lunes, 30 de noviembre de 2020

Maradona, metáfora de la condición humana trágica (Leonardo Boff) 29112020

 

Maradona, metáfora de la condición humana trágica 

2020-11-29

 

                ¿Qué es el ser humano? Por más que las ciencias traten de definir al ser humano, éste continúa siendo siempre una cuestión abierta. San Agustín (354-430) que se preocupó desesperadamente durante toda su vida por encontrar una respuesta, terminó diciendo sólo: mihi magna factus sum quaestio: “me he convertido en un gran problema para mí mismo”. Y se calló.

                 A veces no son las ciencias ni las religiones quienes nos proporcionan la mejor imagen (en vez de una definición), sino los literatos. La mejor fórmula para mí la encontré en Antoine de Saint Exupéry, el autor de El Principito, en su novela La Ciudadela. En ella entiende al ser humano como un nœud de relations, “un nudo de relaciones en todas las direcciones”. Va más allá de la sexta tesis de Marx sobre Feuerbach al definir: “esencia humana es el conjunto de sus relaciones sociales”. Ésta visión es reduccionista: el ser humano es el conjunto de sus relaciones totales y en todas las direcciones, no sólo sociales. Tiene también sentido decir que “es un proyecto infinito, siempre en busca de su objeto adecuado, nunca encontrable en el ámbito en que vive”, lo que le lleva a trascender este mundo. 

Aparte de esta búsqueda sin fin, cabe seguramente decir que es un ser complejo, la conjunción de dos dimensiones que en él siempre se dan conjuntamente: lo positivo y lo negativo, lo luminoso y oscuro, lo inteligente (sapiens) y lo demente (demens), lo afortunado y lo trágico, la pulsión de vida (eros) y la pulsión de muerte (thánatos), lo utópico y lo histórico, la realización y la frustración, la derrota y la victoria, la gentileza y la grosería, la cordialidad y la rudeza, lo poético y lo prosaico, lo dia-bólico (que divide) y lo sim-bólico (que une), el equilibrio y el exceso, el caos y el cosmos, el águila y la gallina. Esta dualidad no es un defecto de creación. Es la condición humana real. Esta misma estructura se encuentra en el cosmos (orden y desorden) y en cada ser vivo e inerte (autónomo e integrado). Se trata de una constante universal. 

                El reto para cada ser humano no es negar una de las partes –lo que sería imposible y resultaría incluso peor–, sino cómo integrar esta dualidad, cómo encontrar un justo equilibrio dinámico –siempre sin terminar–, de forma que pueda construir su identidad, su proyecto de vida, y buscar la felicidad posible a los hijos e hijas de Adán y Eva. 

                Ocurre sin embargo que en la vida humana existe lo trágico, tan plásticamente representado por los teatros griegos. El exceso, lo demencial y lo diá-bólico (lo que escinde) puede apoderarse de la persona, inundar su conciencia y hacerla esclava de la dimensión de lo oscuro. 

                El arquetipo del héroe/heroína puede ayudarnos a entender ese drama. No me refiero al héroe/heroína de las sagas de guerra y de las novelas, sino en el sentido del psicoanálisis moderno. Cada persona puede ser héroe/heroína según como trabaje esta dualidad, consiga integrarla y realizar su proceso de individuación. Hay varios tipos de héroes/heroínas: el resistente, el peregrino, el luchador, el mártir... y otros. 

                Escribo todo esto a propósito de la figura del genial jugador argentino de fútbol Diego Maradona. Verlo en el campo era un espectáculo por sí sólo. Driblaba con una inteligencia sumamente creativa y un sentido único de la oportunidad. Pequeño, 1’65 de altura, robusto, y con una velocidad increíble. Toda comparación es odiosa, pues cada uno es único e irrepetible, pero Maradona sobresale sobre cualquier jugador todavía en activo. Será una referencia mundial imperecedera. 

                Pero de pronto irrumpió la tragedia: fue enganchado por la dependencia química, de la cual nunca se liberó totalmente. Era tan humano que no escondía su dependencia. “Vete a saber qué jugador hubiese sido si no hubiese usado drogas”, se preguntaba con humor. “Tengo 53 años, pero es como si tuviese 78. Mi vida no fue normal, digamos”. ¿53 años? Yo he vivido ya 80.” Maradona ha fallecido a los 60. Ha sido un héroe resistente (del aguante), tragado por el lado de lo oscuro y del exceso. 

                Vale la pena recordar: jugaba con pies agilísimos y con una cabeza que marcaba goles geniales. Pero su cabeza también pensaba, y definía en qué lado se colocaba en el espectro social: en el lado de los oprimidos, simbolizados por Fidel Castro, y por Lula. Y lo hacía saber, públicamente. 

                El pueblo argentino, tan sufrido por problemas políticos internos, lo elevó al punto más alto de exaltación, hasta el espacio de lo numinoso, hasta llamarlo “dios”. Le faltaban palabras para admirar a su “Pibe”, “el divino infante”. Hay que entender correctamente tal exaltación, que ocurre siempre que el entusiasmo supera todos los límites y encuentra en las palabras de lo Numinoso y de lo Religioso o Sagrado su mejor expresión. 

                Me uno al entusiasmo por su arte y me solidarizo con tanto pueblo argentino en lágrimas, que con Maradona sacaba fuerzas para superar dificultades y mantener la alegría de vivir. Unió en sí lo humano y lo inhumano, como nos recuerda Nietzsche, pues ambos, lo humano y lo excesivamente humano, pertenecen a lo humano: luminoso y oscuro, genial y trágico, héroe a pesar de vencido.

Página de Boff en Koinonía 

 

Página de Leonardo Boff

 

domingo, 29 de noviembre de 2020

 

30 de noviembre: Nuestra Señora de Genesta

Una mujer de condición humilde, de nombre Petruccia, se comprometió a construir esta iglesia en honor a la Virgen, aunque muchos no la creían capaz de realizarlo. Ella aseguró que no moriría hasta que estuviera terminada.

Actualmente, no existe una ermita de Nuestra Señora de Genesta. Probablemente, podría tratarse de un pueblo que fue absorvido por Génova.

La historia de la mujer llamada Petruccia , sin embargo, es un asunto completamente diferente. Su historia , y la historia de la iglesia, están en realidad asociada con Nuestra Señora de Genazzano. Petruccia es Petruccia Nocera , y ella era una intención agustino Tercera Orden de Restauración de una iglesia bajo el cuidado de los ermitaños de San Agustín.

traducido por mallinista 
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

Santos del día 30 de noviembre

 

Santos del día 30 de noviembre
Pridie Kalendas decembris
   San Andrés, apóstol (2 coms.) - Fiesta litúrgica   
Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.
En Milán, de la Liguria, san Mirocleto, obispo, del que hace memoria san Ambrosio entre los obispos fieles que le precedieron.
En la Bretaña Menor, san Tugdual, llamado «Pabu», abad y obispo, que fundó un monasterio en la ciudad de Tréguier.
En el monte Sebio, en la Toscana, san Gálgano Guidotti, eremita, quien se convirtió a Dios después de una juventud disipada y vivió el resto de su vida dedicado voluntariamente a la penitencia corporal.
En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Vercelli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús.
En Ratisbona, en el territorio de Baviera, en Alemania, beato Federico, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, siendo hábil carpintero, sobresalió por el fervor en la oración, por la obediencia y por la caridad.
En Lanceston, en Inglaterra, san Cutberto Mayne, presbítero y mártir, el cual, abrazada la fe católica y ordenado sacerdote, ejerció su ministerio en Cornualles, hasta que, bajo el reinado de Isabel I, condenado a muerte por haber dado a conocer públicamente una Carta Apostólica, fue conducido al patíbulo, siendo el primer alumno del Colegio de los Ingleses de Douai en sufrir el martirio.
En York, también en Inglaterra, beato Alejandro Crow, presbítero y mártir, que, siendo humilde costurero, fue ordenado presbítero, hecho por el cual, en tiempo de la reina Isabel I, terminó gloriosamente condenado al patíbulo.
En el lugar llamado Quxian, en la provincia de Sichuan, en China, san Tadeo Liu Ruiting, presbítero y mártir, estrangulado por quienes odiaban la fe.
En Hué, localidad de Annam, san José Marchand, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que bajo el imperio de Minh Mang fue condenado al suplicio de los cien azotes.
En el lugar llamado Paracuellos del Jarama, cerca de Madrid, en España, beato Miguel Ruedas Mejías y seis compañeros, mártires, religiosos de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, que, esclarecidos por su testimonio cristiano, durante la cruel persecución volaron hacia el Señor, víctimas de la violencia de los enemigos de la Iglesia. Sus nombres son: beatos Diego de Cádiz (Santiago) García Molina, Nicéforo Salvador del Río, Ramón (Rafael) Tonceda Fernández, religiosos; Arturo Donoso Murillo, Jesús Gesta de Piquer y Antonio Martínez Gil-Leonis, profesos.
En Valencia, también en España, beato José Otín Aguilé, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que en la misma persecución, invencible y constante en su fe, arribó al reino de los cielos.
Cerca de Munich, en la región de Baviera, en Alemania, en el campo de concentración de Dachau, beato Ludovico Roque Gientyngier, presbítero y mártir, que, en la ocupación de Polonia durante la guerra, y entre los crímenes cometidos por el régimen enemigo de la fe, padeció el martirio y entregó su espíritu al Señor.

29 de noviembre: Nuestra Señora de Beauraing

 

29 de noviembre: Nuestra Señora de Beauraing

"15 años después de Fátima, La Virgen se apareció a cinco niños en Beauraing, Bélgica. Estas apariciones, junto con las de la cercana ciudad de Banneaux, prepararon el camino para los mensajes Marianos de Ámsterdam.

Las apariciones de la Virgen en Beauraing y Banneaux ocurrieron dentro de un período de seis semanas y ambas están aprobadas por la Santa Sede. Ámsterdam tiene la aprobación de su obispo.

El 21 de diciembre Nuestra Señora se dio a conocer a los niños: 'Yo soy la Virgen Inmaculada.' La Virgen se hizo ver con su corazón resplandeciente y dorado.

El 3 de enero La Virgen dijo a Andree: "¡Soy la Madre de Dios, La Reina del Cielo. Reza siempre!"

Finalmente le dijo a Fernande:

-¿Amas a mi Hijo?
-¡Sí!- exclamó la niña.
-¿Me amas a mí?
- ¡0h, sí!.
- Entonces sacrifícate por mí.

Había terminado la Primera Guerra Mundial y el mundo entero pasaba por la Gran Depresión. Poco podían imaginarse que pronto vendría otra guerra peor. Este fue el marco histórico de la visita de Nuestra Madre que nunca esta lejos de los que sufren y que quiere prepararnos para que seamos capaces de vencer las adversidades y llegar al cielo.

Beauraing era y sigue siendo una humilde aldea en el sudoeste de Bélgica, a unas 4 millas de la frontera con Francia. En la época de la aparición de Nuestra Señora, la población era de solo unos 2,000 habitantes. También allí se sufrían los estragos de la Gran Depresión, pero lo sobrellevaban mejor por ser gente sencilla y cercana al campo.

Desde el 29 de noviembre del 1932 hasta el 3 de enero del 1933, La Virgen María se apareció casi todos los días a cinco niños. A veces venía varias veces al día, de manera que hubo un total 33 apariciones.

El contenido del mensaje fue muy breve, dos o tres palabras, pero fuerte. Algunos trataron de añadir, pero los niños se mantuvieron firmes al mensaje.


Los niños videntes y sus familias

La familia Degeimbre. Germaine, una mujer fuerte, simpática y práctica que supo proveer sola por sus hijas, es la madre de dos de las videntes, Gilberte de 9 años y Andree de 14. La hija mayor, Jeanne, de 17 años, nunca vio a la Virgen y, movida por la envidia, atacó mucho a sus hermanas llegando hasta la calumnia y el desprecio a las apariciones. Los padres, así como las dos primeras hijas nacieron en Beauraing, pero la familia se había mudado a Voneche donde el padre consiguió trabajo cuidando una granja. Allí se quedaron por 13 años. Al morir el padre, la familia regresó a su pueblo natal. Solo llevaban dos años de regreso en Beauraing cuando ocurrieron las apariciones.

La familia Voison. Héctor y Marie Loose Voison eran los padres de los otros tres videntes, Fernande de 15 años, Gilberte de 13 y Alberto. Héctor, empleado del ferrocarril, para aumentar su pobre ingreso, abrió una tienda con su esposa en la calle principal del pueblo. Los Voisons estaban muy involucrados en el Partido Socialista y habían abandonado la práctica de la fe católica.

Un día los niños fueron al convento a recoger a Gilberte y jugaban frente a la puerta. De repente, Alberto exclamó emocionado: "Miren, la Virgen, vestida de blanco, está caminando en el puente." Las niñas no le prestaron ninguna atención. Pero entonces Femande, por el tono de alarma en la voz de su hermano y por la expresión de su rostro, hizo le hizo caso y miró hacia donde este le señalaba. Al mirar se quedó congelada. Las otras niñas, mientras tanto, no habían todavía mirado y dijeron, "Tonta, es solo la luz de un automóvil".

La insistencia de Alberto hizo que se voltearan. Según miraban hacía arriba, todos la veían y quedaban conmovidos. ¡La Virgen estaba sobre el puente!. Estaba iluminada, su vestido blanco y largo oscilaba en el viento. Parecía como si estuviera caminando sobre una nube. Los niños pudieron distinguir que estaba caminando en el aire. No sabían que hacer e inmediatamente Alberto tocó el timbre del convento. Las chicas empezaron a dar golpes en la puerta con todas sus fuerzas. Gritaban y lloraban al mismo tiempo. La Hermana Valenia contestó a la puerta y, por la gran conmoción que manifestaban, les preguntó que era lo que pasaba. Todos gritaron a un tiempo. "Mire, hermana, la Virgen está caminando sobre el puente, vestida toda de blanco - tenemos miedo."

La hermana trató lo mejor que pudo de ver y no podía distinguir nada. Pensó que quizás se estaban refiriendo a la estatua de Nuestra Señora de Lourdes en la gruta. Encendió una luz para que ellos pudieran ver mejor. Como insistían sobre la aparición ella les dijo: "Eso es solo una rama en el viento, las estatuas no caminan". Los niños insistieron en que la Santísima Madre estaba caminando sobre el puente. La hermana esforzó sus ojos, pero no podía ver nada. En ese momento, Gilberte salió por la puerta, e inmediatamente vio la visión, por lo que exclamó maravillada: "¡Miren!". Los niños estaban muy asustados y querían llegar a su casa.

La monjita no les creyó pero, durante la cena en su convento, le contó la historia a la Madre Superiora, la Hermana Teofila y al resto de la comunidad. La respuesta de Sor Teofila fue tajante: "Hermana, ¿Como puede usted contar una historia como esa? suena tan infantil como esos niños."

Mientras tanto, los niños corriendo hacia la casa de los Degeimbre, pasaron a un hombre en la calle. Por sus expresiones, él pensó que había un fuego en algún lugar. "¿Qué ha sucedido?"- preguntó. Uno de ellos contestó: "vimos algo blanco". Cuando llegaron a la casa de los Degeimbre, Germaine estaba sentada en la mesa con dos amigos, Raymond Gobert y Jules Defesche. Inmediatamente supo que algo le sucedía a los niños, pues estaban sin respiración, sus rostros enrojecidos. Todos hablaban emocionados al mismo tiempo. "¡Creo que vimos a la Santísima Virgen!", "¡Yo pienso que era la estatua que se movió!", "¡La Santísima Virgen estaba caminando!".

La respuesta fue incredulidad y disgusto. La hija mayor de los Degeimbre, Jeanne, dijo "¿Ustedes dos ven a la Virgen?, Si yo la hubiera visto, sería diferente. ¿Pero, ustedes dos? -no son lo suficiente buenas."

Germaíne mandó a sus dos hijas a dormir y le dijo a los tres niños de Voison. "Ahora ustedes, escúchenme. No le digan nada de esta tontería a sus padres. Ellos, sin embargo, le comunicaron todo a sus padres.

La Virgen siguió apareciéndose a los niños pero, por los primeros tres días no les dijo absolutamente nada. La gente les preguntaban "¿Qué dijo?". Su respuesta fue: Nada". Finalmente, el viernes, 2 de diciembre, en respuesta a las preguntas de las personas, ella contestó:

A la pregunta, " ¿Es usted la Virgen Inmaculada?, Ella movió su cabeza y abrió sus brazos. A la pregunta, "¿Qué quiere usted de nosotros?", Ella habló por primera vez. "SIEMPRE SEAN BUENOS." Los niños respondieron: "Sí. Nosotros siempre seremos buenos." Pero muchos entre la gente, cuando se enteraron del mensaje protestaron: "¿Eso es todo?.

El próximo día, sábado 3 de diciembre, los niños repitieron sus preguntas. A la pregunta, "¿Es usted realmente la Virgen Inmaculada?", Ella movió su cabeza en aprobación.

A la pregunta, ¿Qué quiere usted de nosotros?", su respuesta fue "¿Es verdad que ustedes siempre van a ser buenos?" Los niños respondieron: "¡Sí! Nosotros siempre seremos buenos."

Los niños enfrentaron gran oposición de todos lados, incluso del sacerdote del pueblo. Nadie les ayudaba a discernir, mas bien se burlaban de ellos o los acusaban de mentirosos.

Las apariciones carecían de milagros espectaculares y la gente no encontraba el sensacionalismo que buscaban. Un sacerdote, al que se le pidió que comentara sobre el primer mensaje de Nuestra Señora, observó que era una declaración muy insignificante para haber sido hecha por la Madre de Dios. ¿Dónde estaban los milagros? ¿Dónde estaban las señales? ¿Qué decía la Virgen que fuese tan trascendental? "SEAN BUENOS SIEMPRE" ¿Qué era eso?

Se desató una batalla. No solo la Prensa Socialista y los anticatólicos sino que los mismos católicos se encargaron de ofender y desprestigiar a los niños y a la Virgen. Los niños se encontraron incomprendido aun por sus padres. El odio hacia ellos era general y extraordinario. Solo contaban con la Virgen. La mayor parte de las veces ella solo miraba a los niños y se sonreía. Los seguía mientras recitaban el rosario, pero no se les unía. Si la Virgen no decía nada, quería decir que no había nada que reportar y los niños se podían ir a sus casas.

A pesar de todo, de repente, la iglesia tuvo más participantes en Misa. Las madres de los videntes, Germaine Degeimbre y Marie Louise Voison, habían pedido que se celebrara una Misa en honor a Nuestra Señora, para que si lo que sus hijos estaban experimentando no era del Señor, María pusiera fin a ello. El día escogido fue el 8 de diciembre, la fiesta de la Inmaculada Concepción. Aquel día Marie Louise Voison recibió la Eucaristía por primera vez en diez años. Su esposo la siguió muy poco después.

Para complicar mas las cosas, unas personas sin fundamento dijeron también tener apariciones en otros lugares el mismo día 8 de diciembre, mientras los niños estaban esperando que Nuestra Señora. El demonio quería distraer, dividir y conquistar. Quería desprestigiar las apariciones como lo había hecho en Lourdes y Fátima.

Los niños estaban sujetos a enormes presiones, todos, desde el gobierno hasta las autoridades eclesiásticas le hacían constantes preguntas. Sin embargo, desde el primer día, los niños fueron consecuentes en sus informes. Los padres de los niños también sufrieron. La tienda de Héctor y Marie Louise Voison se llenó de curiosos que no dejaban a los clientes entrar. Las ventas cayeron y tuvieron que cerrar. Héctor se convirtió en el hazme reír de Partido Socialista. Pero a través del sufrimiento vino la gracia y Héctor recibió los sacramentos y se convirtió en un firme defensor de las apariciones.

Los relatos de los niños sobre las apariciones coincidían casi perfectamente. Cada vez que Nuestra Señora se le aparecía, caían de rodillas, de forma que sus rodillas impactaban contra el suelo de golpe, como si hubieran sido empujados hacia por una gran fuerza. Sin embargo, los niños no sentían dolor por ello. Cada noche, antes de la aparición, los niños rezaban el rosario con una voz natural, pero cuando llegaba la Virgen alcanzaban un tono altísimo y rezaban mucho mas rápido.

El miércoles 28 de diciembre, Nuestra Señora le dijo a los niños que muy pronto dejaría visitarles. Esto entristeció muchísimo a los niños.

El 29 de diciembre, cuando María se despedía de los niños, abrió sus brazos haciendo visible en su pecho, por primera vez, su corazón que brillaba en oro. Es por eso que se le ha llamado la SEÑORA CON EL CORAZÓN DE ORO, referencia a su Corazón Inmaculado. El 30 de diciembre, la Virgen les mostró su corazón de oro a los niños otra vez y les dijo: "¡OREN! ¡OREN MUCHO!"

El 31 de Diciembre mostró una vez mas su corazón de oro.

El primero de Enero de 1933, le dijo a los niños "OREN SIEMPRE." y añadió que no los vería de nuevo hasta la aparición del 3 de Enero.

En una ocasión, en que la Virgen habló solo a Fernande Voison, los otros niños se enojaron con ella pues se sentían excluidos. Fernande temió por lo que pensaran ellos u otras personas que podían acusarla de falsificar una aparición. Hizo saber que a ella no le gustaba que Nuestra Señora le hablaba solamente a ella.

Según la costumbre de los niños era que, cuando Nuestra Señora movía sus labios para hablar, ellos dejaban de orar para poder oír sus palabras. Durante la aparición del primero de enero, cuando la Virgen comenzó a mover sus labios para hablarles, Fernande temía de que le fuera a hablar solamente a ella y continuó orando con sus ojos bajos para no poder oír a Nuestra Señora. Esta actitud causó, como veremos, un episodio singular en las apariciones. Dos días después, Fernande estaba arrepentida de su mal comportamiento con la Virgen.

Una gran multitud estaba reunida para la aparición final. A los niños se les dificultó llegar a sus lugares para la aparición. En cuanto llegaron se pusieron a rezar y, después de un corto tiempo, cayeron de rodillas, excepto Femande. Ella miraba a su alrededor desconcertada, luego lentamente se arrodilló por unos cuantos segundos, pero se levantó llorando y exclamó: "no puedo verla".

La Virgen estaba más hermosa que nunca. Sus rostro y todo en ella resplandecía.

-Primero le habló Gilberte D.: "Esto es entre tú y yo, y te pido que no le hables de esto a nadie." La Virgen le dio un secreto, y dijo "Adiós".

-Enseguida le habló a la otra Gilberte: "Yo convertiré pecadores." Entonces le dio a la niña un secreto, y dijo "Adiós". -Entonces le habló a Alberto. Le dijo un secreto, y dijo "Adiós". -Finalmente, le habló a Andree: "Yo soy la Madre de Dios, la Reina del Cielo. Oren siempre." Luego dijo "Adiós" y desapareció.

Fernande, que seguía sin poder ver a la Virgen, rezaba con todas sus fuerzas. Cerró sus ojos, oró, y luego los abrió, pero no podía ver a la Virgen. Miró a las expresiones en los rostro de los otros niños y sabía que Nuestra Señora les estaba hablando. Tenían lágrimas en los ojos. Femande estaba sumamente triste y dolida. Al final de las apariciones, los otros niños, que si veían, empezaron a levantarse. La multitud comenzó a dispersarse. Femande permaneció de rodillas. Miró a su alrededor, aturdida. Alguien sugirió que dijeran otro rosario. Quizás Nuestra Señora volvería. Los niños se arrodillaron otra vez y rezaron el Santo Rosario. La Señora no regresó. Los niños se levantaron y caminaron hacia la gruta para orar. Fernande exclamó "¡Yo quiero verla!." Permaneció sola, arrodillada, rezando pues la gente se fue tras los otros a la gruta.

Fernande le dijo a la Virgen: "Por favor, por favor regrese a mí. No me deje de esta forma. Lo siento. Siento no haberle dejado hablar el otro día. Yo la amo. Usted me prometió un secreto. No puede terminar de esta forma. Yo la necesito. ¡Por favor! ¡Por favor!."

Ya oscurecía, cuando, de repente, el poderoso crujir de un rayo estremeció a todo el mundo. Su luz resplandeció en el cielo, seguido por una bola de fuego que cayó sobre un espino. Todo el mundo pudo verlo. La multitud quedó estremecida y volvió su mirada hacia aquel árbol. Fernande tenía una gran sonrisa. ¡La Virgen había regresado! La Inmaculada Madre celestial miraba Femande que no podía parar de llorar de alegría. La Virgen esperó un momento, y entonces le habló:

-¿Amas a mi Hijo?
-Sí- exclamó ella.
-¿Me amas a mí?
-¡0h, sí!
-Entonces, sacrifícate por mí.

Estas breves palabras son el contenido principal de las apariciones de Beauraing. La Virgen esperó hasta el final, cuando ya parecía que todo había terminado, cuando una niña permaneció insistentemente rogando que la perdonara por haberle ofendido.

Femande quería que la Virgen se quedara. Tenía muchas preguntas que hacerle. Pero la Señora abrió sus brazos, resplandeció con más brillo que nunca antes, y expuso su Corazón de Oro. Miró a Fernande con inmenso amor y dijo: "Adiós". Fernande se derrumbó en lágrimas; su cuerpo entero temblaba de los sollozos incontrolables.


Los cinco videntes se casaron.

Pocos años después de las apariciones estalló la Segunda Guerra Mundial. Hitler invadió a Bélgica. El Santuario de la Virgen en Beauraing se convirtió en un foco de esperanza cristiana para los belgas. En aquellas difíciles circunstancias los fieles recordaron que la Virgen les había enseñado que el amor a Jesús y a ella exige sacrificio.

Las apariciones han sido aprobadas por la Santa Sede. Cada año unas 200,000 personas visitan el santuario. El mensaje de la Virgen no era solo para los videntes, sino para todos sus hijos. Medítalo. Vívelo. Responde al clamor de Nuestra Madre.

-¿Amas a mi Hijo?
-Sí- exclamó ella.
-¿Me amas a mí?
- ¡0h, sí!
- Entonces, sacrifícate por mí.

Bibliografía Lord, Bob y Penny, Los Muchos Rostros de María, Una Historia de Amor. 
(fuente: www.corazones.org)

Domingo 1º de Adviento B (29.11.2020): Marcos 13,33-37 Sólo existe una venida: Tu vida. y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

 Nuevo Año Eclesiástico

Enhorabuena por haber llegado hasta aquí. Me siento afortunado por estar de nuevo en la línea de salida de un nuevo Ciclo en la Liturgia de la Iglesia. Muchos dicen que estamos en un Ciclo nuevo de la Iglesia. Puede que sí y puede que no. Depende de dónde se mire y a quién se mire. Depende de qué se lea y de qué se celebre. En la organización de la Liturgia no se ha cambiado nada desde el año pasado hasta este nuevo año- 

Sigo manteniendo mis afirmaciones que se centran en la constatación de que la Liturgia está 'al margen' del mensaje de los relatos del Evangelio. Las pretensiones principales de la Liturgia y de las Celebraciones no pasan por llegar a conocer más y mejor los Evangelios. Una vez más se nos va a decir que en este nuevo año eclesiástico de 2020-2021 del llamado Ciclo B tendremos la oportunidad de leer, conocer y meditar el llamado Evangelio de Marcos que fue escrito por María Magdalena, y que no acaba en Marcos 16,20, sino en Marcos 16,8 (por decir algunos de sus pormenores). ¡Pues iré contando las veces en las que la propuesta de lectura para cada domingo se sale de esta orientación! 

Y para más abundamiento de estos datos, se nos pide que comencemos a leer este Evangelio por el capítulo decimotercero, el más complicado de comprender. Por más declaraciones institucionales que oiga o lea no me dejaré 'embaucar'. Sigo aprendiendo a leer el relato de María Magdalena.

Y comento otra segunda cuestión. Cada comentario del texto evangélico del domingo lo acompañaré con otra página escrita que titularé 'CINCO MINUTOS', porque  ese es el tiempo que se tardará en leer esa página. Llevo unos 30 años escribiendo páginas de éstas. Y deseo seguir rescatando alguna de ellas para refrescar qué me decían mis neuronas en tiempos del siglo pasado. 

Más de uno sabe bien que no he pretendido escribir ni editar libro alguno con estos asuntos bíblicos que me ocupan y preocupan. Estos asuntos los vengo compartiendo con personas que desean acogerlos y, personalmente, se los hago llegar como si un 'amazoncito' se acercara a la puerta de sus recepciones. Debo llevar calentitos y en su punto (de la sartén al plato, se dice en los ámbitos de la restauración) estos comentarios a unas seiscientas direcciones ubicadas en los cinco continentes. Por eso suelo decir que trabajo los fines de semana y descanso de lunes a viernes. Un regalo.

En este primer domingo del nuevo Adviento, comparto la primera página de 'Cinco Minutos' que escribí en 1990. Hablaba allí de la Iglesia en la que creía un papa llamado Pío X. Léase con calma, porque este mensaje es, en apariencia, diametralmente opuesto al pensar del papa llamado Francisco, el del 'Fratelli Tutti'. ¿A qué santísima Tradición pertenecen ambos? En fin, vivir para pensar. Pensar siempre después de respirar y de alimentarse. Nos deseamos una feliz travesía de semana en semana. 

 

A continuación se encuentran los comentarios


Domingo 1º de Adviento B (29.11.2020): Marcos 13,33-37

Sólo existe una venida: Tu vida. Así lo escribo CONTIGO,

 

Primer domingo del nuevo año de la iglesia. Tiempo del Adviento. Cuatro domingos y estamos en la Navidad. Nuevo año que se llama CICLO B. Las autoridades vaticanas de la Liturgia nos lo proponen así. Dicen que nos leamos domingo a domingo, y según su programación, este Evangelio llamado de Marcos y que lo escribió María Magdalena. Sí, precisamente esa mujer en la que estás pensando, mi leyente de ahora. María de Magdala. Otra de las seguidoras.

 

Por estos mismos días del año 2017 escribía un comentario de este texto de Marcos 13,33-37. Y un año antes, 2016, escribí en cincuenta y dos páginas como ésta el comentario ordenado y completo de todo el relato de este Evangelio, el primero de su género. Lo escrito en estas dos ocasiones, escrito queda. Este nuevo año eclesial necesita volver a ser iluminado por la luz de esta Buena Noticia, que permanece y se re-crea  a un tiempo. Por eso es noticia y es buena.

 

Empezamos en la iglesia la lectura crítico-contemplativa de este Evangelio por uno de los muchos lugares por donde no debiera comenzarse. El relato de Marcos 13,33-37 tiene su contexto y sin él, el mensaje de la buena noticia se desarraiga y manipula, desgraciadamente.  

 

Propongo el ejercicio de leerse detenidamente Marcos 13,1-37: “Al salir del Templo, le dice a Jesús de Nazaret uno de sus seguidores... Y Jesús comenzó a  decirles: Mirad que no os engañe nadie” (13,1-5). Este Evangelista acaba de contar los acontecimientos vividos por su Jesús de Nazaret en su última visita al único Templo de su religión judía en Jerusalén. Seguro que nadie jamás tuvo acceso a los adentros de  este hombre de Galilea y nadie jamás supo lo que supuso para él denunciar la presencia deshumanizadora de aquella institución del Templo, con sus Sacerdotes -Sumos, normales y mínimos- y con todas sus tradiciones y liturgias.

 

A este Jesús de Nazaret no le esperó ni le esperaba nadie. Bueno, sí, su madre y su padre. Pocas personas supieron de su infancia y si alguien supo algo no le debió de parecer relevante. Esto es no lo que a mí me parece como lector, sino lo que leo en este Evangelio escrito por M. Magdalena. Y lo que leemos este domingo en Marcos 13,33-37 nos dice que cuando este hombre murió y fue sepultado ya no volvió, aunque fuera tan esperado como deseado. Y sigue sin haber venido. No vendrá. Que nadie nos engañe, quedó  escrito (Mc 13,5).

 

Lo que nos dejó escrito este primer Evangelio desde 1,1 hasta el final en 16,8 fue ‘la única venida de Jesús de Nazaret’. La única, como única fue y seguirá siendo la venida y la vida de todos y de cada uno de los seres humanos que  nacenymueren en esta casa del mundo.

 

Creo que cada una de las personas somos ese ‘hombre que se ausenta y deja su casa’ (13,34). Este hombre fue Jesús de Nazaret que se fue de su casa, de su vida en esta tierra,  y nos lo dejó todo, porque eso mismo también es lo que desde siempre hace cada ser humano después de haber nacido y vivido y haberse desvivido.  Personalmente, no quiero que nadie me engañe. Desde los orígenes nadie ha venido dos veces y así creo que seguirá ocurriendo en el futuro. Nadie regresa, porque nadie se va del todo. ¿Somos semillas de semillas? Probablemente. Tal vez... Solo existe una venida. Tu vida. Su vida. La mía. Creo, digo. Carmelo Bueno Heras

 

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

Domingo 1º: 29.11.2020. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

 

Mi cómplice de camino, podrás leer en la última línea de esta página la referencia temporal de ‘enero-febrero de 1990’. Desde entonces hasta ahora unos treinta años cumplidos nos contemplan. Fue ayer mismo y, sin embargo, ha pasado ya tanto en tan poco tiempo...  En cada uno de estos treinta años escribí cinco páginas semejantes a ésta que ahora nos compartimos. Así que multiplicados los números, me sale una cuenta de unas ciento cincuenta páginas de ‘mis puntuales meditaciones bíblicas’ publicadas una a una y en su orden en la penúltima página de la revista ‘Educar hoy’.

 

Cinco minutos fue el cimiento de estas páginas, porque ese es el cronos, más o menos, que se tarda en leerla. Más de una de estas páginas, tal vez, requiera que se inviertan más minutos. Esto de los ‘Cinco minutos’ viene a ser una práctica tradicional en alguna escuela educativa de la casa inmensa de este mundo y de esta tierra nuestra. A lo largo de este año del Ciclo B de las lecturas del Evangelio de Marcos adjuntaré una de estas páginas de antes que aún permanecen como esas luces siempre encendidas que son las estrellas. Así lo sigo creyendo. 

 Mateo 23, otro lenguaje para hablar de la Iglesia

Hubo, a comienzos de este siglo, un papa por nombre Pío X que en uno de sus escritos denominado Vehementer Nos (Nos, vivamente...) se atrevió a dejar por escrito una de­finición de lo que entendía por Igle­sia. Así decía san Pío X: «La Iglesia es, por su propia esen­cia, una sociedad desigual, es decir, una sociedad que incluye a dos ca­tegorías de personas: los pastores y el rebaño, los que ocupan un rango en los diferentes grados de la jerar­quía y la multitud de los fieles. Y es­tas categorías son de tal forma dis­tintas entre sí que únicamente en el cuerpo pastoral residen el derecho y la autoridad necesarios para pro­mover y dirigir a todos los miembros hacia el fin de la sociedad. Por lo que se refiere a la multitud, no tiene otro derecho sino el de dejarse guiar y, como rebaño fiel, seguir a sus pas­tores».

 

Sin otras pretensiones que las de ser una «oveja del rebaño obedien­te» y haber sido bautizado en Jesús, creo y me gustaría seguir creyendo que la Iglesia, según el plan de Dios he­cho presente en Jesús, es una gran familia. Es decir, una comunidad en la que todos son hermanos. Sólo hay un Padre, Dios; él tiene toda la autoridad y la manifiesta amando entrañablemente a todos. Jesús es, en la Iglesia, el mejor hijo del único padre y el mejor de los hermanos. Así, en el Padre y en Jesús, todos los bautizados son hermanos. No hay otros padres-madres, no hay otros superiores, no hay otros direc­tores, no hay... otras categorías. Y si, llegado el caso, alguno cree o cae en la tentación de ser el primero, que lo sea porque se ha hecho el último, el servidor de todos y primordial­mente de los más pequeños y mar­ginados.

 

En consecuencia, si se puede ha­blar así, la única jerarquía entre no­sotros los bautizados es la frater­nidad. Así lo he aprendido desde peque­ño en la teología del Vaticano II, por­que así lo aprendió el Concilio del Señor Jesús, tal y como lo recoge, por ejemplo, Mateo en su capítulo 18 y, más concretamente, en Ma­teo 23,8-12. ¿Habría que decir tam­bién que todo lo que se aparte de esa orientación es cosa que no per­tenece al Señor Jesús y al Plan de Dios?

Carmelo Bueno Heras. Educar hoy 21 (enero-febrero.1990)

Santos del día 29 de noviembre

 

Santos del día 29 de noviembre
Tertio Kalendas decembris
En Roma, en el cementerio de Trasón, en la vía Salaria Nueva, san Saturnino de Cartago, mártir, quien, según refiere el papa san Dámaso, bajo el emperador Decio, por confesar a Cristo, primero fue atormentado en el potro en su misma patria, y después, extraditado a Roma, tras superar otros atroces tormentos, convirtió a la fe al tirano Graciano, y finalmente alcanzó la corona del martirio al ser decapitado.
En Toulouse, de la Galia Narbonense, conmemoración de san Saturnino, obispo y mártir, que, según la tradición, en tiempo del mismo Decio fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta ciudad, y arrastrado por las escaleras desde lo alto del edificio, hasta que, destrozados la cabeza y el cuerpo, entregó su alma a Cristo.
En Ancira, de Galacia, san Filomeno, mártir, que en la persecución bajo el emperador Aureliano, y siendo prefecto Félix, después de arrojarlo al fuego le acribillaron manos, pies y cabeza con clavos, y así consumó su martirio, según se refiere.
En Todi, de la Umbría, santa Iluminada, virgen.
En Sarug de Batnan, de Osroene, en Mesopotamia, san Jacobo, obispo, que ilustró con su fe purísima a esta Iglesia por medio de sus sermones, homilías y traducciones, y es reconocido por los sirios como doctor y columna de la Iglesia, junto con san Efrén.
En Daventer, de Frisia, traslación de san Radbodo, obispo de Utrecht, pastor docto y prudente, que murió visitando a los campesinos.
En York, en Inglaterra, beato Eduardo Burden, presbítero y mártir, que habiendo estudiado en el Colegio de los Ingleses en Reims, ya ordenado presbítero, por regresar a los dominios de la reina Isabel I fue condenado al patíbulo ante una turba enfurecida.
En la misma ciudad, ocho años más tarde, beatos Jorge Errington, Guillermo Gibson y Guillermo Knight, mártires y sacerdotes, que, vigilados como proscritos por el mero hecho de ser presbíteros, fueron martirizados cruelmente.
En la isla de Sumatra llamada Aceh, beatos mártires Dionisio de la Natividad (Pedro) Berthelot, presbítero, y Redento de la Cruz (Tomás) Rodríguez, religiosos de la Orden de los Carmelitas Descalzos, a quienes los mahometanos sometieron a esclavitud y, finalmente, llevaron a la orilla del mar para acabar asaetándolos y decapitándolos.
En Valladolid, beato Bernardo de Hoyos, religioso de la Compañía de Jesús y presbítero, que escribió amorosamente del Sagrado Corazón de Jesús.
En Lucera, de la Apulia, san Francisco Antonio Fasani, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, varón de exquisita doctrina, sumamente fundamentado en la escuela de la predicación y de la penitencia, el cual sirvió hasta tal punto a los pobres y necesitados, que nunca dudó en despojarse incluso de sus vestidos para cubrir al mendigo, ofreciendo a todo el mundo ayuda cristiana.
En Roma, beata María Magdalena de la Encarnación (Catalina) Sordini, virgen, fundadora de las Hermanas de la Adoración Perpetua.
En el lugar llamado El Saler, cerca de Valencia, en España, beato Alfredo Simón Colomina, presbítero, de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que en la persecución contra la Iglesia confirmó con su sangre su fidelidad al Señor.