REFLEXIÓN ESPIRITUAL
De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y
mártir, a los Efesios
TENED FE Y CARIDAD PARA CON CRISTO
Procurad reuniros con más frecuencia para celebrar la
acción de gracias y la alabanza divina. Cuando os reunís con frecuencia en un
mismo lugar, se debilita el poder de Satanás, y la concordia de vuestra fe le
impide causaros mal alguno. Nada mejor que la paz, que pone fin a toda
discordia en el cielo y en la tierra.
Nada de esto os es desconocido, si mantenéis de un
modo perfecto, en Jesucristo, la fe y la caridad, que son el principio y el fin
de la vida: el principio es la fe, el fin es la caridad. Cuando ambas virtudes
van a la par, se identifican con el mismo Dios, y todo lo demás que contribuye
al bien obrar se deriva de ellas. El que profesa la fe no peca, y el que posee
la caridad no odia. Por el fruto se conoce al árbol; del mismo modo, los que
hacen profesión de pertenecer a Cristo se distinguen por sus obras. Lo que nos
interesa ahora, más que hacer una profesión de fe, es mantenernos firmes en esa
fe hasta el fin.
Es mejor callar y obrar que hablar y no obrar. Buena
cosa es enseñar, si el que enseña también obra. Uno solo es el maestro, que lo
dijo, y existió; pero también es digno del Padre lo que enseñó sin palabras. El
que posee la palabra de Jesús es capaz de entender lo que él enseñó sin
palabras y llegar así a la perfección, obrando según lo que habla y dándose a
conocer por lo que hace sin hablar.
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