los maronitas, que desarrolló una intensa actividad intelectual y pastoral. († 1704)
En Susa, del Piamonte, en Italia, beato Eduardo José Rosaz, obispo, que durante veinticinco años asistió pastoralmente la diócesis que se le había confiado, con una dedicación especial a los pobres. Fundó la Congregación de Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco de Susa. († 1903)
En la ciudad de Sherbrooke, en la provincia de Quebec, en Canadá, santa María Leonia (Elodia) Paradis, virgen, que fundó la Congregación de Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, dedicadas al servicio doméstico de los sacerdotes. († 1912)

03 de mayo: Nuestra Señora del Nahuel Huapi

 

03 de mayo: Nuestra Señora del Nahuel Huapi

En 1672, en reconocimiento a la labor misionera del P. Mascardi, el Virrey Lemos, desde El Alto Perú, le envió una bella Imagen de la Virgen que “él colocó, con la veneración que se puede suponer, en el humilde altar de su capillita” (Furlong, Nicolás Mascardi, Pág. 50), nombrándola Señora de Poyas. Años después, el Padre De la Laguna, añadiría“: y de Puelches.

El 14 de noviembre de 1717 la Misión es destruida por segunda vez. Y nuevamente la Imagen queda ilesa.

Copiamos el relato del Padre Francisco Enrich ”enseguida saquearon completamente la Casa y la Iglesia sin perdonar cosa alguna, excepto la imagen de María Santísima que sacaron a la orilla de la laguna, y despojándola de sus ricos y vistosos vestidos la dejaron cubierta con un cuero de caballo”. Para colmo de tan sacrílegos atentados prendieron fuego a los edificios que ardieron completamente, y con ellos el cuerpo del Padre Elguea. “(Historia de la Compañía-1891. Chile). A principios de 1718, desde Calbuco, viene el P. Arnoldo Jaspers integrando una expedición al Nahuel Huapi, motivada por la noticia del trágico fin de la Misión, que llega a Castro con el grupo de poyas cristianos sobrevivientes. Jaspers lleva la Imagen a Chequián (Chiloé). Cuando en 1730 se construye la iglesia de Achao (Hoy Patrimonio de la Humanidad), la Imagen de la “Virgen de la Misión Nahuel Huapi” es entronizada en esa iglesia como Patrona de la misma, bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto. Esta tradición oral conservada celosamente por los Achaínos, salió a luz una vez que ellos vieron que las intenciones de los Barilochenses no era “reclamar la Imagen”, sino sólo pedirles autorización para hacer una copia.

Un dato geográfico y otro histórico, van dando coherencia y confirmando la tradición oral de los Achaínos: Chequián fue el primer asentamiento jesuítico en la isla de Quinchao. Por razones de seguridad ante la piratería reinante, años después se trasladaron a la bahía de Achao: en la misma isla, a pocos kilómetros y en la misma orilla del Pacífico.

La Imagen de Nuestra Señora de la Misión Nahuel Huapi que se encuentra en el presbiterio de la Catedral de Bariloche es copia exacta de “La Loreto “ de Achao.

En el libro “LA MISIÓN NAHUEL HUAPI”, de Yayo De Mendieta, encontramos abundante material, que recoge resultados de investigaciones serias a ambos lados de la Cordillera y en los Archivos Jesuíticos de Roma y el Vaticano.


Una Virgen Extraviada

Estos antecedentes se estuvieron reuniendo durante tres años con el apoyo del Obispo Fernando Maletti, del rector de la Catedral de Bariloche, Pascual Bernik y el párroco de Achao, Renato Torres.

La virgen de Loreto, patrona de la Iglesia que lleva su nombre en Achao, resultaba ser la misma escultura que Mascardi y los poyas cordilleranos llamaron “Nuestra Señora de Asunción de Poyas” y que permaneció hasta 1717, cuando fue destruida la misión.

La réplica de la imagen colonial fue encargada al escultor ancuditano Milton Muñoz, que la reprodujo en un milenario mocho de arce.

El 4 de Junio del 2004, a la madrugada, una caravana de achainos despidió a la delegación hasta Dalcahue. Continuaron dos buses de chilotes y barilochenses con la nueva imagen, cruzaron la nevada Cordillera de los Andes y en los límites de la ciudad lacustre lo esperaba una columna de vehículos y bandas de música. Los bomberos instalaron en uno de sus carros a la imagen que lucia como en un “papamóvil”.

La Catedral de Bariloche es el volumen arquitectónico más grande de la ciudad. Su estructura de hormigón recrea la monumentalidad románica, pero con muchos guiños góticos de luminosos vitrales y alzados espacios.

A ese templo encendido ingresó la imagen menuda, ante la expectación de una Catedral repleta de gente, estandartes y banderas de ambos países. Al cruzar el arco ojival de la entrada irrumpió una banda militar y todas las rosas del lago cayeron en una eclosión de pétalos perfumados. Hasta el menos religioso se emocionó en esa atmósfera ritual donde el pasado y el presente concurrían. Chilotes y argentinos palpitaban en la misma memoria y fe.

La imagen quedó en un podium construido en el altar. La custodiaba una docena de ángeles encarnados en pequeñas niñas del lugar. Al finalizar la ceremonia, el viernes 4 , la gente se acercó al altar y como se acostumbra en nuestras islas comenzaron a tocarla y venerarla en oración. “Nuestra Señora del Loreto” había sido incorporada a la devoción trasandina, con la antigua advocación de “Virgen de Nahuelhuapi o de los poyas”.

La imagen es emblemática, simboliza la historia de Chiloé: un pueblo que vive en dos países, como esta Patrona que es hoy venerada en Bariloche y Quinchao.


LAS MISIONES JESUITAS 
La misión "Nahuel Huapi"

La Misión del Nahuel Huapi fue fundada en 1670 por el Padre Nicolás Mascardi y un grupo de aborígenes Poyas (alrededor de treinta personas) que, desde Chiloé, regresaban a sus tierras, liberados del exilio y de la cárcel. Conoció a los poyas en la cárcel de Castro y, además de ayudarlos e ir aprendiendo su idioma, por este “resto” pleiteó a favor de su libertad y probó que no podían ser esclavos, valiéndose de muchas y eficaces razones, en lo que se gastó algún tiempo; que en materia de defender a los indios era muy celoso y ponía todo empeño. Cuatro años le costó la victoria con repetidas cartas al Gobernador de Chiloé, al Gobernador de Chile, y al Virrey del Perú Los sacó de las prisiones donde estaban y los llevó a un lugar seguro y cómodo a fin de regresar él mismo en compañía de ellos, a sus tierras.

Para dar una idea de la magnitud de los ataques españoles: se calcula que en cinco años realizaron treinta malocas, capturando más de 14.000 aborígenes en las zonas del Nahuel Huapi. Y en este contexto es donde Mascardi hace realidad las palabras del Profeta Isaías, que Jesús hizo suyas en la Sinagoga de Nazaret: El Espíritu del Señor está sobre mí… Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar libertad a los oprimidos (Evangelio de san Lucas, 4,16.) En este grupo tenía un fuerte liderazgo “la Reina” HUANGUELÉN (ESTRELLA). Ella y su Pueblo, liderados por el P. Mascardi, fueron protagonistas de la experiencia histórica de un Evangelio Liberador. No es difícil imaginar el entusiasmo, la alegría con que habrán emprendido el cruce de la Cordillera de los Andes.

“De esta manera, finalizados los preparativos, partió lentamente la caravana. Al llegar al pie de la cordillera, Mascardi agradeció a su escolta y los invitó a regresar: y se fue solo con los indios confiando en Dios y puesto en sus manos, muy alegre por no tener que confiar en hombres, sino sólo en Dios” (La Misión Nahuel Huapi, Pág.112). El asentamiento de la Misión, previa estadía en la orilla Sur del Lago Km.17 de la Avenida Bustillo, estuvo definitivamente en la costa Norte del Lago, actual Península Huemul.


LA CATEDRAL 
Iglesia Catedral de San Carlos de Bariloche

La Catedral de San Carlos de Bariloche, "Nuestra Señora del Nahuel Huapi", es el principal templo católico de la ciudad de San Carlos de Bariloche, en Argentina. Se encuentra en la intersección de las calles Almirante O’Connor y Beschtedt, rodeada por dos plazas con hermosos jardines, y corresponde a la Diócesis de Bariloche, sufragánea de la Arquidiócesis de Bahía Blanca.

Para la construcción de la Catedral de Bariloche, el arquitecto Alejandro Bustillo ofreció su proyecto gratuitamente. Su sentimiento se orientó en un estilo neogótico con reminiscencias francesas. Un proyecto que incluía, buscado o no, algo de las herméticas ciencias medievales.

El edificio tiene forma de cruz latina. Su cabecera está orientada exactamente al Este, de modo que el sol ilumina desde el comienzo del día. Así también se logra esfumar las diversas variaciones de la luz, al pasar por los vitrales. Vista desde el exterior, se generan planos de luz y sombra acentuando sus rasgos arquitectónicos ya mencionados.

El material usado para su edificación fue la “piedra blanca”. Es curioso notar, expresado por algunos feligreses, como el efecto que genera este mineral, puede transportarnos a un mundo interior de sensible austeridad. Impresión vinculada acaso con la grutas de los primeros cristianos, que encontraban en estos medios de construcción (piedra) los medios para edificar.

En el caso del techo, son de color negro y culminan en un campanario de 69 metros en forma de aguja.

(fuente: www.iglesiacatedralbariloche.com)

jueves, 1 de mayo de 2025

Santos del día 2 de mayo

                                                   Santos del día 2 de mayo

Memoria de san Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, el cual, preclaro por su santidad y doctrina, en Alejandría de Egipto defendió con valentía la fe católica desde el tiempo del emperador Constantino hasta Valente, por lo cual tuvo que soportar numerosas asechanzas por parte de los arrianos y ser desterrado en varias ocasiones. Finalmente, regresó a la Iglesia que se le había confiado, donde, después de haber luchado y sufrido mucho con heroica paciencia, descansó en la paz de Cristo en el cuadragésimo sexto aniversario de su ordenación episcopal. († 373)

En Attalia, en la región de Panfilia, santos Héspero y su esposa Zoe, junto con sus hijos Ciríaco y Teódulo, mártires. Todos ellos, según la tradición, en tiempo del emperador Adriano eran esclavos al servicio de un pagano, y por orden de su mismo amo fueron primero azotados a causa de su libre confesión de la fe cristiana, luego brutalmente atormentados y finalmente arrojados a un horno encendido, en donde entregaron sus almas a Dios. († s. II)
En la ciudad de Hispalis (hoy Sevilla), en la Hispania Bética, san Félix, diácono y mártir. († s. IV)
Conmemoración de los santos mártires Vindemial, obispo de Gafsa, en Numidia, y Longinos, obispo de Pamaria, en Mauritania, ambos decapitados por orden de Hunerico, rey de los vándalos, después de haberse enfrentado a los arrianos en el concilio de Cartago. († 483)
En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Waldeberto, abad. († 665/670)
En el territorio de Saint Gallen, en Helvecia, santa Viborada, virgen y mártir, que vivió encerrada en una celda junto a la iglesia de San Magno, desde donde atendía al pueblo. A causa de su fe y de sus votos religiosos, arrostró la muerte a manos de invasores húngaros. († 926)
En Linkóping, en Suecia, beato Nicolás Hermansson, obispo, el cual, exigente consigo mismo, se entregó por completo a su Iglesia y a los pobres, y recibió la custodia de las reliquias de Santa Brígida. († 1391)
En Florencia, en la región de Toscana, en Italia, san Antonino, obispo, que después de llevar a cabo una labor de reforma en la Orden de Predicadores, se consagró con diligencia al ministerio pastoral de su diócesis, donde resplandeció por su santidad y por su provechosa y constante predicación. († 1459)
En Clonmel, en Irlanda, beato Guillermo Tirry, presbítero de la Orden de San Agustín, mártir bajo el régimen de Oliverio Cromwell por mantenerse fiel a la Iglesia de Roma. († 1654)
En la ciudad de Vinh Long, en Cochinchina, san José Nguyén Van Luu, mártir, que, agricultor y catequista, se ofreció voluntariamente en lugar del presbítero Pedro Luu, que era buscado por los soldados, y murió en la cárcel en tiempo del emperador Tu Duc. († 1854)
En la ciudad de Aranjuez, en la región española de Castilla la Nueva, san José María Rubio Peralta, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que se significó por su atención a los penitentes en la confesión sacramental, por la predicación de ejercicios espirituales y por sus visitas a los pobres en los suburbios de Madrid. († 1929)
En el campo de concentración de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Boleslao Strzelecki, presbítero y mártir, el cual, al estallar la guerra, fue encarcelado por su fe, y alcanzó la corona de la gloria por las torturas recibidas. († 1941)
En Krzydlina Wielka, Wolów, Polonia, beata Maria Acutina Goldberg, religiosa de las Hermanas de Santa Isabel y mártir, que, a pesar de ser consciente de la violencia cometida por los soldados del Ejército Rojo, decidió permanecer cerca de las personas a las que cuidaba, los ancianos y los enfermos que no podian escapar. († 1945)
En Bolonia, Italia, beata Sandra Sabattini, joven laica que en su corta vida supo traducir su amor por Cristo en servicio a los más necesitados. († 1984)

02 de mayo: Nuestra Señora de Araceli

 

02 de mayo: Nuestra Señora de Araceli

Roma es la cuna de la devoción aracelitana. En la cumbre del Capitolio, una de las famosas siete colinas de la Ciudad Eterna, se encuentra la bellísima basílica de Santa Maria "in Ara Coeli". En este antiguo templo, regido por la Orden Franciscana desde el año 1250, es venerado por los romanos el icono, -una imagen pintada sobre una tabla- de origen probablemente bizantino, de la que es Copatrona de la ciudad, la "Madonna d'Ara Coeli".

 Relata la tradición que a principios del año de 1562, don Luis Fernández de Córdova y Pacheco, alcaide de los Donceles, marqués de Comares y señor de Lucena, estando en misión diplomática en Roma, quedó prendado de la belleza de este nombre de tal modo que decidió regresar a la cabecera de su señorío con una imagen advocada a Araceli: Altar del Cielo.

La escultura tiene una altura de 160 cms. y muestra a Nuestra Señora vestida con una hermosa túnica de color carmesí, posando sus pies sobre una nube con cabezas de querubines. Desde el siglo XVII y siguiendo la moda de aquella época la imagen se viene vistiendo con ricos mantos y adornos.

Embarcado con la imagen de Nuestra Señora en el puerto de Civitavecchia, arribó a las playas españolas de Alicante a mediados del mes de abril del referido año de 1562.

Narra el historiador lucentino don Jerónimo Roldán y Cárdenas que aproximándose el cortejo del Marqués a Lucena por el viejo camino de Granada, al llegar al lugar donde hoy se halla la Primera Cruz, se desencadenó una terrible tormenta que dispersó a la comitiva, perdiéndose en la espesura de la Sierra de Aras la caballería que portaba la caja en donde se guardaba la imagen de la Virgen. El hallazgo del animal al día siguiente, echado en la cima del monte, en el lugar donde hoy se encuentran las tres cruces, justifica -según la tradición- el emplazamiento del Santuario en aquel lugar.

La primera noticia documental de la presencia de la imagen de Maria Santísima de Araceli en Lucena corresponde a un acta municipal de fecha 27 de abril de 1562, en la que consta el acuerdo de que se preparen los tambores para el recibimiento de Nuestra Señora. Aquel mismo año, no más de tres de meses después, se anota el regreso de la Virgen a su santa Casa.

En 1563 ya se había constituido la Cofradía, celebrando en el Santuario la fiesta de Nuestra Señora, siempre el primer domingo de mayo de cada año.

La Virgen se hallaba entonces -según antiguas memorias de los capellanes aracelitanos- en una pequeña ermita situada donde en la actualidad se encuentran las tres cruces de piedra, culminación de la vía sacra que se inicia en la Primera Cruz.

La devoción a tan bellísima Señora arraigó tempranamente entre los habitantes de Lucena y de la amplísima comarca que tiene como centro la cumbre de la Sierra de Aras. En documentos conservados desde el siglo XVI constan las frecuentes rogativas y funciones de acción de gracias a la ya desde entonces proclamada como Patrona y Abogada de Lucena, a la que recurrían en sus penalidades las gentes del campo andaluz.

Junto a la figura del capellán, con que siempre contó este Santuario para la atención del culto a Maria Santísima, aparecen a lo largo de los siglos y hasta tiempos recientes, las de los hermanos sirvientes de la Virgen, ermitaños que colaboraban con los mencionados clérigos capellanes y que realizaron una importantísima labor de difusión de la devoción aracelitana y de recogida de limosnas para los cultos y la mejora del Santuario. En este sentido cabe señalar que en 1600, ante el incremento de los devotos y lo multitudinario de las peregrinaciones, se iniciaron las obras de construcción del actual Santuario en el lugar donde se emplazaba una vieja atalaya militar desde donde se controló durante siglos la próxima frontera con el Reino de Granada.

En 1613 su Santidad Paulo V concedió a los cofrades de Nuestra Señora de Araceli bula de indulgencias, ratificada y ampliada por posteriores pontífices. La extensión de la devoción aracelitana corrió paralela a las mejoras artísticas y estructurales del Santuario a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

Deseosos de alcanzar de las autoridades el reconocimiento del Patronato sobre la ciudad de Lucena -evidente desde los primeros tiempos de la llegada de la bendita imagen-, en 1792 el Ayuntamiento, el Clero y el pueblo solicitaron y lograron del diocesano de Córdoba, don Antonio Caballero y Góngora la ratificación del mismo: la del Rey, don Carlos IV, se logró poco después, en 1808; pero las acontecimientos en que se vio envuelta España prácticamente durante la mitad del siglo XIX dilataron el logro de la ratificación del Patronato por parte del Romano Pontífice, lo que se alcanzó de S.S. Pío IX el 14 de marzo de 1851, sancionando mediante su autoridad apostólica este Patronato, siendo desde entonces Patrona Única de la ciudad de Lucena.

Ya en el siglo presente, a partir de 1910 se iniciaron las gestiones tendentes a lograr de la Santa Sede la Coronación Canónica de la venerada Imagen. Muy avanzados los trámites, y ya elaborados las coronas de la Virgen y su Bendito Hijo, así como el manto blanco, la Guerra Civil impidió la culminación del proceso. Este se reinició hacia 1945 alcanzándose del Papa Pío XII la implorada gracia de la Coronación el 7 de marzo de 1947. Así, el 2 de mayo de 1948, con grandiosa solemnidad, presidiendo el cardenal Segura, arzobispo de Sevilla, con la asistencia del arzobispo de Granada y los obispos de Córdoba, Cádiz y Jaén, y representando al Jefe del Estado el ministro de Agricultura, fueron coronados el Niño Jesús y María Santísima de Araceli.

Haciéndose eco de los deseos de los labradores, el entonces obispo de Córdoba, fray Albino Menéndez-Reigada la proclamó en 1954 Patrona del Campo Andaluz, sobre el que Maria Santísima de Araceli ejerce desde hace siglos su benéfico patrocinio.


Acontecimientos

La devoción a María en la imagen y bajo la advocación de Araceli ha constituido en Lucena, a lo largo de más de cuatro siglos de existencia, un fenómeno de importancia capital para la formación del ser propio, la personalidad y la esencia de lo lucentino.

Reclamada innumerables veces por el pueblo creyente como socorro providencial e infalible en las necesidades y aflicciones; recordada también y siempre aclamada en todos los momentos cruciales, no necesariamente de carácter religioso, de la historia de Lucena; generadora de anchos y hondos sentimientos populares; acaso también protagonista de muchas otras menudas "historias" personales, ancladas en las más hondas intimidades y que sólo es posible percibir profundizando en el sentir del pueblo; fuente de inspiración directa o indirecta del Arte y de todas las artes; símbolo, en fin, aceptado y reconocido como auténtico y diferenciador de Lucena, Nuestra Señora de Araceli forma parte inseparable de lo lucentino, no con una presencia inmóvil y ajena a las mujeres y hombres que han construido y habitado este pueblo, sino formando parte palpitante de sus vidas.

- 1562: Llegada de la imagen de María Santísima de Araceli a Lucena

Según la tradición, la imagen de la Virgen de Araceli llegó a Lucena desde Roma en 1562, año en que don Luis Fernández de Córdoba, VIII alcaide de los Donceles y II Marqués de Comares viajó hasta allí junto al hidalgo Juan de Onieva. Habiéndose quedado prendado de la madonna de Aracoeli, que los franciscanos veneran en la basílica capitolina del mismo nombre, encargó una imagen para traerla a Lucena, cabecera de su señorío.

Embarcó en Civitavecchia a primeros de abril, arribando a Alicante el día 12 del mismo mes. Con fecha 25 de abril, el cortejo que portaba la imagen de la Virgen entró en tierras lucentinas. A llegar al lugar conocido como "Primera Cruz", se desencadenó una terrible tormenta. Las caballerías se dispersaron, perdiéndose en la espesura de la sierra de Aras, entre ellas la que llevaba la imagen de Nuestra Señora, siendo encontrada al día siguiente por los criados del marqués, en la cima del monte, en el lugar donde se halla emplazado el calvario que sirve de culminación al viacrucis de jalona la subida al Santuario. Entendiéndose en estas circunstancias un designio divino, se construyó allí una pequeña ermita en la que inmediatamente comenzó a recibir culto la venerada imagen.

En el Archivo Histórico Municipal de Lucena, en un libro de actas capitulares, se anotan los preparativos para recibir a la Virgen de Araceli:

"En Lucena 27 de abril de 1562 años se juntaron a Cabildo el muy magnífico Señor licenciado Antonio Cavero Balderrávano, Alcalde mayor, y los Señores Antón Ramírez de Burgos y Gonzalo Fernández de Miguel y Diego Fernández Rando y Juan Ramírez y el Jurado Lope de Porras, y así juntados se proveyó lo siguiente: (Entraron Pedro Márquez, regidor y Gaspar Hurtado jurado, y Lázaro Martín, regidor). Cajas de tambores: Que Fernando Santaella, Mayordomo, dé las cajas de tambores aderezados como convenga para el recibimiento de Araceli".

- 1563: Fundación de la cofradía de Nuestra Señora de Araceli

En relación con la fundación de la cofradía aracelitana, en su obra "Tardes divertidas..." el historiador lucentino don Fernando Ramírez de Luque escribe: "que en un libro muy viejo donde están anotadas las primitivas memorias de misas y fiestas de la Parroquia de San Mateo y se guarda en el archivo de la comunidad de curas en cuya primera hoja se lee la lista de cofradías más antiguas de esta ciudad con la fecha de su fundación, a la de Araceli se le pone la fecha 20 de abril de 1563".

A partir de esta fecha se constata la celebración de la festividad de Nuestra Señora de Araceli el primer domingo de mayo.

- 1589: Primeras rogativas por causa de la sequía

El día 2 de abril de 1589, como consecuencia de la gran necesidad de agua, y en rogativa para que Nuestro Señor la enviase por mediación de su intercesora, la Virgen de Araceli, en sesión municipal el ayuntamiento de Lucena "acordó el postrero día de pascua se vaya por Nuestra Señora de Araceli y se traiga en procesión y se ponga en la iglesia del Señor San Mateo de esta villa y se le hagan nueve fiestas".

A dicha procesión de recibimiento se invitó a las comunidades de frailes dominicos y franciscanos, y a las cofradías del Santísimo Sacramento, de Nuestra Señora de la Asunción, de la Caridad, de la Nuestra Señora de la Cabeza; la de Nuestra Señora de la Paz, de la Inmaculada Concepción, de las Benditas Ánimas del Purgatorio, de la Virgen de la O, de Nuestra Señora de la Soledad y del Dulce Nombre de Jesús.

- 1603: La construcción del nuevo Santuario

Juan Moyano, regidor de la entonces villa de Lucena, en unas curiosas anotaciones que se conservan, escribe que el año de 1600 empezaron las obras de construcción de un nuevo Santuario, más capaz para la cada vez mayor devoción de los fieles a Nuestra Señora, que se construyó en el punto culminante del monte, en el lugar donde durante siglos estuvo emplazada una atalaya militar construida para controlar la frontera entre el reino cristiano de Castilla y el musulmán de Granada. El 8 de septiembre de 1603 se inauguró el nuevo templo con una solemne función religiosa.

- 1613: Bula de indulgencias para los cofrades de María Santísima de Araceli

El 5 de agosto de 1613, el papa Paulo V concedió "indulgencias plenarias y perdón de los pecados a todos los fieles de Cristo, de uno u otro sexo, que verdaderamente arrepentidos entrasen en dicha cofradía si en el día primero de su entrada recibieren el Santísimo Sacramento y a los cofrades de esta hermandad que verdaderamente arrepentidos , confesados y comulgados, visiten el oratorio y capilla de esta Hermandad en la primera domínica de mayo."

para más información, vistar www.virgendearaceli.com