San Apolinar de Hierápolis, obispo
fecha: 8 de enero
†: c. 180 - país: Turquía
otras formas del nombre: Claudio Apolinar, Apolinario Claudio, Apolinario el Apologista
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. 180 - país: Turquía
otras formas del nombre: Claudio Apolinar, Apolinario Claudio, Apolinario el Apologista
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En la ciudad de Hierápolis, en
Frigia, san Apolinar, obispo, varón eximio por su doctrina y santidad, que
vivió en tiempo del emperador Marco Aurelio.

Claudio Apolinar, obispo de Hierápolis de
Frigia, llamado «el Apologeta», fue un famoso profesor cristiano del siglo II.
A pesar de las alabanzas que le prodigan Eusebio, san Jerónimo, Teodoreto y
otros, poco sabemos de su vida. Por otra parte, sus escritos, que eran muy
estimados, se han perdido. Focio, que los había leído y era buen juez en la
materia, los recomienda por su tema y estilo. Claudio Apolinar escribió contra
los encratitas y otros herejes, y puso en claro los orígenes filosóficos de los
errores de cada secta, según testifica san Jerónimo. Su última obra fue un
ataque contra los montanistas y sus pretendidos profetas, que habían comenzado
a aparecer en Frigia hacia el año 171. Pero la obra que le hizo famoso fue su
apología de la religión cristiana, que dedicó al emperador Marco Aurelio, poco
después de que dicho príncipe había triunfado de la tribu de los cuados,
gracias a las oraciones de los cristianos, como lo mencionaba el santo.
Como las tropas de Marco Aurelio habían
luchado en vano durante largo tiempo por subyugar a los germanos, el emperador
resolvió el año 174 ponerse al frente de las operaciones. Había cruzado ya el
Danubio, cuando los cuados, un pueblo que habitaba el territorio que más tarde
se llamaría Moravia, le rodearon en una posición muy peligrosa para él. Las
tropas del emperador no tenían ninguna posibilidad de escapar de las manos de
sus enemigos, ni tampoco podían resistir largo tiempo, por falta de agua. La
duodécima legión estaba compuesta principalmente de cristianos. Cuando el
ejército se hallaba a punto de perecer de sed, los cristianos se arrodillaron,
«como acostumbraban hacerlo para orar» -nos dice Eusebio-, y pidieron a Dios su
ayuda. Súbitamente, el cielo se cubrió de nubes y una espesa lluvia se desató,
en el momento en que los bárbaros se lanzaban al ataque. Los romanos luchaban
y, al mismo tiempo, bebían el agua de la lluvia que recogían en sus cascos,
apurándola enrojecida por la sangre del enemigo. Los bárbaros eran más
poderosos que los romanos; pero un fuerte viento, acompañado de truenos y
relámpagos, hizo que la lluvia les azotara el rostro y les cegara, lo que les
obligó a huir aterrorizados. Tanto los autores paganos como los cristianos
relatan esta victoria. Los autores paganos la atribuyen a un poder mágico o a
la intervención de sus dioses, pero los cristianos lo cuentan como un milagro
obtenido por las oraciones de los legionarios. Parece que san Apolinar hizo
alusión al hecho en la apología que dedicó al emperador, informando que Marco
Aurelio había dado a esa legión el nombre de «la legión del trueno» en recuerdo
de la famosa batalla. Eusebio, Teturliano, san Jerónimo y san Gregorio de Nisa
repiten el dato, tomándolo de san Apolinar.
Los cuados devolvieron todos los
prisioneros y se rindieron incondicionalmente al emperador. En agradecimiento a
sus legionarios cristianos, Marco Aurelio publicó un edicto en el que reconocía
que debía la victoria «a la tempestad que se había desatado, tal vez, gracias a
las oraciones de los cristianos». En dicho edicto, prohibía bajo pena de muerte
condenar a los cristianos a causa de su religión. Sin embargo, muchos
cristianos fueron todavía condenados a muerte después de la publicación de tal
edicto, aunque se dice que sus acusadores recibieron la misma pena.
La «Columna Antoniniana», que se halla en
Roma, representa esta victoria del emperador, bajo el símbolo de Júpiter
Pluvio; es decir, bajo la figura de un hombre que vuela con los brazos abiertos
y una larga barba que parece perderse en la lluvia. Los soldados parecen contentos
bajo la tempestad; unos beben ávidamente, mientras otros se baten con el
enemigo; los bárbaros se hallan tendidos en el suelo con sus caballos, y la
tempestad se descarga furiosamente sobre ellos. En la actualidad, la certeza de
esta leyenda, que Eusebio parece haber tomado de la Apología de san Apolinar,
es todavía materia de discusión. Por una parte, es seguro que no fue Marco
Aurelio quien dio a la «Legión de trueno» el nombre de «Legio fulminata», que
proviene de la época de Augusto; pero, por otra parte, los hechos no tienen en
sí mismos nada de inverosímil. Es muy natural que los cristianos de la época
hayan atribuido tan sorprendente victoria a las oraciones de sus
correligionarios. No existe documento pagano que confirme la existencia del famoso
edicto del emperador en favor de los cristianos. Aun los historiadores que
defienden la exactitud de los hechos narrados admiten que el texto del edicto
está interpolado.
Es posible que san Apolinar haya compuesto
su apología dedicada al emperador, hacia el año 175, a fin de recordarle la
gracia que Dios le había hecho por las oraciones de los cristianos, e implorar
al mismo tiempo su protección. No poseemos datos exactos sobre la muerte de san
Apolinar, que aconteció probablemente antes de la de Marco Aurelio.
Sobre la «Legión del Trueno», ver
Tertuliano, Apologeticum, c. 5, y Ad Scapulam, c. 4; Eusebio, Hist. Eccles., IV,27 y V,5; J. B. Lightfoot, St. Ignatius, vol. I (1889), pp. 469
ss; Momsen, en Hermes, 1895, pp. 90-106; Allard, Histoire des persécutions,
vol. I (1903), pp. 394-396.
Sobre san Apolinar, ver Acta Sanctorum, febrero, vol. II, pp. 4-8. Baronio
introdujo su nombre en el Martirologio Romano, pero ni en el Oriente, ni en el
Occidente existen huellas de que se le haya rendido culto poco después de su
muerte.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_95
Santos Teófilo y Eladio, mártires
fecha: 8 de enero
†: s. III - país: Libia
otras formas del nombre: Helladio
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. III - país: Libia
otras formas del nombre: Helladio
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Elogio: En la provincia romana de Lybia,
santos mártires Teófilo, diácono, y Eladio, quienes, después de ser torturados
con cascos afiladísimos, fueron quemados vivos.

El culto de estos mártires llega al Martirologio Romano del Card. Baronio
desde los menologios griegos, sin cambio en la redacción de la noticia, que es
la misma que conserva el Martirologio actual. No hay, al parecer, más datos que
esos. Otros martirologios del siglo XVII (como el de Pedro Galesinio) no hacen
sino ampliar con detalles las horribles torturas sufridas por los mártires,
pero sin mencionar ninguna otra fuente o detalle histórico verificable.
La época del martirio parece haber sido en
el siglo III, lo que se deduce de la región en que ocurrió, la actual Libia,
más que de evidencias internas, ya que no hay actas, ni siquiera legendarias.
Se explicita en las diferentes redacciones que Teófilo es diácono y Eladio
seglar.
Ver la breve entrada en Acta
Sanctorum, enero, I, pág 472.
Abel Della Costa
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