sábado, 23 de julio de 2016

San Apolinar de Rávena, obispo y confesor - San Juan Casiano, abad (23 de julio)

 San Apolinar de Rávena, obispo y confesor

fecha: 23 de julio
fecha en el calendario anterior: 23 de julio
†: c. s. II - país: Italia
otras formas del nombre: Apollinaris
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Classe, cerca de la ciudad de Rávena, en la vía Flaminia, conmemoración de san Apolinar, obispo, cuya memoria se celebra el veinte de julio.
patronazgo: patrono de Rávena y de otras ciudades europeas, de los fabricantes de agujas; protector contra los cálculos biliares y renales, gota, enfermedades venéreas y epilepsia.
refieren a este santo: San Eleucadio de Ravena

oración:
Conduce, Señor, a tus fieles por el camino de la eterna salvación, que tu obispo san Apolinar enseñó con su doctrina y martirio, y haz que, perseverando en tus mandamientos, merezcamos ser coronados con él. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
San Apolinar fue el primer obispo de Rávena (o Ravena) y el único mártir de dicha ciudad cuyo nombre se conoce. Según las actas de su martirio, Apolinar nació en Antioquía, dondé fue discípulo de san Pedro, y el Príncipe de los Apóstoles le nombró obispo de Rávena. Pero se trata de una fábula del siglo VII, inventada para dar prestigio a la sede episcopal de dicha ciudad. San Apolinar fue uno de los mártires más famosos en la Iglesia primitiva, y la gran veneración que se le profesaba es el mejor testimonio de su santidad y espíritu apostólico, pero ello no nos autoriza a prestar crédito a la leyenda.
Según ésta, Apolinar curó milagrosamente a la esposa de un oficial, y tanto el marido como la mujer se convirtieron al cristianismo. También sanó a un sordo llamado Bonifacio y obtuvo tal cantidad de conversiones, que las autoridades le desterraron de la ciudad. Entonces, Apolinar fue a predicar el Evangelio a Bolonia, donde convirtió a todos los miembros de la familia del patricio Rufino. Partió al exilio nuevamente y durante la travesía, naufragó en las costas de Dalmacia, donde fue maltratado por predicar el Evangelio. Apolinar volvió tres veces a su sede, y otras tantas fue capturado, torturado y desterrado nuevamente. En su cuarta visita el emperador Vespasiano publicó un decreto por el que ordenaba el destiero a todos los cristianos. San Apolinar consiguió esconderse algún tiempo con la ayuda de un centurión cristiano, pero finalmente fue descubierto por el populacho, que le condujo al barrio de Classis, donde le golpeó hasta dejarle por muerto.
San Pedro Crisólogo, el más ilustre de los sucesores de san Apolinar, le calificó de mártir en uno de sus sermones, pero añadió que Dios preservó la vida de Apolinar durante largo tiempo para bien de su Iglesia y no permitió que los perseguidores le quitasen la vida. En tal caso, sólo puede decirse que fue mártir a causa de los tormentos que sufrió por Cristo, lo que habitualmente llamaríamos un «confesor».
En sus sermones, san Pedro Crisólogo afirma que san Apolinar fue obispo de Rávena y mártir; prácticamente a eso se reduce todo lo que sabemos sobre él. La biografía de Acta Sanctorum, julio, vol. V, no es ciertamente anterior al siglo VII, y no parece que se apoye en una tradición auténtica. Mons. Lanzoni, Le fonti della leggenda di Sant'Apollinare di Ravenna (1915) y Le diocesi d'Italia (1923), pp. 455 as., discute a fondo el problema. En el canon de la misa del rito de Milán se menciona a san Apolinar.
En la imagen: el bellísimo mosaico bizantino del siglo VI que muestra la figura de san Apolinar, obispo, en uno de los ábsides de la basílica a él dedicada: San Apollinar in Classe, en Rávena.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2509





San Juan Casiano, abad

fecha: 23 de julio
n.: c. 360 - †: c. 435 - país: Francia
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Marsella, ciudad de la Provenza, en la Galia, san Juan Casiano, presbítero, que fundó un monasterio para varones y otro para mujeres, y como fruto de su larga experiencia en la vida monástica escribió para los monjes dos obras: Instituciones Cenobíticas y Conferencias de los Padres.
refieren a este santo: San Fausto de RiezSan Leoncio de Frejus

El patriarca de la vida monástica, a quien se llama simplemente Casiano, nació hacia el año 360, probablemente en Dobruja, ciudad de Rumania. No es imposible que haya luchado contra los godos en la batalla de Andrinópolis. Alrededor del año 380, partió con un amigo suyo llamado Germán, a visitar los Santos Lugares. Ambos se hicieron monjes en Belén. Pero en aquella época, el centro de la vida contemplativa era Egipto. Así pues, los dos amigos se trasladaron allá y visitaron uno a uno en la soledad a los famosos santos varones «que estaban llamados a desempeñar una alta misión en el mundo: no sólo la de orar por él, sino la de edificar e instruir a las generaciones futuras» (Ullathorne). Durante algún tiempo, Casiano y Germán llevaron vida eremítica bajo la dirección de Arquebio. Después, Casiano se trasladó al desierto de Esquela para hablar con los anacoretas que habitaban en cuevas excavadas en la ardiente roca y para vivir en los «cenobios» o monasterios de los monjes. No sabemos por qué razón, Casiano emigró a Constantinopla hacia el año 400. Ahí fue discípulo de san Juan Crisóstomo, quien le confirió el diaconado. Cuando se depuso al gran santo, contra todas las leyes canónicas y contra toda justicia, Casiano fue uno de los legados enviados a Roma para defender la causa del arzobispo ante el papa san Inocencio I. Tal vez en Roma recibió la ordenación sacerdotal, pero no volvemos a saber nada de él hasta que le encontramos en Marsella, varios años después.
Ahí fundó Casiano dos monasterios: uno para monjes, en el sitio en que había sido sepultado el mártir san Víctor, y otro para religiosas. Casiano y sus monasterios habían de irradiar en el sur de la Galia el espíritu y el ideal ascético de Egipto. Para guía e instrucción de sus discípulos, Casiano compuso sus «Conferencias» o «Colaciones» y las »Reglas de la vida monástica». Ambas obras estaban destinadas a ejercer una influencia inmensamente mayor de lo que su autor pudo sospechar. En efecto, san Benito las recomendó, junto con las «Vitae Patrum» y la Regla de San Basilio, como la mejor lectura que sus monjes podían hacer después de la Biblia. También es sensible la influencia de Casiano en la Regla de San Benito y en su espiritualidad, de suerte que puede decirse que Casiano influenció a la cristiandad entera a través de San Benito. En los cuatro primeros libros de las «Reglas de la vida monástica» describe la forma de vida que deben llevar los monjes; el resto de la obra está consagrado a las virtudes que deben tratar de adquirir y a los pecados mortales en los que más peligro tienen de caer. Casiano dice en el prefacio de dicha obra: «No voy a describir milagros y prodigios ni a contar anécdotas. Porque, aunque mis mayores me contaron muchas cosas increíbles y aunque me ha sido dado presenciar algunas con mis propios ojos, el repetirlas produce simplemente asombro en el lector, pero no contribuye a instruirle en el camino de la perfección». Tal sobriedad es característica de Casiano.
Nunca hubo un acto formal de aprobación del culto de Casiano, pero en la tradición monástica siempre fue tenido como santo, e incluso el papa san Gregorio Magno habla de él como santo. No estaba incluido en el Martirologio Romano anterior posiblemente porque en época del Card. Baronio se le consideraba como el iniciador y el principal exponente de las enseñanzas que ahora se conocen con el nombre de «semipelagianismo». Casiano expuso su teoría en su tratado «Acerca de la Reprobación y de la Gracia», en el curso de una controversia acerca de san Agustín; basándose en dicho tratado, se puede tachar a Casiano de «anti-agustinista», pero no de semipelagiano. El santo pasó todo el resto de su vida en Marsella, donde murió hacia el año 433. Los bizantinos celebran su fiesta el 29 de febrero. El Martirologio Romano actual reivindica su figura inscribiéndolo en el catálogo, lo que equivale informalmente a una aprobación del culto.
No existe ninguna biografía contemporánea de Casiano; pero en Acta Sanctorum, julio, vol. V, se encontrarán muchos documentos referentes a él. Véase también la introducción a la edición de sus obras, hecha por Petschening, en el Corpus script. eccl lat. de Viena. Muchos de los autores que escriben sobre los orígenes del monaquismo aluden frecuentemente a Casiano; por ejemplo, Herwegen, Albers y C. Butler. En los últimos años, se ha escrito mucho sobre el santo: cf. L. Cristiani, Cassien (2 vols., 1946), y la obra de O. Chadwick, John Cassian (1950), que es todavía mejor que la anterior desde el punto de vista biográfico y contiene una bibliografía muy completa.
En la Biblioteca de ETF hay una buena versión castellana de las Colaciones.
Imagen: iluminación para la edición de las Colaciones, París, 1498.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2511

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