sábado, 30 de agosto de 2025

2025, 31 de agosto. Domingo 22º T. O. C: Lucas 14,1-14 (Cuando Jesús preguntó a los jefes del sábado, éstos se callaron) y CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas (Semana 40ª (31.08.2025): Lucas 17,1-10. DEBO CONTEMPLAR SI sirvo O SI MANDO).

 2025, 31 de agosto. Domingo 22º T. O. C: Lucas 14,1-14

Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Cuando Jesús preguntó a los jefes del sábado, éstos se callaron

La cita del texto evangélico de Lucas que se nos leerá el último domingo de agosto se escribe así: 14,1.7-14. Quiere decirse que los versículos 2 a 6 no se nos van a leer. Tal vez esté muy equivocado, pero si se presta atención a esta lectura en una Biblia y a lo que se nos lea en la santa misa se constatará este dato… ¿Quién nos impide la lectura de una de las claves de la interpretación del relato? Alguien conoce muy positivamente que la inmensa mayoría de los asistentes a la liturgia católica de la misa no leerá nunca en su Biblia esta narración.

 

Recuerdo que el narrador Lucas nos está contando lo que le sucede a Jesús y a sus acompañantes en la segunda etapa de su camino de subida a Jerusalén (13,22 a 17,10). Y por si no lo hubiera dicho suficientes veces, de nuevo nos cuenta una comida de Jesús: “Sucedió que, habiendo ido un sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Jesús, un hombre obsesionado por el agua y sus rituales de purificación, un hidrópico. Entonces Jesús preguntó a los entendidos de la ley y a los fariseos: ¿Está permitido curar en sábado o no? Ellos, que estaban observando, se callaron. Entonces, Jesús se acercó al buen hombre, le tocó, le abrazó y le curó... Y a ellos les dijo” (14,1-6).

 

Conocemos ya la forma de contar de este Evangelista. A aquellos especialistas en el conocimiento y aplicación de la ley de Moisés, juristas y fariseos, Jesús les contó una parábola o dos o tres o la misma de siempre. Quienes acompañaban a Jesús y aquellos que le habían invitado seguían siendo cumplidores de todo lo prescrito en la religión judía sobre el sábado y sobre qué comer o dejar de comer. Purezas e impurezas. Y en la mejor tradición cristiano-católica hemos heredado en el domingo, corregida y aumentada, toda la normativa sobre el sábado judío. Si se nos leyeran estas palabras omitidas de Lucas en las eucaristías del este domingo 28 de agosto, la pregunta de aquel Jesús de Nazaret nos sonaría así, tal vez: ¿Qué es lo primero y más importante que se debe hacer en domingo? ¿Misa o mesa?

 

Si las palabras de Lucas 14,1-24 nos las leemos detenidamente y aceptamos que ellas sean una luz en nuestro camino de la vida tendremos que admitir que lo primero y más importante para este Jesús de Nazaret no es cumplir una normativa legal religiosa, sino ‘comer’. Comer y beber. De mesa. De cuchillo y tenedor. Comida y bebida que se parte, se reparte y se comparte. Una mesa sin estrados de categorías. Sin privilegios, sin tratos de honor, sin trepas, sin marginados, para todos…: ‘Dichoso y feliz el que pueda comer en este ‘reino’, dijo uno de los comensales’ (14,15).

 

En estas utopías estamos desde los tiempos de Jesús, pero no parece que estemos demasiado interesados en hacer visible esta experiencia de vida y de fe de este laico de la Galilea del Israel palestino del siglo primero de la única historia de este mundo.

 

Ya entonces se prefería escoger la seguridad de la religión de ‘dios’ y dejar de lado el atrevimiento de la fe en el ‘otro’. Así nos lo dejó contado magistralmente este Lucas en esa parábola de “aquel hombre que regaló una gran cena a la que invitó a tantos, a muchos”, a todos…, pero que, sin embargo, ¡qué pocos se lo creyeron! ¡Qué pocos participaron! ¡Qué pocos la saborearon! (14,16-24). Y así seguimos.

Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 28.08.2016. Y también en Madrid, 31.08.2025

Comentario segundo:

CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas para leerlo ordenadamente y desde el principio hasta el final. 

Semana 40ª (31.08.2025): Lucas 17,1-10.

DEBO CONTEMPLAR SI sirvo O SI MANDO

El texto del relato de Lucas que corresponde leer y comentar es muy breve. Tan solo son diez versículos y muy fácilmente reconocibles en su ordenación en dos apartados y cada uno de ellos en otros dos. Así quedaría el tejido de este texto de Lucas 17,1-10. El primer apartado sería: “Dijo Jesús a sus discípulos” (17,1-4). El segundo apartado sería: “Dijeron los apóstoles a Jesús” (17,5-10).

 

Estos dos apartados conforman la última unidad literaria y teológica de la segunda etapa del camino que nos ha dejado este narrador y biógrafo de Jesús de Nazaret al que estamos llamando Lucas. Ya quedó comentado que se trata más de ‘un camino de evangelización’ que de ‘un camino geográfico’. Creo que al Evangelista le importa lo uno y lo otro. Pero ha subrayado lo que le ha parecido oportuno: la evangelización de su evangelizador.

 

El camino está claro que comienza en la tierra de Galilea, toca la región de Samaría y acaba en Jerusalén, después de llegar, entrar y salir de Jericó. Sugiero que se lea un par de veces Lucas 9,51 hasta Lucas 19,27. En este Camino de Galilea a Jerusalén, este Jesús de Lucas dedica toda su actividad a evangelizar, es decir, proclamar continuamente la presencia del ‘reino-reinado’ de Dios. No se acaba nunca de comprender y precisar qué es este REINOREINADO.

 

En cambio, sí hay una cosa muy clara: “El Reino de Dios viene... y ya está en ti, en mí, en cada persona”. Esto nos lo va a decir, muy pronto, Lucas en 17,21, ya en la tercera y última etapa de ‘este camino teológico’.

 

Regresamos ahora a nuestro propuesto texto de Lucas 17,1-10, final de la segunda etapa del camino de la evangelización de Jesús con los suyos, discípulos y apóstoles, con María Magdalena entre las mujeres y Pedro entre los hombres. Y seguro que más de un fariseo, escriba, pecador o publicano. Y dejé escrito que la mano narradora del Evangelio diseñó cuatro párrafos breves.

 

El primero de estos párrafos es 17,1-2. Lucas pone en labios de su Jesús la prohibición de escandalizar a los pequeños. Si uno escandaliza así, que vaya y se empape de quien escandaliza que es el mar del mal. Y este mar no es otra cosa que la letra y la práctica del Templo de la Ley.

 

El segundo de estos párrafos es 17,3-4. Lucas pone en labios de su Jesús una de las blasfemias más escandalosas en la Religión de Israel: el perdón de los pecados que practicamos unos con otros cuando se prescinde de la medicación del Templo, el rito, el sacerdocio y los sacrificios.

 

El párrafo tercero es 17,5. Lucas pone en labios de los seguidores de su Jesús un deseo: “Auméntanos la fe”. Aquellas personas, hombres y mujeres, ¿pedían ser como Jesús? Sí.

 

Por fin, el párrafo cuarto es 17,6-10. Lucas pone en labios de su Jesús dos parábolas muy claras, contundentes y directas, como solían hacer los viejos profetas de este pueblo: La fe es servicio y no poder. Creer es servir y no ser servido. ¿Debo contemplarme si sirvo o mando? Sí.

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 26.08.2018. También en Madrid, 31.08.2025.

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