sábado, 2 de abril de 2016

San Francisco Coll, religioso presbítero - Beato Guillermo Apor, obispo y mártir (2 de abril)

San Francisco Coll, religioso presbítero

fecha: 2 de abril
n.: 1812 - †: 1875 - país: España
otras formas del nombre: Francisco Coll Guitar
canonización: 
B: Juan Pablo II 29 abr 1979 - C: Benedicto XVI 11 oct 2009
hagiografía: Vaticano

En Vic, en la región de Cataluña, en España, san Francisco Coll, presbítero de la Orden de Predicadores, que al ser injustamente exclaustrado, prosiguió su firme vocación y anunció por toda la región el nombre del Señor Jesucristo.
Fundador de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, nació en Gombrèn, diócesis de Vic y provincia de Gerona, en España, el 18 de mayo de 1812. El 19 del mismo mes y año recibió el bautismo. Desde la infancia se sintió inclinado al sacerdocio y, en orden a su preparación, se incorporó al seminario de la capital de su diócesis en 1823, donde cursó estudios humanísticos y el trienio filosófico. En 1830 ingresó en la Orden de Santo Domingo en el convento de la Anunciación de Gerona. Tras el año de noviciado y consiguiente profesión religiosa hasta la muerte, se entregó, en octubre de 1831, al estudio de la teología, y recibió las órdenes sagradas hasta el diaconado inclusive.
En agosto de 1835, con sus hermanos de comunidad, se vio obligado a abandonar el convento a causa de las leyes persecutorias contra los religiosos en España. Vivió heroicamente su consagración religiosa en calidad de fraile exclaustrado, ya que a lo largo de la vida no fue posible restaurar convento alguno de frailes de la Orden de Predicadores en el territorio de la Provincia de Aragón a la que pertenecía. Recibió el presbiterado en Solsona el 28 de mayo de 1836 y, al comprobar que no se autorizaba la reapertura de conventos, de acuerdo con los superiores, ofreció sus servicios ministeriales al Obispo de Vic. Éste lo envió como coadjutor a la parroquia de Artés, primero, y, poco después, en diciembre de 1839, a la de Moià.
Desde el comienzo de su entrega al ministerio asumió tareas que iban más allá de las estrictamente parroquiales. El celo que le devoraba lo salvó de la inercia de la exclaustración. Formó en un principio parte de la «Hermandad Apostólica » que promovió San Antonio Mª Claret, y se entregó a predicar ejercicios espirituales y misiones populares. En 1848 recibió el título de «Misionero Apostólico». Diferentes Prelados lo llamaron a sus diócesis para que desarrollara una predicación misionera, que fue pacificadora en tiempo de frecuentes guerras civiles. Su nombre se hizo popular y venerado por las diferentes comarcas de Cataluña.
Reclamaban a porfía su predicación evangélica orientada a reavivar la fe en medio del Pueblo de Dios y a conseguir el retorno de los alejados a las prácticas religiosas. Se valió muy especialmente del Rosario, que propagó entre las gentes de pueblos y ciudades por medio de la renovación de cofradías, establecimiento del «Rosario Perpetuo» en que se alistaban miles de personas, e instrucciones dirigidas a los fieles para que meditaran con fruto sus misterios. En orden a este mismo objeto publicó pequeños libros, titulados «La Hermosa Rosa» y «Escala del Cielo», de los que se hicieron varias ediciones con gran número de ejemplares en cada una de ellas, porque los distribuía abundantemente en las misiones. Predicaba todos los años la cuaresma y los meses de mayo y octubre en honor de María en núcleos importantes por su población: Barcelona, Lérida, Vic, Gerona, Solsona, Manresa, Igualada, Tremp, Agramunt, Balaguer...
Al comprobar la ignorancia religiosa y la falta de correspondencia a las normas de la vida cristiana por parte de los bautizados fundó el 15 de agosto de 1856 la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata, para la santificación de sus miembros y la educación cristiana de la infancia y de la juventud, muy afectada por el abandono e ignorancia religiosa. Se halla extendida, no sólo por Europa, sino también por América, África y Asia.
La entrega a la predicación, particularmente por medio de ejercicios espirituales dirigidos a sacerdotes y religiosas, misiones populares, cuaresmas, novenarios y otros modos de evangelización, bien puede decirse que continuó hasta el fin de la vida, aun cuando en los cinco últimos años se vio afectado por una progresiva enfermedad de apoplejía y consiguiente ceguera, que se le declaró el mismo día en que los Obispos del mundo católico se reunían en Roma para iniciar los trabajos del Concilio Vaticano I. Falleció santamente en Vic el 2 de abril de 1875. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 29 de abril de 1979 y canonizado or SS Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.

De sus Obras:

Debemos hacer oración para dar gloria a Dios. A ella acudiremos con gran esperanza de alcanzar fortaleza en la lucha cotidiana. Durante la misma se ha de avivar la fe en la presencia de Dios que quiere tratar con todos. (Obras Completas, p. 10)
Quiero hacer la voluntad de Dios y prometo practicar la oración con toda humildad y confianza, conformándome a la voluntad divina, por más tentaciones, desconfianzas y sequedades que el Señor permita. El ejemplo de Cristo orante me servirá de ánimo y de consuelo. Es muy necesario saber practicar la humildad de corazón. (OC, pp. 63-64)
Hagamos oración, hijos de Jesús y de María. Es tan importante para nosotros, como lo es el alimento para el cuerpo. Así como el alimento es necesario al rey y al vasallo, al rico y al pobre, al eclesiástico y al seglar; del mismo modo, a todos éstos para cumplir sus deberes como buenos cristianos, les es indispensable la oración. Aseguran los Santos, que el cristiano sin oración es un árbol sin fruto, una fuente sin agua, un soldado sin armas y un plaza sin muralla que no puede defenderse de los enemigos. (OC, p. 386)
Tenemos el memorial del Rosario de María. Éste es nuestro santo rezo, y éste es el que ponemos, cuando lo rezamos, en manos de María, y ella lo presenta y pone en las manos de nuestro Padre celestial. ¿Habrá gracia alguna que no alcancemos para nosotros o para nuestros prójimos, si presentamos, como se debe, este perfectísimo memorial, el Santo Rosario? Estoy cierto y seguro que no, si lo rezamos como corresponde, pues la misma Virgen María lo ha asegurado. Rezadlo, rezadlo con viva fe, con toda humildad, con todo el fervor y atención posibles. (OC, p. 225)
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1085





Beato Guillermo Apor, obispo y mártir

fecha: 2 de abril
n.: 1892 - †: 1945 - país: Hungría
otras formas del nombre: Apor Vilmos
canonización: 
B: Juan Pablo II 9 nov 1997
hagiografía: Vaticano

En Gyór, en Hungría, beato Guillermo Apor, obispo y mártir, que en tiempo de guerra abrió su casa a unos trescientos prófugos, y por defender a unas muchachas de manos de los soldados, la tarde del Viernes Santo de la Pasión del Señor fue herido y tres días más tarde expiró.
Vilmos Apor nació el 29 de febrero de 1892 en Segesvár (Hungría). Era el sexto hijo de una familia noble. Su padre murió cuando él todavía era niño; su madre lo educó en un profundo fervor religioso. Fue monaguillo. Estudió con los jesuitas y, al terminar los estudios secundarios, ingresó en el seminario. Su obispo lo envió a la universidad de Innsbruck, dirigida por los jesuitas, donde obtuvo el doctorado en teología.
Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de agosto de 1915, incardinado en la diócesis de Nagyvárad. Ejerció primero su ministerio como vicepárroco en Gyula y, durante la guerra, por poco tiempo, como capellán militar. Trabajó un año como prefecto en el seminario de Nagyvárad y luego volvió a Gyula como párroco. Se distinguió por su amor a los pobres. Para favorecer la educación religiosa de los jóvenes fundó un colegio y llamó a la ciudad a congregaciones religiosas, con la finalidad de intensificar la vida de piedad de los fieles. En su parroquia se formó una verdadera comunidad sacerdotal. Se esforzó por crear buenas relaciones con los pastores y fieles de otras confesiones.
El Papa Pío XII lo nombró obispo de Gyor el 21 de enero de 1941. Recibió la consagración episcopal el 24 de febrero del mismo año y tomó posesión de su sede episcopal el 2 de marzo sucesivo. El lema de su escudo episcopal era: «La cruz fortalece al débil y hace humilde al fuerte». A pesar de las dificultades que suponía la segunda guerra mundial, desempeñó su misión con gran entusiasmo. Amaba mucho a sus sacerdotes, a los débiles y necesitados. Se dedicó con energía a fomentar la educación moral y religiosa de la juventud. Cuando en Hungría se introdujeron las leyes raciales, defendió a las víctimas de la injusticia, alzando su voz incluso contra los mismos políticos que estaban en el poder. Condenó las acciones inhumanas y la persecución en varios escritos y en las predicaciones, con lo cual puso en peligro incluso su seguridad personal. Durante los bombardeos no dudó en acudir a socorrer a las víctimas.
Cuando los combates afectaron al territorio de su diócesis, puso a disposición de los refugiados el palacio episcopal y él se retiró a una habitación pequeña. Al tener conocimiento del peligro que corrían las mujeres, declaró que estaba dispuesto a defenderlas incluso a costa de su vida. Esto lo demostró cuando la tarde del Viernes santo llegaron al palacio episcopal algunos soldados rusos, borrachos, para llevar al cuartel a numerosas mujeres, que se habían refugiado en el sótano del obispado. El obispo rechazó categóricamente la petición. Después de una larga lucha, cuando un oficial comenzó a amenazarlo con su pistola, él fue avanzando poco a poco tratando de sacarlo fuera. Pero el oficial se volvió de repente y le disparó, quedando herido en la frente, en la mano y en el estómago. Los soldados, asustados, huyeron, y el obispo cayó en tierra. Fue llevado al hospital, donde le operaron. Al volver en sí, dio gracias a Dios porque ninguna de las mujeres había sufrido violencia y por haber aceptado su sacrificio. Se preparó a bien morir; oró por sus sacerdotes, por los fieles, por el pueblo húngaro, por los dirigentes del Estado y por su país. Murió el lunes de Pascua, 2 de abril de 1945. Fue sepultado en la iglesia de los carmelitas.
En la basílica de Gyor se construyó un sarcófago de mármol para trasladar a él los restos mortales del obispo el 24 de noviembre de 1948, pero las autoridades estatales lo impidieron. Hubo que esperar hasta el 23 de mayo de 1986. La tumba del obispo Vilmos Apor se halla actualmente en la capilla Hédervári de la nave lateral de dicha basílica.
El 7 de septiembre de 1996, con ocasión de su segunda visita pastoral a Hungría, Juan Pablo II acudió también a esa capilla y oró ante la tumba de monseñor Apor. Fue beatificado por el mismo papa el 9 de noviembre de 1997.
fuente: Vaticano
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1086

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