lunes, 31 de agosto de 2015

Dolor del Papa por las consecuencias del huracán Erika en el Caribe 31082015

Dolor del Papa por las consecuencias del huracán Erika en el Caribe

En un telegrama, firmado por el secretario de Estado el cardenal Pietro Parolin, el Papa Francisco asegura sus oraciones por las víctimas y quienes están trabajando en las operaciones de salvamento. - REUTERS
31/08/2015 17:02
(RV).- El Santo Padre Francisco expresó su profundo dolor por la pérdida de vidas y por los destrozos causados por el paso del huracán Erika en el Caribe.
En un telegrama, firmado por el secretario de Estado el cardenal Pietro Parolin y dirigido al obispo de Roseau, en Dominica, Gabriel Malzaire, el Papa Francisco asegura sus oraciones por las víctimas y quienes están trabajando en las operaciones de salvamento. Así mismo el Obispo de Roma invocó esperanza y paz para las familias y quienes han sido afectados por esta catástrofe. La tormenta tropical ha provocado al menos 20 muertos por su paso por el Caribe oriental. Uno de los países más afectados fue Dominica, que declaró 9 áreas del país como zonas de desastre a causa de las torrenciales lluvias.
(MZ-RV)

    Cristianismo III (Lo que, al creer, esperamos) (Texto y Audio) L.11/11 Curso del Padre Antonio Oliver

    Lección 11: Lo que, al creer, esperamos [23/Mayo/92] (11 de 11)

    Lo que, al creer, esperamos: no vendo pan, vendo levadura. La vocación escatológica y transcendental del hombre, y de la Creación. ¿Qué es salvarse? Una historia con final más allá de la historia. Un cielo nuevo y una tierra nueva.

    01. La Religión de las religiones    http://youtu.be/8uYeWqtc9Gc

    02. Fin de las fronteras religiosas   http://youtu.be/Pa1iRDpYm_4

    03. Hacia la cohesión religiosa    http://youtu.be/Fb9mrqALFrA

    04. desde lo femenino humano    http://youtu.be/QncXuUu99zQ

    05. por la verdad del corazón    http://youtu.be/AtVwuia4jl4

    06. Lo que esperamos    http://youtu.be/zQ5ZLlHdwgo


























    Previsiones informativas de la semana del 1º al 7 de septiembre

    Previsiones informativas de la semana del 1º al 7 de septiembre

    Audiencia general del Santo Padre Francisco en la Plaza de San Pedro del pasado 26 de agosto - ANSA
    31/08/2015 12:23
    (RV).- El martes 1º de septiembre a las 17.00 en la Basílica Vaticana, el Santo Padre presidirá la celebración de la Palabra con motivo de la Primera Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación, que fue instituida por el mismo Pontífice el pasado 6 de agosto. Se trata de una Jornada de carácter ecuménico puesto que se celebrará junto a la Iglesia Ortodoxa.            
    Del 1º al  3 de septiembre en Italia, se llevará a cabo la séptima edición de la peregrinación a pie desde Asís hasta Gubbio, titulada: “El sendero de Francisco”.
    El miércoles 2 de septiembre el Santo Padre Francisco celebrará a las 10.30 en la Plaza de San Pedro, su tradicional audiencia general ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos de los cinco continentes, deseosos de escuchar su catequesis semanal y de recibir su bendición apostólica.
    Ese mismo día estarán disponibles en la Ciudad del Vaticano las nuevas series filatélicas dedicadas al VIII Encuentro Mundial de las Familias y al Centenario de la muerte del Beato y Mártir Ignacio Maloyan, así como a la proclamación de San Gregorio de Narek, Doctor de la Iglesia.        
    El jueves 3 de septiembre se celebrará la memoria litúrgica de San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia           
    Del 3 al 5 de septiembre el Cardenal Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, visitará Río de Janeiro, en Brasil, en el ámbito de una serie de encuentros y conferencias dedicadas al desafío de la paz en las grandes ciudades. El Purpurado también celebrará encuentros con la comunidad judía local al que seguirá otro de oración ecuménica en la Catedral anglicana de esa ciudad, y concluirá con su visita a los seminaristas.
    El viernes 4 de septiembre se reanudará la apertura nocturna de los Museos Vaticanos hasta el próximo 30 de octubre, que tendrá lugar todos los viernes de 19,00 a 23,00, con el último ingreso permitido hasta las 21,30.
    El sábado 5 de septiembre el Papa Francisco recibirá en audiencia a las Células Parroquiales de Evangelización y a la Presidencia de la Conferencia Episcopal de Brasil.
    Ese día en Girona, España, el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidirá la celebración de la Santa Misa con el rito de Beatificación de Fidelia Oller Angelats (en el siglo María Dolores) y dos compañeras, Religiosas profesas del Instituto de las Religiosas de San José, mártires fallecidas en 1936.
    Del  5 al  6 de septiembre en Montevideo, Uruguay, tendrán lugar las celebraciones por la 37ª Jornada Nacional de la Juventud, organizada por la Comisión para la Pastoral juvenil de la Conferencia Episcopal local bajo el tema de: “Él transforma tu corazón”. El programa del evento prevé momentos de reflexión, una Vigilia de oración con la adoración del Santísimo Sacramento, experiencias de servicio y misión en la ciudad y la Santa Misa conclusiva, que presidirá el Cardenal Daniel Fernando Sturla Berhouet, Arzobispo de Montevideo.   
    El 6 de septiembre XXIII domingo del tiempo ordinario el Papa Francisco rezará a mediodía la oración mariana del Ángelus con los miles de fieles y peregrinos que se darán cita en la Plaza de San Pedro para escuchar su comentario al Evangelio y recibir su bendición apostólica.
    Del  6 al 8 de septiembre en Tirana, Albania, se llevará a cabo la 29ª edición del Encuentro Internacional sobre el tema: “La paz siempre es posible – Religiones y Culturas en diálogo”, que se celebrará por invitación de la Comunidad de San Egidio. Más de 400 líderes religiosos de 60 países se encontrarán en la capital albanesa para revivir el Espíritu de Asís, donde en 1986 se celebró la primera Oración por la Paz querida por San Juan Pablo II, en una localidad en la que el Papa Francisco, durante su visita de septiembre del año pasado, afirmó que es un “modelo” de convivencia y fraternidad entre las religiones.
    El lunes 7 de septiembre en Siria, Damasco, se realizará una peregrinación con la estatua de la Virgen de Fátima, en signo de solidaridad, con los cristianos perseguidos y obligados a huir de los milicianos islámicos.
    Del 7 al 11 de septiembre en Durban, Sudáfrica el 14º Congreso mundial sobre las selvas, organizado por la FAO, es decir la  sobre el tema: “Selvas y poblaciones: invertir en un futuro sostenible”.
    (María Fernanda Bernasconi - RV).

    Santos José de Arimatea y Nicodemo - Beato Andrés de Borgo Sansepolcro - Beatos Edmigio Primo Rodríguez, Amalio Zariquiegui Mendoza y Valerio Bernardo Herrero Martínez 31082015

    Santo José de Arimatea

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    Santos José de Arimatea y Nicodemo, santos del NT
    En Jerusalén, conmemoración de los santos José de Arimatea y Nicodemo, que recogieron el cuerpo de Jesús bajo la cruz, lo envolvieron en una sábana y lo depositaron en el sepulcro. José, noble decurión y discípulo del Señor, esperaba el reino de Dios, y Nicodemo, fariseo y principal entre los judíos, que había ido de noche a ver a Jesús para interrogarle acerca de su misión, defendió luego su causa ante los sumos sacerdotes y los fariseos que buscaban la detención del Señor.
    En realidad la figura de José de Arimatea sólo nos es conocida por una única referencia que está, sin embargo, presente en los cuatro evangelios, respectivamente en Mateo 27,47, Marcos 15,43, Lucas 23,50-51, y Juan 19,38. A pesar de tan escasas menciones los cuatro testigos no parecen ponerse demasiado de acuerdo en cómo describir al personaje. Veamos:
    -En Marcos se dice: «vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.»
    -En Mateo se dice: «Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús.»
    -En Lucas, por su parte: «Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo, que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.»
    -Y finalmente en Juan: «Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús.»

    Evidentemente resultó incómodo para esta generación cristiana que elaboraba los recuerdos de la época de Jesús constatar que podía haber sido discípulo de Jesús, o al menos haber sido afín a su predicación, alguien que de una manera u otra hubiera estado en el Consejo que emitió la condena. Marcos, de redacción más antigua que los otros tres, trae lo que podríamos llamar la expresión básica, sin pretender responder a la contradicción que señalábamos. Mateo y Lucas, cada uno a su manera, añadirán a la descripción algo que permita salvar el problema, así, mientras Mateo se libera del asunto omitiendo la pertenencia de José al Consejo, Lucas aclara que aunque pertenecía no asintió. Juan por su parte no dudará en incluir a José entre el grupo que los especialistas en su Evangelio llaman los «criptocristianos», es decir cristianos que no daban el paso valiente que suponía la ruptura con el judaísmo; aunque en beneficio de José debe tenerse presente que esta situación es propia de la época de Juan y no de la época de José de Arimatea.

    Una fuente apócrifa, Evangelio de Pedro 6,21-24, narra más detalladamente las acciones de José con el cuerpo de Jesús, que corresponden al ritual de enterramiento de un muerto: «Entonces, los judíos sacaron los clavos de las manos del Señor y lo depositaron en el suelo. En ese momento, tembló toda la tierra y cundió el pánico entre la gente. Pero el sol <volvió>a lucir, y se comprobó que era la hora nona. Los judíos se alegraron y entregaron el cuerpo de Jesús a José para que lo enterrase, pues había sido testigo de todo lo bueno que él [Jesús] había realizado. José tomó al Señor, lo lavó, lo envolvió en unos lienzos, y lo colocó en su propio sepulcro, en el lugar llamado Jardín de José». No nos agrega demasiado a lo dicho en los Evangelios, sino sólo el rito de lavado, que, naturalmente, no habrá faltado en el sepultamiento de Jesús. El pueblo de Arimatea es de localización incierta, aunque en la actualidad tiende a identificarse con Rentis, a unos 30 Km al NE de Jerusalén. Que fuera miembro del Consejo -lo que se supone que indica el Sanedrín, aunque con ese nombre sólo se lo menciona aquí-, no indica que fuera sacerdote ni anciano. No hay más datos históricos sobre este personaje, aunque leyendas posteriores lo hacen transmisor del Santo Grial con la sangre de Jesús, ideal de la búsqueda caballeresca en el medioevo.

    Junto a él, en la misma escena del sepultamiento, el evangelio de Juan nos muestra a otro personaje, que sólo conocemos por esa tradición, aunque no aparece una única vez; se trata de Nicodemo, un personaje que nos es familiar por el bellísimo relato de Juan 3, la visita nocturna que le hace a Jesús, en la que en un diálogo catequístico puesto en boca de Jesús, se le introduce -a Nicodemo y al lector- en los puntos centrales de la teología del Cuarto Evangelio. El diálogo ocurre en la noche, porque precisamente se tratará de los conocimientos que permitiran al discípulo pasar de las tinieblas de la ignorancia-noche, a la luz del día-sabiduría.

    No llegamos a saber, propiamente, nada sobre Nicodemo, tan sólo que es un «magistrado judío», sin que se nos especifique más, y que debía ser de muy buena posición económica, para costear, más tarde, los ricos perfumes de la unción de Jesús. El nombre Nicodemos, aunque es griego, no era desconocido ni inusual entre los judíos de época de Jesús, y se conoce, por ejemplo, un fariseo, Naqdimon ben Gurion, anterior a los 70. Por supuesto, eso no significa que ese fariseo sea nuestro Nicodemo, sino sólo que el nombre no es completamente atípico. La existencia histórica de Nicodemo parece fuera de toda duda, pero esa existencia histórica no debe distraer del punto central, que es que Juan no lo menciona por su historicidad, sino por un papel altamente simbólico que cumple en su narración: representando a todos aquellos que, aunque formados y conscientes de la verdad de Jesús, temen dar el salto hacia la fe, porque no terminan de deponer su propia sabiduría -humana- y abrirse a la acción del Espíritu que, puesto que es viento (espíritu y viento son la misma palabra en griego), «sopla donde quiere» (Jn 3,8).

    El arte los suele representar juntos, ya sea en la escena del descendimiento, en la unción o en el momento de la sepultura. Los creyentes también los recordamos unidos, pero no sólo por la acción del sepultamiento, sino también por ese carácter de «cristianos sin animarse del todo», que, como la inscripción del Martirologio piadosamente nos recuerda, también pueden llegar, por el soplo del Espíritu, a las alturas de los coros celestiales. Gran consuelo para muchos de nosotros.

    Comentario Bíblico san Jerónimo, tomo III, n. correspondientes a las citas mencionadas; Brown, El Evangelio según Juan, Tomo I, comentario al cap 3; J. Fitzmyer, El evangelio según Lucas, Tomo IV, comentario al sepultamiento. Cuadro: Hans Memling: detalle del Descendimiento, con Nicodemo (izquierda), José de Arimatea (derecha), y, como se sabe por otras composiciones de Memling, Andrés (atrás). Hacia 1490, en el Groeninge Museum in Brügge, Bélgica.




    Beato Andrés de Borgo Sansepolcro

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    Beato Andrés de Borgo Sansepolcro, religioso presbítero
    En el desierto de Vallucola, en la Toscana, beato Andrés de Borgo Sansepolcro, presbítero de la Orden de los Siervos de María, entregado a la penitencia y a la contemplación.
    Alrededor del año 1250, vino al mundo Andrés Dotti en la población de Borgo San Sepolcro, de la Toscana. Su familia, muy distinguida (un hermano de Andrés fue capitán en la guardia personal del rey Felipe el Hermoso), le dio una educación de acuerdo con su medio, es decir, esmerada, pero sin abordar para nada la religión. Sin embargo, el joven, piadoso por inclinación natural, se hizo terciario secular de los servitas a la edad de diecisiete años. Poco tiempo después, se realizó un capítulo general de la orden en Borgo San Sepolcro y, por supuesto, Andrés asistió a todas las ceremonias, incluso a escuchar el sermón que predicó san Felipe Benizi, el prior general. El tema del discurso era la recomendación de Cristo: «El que no renuncie a todo cuanto posea, no llegará a ser mi discípulo», y la fogosa elocuencia del orador tocó las fibras más íntimas del corazón de Andrés. Inmediatamente fue a ofrecerse a san Felipe, fue aceptado y se convirtió en un fraile servita. Después de recibir la ordenación sacerdotal, ingresó a uno de los monasterios, el que gobernaba san Gerardo Sostegni, uno de los siete fundadores de la Orden; de ahí salió convertido en un predicador vehemente que obtuvo mucho éxito en toda la comarca vecina. Con frecuencia acompañaba a san Felipe Benizi en sus jornadas misioneras. Andrés se conquistó a varios ermitaños que llevaban una vida retirada, pero muy indisciplinada, en las cercanías de Vallucola, y los hizo entrar en la orden servita y someterse a sus reglas. El propio Andrés fue nombrado superior de aquel grupo y desempeñó el trabajo hasta que fueron requeridos sus servicios para que saliese a predicar o actuase como prior temporal en diversos monasterios. Se hallaba presente en Monte Senario en 1310, cuando murió ahí san Alejo Falconieri, el principal de los fundadores de los servitas, y quedó tan profundamente impresionado, que pidió permiso a sus superiores para retirarse a una ermita y prepararse a bien morir, a pesar de que apenas tenía cincuenta y nueve años. Desde entonces, Andrés vivió entregado a las mortificaciones, tuvo visiones y abundantes gracias, incluso un aviso sobre su próxima muerte. Cuando llegó la fecha anunciada, el beato se hallaba en buenas condiciones de salud y, desde temprano, salió de su ermita para dirigirse a una peña donde acostumbraba a dar conferencias a sus hermanos. Cuando llegaron los otros monjes, se encontraron con que Andrés, su amado padre, estaba arrodillado de cara a la roca, inmóvil, como arrobado en éxtasis; pero en realidad, ya estaba muerto. Fue sepultado en la iglesia de Borgo de San Sepolcro donde la veneración popular que se le rindió fue recompensada con numerosos milagros. En 1806, el Papa Pío VII, aprobó el antiguo culto.

    En Annales Ordinis Servorum B. V. M., vol. I, pp. 230-231, A. Gianni escribió un relato muy completo sobre el beato. Dado que los siete fundadores de la Orden se conmemoran el mismo día (12 de febrero), no hacemos un link por separado a cada uno.
    fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI





    Beato Edmigio Primo Rodríguez

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    Beatos Edmigio Primo Rodríguez, Amalio Zariquiegui Mendoza y Valerio Bernardo Herrero Martínez,religiosos mártires
    En Almería, en España, beatos Edmigio (Isidoro) Primo Rodríguez, Amalio (Justo) Zariquiegui Mendoza y Valerio Bernardo (Marciarlo) Herrero Martínez, mártires, que, por ser hermanos de las Escuelas Cristianas, sufrieron la muerte durante la persecución contra la fe en tiempo de guerra.
    Este grupo de religiosos lasallanos (Hermanos de las Escuelas Cristianas) sufrieron el martirio a lo largo de varios días (ver 8 y 13 de septiembre), y fueron beatificados el 10 de octubre de 1993 junto con los dos obispos de Almería y Guadix celebrados ayer.
    El beato Edmigio Primo Rodríguez se llamaba Isidoro. Había nacido en Adalia, en Valladolid, el 4 de abril de 1881. Estuvo como huérfano en el centro de La Santa Espina, en los montes Torozos. Ingresó en la casa de formación de Bujedo, cerca de Burgos, en 1898. En los centros en que enseñó se hizo querer profundamente por su carácter dulce, bondadoso y el interés por los alumnos. Trabajó en Santander, en Madrid, en Melilla. Llevaba tres años en Almería y se había ganado el corazón de todos. Tenía 55 años al morir.
    El beato Amalio Zariquiegui Mendoza se llamaba, en el siglo, Justo. Había nacido el 6 de agosto de 1886 en Salinas de Oro, Navarra. Ingresó en Bujedo en 1901. Al terminar la formación enseñó en tres localidades de Santander y luego en Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, en Jerez, en Madrid y desde 1930 en Almería. Quería a los escolares con delirio. Se preocupaba de manera especial por los más necesitados. Tenía al morir 50 años.
    El Beato Valerio Bernardo Herrero Martínez tenía por nombre Marciano. Nació en Porquera de los Infantes, Palencia, el 11 de 1909. Se formó en Bujedo desde 1923 y luego en Griñón, cerca de Madrid. Había ejercido el apostolado educador en Jerez, en Sanlúcar de Barrameda y desde 1933 en Almería. Era serio, muy responsable, buen profesor. Tenía 27 años al morir.
    fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003




     
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    San Aidano de Lindisfarne - San Amado Nusco - San Bonayunta de Florencia - San Formerio Bañares 31082015

    San Aidano de Lindisfarne

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    San Aidano de Lindisfarne, abad y obispo
    En Lindisfarne, en el territorio de Northumbria, san Aidano, obispo y abad, varón de suma mansedumbre, piedad y rectitud de gobierno, que desde el monasterio de Iona fue llamado por el rey Osvaldo a esta sede episcopal, donde fundó un monasterio, para atender eficazmente a la evangelización de aquel reino.
    Cuando san Oswaldo ciñó la corona de Nortumbría el año 634, pidió a los monjes de Iona que enviasen a un obispo a predicar el Evangelio a sus súbditos. El primer misionero resultó un hombre rudo y austero, incapaz de hacer el bien a los paganos. Tuvo, pues, que regresar a su monasterio, donde echó la culpa de su fracaso a la rudeza e indocilidad de los ingleses. Los monjes reunieron un sínodo para deliberar acerca de lo que se debía hacer, San Aidano, que asistió al sínodo, dijo claramente al misionero que el culpable de su fracaso era él y no los ingleses, ya que se había mostrado duro y severo con los ignorantes, cuando hubiese debido alimentarles con la leche de una doctrina menos rigurosa hasta que fuesen capaces de digerir alimentos más sólidos. Los ojos de toda la asamblea se fijaron entonces en el orador, cuyas palabras estaban tan llenas de prudencia y le eligieron para la ardua misión.

    Aidano era originario de Irlanda. Según se dice, había sido discípulo de san Senán en la isla de Scattery. Eso es todo lo que sabemos acerca de él, hasta que ingresó en el monasterio de Iona. El rey Oswaldo le acogió amablemente y le designó la isla de Lindisfarne como sede episcopal. San Beda habla con entusiasmo sobre la humildad y piedad de san Aidano. Quienes viajaban con él estaban obligados a emplear los ratos de descanso en la lectura de la Biblia y en aprender de memoria los Salmos. San Aidano viajaba siempre a pie. Su actitud mostraba claramente que no buscaba ni quería los bienes de este mundo, ya que distribuía entre los pobres cuantos regalos le hacían el rey y los nobles. Rara vez iba a comer con el monarca y, cuando lo hacía, iba acompañado de dos de sus clérigos y retornaba al trabajo lo más pronto posible. Beda menciona la libertad apostólica con que echaba en cara sus vicios a los grandes de este mundo y habla de la paz, caridad, continencia y demás virtudes que supo comunicar a los habitantes de aquella nación bárbara. «Era un obispo que amaba apasionadamente la bondad y que se distinguió por su mansedumbre y moderación. Estaba lleno de celo por la causa de Dios, aunque su ciencia no se hallaba a la altura de su celo...» (estas últimas palabras aluden al hecho de que san Aidano seguía la costumbre celta en lo referente a la fecha de la Pascua, etc.). Se necesitaba allí, precisamente, un hombre como san Aidano, pues Penda y Cadwallon habían destruido en gran parte la obra de san Paulino.

    Los milagros del santo, de los que Beda relata tres, confirmaban su predicación. Y el mismo Beda, refiriéndose a la situación religiosa de la región treinta años después, da testimonio de la eficacia del apostolado de san Aidano: «Los monjes y clérigos eran acogidos con gran gozo en todas partes, como siervos de Dios. Quienes se topaban con ellos en los caminos, corrían a su encuentro y se inclinaban ante ellos, muy contentos de recibir su bendición y de encomendarse a sus oraciones. El pueblo prestaba gran atención a las exhortaciones de los sacerdotes y acudía con entusiasmo, los domingos, a oír la palabra de Dios en las iglesias y monasterios. Cuando un sacerdote llegaba a una población, los habitantes se reunían para escuchar la palabra de vida. Los clérigos sólo iban a los pueblos para predicar, visitar a los enfermos y atender a las almas. Y estaban tan libres de toda codicia, que jamás recibían tierras o posesiones para construir monasterios, sino por mandato de las autoridades seculares».

    El centro de la actividad de san Aidano era la isla de Lindisfarne (actualmente Isla Santa), frente a la costa de Nortumbría, entre Berwick y Bamburgh. Ahí tenía su sede episcopal y fundó un monasterio al que impuso la regla de san Columkill. No sin razón, se ha llamado a la isla la Iona inglesa, pues de ahí partió el movimiento que venció al paganismo en Nortumbría y fue disipando, poco a poco, las costumbres bárbaras. Dom Gougaud cita a Lightfoot, quien dice que «el verdadero apóstol de Inglaterra no fue san Agustín sino san Aidano». Tal afirmación es verdadera por lo que se refiere al norte de Irlanda. San Aidano fue obispo durante diecisiete años. El más famoso de los dieciséis obispos que le sucedieron, fue san Cutberto; pero no fue éste ciertamente el único santo de la isla. San Aidano educó en su monasterio a doce jóvenes ingleses. Fue también infatigable su solicitud por los niños y los esclavos, y, con frecuencia, empleaba las limosnas que recibía en el rescate de estos últimos. El gran monarca san Oswaldo prestaba todo el apoyo posible al santo obispo. Lo mismo hizo su sucesor Oswino, quien fue asesinado en Gilling en 651. San Aidano murió once días después, en el castillo de Bamburgh, que solía emplear como centro misional. Falleció apoyado contra el muro de la iglesia. Fue sepultado en el cementerio de Lindisfarne. Cuando se construyó la iglesia de San Pedro, sus restos fueron trasladados al santuario. Sin duda que las reliquias del santo fueron trasladadas nuevamente cuando se evacuó la isla, en la época de las invasiones de los daneses.

    Sobre san Aidano se reduce a lo que cuenta Beda en su Historia Eclesiástica. Las anotaciones de Plummer son importantes. Por lo que se refiere a los puntos relacionados con la arqueología, se hallarán muchos datos en la obra de Sir Henry Howorth, The Golden Days of the Early English Church, vol. I.
    fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI




    San Amado Nusco

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    San Amado, obispo de Nusco (Italia), 1093.




    San Bonayunta de Florencia

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    San Bonayunta, confesor, Florencia, 1237.


    San Formerio Bañares

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    San Formerio de Bañares (Logroño) anacoreta y mártir, hacia 277.




     
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