jueves, 30 de junio de 2016

Misericordia quiero, y no sacrificio (Evangelio meditado) 01072016

Misericordia quiero, y no sacrificio
Tiempo Ordinario

Mateo 9, 9-13. Tiempo Ordinario. No necesitan médico los que están sanos sino los que estamos mal.


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas Él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores». 

Oración preparatoria
Señor, yo también quiero dejar todo para estar sólo contigo en esta oración. Concédeme desprenderme de todas mis preocupaciones para poder escuchar y ser dócil a las inspiraciones de tu Santo Espíritu.

Petición
Señor, cúrame de todo aquello que me aleje de cumplir tu voluntad.

Meditación del Papa
Jesús acoge en el grupo de sus íntimos a un hombre que, según la concepción de Israel en aquel tiempo, era considerado un pecador público. En efecto, Mateo no sólo manejaba dinero considerado impuro por provenir de gente ajena al pueblo de Dios, sino que además colaboraba con una autoridad extranjera, odiosamente ávida, cuyos tributos podían ser establecidos arbitrariamente. Por estos motivos, todos los Evangelios hablan en más de una ocasión de "publicanos y pecadores", de "publicanos y prostitutas". Además, ven en los publicanos un ejemplo de avaricia: sólo aman a los que les aman y mencionan a uno de ellos, Zaqueo, como "jefe de publicanos, y rico", mientras que la opinión popular los tenía por "hombres ladrones, injustos, adúlteros". Ante estas referencias, salta a la vista un dato: Jesús no excluye a nadie de su amistad. Es más, precisamente mientras se encuentra sentado a la mesa en la casa de Mateo-Leví, respondiendo a los que se escandalizaban porque frecuentaba compañías poco recomendables, pronuncia la importante declaración: "No necesitan médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores". Benedicto XVI, 30 de agosto de 2006.

Reflexión
Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.

Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, comos eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡El sabe lo que hace!"

Propósito
Buscar un acercamiento o tener un acto de caridad con esa persona que «me cuesta» aceptar.

Diálogo con Cristo
Señor, gracias por invitarme a seguirte, a ser tu discípulo y misionero. Ardientemente deseo tener la fe y el amor suficiente para responder con prontitud a tu llamado. Quiero salir de esta oración con la sabiduría, la fuerza y la alegría, que logre contagiar de tu amor a los demás. Siguiendo el ejemplo de María, y por su intercesión, te pido que sea fermento y canal para comunicar tu amor en mi familia, en mi profesión, en el círculo de mis amigos.


Beato Jenaro María Sarnelli - San Otón de Bamberg (30 de junio)

Beato Jenaro María Sarnelli

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país: Italia - n.: 1702 - †: 1744


formas del nombre: Gennaro, Genaro

En Nápoles, de la Campania, beato Jenaro María Sarnelli, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que se entregó activamente a ayudar a toda clase de necesitados.

«El misionero santo. Apóstol de Nápoles, defensor de las mujeres prostituidas. Era miembro de las Misiones Apostólicas, y al conocer a san Alfonso María de Ligorio compartió con él sus afanes apostólicos convirtiéndose en redentorista»

  Esta alma gemela de san Alfonso María de Ligorio, desde que se encontraron en el camino persiguiendo juntos el mismo ideal, cuando aguardaba ser liberado de este mundo para volar al cielo prometido, manifestó: «La criatura vuelve ya al Creador, el hijo al Padre. Si te place, deseo ir a verte cara a cara; pero no quiero ni morir ni vivir, quiero sólo lo que tú quieres. Tú sabes que cuanto he hecho, cuanto he pensado, todo ha sido para tu gloria». Vivió tan desembarazado de sí, volcado incansablemente en remediar las turbias jornadas de los oprimidos, dedicando especial atención a las mujeres inmersas en la sordidez de los bajos fondos, tan ajeno a los riesgos que corría, y con tal afán por llegar a tiempo, que su salud se desplomó irremisiblemente cuando tenía 42 años.


Nació en Nápoles, Italia, el 12 de septiembre de 1702. Su padre Angelo Sarnelli era un prestigioso jurista napolitano, sagaz para los negocios con los que obtuvo el título nobiliario de barón de Ciorani, localidad en la que Gennaro pasó algunas temporadas. Era el cuarto de ocho hermanos. En su adolescencia un hecho marcó el ritmo que iba a seguir su vida: la beatificación de Francisco de Regis ya que, impactado por ella, decidió hacerse jesuita. Dos circunstancias indujeron a su padre a negarle el permiso: su endeble organismo y la edad. Tenía 14 años y su padre juzgaba que debía centrarse en los estudios; después, podría reconsiderar su decisión. Aceptó su consejo y, siguiendo la tradición familiar, cursó leyes.

Después de doctorarse en 1722, ejerció la abogacía durante unos años. Sin relegar al olvido la fe, meditaba y seguía yendo a misa en la que diariamente recibía la Eucaristía, de la que era devoto. Se integró en una congregación formada por abogados y médicos regida por los Píos Operarios, una de cuyas acciones apostólicas se desarrollaban en el hospital de Incurables. Otro ilustre jurista, que iba a ser una de las glorias de la Iglesia y fundador suyo, Alfonso María de Ligorio, había tenido la misma idea. Y en este centro se conocieron entablando una entrañable amistad que se iría consolidando a su tiempo con nuevos y profundos lazos. La llamada al sacerdocio se tornó apremiante para Gennaro. Tan perentoria llegó a sentirla, que en 1728 ingresó en el seminario. El arzobispo de Nápoles, cardenal Pignatelli, lo destinó a la parroquia de Sant’Anna di Palazzo.

No hallaba el sosiego necesario para el estudio en su domicilio, y se trasladó al colegio de la Santa Familia (denominado también de los Chinos), donde permaneció hasta abril de 1729. Alfonso, residente del mismo, lo había dejado antes que él para instituir su fundación. En junio de ese año el beato ingresó en la sociedad de las Misiones Apostólicas, asociación de sacerdotes napolitanos que estaban bajo la autoridad del arzobispo; tenían como objetivo primordial atender las zonas marginales de la diócesis. Empleó gran parte de su tiempo en esta tarea misionera y solidaria. Visitaba a los que se hallaban ingresados en el hospital, a los ancianos del geriátrico de san Gennaro y a los marineros enfermos en el hospital del puerto. También impartía catequesis a los niños obligados a ganarse el sustento como obreros.

Alfonso había fundado su Orden en Scala el año 1732, el mismo en el que Gennaro se ordenó sacerdote. El cardenal Pignatelli puso al beato al frente de la formación religiosa en la parroquia de los santos Francisco y Mateo. El lugar en el que estaba ubicada era un auténtico lupanar donde muchas jóvenes eran vilmente explotadas en malsanos tugurios. Y se dedicó a luchar contra esta antigua lacra social. Cuando en 1733 las críticas se cebaron en el fundador de los redentoristas, Gennaro se unió a él y le ayudó en Ravello. Así inició su colaboración. La forma de apostolado que impulsaba Alfonso despertó su interés. Ambos unieron sus fuerzas catequizando a laicos y promoviendo acciones apostólicas realizadas al caer la tarde en las denominadas «capillas del atardecer». Poco después Gennaro se convirtió en redentorista, pero nunca dejó de ser miembro de las Misiones Apostólicas.

Idealista, soñador, altamente creativo, llegó con un sinfín de proyectos y trabajó junto al fundador sin desfallecer, mostrando la urgencia apostólica que le animaba. Predicó misiones por la provincias de Calabria y de los Abruzzos. Vivía en un constante estado de oración, por eso pudo escribir por experiencia: «Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos». Seguía preocupado por el destino de las prostitutas y escribió Ragioni cattoliche pensando en el peligro que corrían numerosas jóvenes.

Extenuado por tanto esfuerzo, hubo un momento en que su salud decayó seriamente, y autorizado por Alfonso regresó a Nápoles a fin de restablecerse. Se trasladó a Scala. Luego volvió nuevamente a Nápoles donde siguió luchando para devolver la dignidad a las mujeres descarriadas al punto de suscitar la atención de las autoridades. Paralelamente escribía con exclusiva finalidad espiritual, evangelizadora. Su legado se compone de una treintena de obras dedicadas a la meditación, dirección espiritual, teología mística, derecho, pedagogía, moral y temas pastorales. Hasta su muerte solía viajar periódicamente desde Roma a Nápoles, donde seguía ejerciendo la labor catequética misionera, sin descuidar su apostolado en pro de la mujer; ello le impuso permanecer en la ciudad para atenderlas convenientemente. Lo denominaban «el misionero santo».

La intensidad de su entrega consumió sus escasas fuerzas. En junio de 1744 se hallaba muy enfermo, y se alojó en la casa de su hermano Domenico, en Nápoles. Cuando Alfonso tuvo noticias de su gravedad, inmediatamente le envió dos redentoristas para que le asistieran. Y el 30 de junio de ese año entregó su alma a Dios. Humilde y desprendido hasta el final, había pedido al religioso que le acompañaba: «Hermano, prepare los vestidos más viejos para amortajarme, a fin de que no se pierdan los mejores conmigo».Juan Pablo II lo beatificó el 12 de mayo de 1996.



San Otón de Bamberg

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 En Bamberg, de Franconia, san Otón, obispo, que evangelizó con gran celo al pueblo de los pomeranios.
Otón pertenecía a la familia suaba de Mistelbach. Siendo todavía joven, recibió la ordenación sacerdotal e ingresó al servicio del emperador Enrique IV, quien con el tiempo le nombró su canciller. En las luchas entre el sacerdocio y el imperio, Enrique IV apoyó a un antipapa. San Otón hizo cuanto pudo por conseguir que se arrepintiese y se sometiese al Papa y se negó a aprobar el cisma y otros crímenes del emperador, sin dejar por ello de secundar sus medidas políticas cuando le parecían justas. Enrique le nombró obispo de Bamberg en 1102, pero Otón se negó a recibir la consagración hasta que pudo ir a Roma, varios años después, y aceptó el episcopado de manos del papa Pascual II. Enrique V, el sucesor de Enrique IV, parecía inclinado a la reconciliación con la Santa Sede, y san Otón le exhortó a poner fin a los males que el cisma había aportado; pero finalmente el nuevo emperador prosiguió la política de su padre. A pesar de ello, gracias a su integridad y al poder de su mansedumbre, san Otón gozó siempre de la confianza de ambos bandos. Por otra parte, sus actividades políticas no le impidieron desempeñar celosamente sus deberes episcopales, establecer numerosos monasterios y fundaciones religiosas, y llevar una vida ejemplar.

Cuando Boleslao III de Polonia conquistó una parte de la Pomerania, pidió a san Otón que fuese a evangelizar a los idólatras de aquel país. En 1124, el santo obispo se trasladó a la Pomerania oriental, acompañado de algunos sacerdotes y catequistas. Se cuenta que los misioneros bautizaron a más de 20.000 infieles. El santo volvió a Bamberg en la Pascua siguiente, después de encargar a cierto número de sacerdotes que atendiesen a los convertidos y continuasen la obra de evangelización tan felizmente comenzada. Como las ciudades de Stettin y Julin habían recaído en la idolatría, san Otón partió de nuevo a Pomerania en 1128, reconvirtió a las dos ciudades y llevó la luz del Evangelio a otros puntos más remotos, exponiéndose a toda clase de peligros e incomodidades. Más tarde volvió a su diócesis y ahí murió, el 30 de junio de 1139. Fue canonizado cincuenta años más tarde.

El material biográfico de san Otón es muy considerable. Además de la importante «Relatio de piis operibus Ottonis» (editada por Holder-Egger en MGH., Scriptores, vol. xv, 1156-1166), existen la Vita de Ebe, un Dialogus de Herbord, y otra Vita debida a la pluma del monje Prüfening.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

San Bertrando de Le Mans, obispo - Beato Jenaro María Sarnelli, religioso presbítero (30 de junio)


can.: culto local
país: Francia - †: 623
formas del nombre: Bertichramnus

En Cenomanum (Le Mans), de Neustria, san Bertrando, obispo, pastor de paz, atento a las necesidades de los pobres y de los monjes.





can.: B: Juan Pablo II 12 may 1996
país: Italia - n.: 1702 - †: 1744
formas del nombre: Gennaro, Genaro


En Nápoles, de la Campania, beato Jenaro María Sarnelli, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, que se entregó activamente a ayudar a toda clase de necesitados.

Beato Basilio Velyckovsky, obispo y mártir (25 mártires del siglo XX en Ucrania) 30 de junio

Beato Basilio Velyckovsky, obispo y mártir

fecha: 30 de junio
n.: 1903 - †: 1973 - país: Canadá
otras formas del nombre: Vasyl Velyckovskyj 
canonización: 
B: Juan Pablo II 27 jun 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

En Winnipeg, en la provincia de Manitoba, en Canadá, beato Basilio Velyckovsky, obispo de la Iglesia grecocatólica de Ucrania y mártir, que, por haberse dedicado a ejercer clandestinamente en su patria el ministerio entre los cristianos católicos de rito bizantino, sufrió mucho por parte de los enemigos de la fe y murió en el exilio, asociado al sacrificio de Cristo.
Ver más información en:
25 mártires del siglo XX en Ucrania
Este obispo de la Iglesia greco-católica ucraniana clandestina ha sido reconocido como mártir por cuanto, a la hora de ponerlo en libertad, los soviéticos le inyectaron una sustancia desconocida que lo enfermó y al cabo de cuatro años de sufrimientos lo condujo a la muerte.
Había nacido el 1 de junio de 1903 en Stamslaviv (hoy Ivano Frankvisk). Sintiendo la vocación religiosa ingresó en 1925 en la Congregación del Santísimo Redentor, en la que hizo la profesión religiosa y los pertinentes estudios, ordenándose de sacerdote. Ejerció con provecho su ministerio misionero en Volyn a lo largo de siete años y en 1942 fue nombrado superior de la casa de su congregación en Ternopol. Aquí estaba cuando, acusado de actividades contra el Estado, fue arrestado y encarcelado el 11 de abril de 1945, siendo condenado en el juicio a diez años de detención en el campo de concentración de Vorkuta en Siberia. Allí pasó dichos años, y fue puesto en libertad en 1955. Volvió a Lvov y estando allí le llegó el nombramiento clandestino de obispo, pero, dadas las terribles condiciones de persecución religiosa en que se estaba, no pudo ser consagrado obispo hasta 1973.
Sus actividades apostólicas volvieron a hacerlo odioso a los ojos del régimen dictatorial existente y fue nuevamente detenido, acusado de organizar estudios teológicos secretos en Ternopol. Fue condenado a tres años de exilio y antes de ser puesto en libertad, el 27 de enero de 1972, le pusieron la indicada inyección. Murió en Winmpeg, Canadá, el 30 de junio de 1973, y fue beatificado el 26 de junio de 2001.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2191

Beato Zenón Kovalyk, presbítero y mártir (25 mártires del siglo XX en Ucrania) 30 de junio

Beato Zenón Kovalyk, presbítero y mártir

fecha: 30 de junio
n.: 1903 - †: 1941 - país: Ucrania
otras formas del nombre: Zynovij Kovalyk
canonización: 
B: Juan Pablo II 27 jun 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

En Lviv, en Ucrania, conmemoración del beato Zenón Kovalyk, presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor y mártir, que en tiempo de un régimen hostil a Dios, alcanzó la palma gloriosa en un día no precisado.
Ver más información en:
25 mártires del siglo XX en Ucrania
Al retirarse las tropas soviéticas por el avance de las tropas alemanas, fueron asesinados por los soviéticos los presos de la prisión de Bryghidki, en Lvov. Uno de los que fueron encontrados muertos en uno de los calabozos fue el sacerdote redentorista Zenón Kovalyk.
Había nacido el 18 de agosto de 1903 en Ivachiv Horisnyl, en la región de Ternopol. Decidido por la vida religiosa, ingresó en su juventud en la Congregación del Santísimo Redentor, en la que profesó el 28 de agosto de 1926. Prosiguió los estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote el 9 de agosto de 1932, ejerciendo desde entonces provechosamente su ministerio. Como a tantos otros religiosos, le tocó también a él ser arrestado en la madrugada del 21 de diciembre de 1940 y llevado a la citada cárcel, donde pasó seis meses de dura prisión, llevada por el religioso con paciencia y fe. Fue beatificado el 27 de junio de 2001.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Santos Raimundo Li Quanzhen y Pedro Li Quanhui, mártires (Martires chinos de la persecución de los «Bóxer») 30 de junio

Santos Raimundo Li Quanzhen y Pedro Li Quanhui, mártires

fecha: 30 de junio
†: 1900 - país: China
canonización: 
B: Pío XII 17 abr 1955 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

En el territorio de Chendum, cerca de Jaohe, en la provincia china de Hebei, santos Ramón Li Quanzhen y Pedro Li Quanhui, mártires, que, siendo hermanos, en la persecución por parte de los partidarios de la secta Yihetuan, dieron un glorioso testimonio. El primero, llevado a un templo pagano, por negarse a venerar aquellas divinidades fue azotado hasta morir, mientras que el segundo fue asesinado con no menor crueldad.
Raimundo tenía, en 1900, cuarenta y cinco años y estaba muy feliz de tener un hijo sacerdote. Era un cristiano chino que vivía su fe con intensidad y daba buen ejemplo a todos por su magnífica conducta evangélica. Cuando el 30 de junio de 1900 vio venir a los boxers, tomó en sus brazos a su pequeña hija Magdalena y se escondió en un cañaveral. Aquí le hallaron los bandidos y para forzarlo a la apostasía le quitaron la niña y la mataron ante sus ojos. A continuación lo condujeron por la fuerza a la pagoda y le exigieron que adorara a los dioses, pero él se negó firmemente. Entonces, le cortaron una oreja y le hicieron quemaduras en la espalda, pero no por ello apostató. Sacado fuera de la pagoda, fue rematado a golpes de espada y de lanza.
Pedro era su hermano, nacido en 1837 y de más edad, por tanto, que Raimundo. Intentó también a la llegada de los boxers esconderse en un cañaveral, pero fue descubierto y llevado también a la pagoda para que adorara a los dioses, a lo que se negó con energía. Lo llevaron entonces frente a su casa, donde vivían sus ancianos padres, y como insistía en manifestarse cristiano, allí fue asesinado a golpes de lanza. Ambos fueron canonizados el 1 de octubre de 2000.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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San Vicente Do Yen, presbítero y mártir (117 mártires de la persecución en Vietnam (1740 a 1883)) 30 de juniop

San Vicente Do Yen, presbítero y mártir

fecha: 30 de junio
n.: 1764 - †: 1838 - país: Vietnam
canonización: 
B: León XIII 27 may 1900 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

En la ciudad de Hai Duong, en Tonkín, san Vicente Do Yen, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, en tiempo del emperador Minh Mang, fue decapitado por quienes odiaban la fe cristiana.
Nace en el seno de una familia cristiana el año 1764 en el poblado vietnamita de Tra-Lu. Recibido y educado en la llamada «Casa de Dios», san Clemente Ignacio Delgado lo ordenó sacerdote en 1798. Surgida aquel mismo año la persecución, cuando ya estaba dedicado a la cura de almas, fue denunciado y arrestado en 1799 y pasó a la cárcel con la canga al cuello. Un mes más tarde los fieles lograron su libertad dando por él una suma de dinero. Continuó su labor apostólica hasta que finalmente decidió ingresar en la Orden de Predicadores. Fue recibido como miembro de la comunidad de Manila y emitió su profesión religiosa el 22 de julio de 1808.
Adornado de extraordinarias cualidades morales, era amado de sus feligreses que veían en él un ángel de Dios. Su parroquia era la de Ke Sat, donde logró ampliar y fortalecer la comunidad cristiana y hacer verdaderamente una cristiandad ejemplar. Llegada la persecución de Minh-Mang y luego de que los cristianos tuvieran que destruir con sus manos la iglesia y la casa de la misión (1832), se dieron trazas de tener oculto al sacerdote nada menos que durante seis años. Años en los que no se derramó sangre cristiana en el Tonkín oriental. Pero cuando el gobernador fue llamado al orden por el emperador, la persecución se hizo muy espesa. Los fieles de Ke Sat supieron de una inmediata búsqueda en el pueblo y dirigieron al sacerdote a Thua y luego a Bong, queriendo también librar de problemas a sus fieles. Pero aquí fue rápidamente localizado, arrestado, cargado de cadenas y de una canga y enviado a Hai Duong el 8 de junio de 1838.
El día 11 fue interrogado por el tribunal. Uno le invitó a que diera respuestas ambiguas, como que era médico (de las almas) y que pisara un círculo mientras los jueces creían que pisaba una cruz. Se negó el mártir a cualquier engaño. Declaró ser sacerdote y estar pronto a morir por la fe. Su declaración se envió a la corte y de allí vino la condena a muerte. Mientras llegaba la condena, estuvo en la cárcel haciendo oración y recibiendo a los fieles que venían a visitarlo. Llegada la condena el día 30, ese mismo día fue decapitado. SS. Juan Pablo II lo canonizó el 19 de junio de 1988.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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