miércoles, 31 de agosto de 2016

El principio gana-gana (Leonardo Boff)

El principio gana-gana

2010-04-09


  Si miramos el mundo como un todo, nos damos cuenta de que casi nada funciona como es debido. La Tierra está enferma. Y como, por ser humanos, también somos Tierra —hombre viene de humus—, nos sentimos asimismo en cierta manera enfermos.
Parece evidente que no podemos proseguir en ese rumbo, pues nos llevaría a un abismo. Hemos sido tan insensatos en las últimas generaciones que hemos construido el principio de autodestrucción, al que hay que sumar el calentamiento global irreversible. Esto no es una fantasía de Hollywood. Entre aterrados y perplejos, nos preguntamos: ¿cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo vamos a escapar de esta situación global sin salida? ¿Qué colaboración puede aportar cada persona?
En primer lugar, hay que entender cuál es el eje estructurador de la sociedad-mundo, principal responsable de este peligroso itinerario. Es el tipo de economía que hemos inventado, con la cultura que la acompaña, que es de acumulación privada, de consumismo no solidario al precio de saquear la naturaleza. Todo se ha hecho mercancía para el intercambio competitivo. Dentro de esta dinámica sólo el más fuerte gana. Los otros pierden, o se agregan como socios subalternos o desaparecen. El resultado de esta lógica de competición de todos contra todos y de la falta de cooperación es la transferencia fantástica de riqueza para unos pocos fuertes, los grandes consorcios, al precio del empobrecimiento general.
Hay que reconocer que durante siglos, este intercambio competitivo ha conseguido abrigar a todos, mal que bien, bajo su paraguas. Creó mil facilidades para la existencia humana. Pero hoy, las posibilidades de este tipo de economía están agotándose como lo ha puesto en evidencia la crisis económico-financiera de 2008. La gran mayoría de los países y de las personas se encuentran excluidas. Brasil mismo no pasa de ser un socio subalterno de los grandes, para el cual se reserva la función de ser un exportador de materias primas y no un productor de innovaciones tecnológicas que le darían los medios de moldear su propio futuro. Todavía no nos hemos descolonizado totalmente.
O cambiamos o la Tierra corre peligro. ¿Dónde buscar el principio articulador de otra forma de vivir juntos, de un sueño nuevo hacia delante? En momentos de crisis total y estructural debemos consultar la fuente originaria de todo: la naturaleza. Ella nos enseña lo que las ciencias de la Tierra y de la vida hace mucho nos están diciendo: la ley básica del universo no es la competición, que divide y excluye, sino la cooperación, que suma e incluye. Todas las energías, todos los elementos, todos los seres vivos, desde las bacterias a los seres más complejos son interdependientes. Una urdimbre de conexiones los envuelve por todas partes, haciéndolos seres cooperativos y solidarios, contenido mayor del proyecto socialista. Gracias a esta urdimbre hemos llegado hasta aquí y podemos tener futuro por delante.
Aceptado este dato, estamos en condición de formular una salida para nuestras sociedades. Hay que hacer de la cooperación, conscientemente, un proyecto personal y colectivo, cosa que no se vio en Copenhague en la COP-15 sobre el clima. En vez del intercambio competitivo donde sólo uno gana y los demás pierden, debemos fortalecer el intercambio complementario y cooperativo, el gran ideal del «bien vivir» (sumak kawsay) de los andinos, mediante el cual todos ganan porque todos participan. Hay que asumir lo que la mente brillante del Nóbel de matemáticas John Nesh formuló: el principio gana-gana, por el cual todos, dialogando y cediendo, salen beneficiados sin que haya perdedores.
Para convivir humanamente inventamos la economía, la política, la cultura, la ética y la religión. Pero hemos desnaturalizado estas realidades «sagradas» envenenándolas con la competición y el individualismo, desgarrando así el tejido social.
La nueva centralidad social y la nueva racionalidad necesaria y salvadora están fundadas en la cooperación, en el pathos, en el sentimiento profundo de pertenencia, de familiaridad, de hospitalidad y de hermandad con todos los seres. Si no realizamos esta conversión, preparémonos para lo peor.

Santos del día 1 de septiembre

Santos del día 1 de septiembre
Kalendis septembris
Conmemoración de san Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, que al recibir la imposición de manos por Moisés fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de Moisés introdujo de modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra de promisión (Jos 1,1).
En Reims, de la Galia Bélgica, san Sixto, considerado primer obispo de esta ciudad.
En Capua, de la Campania, en la vía Acuaria, san Prisco, mártir.
En Todi, de la Umbría, san Terenciano, obispo.
En Dax, de Aquitania, san Vicente, celebrado como obispo y mártir.
   Santa Verena (3 coms.)   
En Zurzach, junto al Rin, en la región de los tigurinos de Germania, santa Verena.
En Cenomanum (Le Mans), en la Galia Lugdunense, san Victorio, obispo, de quien habla san Gregorio de Tours.
En Aquino, del Lacio, san Constancio, obispo, cuyo don de profecía elogia el papa san Gregorio Magno.
En la región de Nimes, de la Galia Narbonense, san Egidio o Gil, cuyo nombre adopta la población que después se formó en la región de la Camarga, y donde se dice que el santo había erigido un monasterio y completado el curso de su vida mortal.
En Sens, de Neustria, san Lupo, obispo, que fue desterrado por haber dicho ante un jerarca local que convenía al pueblo ser regido por un sacerdote y obedecer a Dios antes que a los príncipes.
En Venecia, beata Juliana de Collalto, abadesa de la Orden de San Benito.
En Florencia, en la toscana, beata Juana Soderini, virgen de la Orden Tercera de los Siervos de María, preclara por su oración y austeridad de vida.
En Madrid, en España, beatos Cristino (Miguel) Roca Huguet, presbítero, y once compañeros, mártires, de la Orden de San Juan de Dios, fusilados durante la guerra por odio a la religión. Sus nombres son: beatos Proceso (Joaquín) Ruiz Cascales, Eutimio (Nicolás) Aramendía García, Canuto (José) Franco Gómez, Dositeo (Guillermo) Rubio Alonso, Cesario (Mariano) Niño Pérez, Benjamín (Alejandro) Cobos Celada, Carmelo (Isidoro) Gil Arano, Cosme (Simón) Brun Arará, Cecilio (Enrique) López López, Rufino (Crescencio) Lasheras Aizcorbe y Faustino (Antonio) Villanueva Igual, religiosos.
En Paterna, en la provincia de Valencia, en España, beato Alfonso Sebastiá Viñals, presbítero y mártir, que, estando al frente de la escuela de una institución social valenciana, recibió la corona gloriosa del martirio durante la misma persecución religiosa.
En Barcelona, también en España, beatos mártires Pedro Rivera, presbítero, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, y María del Carmen Moreno Benítez y María del Refugio Carbonell Muñoz, vírgenes, del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que en la misma persecución, a imitación de la pasión de Cristo Esposo, llegaron al premio de la paz perpetua.
En Mataró, provincia de Barcelona, beato Josep Samsó i Elias, presbítero y mártir, encarcelado y fusilado por su condición de sacerdote.

Santos del día 1 de septiembre

Santos del día 1 de septiembre
Kalendis septembris
Conmemoración de san Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, que al recibir la imposición de manos por Moisés fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de Moisés introdujo de modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra de promisión (Jos 1,1).
En Reims, de la Galia Bélgica, san Sixto, considerado primer obispo de esta ciudad.
En Capua, de la Campania, en la vía Acuaria, san Prisco, mártir.
En Todi, de la Umbría, san Terenciano, obispo.
En Dax, de Aquitania, san Vicente, celebrado como obispo y mártir.
   Santa Verena (3 coms.)   
En Zurzach, junto al Rin, en la región de los tigurinos de Germania, santa Verena.
En Cenomanum (Le Mans), en la Galia Lugdunense, san Victorio, obispo, de quien habla san Gregorio de Tours.
En Aquino, del Lacio, san Constancio, obispo, cuyo don de profecía elogia el papa san Gregorio Magno.
En la región de Nimes, de la Galia Narbonense, san Egidio o Gil, cuyo nombre adopta la población que después se formó en la región de la Camarga, y donde se dice que el santo había erigido un monasterio y completado el curso de su vida mortal.
En Sens, de Neustria, san Lupo, obispo, que fue desterrado por haber dicho ante un jerarca local que convenía al pueblo ser regido por un sacerdote y obedecer a Dios antes que a los príncipes.
En Venecia, beata Juliana de Collalto, abadesa de la Orden de San Benito.
En Florencia, en la toscana, beata Juana Soderini, virgen de la Orden Tercera de los Siervos de María, preclara por su oración y austeridad de vida.
En Madrid, en España, beatos Cristino (Miguel) Roca Huguet, presbítero, y once compañeros, mártires, de la Orden de San Juan de Dios, fusilados durante la guerra por odio a la religión. Sus nombres son: beatos Proceso (Joaquín) Ruiz Cascales, Eutimio (Nicolás) Aramendía García, Canuto (José) Franco Gómez, Dositeo (Guillermo) Rubio Alonso, Cesario (Mariano) Niño Pérez, Benjamín (Alejandro) Cobos Celada, Carmelo (Isidoro) Gil Arano, Cosme (Simón) Brun Arará, Cecilio (Enrique) López López, Rufino (Crescencio) Lasheras Aizcorbe y Faustino (Antonio) Villanueva Igual, religiosos.
En Paterna, en la provincia de Valencia, en España, beato Alfonso Sebastiá Viñals, presbítero y mártir, que, estando al frente de la escuela de una institución social valenciana, recibió la corona gloriosa del martirio durante la misma persecución religiosa.
En Barcelona, también en España, beatos mártires Pedro Rivera, presbítero, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, y María del Carmen Moreno Benítez y María del Refugio Carbonell Muñoz, vírgenes, del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que en la misma persecución, a imitación de la pasión de Cristo Esposo, llegaron al premio de la paz perpetua.
En Mataró, provincia de Barcelona, beato Josep Samsó i Elias, presbítero y mártir, encarcelado y fusilado por su condición de sacerdote.