jueves, 30 de abril de 2015

EL VUELO DEL QUETZAL 94 - 100 (PASTORAL CON ESPÍRITU -.AL SERVICIO DEL REINO) (Pedro Casaldáliga)

PASTORAL AL SERVICIO DEL REINO

la palabra "pastoral"
Pensándolo bien, se podría decir que, en sentido estricto, la palabra "pastoral" estaría como fuera de lugar. "Pastoral", "pastor"... Donde no hay borregos no hay pastores. De todas formas la palabra está ahí, y no vamos a intentar suprimirla. Pero sí hay que suprimir toda actitud "pastoral" de quien se considere a sí mismo "pastor" a base de considerar a los demás -un poco al memos, y de una forma u otra- como "borregos"...

un servicio al Reino
La pastoral no es un servicio narcisista a la Iglesia. Propiamente la pastoral no es un servicio "a la Iglesia", como un fin en sí misma. No siempre está claro esto para todos. Pero debe estarlo: la pastoral es un servicio de la Iglesia al Reino. El objetivo es el Reino, siempre; la Iglesia es el medio, el ámbito, la plataforma.
No cualquier servicio al Reino sería pastoral. En primer lugar, porque hay muchos servicios al Reino que se hacen desde fuera de la Iglesia, por parte de quienes no están en la Iglesia. Y, en segundo lugar, porque no todos los servicios que la Iglesia hace y debe hacer al Reino pueden ser catalogados dentro de lo que habitualmente llamamos "pastoral", aunque bien se les podría clasificar también así en un sentido más amplio.
Lo que llamamos pastoral es un servicio de la Iglesia al Reino. Es un servicio "al Reino"; esto no hay que perderlo de vista. Aunque es un servicio "de la Iglesia": desde la Iglesia, a través de la Iglesia, a través de su propio proceso, que no nos interesa por sí mismo, que nos interesa en cuanto medio para servir mejor al gran proceso del Reino, para acogerlo, para anunciarlo, construirlo, esperarlo...
En última instancia la pastoral sería promover el Reino eclesialmente, dentro o desde la plataforma de la eclesialidad. Todo ello sin mayor definición de fronteras estrictas, con una única condición imprescindible y un único criterio para medir su valor: el servicio al Reino.

ubicada y política
Las pastoral ha de ser necesariamente inculturada y ubicada, y por eso mismo será necesariamente política. Una pastoral que no sea política no podrá ser "pastoral": no estará encarnada ni podrá servir integralmente al hombre entero, que siempre es necesariamente político.
No debemos tener miedo a ese aspecto de la pastoral. El problema no es que la pastoral sea política, sino a qué política sirve la pastoral. Una pastoral verdaderamente evangélica ha de estar al servicio de la política del Reino, tal como lo estuvo la "pastoral" de Jesús: anunciando la buena noticia a los pobres, la liberación a los cautivos, la alegría a los tristes, la salud a los enfermos...

servicio a los procesos personales
No podemos olvidar que la pastoral es -también, no "solamente- un servicio a los procesos personales. La pastoral no es sólo un servicio a los procesos colectivos, históricos, de los pueblos... sino también un servicio a los procesos personales de conversión y de santificación, que son procesos a través de los cuales ocurre el gran proceso mayor del Reino. El objetivo fundamental de la pastoral de los procesos personales es ése precisamente: hacerlos portadores del gran Proceso del Reino. Si no tendiera a ello esa pastoral ya no sería "cristiana".

el modelo de Iglesia
Detrás de toda pastoral hay siempre un modelo de Iglesia. Y para que una pastoral sea lúcida, sus agentes han de preguntarse qué modelo de Iglesia tienen en su cabeza: ¿una Iglesia frente al mundo, junto al mundo, al margen del mundo, contra el mundo, paralela al mundo, dentro del mundo, sobre el mundo, sirviendo al mundo...?

toda la acción de la Iglesia
Es importante evitar las dicotomías en lo que se refiere a la pastoral: por una parte iría la liturgia, por otra la pastoral (catequesis de todo tipo), por otro lado la acción social... No.
Toda acción de la Iglesia, toda la vida de la Iglesia, es pastoral. Hasta las piedras del templo son pastorales, o las piedras del palacio episcopal... Hacer más sencilla la casa de monseñor es una acción pastoral. De ahí la preocupación que debiéramos tener siempre porque toda nuestra vida y nuestra acción fuesen "pastorales", testimoniantes.

utilizar las mediaciones
Debemos saber desenvolvernos en los procesos del pueblo, en su situación. Si una pastoral se organiza al margen de las mediaciones sociales, políticas, económicas... será una pastoral fuera de lugar. Puede llegar a ser una contrapastoral o una antipastoral (en dirección contraria al pueblo, y contra el Reino). Debemos saber desenvolvernos en medio de todas esas mediaciones.
Esto es muy importante. Hay muchas diócesis por ahí que hacen muchísima pastoral... Y "corren bien, pero fuera de camino". No utilizan todas las mediaciones que deberían utilizar.

aproximarnos al pueblo
Yo digo siempre que los que hemos pasado por la universidad o por un seminario ya dejamos de ser pueblo. Despidámonos: ya no nos es posible ser pueblo. Por lo que hemos estudiado, por lo que hemos viajado, hasta por lo que hemos comido simplemente... Ya no somos pueblo. Que seamos al menos pueblo de Dios...
Pero en todo caso lo que debemos hacer es aproximarse lo más posible al pueblo. Y ahí pienso yo que es muy importante ubicarnos lo más cerca del pueblo, en medio del pueblo, incluso en nuestra vivienda y en nuestro modo de vivir.
Para nosotros, en São Felix do Araguaia, ha sido muy bueno el hecho de vivir en una casa bien sencilla, en medio del pueblo, en una casa bien abierta. Yo ni siquiera tengo puerta en mi cuarto.
Los teólogos de la liberación insisten en que el "lugar social" le hace a uno, le configura en gran parte. Claro que en última instancia yo voy a ser lo que quiera ser, lo que sea capaz de responder. Pero el lugar social me condiciona, y me posibilita. Y ese lugar social debe mostrarse, vivirse, concretarse en detalles.
Me parece pues importantísimo aproximarse al pueblo lo más posible: dónde se vive, en qué tipo de vivienda, cómo se viaja, lo que se viste uno, lo que se come, qué tipo de relaciones se tienen... Yo he dicho más de una vez que alguien que meriende una vez por semana en casa de un burgués no puede hacer la "opción preferencial por los pobres"... ¿Se entiende lo que quiero decir, no? Si uno -más o menos preferencialmente- convive con la burguesía, con el privilegio... no encontrará modo de vivir coherentemente con el pueblo y de optar por él. No es posible.
Y en nuestra vida diaria debemos escuchar al pueblo, y respetarlo en su ritmo, en sus posibilidades, en sus limitaciones también. Y poner nuestra pastoral al servicio del pueblo, al servicio de esa gran mayoría, tratando de facilitarle su organización en el proceso mayor del pueblo, desde nuestra misión y desde nuestras posibilidades de Iglesia.
Y todo esto debe llevarnos a tomar partido por el pueblo, con la necesaria actitud crítica de siempre. Debemos entrar nosotros mismos en el proceso del pueblo. No olvidemos que optamos por los pobres, por esos pobres a los que reconocemos como empobrecidos. Y optamos por ellos que ya están en un proceso de liberación, o para que entren en él, para que posibiliten a otros pobres u otros compañeros suyos el entrar en ese proceso.
En ese sentido digo yo que la verdadera pastoral necesariamente es política, al servicio del Reino, en el proceso mayor del Reino...

qué hacer en casos difíciles
Si estamos en una Iglesia particular que no ha hecho la opción por los pobres, en una Iglesia que no entra de lleno en el proceso de la opción por los pobres, si el obispo concretamente es contrario a una pastoral que a nosotros nos parece la única pastoral evangélicamente correcta en un momento y en un lugar determinados, ¿qué hacemos?
En primer lugar debemos recordar la jerarquía de valores: el Reino vale más que la Iglesia, porque el Reino es el fin, y la Iglesia es uno de los medios, aunque un medio muy especial para nosotros. Ante todo y sobre todo debo mirar al Reino, como opción mayor.
Pero yo sirvo al Reino en la Iglesia, dentro de la Iglesia, como Iglesia, y en una Iglesia particular, y en principio debemos quedarnos ahí. Es demasiado fácil para algunos agentes de pastoral el salirse de ahí cuando hay dificultades. Pero puede ser poco evangélico. El pueblo se queda siempre...
Ahora bien, nos quedaremos ahí haciendo "oposición sindical". Hacemos oposición al obispo o al superior provincial, a la cúpula. Una buena y leal oposición al servicio de la Opción que creemos nosotros más correcta en una pastoral ubicada y comprometida verdaderamente al servicio del Reino.
Nunca hay que pretender ser Iglesia paralela. Es evidente que no. Pero me parece a mí que si tenemos conciencia clara de Iglesia, y si nos sentimos adultos en la Iglesia y con la suficiente libertad de los hijos de Dios, creo que muchas veces podemos y debemos hacer y organizar acciones, aunque ello les vaya a parecer a algunos paralelismo. No tengamos miedo. Para bien del Reino, para bien de la propia Iglesia local, y hasta para bien del propio obispo o del propio superior mayor. (Cuando el obispo o el superior muera, el Señor le dirá: "mira, no por tus méritos, no, sino por los méritos de tus agentes de Pastoral 'rebeldes', entra, pasa, que ellos hicieron a pesar tuyo lo que tú no hiciste ni querías dejar hacer...... Y ahí el obispo, o el superior, se lo agradecerá a ustedes).
En este particular debemos tener un poco más de libertad de Espíritu. Somos adultos, y si somos adultos en la fe debemos serlo también en la pastoral. Y la pastoral propiamente sólo se ejerce eclesial y hasta eclesiásticamente. Pero no sólo el obispo o el cura es eclesiástico: todos los bautizados somos eclesiásticos. Claro, todo esto tiene sus problemas, y sus matices, pero me parece que, en principio, desde el bautismo como principio, es válido.

pastoral de frontera
En Nicaragua y en otras varias partes he hablado yo de la "pastoral de frontera". Me refería a las varias fronteras que existen en Centroamérica. Allí, en Nicaragua, evidentemente, está incluso la frontera geo-militar, diríamos. La muchachada que está en la frontera, los campesinos que viven en la frontera, las madres que en la frontera visitan a sus hijos, a sus hermanos, a sus novios... Gracias a Dios hay algunos sacerdotes y religiosas que hacen esa pastoral de la frontera. Y es una Pastoral "bastante fregada", como se dice allí, porque es exponerse diariamente a lo que venga. Además, con frecuencia, se trata de una pastoral bastante incomprendida por parte de los obispos.
Hay otra frontera muy importante, como sociocultural, la frontera ideológica. Al embajador de Estados Unidos en Guatemala le espantaba ver a marxistas y cristianos juntos en Nicaragua... Yo creo que nosotros, los cristianos, debemos adorar a aquel Dios que es Padre tanto de los cristianos como de los marxistas; a aquel Dios que envía su Espíritu -"Pater pauperum", padre de los pobres- a los marxistas, a los cristianos, a todos los que luchan con los pobres; a aquel Dios que tiene un plan, un programa, un proceso que se llama Reino en términos bíblico-cristianos, y que quiere que entren todos en ese proceso. Nosotros, los cristianos, entramos en ese proceso a la luz de la fe, claro, y gracias a Dios. Ellos, los marxistas, entran en ese proceso a la luz del marxismo quizá, a la luz de su conciencia humana, de su responsabilidad histórica.
Ahí hay una frontera, la frontera de la revolución, frontera sociocultural e ideológica, de la que nadie se puede evadir. La Iglesia tampoco. Lo sepa la Iglesia o no lo sepa, lo quiera la Iglesia o no lo quiera, yo les juro a ustedes por mi cabeza que gran parte del proceso latinoamericano -que no sé exactamente cómo se dará- será por la fuerza del marxismo. Ya fue. Ya es. Y será. ¿Qué va a hacer la Iglesia? ¿Retirarse? No. Que se haga presente ahí en esa frontera de un modo lúcido, y crítico, evidentemente.
Para la práctica de la solidaridad, para la caridad, el marxismo nos entregó un capítulo que no está en los evangelios: el análisis de la realidad. No está en el evangelio. No podía ni debía estar. En la doctrina social de la Iglesia sí que hay análisis de la realidad, y, precisamente, tomado en parte del marxismo.
Cuando salió el primer documento contra la teología de la Liberación hubo estudios en América Latina y en Europa que demostraron cómo ese documento que parece tan reticente y hasta en algunos aspectos reaccionario, utiliza categorías marxistas, porque no hay modo de no utilizarlas. Si no se quiere hablar de lucha de clases se hablará de conflicto de clases. Lo mismo me da. Acabaremos hablando de "malentendidos de clases"... Pues eso; no importan los nombres. Lo que importa es que hablemos de la realidad, sin negarla.
Pienso en otra frontera: la de la juventud latinoamericana. Estoy recordando la experiencia de la insurrección evangélica, con el ayuno del padre Miguel D'Escoto. Muchos jóvenes nicaragüenses me dijeron entonces: "ya podemos ser cristianos otra vez, podemos creer otra vez en la Iglesia..." y de cuántos jóvenes sé que por un testimonio, por una lectura, por un gesto, han recobrado la fe, vuelven a creer también en la Iglesia. Debemos estar particularmente atentos a esa pastoral de frontera que es la juventud latinoamericana.
Y es que en el proceso que vive Centroamérica, todo es frontera. Si continuamos con una pastoral tradicional, si continuamos sólo sacramentalizando o dando bendiciones, o repitiendo textos catequéticos que fueron muy buenos -en su tiempo y en su lugar-, si no nos sentimos provocados constantemente por Centroamérica para revisar, para renovar, para recrear nuestra pastoral centroamericana, estaríamos ignorando esa frontera que Centroamérica es.
He dicho varias veces, y de momento nadie me lo ha negado (aunque me gustaría que quien me lo negara lo hiciese con datos o con razones) que pienso que en Nicaragua es el punto crítico de Centroamérica hoy. Es como el cráter del volcán, en todos los sentidos. Yo pienso que Nicaragua es el país más importante del mundo. Y no lo digo por metáfora. Lo digo con todo realismo. Por ser el país más crucial.
En Nicaragua se da una experiencia de revolución, pero de una revolución en mucha medida autóctona, original -hay que reconocerlo-, "sandinista". Aunque sea "también" marxista, es ante todo "sandinista". En un sentido muy latinoamericano. Decía muy bien el Vicepresidente de Nicaragua: "nosotros no queremos otra Cuba", contestando a la acusación que el Imperio viene haciendo; "lo que queremos es otra Nicaragua, una Nueva Nicaragua". Y eso es lo que el Imperio intenta, tiene necesidad de impedir, lo que no parece dispuesto a tolerar. Que hubiese otra Cuba, o hasta otra Rusia... Pero que haya otra Nicaragua, con una revolución, que además de ser originalmente sandinista y también marxista, sea cristiana... eso sí que no. Al embajador de Estados Unidos en Guatemala le escandaliza, le espanta, le aterroriza. Fidel Castro, por su parte, nos comentaba, entre asustado y admirado: "ustedes, su Iglesia, la teología de la liberación, ese compromiso suyo con el pueblo de América Latina..."
Toda esa frontera nosotros debiéramos reconocerla con toda lucidez y asumirla con todo coraje.
Por eso yo pienso que una pastoral de frontera exigiría primero bastante disponibilidad, una cierta gallardía espiritual y pastoral; y estar a lo que venga. Para eso es el Espíritu de profecía. Para eso, la disponibilidad hasta el martirio, que debería ser una característica de los cristianos.
Para un trabajo de Pastoral de frontera sería necesario tener una especial lucidez en política, en historia, evidentemente que también en biblia, en teología... Quien está en la frontera debe tener una formación mayor. Eso sí que me parece incontestable.
También se necesita crítica y autocrítica. Por mi parte, en mi estancia en Centroamérica, he procurado hablar con todo tipo de personas; creyentes y no creyentes, teólogos, no teólogos, gente del Frente y del antifrente, de Guatemala, de Honduras, de El Salvador... Preguntaba: ¿qué les parece a ustedes?, yo obispo, aquí, qué hago, qué no hago, vale, no vale, qué deberíamos hacer, cómo... No se trata, claro, de discutir teóricamente teología o de releer mucho las historias pasadas olvidando los desafíos de la historia presente...

vanguardia y masa
Dicen los revolucionarios: "hay vanguardia y hay masa". Y es verdad, no sólo en cualquier movimiento, sino también dentro de la Iglesia. Y añaden: "pero la vanguardia ha de estar al servicio de la masa". Ha de estar mirando siempre a la masa, respetando su ritmo, sus posibilidades. Creo que es importante no olvidar eso.
En Brasil, cuando hablamos de estos problemas a nivel de dirigentes -animadores, delegados de la Palabra, curas o monjas, etc.- siempre solemos distinguir bastante: dirigentes, comunidades, pueblo, masa... Distinguiendo pues también entre masa y pueblo. Los dirigentes tienen su responsabilidad, sus posibilidades; esperamos que tengan su carisma. Se les puede exigir más, o menos, depende. Se les debe dar más nivel de formación.
Me preguntaban en Nicaragua: ¿usted cree que algún día toda la Iglesia será comunidad eclesial de base? Pues no. Evidentemente. No vamos a soñar. Pensar que algún día toda la Iglesia será tan comunitaria, tan compartidora, tan fraterna, tan comprometida... pues es soñar. La Iglesia tiene ya muchos siglos, y no vamos a pensar que vamos a ser mucho mejores que los que quedaron atrás.
Los teólogos discuten sobre el particular. Leonardo, Clodovis y otros han tenido algunas veces sus discusiones. Y dicen más o menos lo siguiente: se multiplicarán mucho las comunidades, y se están multiplicando. Además de eso, estas comunidades darán a la Iglesia un aire, un estilo bastante más comunitario, o sea, contaminarán de comunitariedad a toda la Iglesia. Ahora bien, pensar que toda la Iglesia acontecerá en comunidades eclesiales de base... no. Quizá ni siquiera sería ideal que sucediese. No vamos a pensar que hay que restringir al Espíritu, o que antes de que se inventaran las comunidades eclesiales de base el Espíritu no sabía cómo moverse. No lleguemos a esos extremos.
Recuerdo que fue Jon Sobrino quien dijo inicialmente que las comunidades eclesiales son un nuevo modo de ser Iglesia. Después el cardenal Aloisio Lorscheider se apropió de la expresión. Y la asamblea nacional de los obispos de Brasil, en un documento sobre las CEBS, la hizo suya, y ahí está: las comunidades eclesiales de base son "un nuevo modo de ser Iglesia".
A mí, personalmente, la expresión me pareció muy hermosa, y me dejó a la vez un poco preocupado. Me explico. Si ellas son un nuevo modo de ser Iglesia, pueden ser un modo más entre otros muchos modos de ser Iglesia. Todos serían legítimos; de acuerdo. Pero ¿todos serán igualmente legítimos? ¿Todos serían igualmente contemporáneos? En el sexto encuentro intereclesial de las comunidades eclesiales de base, lanzamos otra expresión diferente que creo que da un paso más: "las comunidades eclesiales de base hacen que toda la Iglesia sea de otro modo". Y ahí está en síntesis lo que yo apuntaba: las CEBS contaminan, contagian de comunitariedad a toda la Iglesia. Al Papa: que se haga más comunitario. A la curia romana: que se haga más comunitaria. A los obispos, la administración de las curias, los sacramentos, la pastoral toda, el compromiso eclesial con los procesos del pueblo... que todo se haga más comunitario.

que nos dejen ser "esta" Iglesia
Cuando aquí en América Latina gritamos y reclamamos -con toda razón- que allí en el Vaticano no nos oyen, no nos escuchan, no nos atienden, ni siquiera nos conocen bien, no respetan nuestras culturas ni nuestra situación o los desafíos que vive nuestro pueblo, nosotros partimos de un argumento fundamentalísimo: deberían atender nuestra ubicación, las exigencias que vivimos, los desafíos que afrontamos.
¡Que nos dejen ser "esta" Iglesia, aquí y ahora, Iglesia en América Latina, Iglesia en Centroamérica, con estos desafíos particulares!
Es imposible que una Iglesia en Centroamérica deje de lado a la revolución que está ahí, que deje de lado a los mártires, los presos, los torturados, la seguridad nacional, la geopolítica norteamericana imperialista presente en Panamá y en toda la región y en América Latina entera... No podemos dejar de lado todas esas realidades. No podemos dejar de lado ese diálogo entre cristianismo y marxismo, entre Iglesia y revolución... Si hay algo de Iglesia en Centroamérica que no se preocupa de esas grandes realidades, ni siquiera es Iglesia. Porque está negando esa ubicación, esa encarnación que es una necesidad esencial a la Iglesia de Jesús para poder detectar el pecado, anunciar la Buena Noticia y celebrar el hoy de Dios y el lugar de Dios aquí y ahora.
Las intenciones no las juzgamos. Pero hablando objetivamente, creo que el más ortodoxo teólogo no podría negar esto que estamos diciendo. Si la Iglesia ha de ser instrumento, señal, sacramento del Reino, habría de serlo de un modo inteligible, localizado, encarnado en el respectivo lugar y hora.

carisma y poder
Para nosotros el último criterio no es la Iglesia, sino el Reino. Nosotros no seguimos a un obispo, sino a Jesús. Sería herejía decir lo contrario. El último criterio es el Reino. Seguimos a Jesús y no al obispo ni al Papa, aunque ellos tengan una misión insustituible. Porque la Iglesia local se constituye en torno a un obispo.
¿En caso de duda o de conflicto?: el Reino, el evangelio, el seguimiento. La moral más tradicional decía lo mismo, de otra manera: en caso de duda, si no se puede resolver de otra manera, hay que seguir la propia conciencia.
Nosotros los cristianos no resolvemos según nuestra simple conciencia humana, sino según eso que se añade a nuestra conciencia humana que es la conciencia cristiana, la fe, la conciencia de fe. Y esa conciencia de fe nos remite al Reino. Claro, que también nos remite a la Iglesia, a la Iglesia institución incluso. Leonardo Boff, en su libro "Iglesia, carisma y poder" no niega la institución, sino que simplemente pide que el poder no niegue el carisma, y que la institución se ponga al servicio del carisma. La institución de la Iglesia, como cualquier otra institución, sólo sirve en la medida en que sirve a su fin; en nuestro caso, al Reino.

por fidelidad
Yo decía en mis tiempos jóvenes: la revolución hay que hacerla desde dentro.
Ustedes conocen muchos militantes revolucionarios, perseguidos, que viven en la clandestinidad, amenazados de muerte diariamente, que llegaron también a esa convicción. No digo que el que se sale ya sea un cobarde o un traidor, no. A cada caso hay que aplicar lo de la "pastoral de la astucia", lo de "estrategia y táctica". Pero muchos, por fidelidad, creyeron que debían continuar dentro, en la clandestinidad, en el riesgo, en el peligro... Por fidelidad.

evitar complejos
Pase lo que pase hemos de evitar tanto el complejo de perseguidos dentro de la Iglesia como el complejo de "salvadores" dentro de la Iglesia. Nadie salva a la Iglesia sino el Señor Jesús. Si tenemos el "complejo" de perseguidos nos amargamos más de la cuenta, no damos testimonio de alegría pascual que debemos dar, e incluso le damos razón al adversario. Si los conservadores ven que nos sentimos acoquinados, arrinconados, perseguidos... se sentirán felices. No les vamos a dar ese gusto. Debemos vivir con libertad de espíritu.
Ahora bien, no tengamos tampoco complejo de "salvadores". Podemos, debemos criticar, disentir, etc., pero no sentirnos salvadores. A veces deberemos simplemente salir para otro lado. Aquello de sacudir el polvo de las sandalias se puede referir a una ciudad, a una comunidad religiosa, a una parroquia, hasta a una Iglesia local... También es verdad que hay que pensárselo bien a la hora de querer sacudir las sandalias: Jonás también quería hacerlo, y ya saben ustedes la historia...

quedarse o marcharse
Con respecto a quedarse o no quedarse en la Iglesia local (o en la parroquia o en la congregación religiosa) yo tengo el criterio siguiente. Creo que hay que hacer lo posible por continuar en la Iglesia local, o en el lugar donde se esté. Por un argumento sencillo: el pueblo no puede irse. Lo digo en un poema: el agente de pastoral va y viene del pueblo al pueblo... el pueblo se tiene que quedar. Puede llegar a ser una traición al pueblo, una fuga, un antitestimonio.
Nos quedamos, pues, siempre que podamos continuar sosteniendo al pueblo en su esperanza, en su caminar; quizá tendremos que pasar a actuar poco, a trabajar más en silencio, o hasta con ministerios más tradicionales. Si nuestra palabra ayuda, anima, sostiene al pueblo, quedémonos.
Por otra parte, siempre podremos hacer de "quinta columna", siempre podremos hacer un trabajo evangélicamente subversivo, un trabajo de "oposición sindical", dentro de la propia diócesis, comunidad o parroquia, asumiendo y afrontando la conflictividad.
También es importante en esos momentos de crisis el consultar. Vale la pena un viaje en esas horas difíciles para consultar. Porque si apelamos a nuestra conciencia hay que tener en cuenta que no somos islas, que tenemos a los hermanos, que nos pueden hacer luz, que nos pueden asesorar.
Y además, hay que poner a salvo el equilibrio psíquico y hasta una cierta alegría. Si uno ve que se está desequilibrando, que entró en una tensión insanamente angustiante... es mejor dejarlo, entonces sí, para bien de é1 (tiene el deber de no suicidarse) e incluso para bien de la comunidad, para no obstaculizar el proceso, el caminar de la comunidad, de la misma revolución.
Y ya saben: hay muchas personas que tuvieron que salir de donde estaban y Dios abrió caminos espléndidos por otro lado.

podemos, podamos
A mí me saben mal todos esos retrocesos: "Iglesia popular", ¿ya no podemos hablar de Iglesia popular? Imagínense que cedemos también y no vamos a poder hablar -como quieren- de "pluralismo"... Pues no señor. Podemos. Podamos.
El mismo Papa ha dicho que se puede entender bien el término "Iglesia Popular". Imagínense que en Brasil no hubiera habido ciertos obispos en la cúpula misma de la Conferencia Episcopal, y que en Perú no hubiera habido por lo menos un equilibrio, que no hubiera habido al lado de aquellos obispos del opus dei y del sodalicio otros obispos y multitud de apoyos internacionales... pues hubiéramos podido llegar a una situación en la que de la noche a la mañana no se hubiera podido hablar ya ni de teología de la liberación. Si retrocedemos en Brasil y retroceden en Perú, no sé qué hubiera pasado. Ustedes no pueden, no deben dejar de hablar de Iglesia de los pobres, de Iglesia popular, de diálogo Iglesia-revolución... con toda naturalidad, con la misma exhibición por lo menos con la que otros exhiben su burguesía y su conservadurismo. Exhibir esa eclesialidad será un modo de contagiarla.

esperanza pascual
En pastoral debemos dar finalmente a todo un sentido pascual. Yo sé que ustedes, en Centroamérica, tienen que hacer un gran esfuerzo para vivir la alegría pascual, el gozo en el Espíritu. Pero es necesario hacer ese esfuerzo, incluso para su propio equilibrio personal. Aún en las situaciones más difíciles y tensas, los cristianos podemos vivir con un rostro menos fruncido. Los cristianos, aún en todas esas tensiones, podemos apelar a una victoria ya realizada, a una presencia segura, a una compañía que rompe toda clandestinidad...
Ahí, en Centroamérica, con todos esos problemas y en todas esas situaciones heroicas, con todos esos compañeros cristianos y no cristianos, traten de poner ternura, alegría, gozo en el Espíritu, libertad del Espíritu... Recuerden la palabra del Che, tan cristiana: "hay que endurecerse, pero sin perder nunca la ternura". Esa es también una característica muy significativa en la revolución nicaragüense. Yo pienso que el marxismo en América Latina, en nuestras mismas revoluciones, tiene mucho de ternura, a pesar de dramas, errores y hasta muertes internas. Y nosotros los cristianos podemos y debemos vivir y expandir esa alegría y esa ternura. Si el Reino es el anuncio de la Buena Noticia, pues que se note que la Noticia es buena.


Un corazón intuitivo (Caná) (Virtudes y Valores)

Un corazón intuitivo (Caná)
La intuición de María está hecha de cercanía. Se trata de una cercanía física pero, sobre todo, una cercanía psicológica, moral y espiritual.


Por: Fernando Tamayo, L.C. | Fuente: Equipo Gama-Virtudes y Valores






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Mes de mayo, mes de María. Es tradición y todos los católicos la tenemos especialmente presente en nuestras mentes y en nuestros corazones. Pero mayo no es únicamente un mes para reflexiones y buenos sentimientos. A la contemplación debe seguir la acción. Por eso, en “Virtudes y Valores” queremos ayudar a aprovechar más este mes centrándonos en algunas virtudes marianas y ofreciendo pautas que nos lleven a valorarlas e imitarlas en la práctica, en nuestra vida diaria, con nuestras obras.

¿Cómo lo haremos? Todos los sábados de mayo, enviaremos un servicio extraordinario. Los martes seguirán como siempre pero sumamos un servicio más durante este mes en el día que les he mencionado. Pero no te quedes con este tesoro. Regala una suscripción gratuita accediendo en los enlaces que te ofrecemos más abajo. Si nuestro servicio fuera malo y costara, ¿regalarías una suscripción? Y si no es así, por qué no poner manos a la obra y hacer que otra persona se beneficie. Todo está al alcance de un clic. Y de que tú quieras...


Un corazón intuitivo (Caná)


Los reflejos del corazón de María considerados hasta ahora han aparecido principalmente desde la anunciación hasta la vida oculta del Señor. Nos corresponde ahora contemplar este corazón de Madre en la vida pública de su Hijo, incluida su pasión y su muerte.

Un primer reflejo de este corazón de María en la vida pública de su Hijo es el de un corazón intuitivo. Doy aquí a la palabra “intuición” el sentido de “ver de inmediato más allá de las apariencias”. Y ver de modo diferente, más ajustado a la verdad profunda de las cosas, de las personas y de las situaciones. Así es como “ve” el corazón intuitivo de María.

Un pasaje donde aparece este corazón intuitivo de María es el de las bodas de Caná.

La intuición de María está hecha de cercanía. Se trata de una cercanía física pero, sobre todo, una cercanía psicológica, moral y espiritual. María ha aceptado la invitación a la boda. Esta aceptación le permite estar junto a los nuevos esposos, a sus familiares, a los invitados y vivir con empatía la misma situación de todos ellos: la común alegría, el gozo de unos momentos y unos días inolvidables. Su amor le lleva a aceptar la invitación no sólo para convivir sintonizando con los demás, sino para ver con ojo vigilante y atento sus necesidades. María trata de comprender la vida de los demás, de ponerse en su lugar y en sus circunstancias.

Y está hecha también de comprensión. Su amor y su sano interés por los demás le da unos ojos especiales que le permiten intuir, captar con agilidad y acierto lo que funciona en las personas y en las situaciones humanas, y lo que no funciona. Y aquí advierte que algo no funciona: a los esposos se les ha acabado el vino, parte tan importante en la alegría y en el menú de una boda.

Los demás invitados a la boda simplemente están disfrutando y acompañándose unos a otros en esa convivencia entre parientes, amigos y conocidos, comiendo y bebiendo los platos y caldos que les van ofreciendo los servidores. María disfruta también con los demás por su cercanía, pero tiene otro modo de mirar, más profundo, amplio y auténtico. María capta y comprende que falta el vino, sin necesidad de que alguien se lo indique. Tiene muy vivo y desarrollado ese especial sentido para advertir la carencia del momento.

Su intuición también es compasión. Advertir una carencia o una necesidad no implica de inmediato querer solucionarla. De suyo, lo más fácil en situaciones semejantes es la crítica a los organizadores, el llevarse las manos a la cabeza preguntándose que cómo es posible tal falta de previsión... Pero el corazón de María es compasivo. Le apena que los esposos y su familia queden mal ante los invitados. Sufre con los organizadores en esos momentos en que ha quedado en evidencia esa imprevisión.

Y es delicadeza con los esposos, con la familia, con los servidores. No echa más leña al fuego, no los critica, no los humilla. De ella no sale ni un gesto, ni una palabra de reproche, ni una señal de ironía, ninguna muestra de sarcasmo. Se pone en el lugar de ese matrimonio recién celebrado y de su familia y los acoge y juzga internamente con la bondad de un corazón creyente, con la finura a la que está acostumbrada en su propia vida familiar y en su trato con Dios.

El siguiente texto de Mons. Ramón Ángel Jara, obispo chileno, capta bien distintas facetas de la intuición de un corazón materno, esa experiencia de finura y fortaleza que hemos podido disfrutar en la propia familia y en el conocimiento y trato con distintas mujeres:

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud; la mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro para no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo débil se reviste a veces con la bravura del león. (...) De esa mujer no me exijas el nombre (...) Yo la vi pasar en mi camino. [Es] un boceto del retrato de la madre.

Su corazón intuitivo está también hecho de decisión. No se suma a los que critican o mueven la cabeza como muestra de desaprobación. Se pone de parte de los que buscan una solución y decide actuar.

Por ello, apunta a la auténtica solución que ve en su Hijo, invitado también a la boda con sus discípulos. Sabe que es el Hijo del Altísimo, Dios mismo, el Omnipotente que puede resolver todos los problemas, de cualquier índole que sean. Se dirige, pues, a él con agilidad, objetividad y sin cargar para nada las tintas, en una ejemplar oración de súplica y de confianza compuesta sólo por tres palabras: “No tienen vino” (Jn 2, 3).

La respuesta que le da su Hijo, aunque a nosotros nos extrañe y nos parezca propia de alguien que quiere desentenderse del problema, no confunde a María. Lo conoce demasiado bien por el trato diario de treinta años de convivencia entre Madre e Hijo para intuir -también aquí- la voluntad profunda de Jesús. Ella ha sugerido un camino y sabe muy bien que su Hijo lo recorrerá.

Después de este paso María se dirige a los servidores y su intuición se manifiesta también como claridad, concisión y espíritu práctico: “Haced lo que él os diga” (Jn 2, 5). María marca de este modo una consigna breve que concluye con el milagro de la transformación del agua en vino. Un vino abundante y de la mejor calidad, como atestigua el maestresala: “Todo el mundo sirve primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora” ( Jn 2, 10).

La intuición de su corazón se hace también humildad: María, logrado su objetivo, desaparece de la escena, como su propio Hijo. Nadie, excepto los servidores, se habían dado cuenta del milagro, ni de su autor, ni de la intercesora para que se diera el milagro. Y ella, “esclava del Señor” (Lc 2, 37), no reclama menciones honoríficas, ni agradecimientos. Se contenta íntimamente con ese acto de amor de su corazón intuitivo, que contribuye a la primera manifestación pública del poder que su Hijo tiene sobre la naturaleza.

Todos los anteriores ingredientes del corazón intuitivo de María los recibió de Dios Creador con gran previsión amorosa y detallada, según puede deducirse de la siguiente parábola moderna. Nos pinta a Dios mientras está creando a una madre en presencia de un grupo de ángeles y se puede aplicar -purificada- a su misma Madre. Con agudeza y sensibilidad el autor de esta narración da a conocer muchas cualidades de esas mujeres que tienen un poco de todo y explican esa peculiar intuición que suele distinguirlas y ennoblecerlas:

Estaba Dios en su taller de orfebre trabajando arduamente en su ultima creación, cuando un grupo de ángeles, intrigados por su afanosa entrega se atrevió a interrogarle:
- ¿Qué haces?
- La más grande de mis obras maestras.
- ¿En qué consiste? - preguntaron.
- En un ser con cuatro pares de ojos y seis brazos.
Sorprendidos exclamaron:
- ¿Y para qué le van a servir cuatro pares de ojos?
- Un par de ojos es para que pueda apreciar la belleza que lo rodea; uno más para comprender cada acción que realicen mis hijos; el tercero para leer los pensamientos, las palabras no pronunciadas, con unos ojos que puedan ver los corazones y ante los cuales no pueda haber secretos; y el ultimo para apreciar la presencia de Dios en la paz de un niño durmiendo.
- ¿Y para qué tantos brazos?
- Los dos primeros son para servir, desde esforzarse en el trabajo más arduo hasta cultivar la flor más delicada; dos más serán para acunar a cada uno de mis hijos y llenarlos de caricias, de ternura y amor; y los últimos para levantarlos y luchar ante la injusticia y el abandono.
- Señor, este nuevo ser, ¿será inteligente?
- Tendrá la capacidad ilimitada para abordar los temas más intrincados y poseerá la sensibilidad del poeta, el pensamiento mágico de la fantasía y sabrá encontrar estrellas y esperanzas en los campos áridos y desiertos.
Los ángeles cada vez más intrigados de lo que hacía su Señor no cesaban de preguntar:
- ¿Este ser tan raro tendrá una función especial?
- Con un solo beso podrá mitigar el llanto de un pequeño, perdonar la falta más grave, dar aliento a un valiente, acariciar el alma de un anciano, seducir al guerrero más poderoso y dar compañía con sólo recordarlo en la soledad.
Uno de los ángeles tocó el modelo en proceso y exclamó:
- ¡Parece muy débil!
- Su aspecto es frágil - contestó Dios - pero su fortaleza es incalculable: puede soportar hambre, miseria, dolor, abandono, pero jamás se dará por vencido, sabe hacer milagros con los alimentos y jamás dejará a uno de mis hijos con hambre. Lo dará todo y tendrá la virtud de sonreír en medio de la adversidad.
- Nunca te habíamos visto trabajar tanto en un ser, ¿por qué es tan importante?
- El mundo cada día crece más y no puedo estar en todas partes, necesito hoy más que nunca que alguien me ayude a conservar y engrandecer mi creación, a llevar mi bondad y presencia a todos los seres humanos.
Uno de los ángeles tocó el rostro y para sorpresa se dio cuenta que tenía una lágrima.
- ¿Qué es? - preguntó el ángel.
- El bálsamo del amor, es su expresión sublime ante el dolor de mis hijos, es su aflicción ante el sufrimiento que manifiesta la sensibilidad de su espíritu y brota en forma incontenible ante las penas y alegrías.
Los ángeles finalmente preguntaron:
- ¿Cómo le llamarás?
- Será reconocida por ser forjadora de seres humanos extraordinarios, su aroma permanecerá por siempre y su nombre estará escrito en forma indeleble en la historia de la humanidad. Finalmente hizo una larga pausa como meditando el nombre que le daría y sonriendo ante lo más sublime de la creación exclamó:
- La llamaré: ¡Madre!

 
¡Vence el mal con el bien!

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¿Una nueva alianza entre ciencia y religión? (Leonardo Boff)

¿Una nueva alianza entre ciencia y religión?

2013-02-22


  Cada época cultural establece su diálogo con la naturaleza. Un día hace hincapié en su carácter imponderable y por eso mágico, otro día capta su simetría profunda y por lo tanto la naturaleza como cosmos, y otras veces incluso su aspecto creativo, irreductible a la lógica lineal. Según Alexandre Koyré e Ilya Prigogine, el diálogo experimental constituye la práctica específica de la ciencia moderna. Hoy más allá de ella, parece ser la práctica holística la que caracteriza el enfoque contemporáneo de la naturaleza. Todas las representaciones del mundo son complementarias y ayudan a descifrar aquello que es más que el enigma de la naturaleza, es decir, su verdadero misterio.
Para la visión contemporánea, el universo es cada vez más una realidad incognoscible. Ella está continuamente desafiada a conocer un proceso que no tiene fin. Por esta razón, es importante tomar en serio las distintas ventanas que los distintos saberes abren a la comprensión de la naturaleza. De ahí su carácter holístico (totalizador y sintético).
De todas formas, la lectura del mundo pertenece al complejo cultural del tiempo y se inscribe en el concierto de las demás prácticas. Del diálogo del ser humano con la naturaleza surgen varias cosmologías. Y cada cosmología se orienta por una imagen del mundo resultante de los más distintos saberes.
Curiosamente, cada cosmología plantea la cuestión de Dios. Y con razón, porque como decía el gran físico David Bohm (Premio Nobel): "La gente intuye una forma de inteligencia que organizó, en el pasado, el universo, y la personalizaron llamándola Dios".
La cosmología antigua veía el mundo a través de la metáfora de la pirámide. Dios ahí encajaba perfectamente, como la cumbre de todos los seres. En la cosmología moderna de A. Newton y G. Galilei el mundo era visto como una máquina que funciona con sus leyes deterministas. Dios entra como el arquitecto del universo que pone a funcionar la máquina al principio y ya no tendrá que acompañarla. La cosmología contemporánea ve el mundo como un juego o un baile o un tejido o una red. Desde hace décadas, se reconoce que el universo es un inmenso juego de las fuerzas en interacción, una danza cósmica de partículas siempre interdependientes, formando campos de materia y de energía cada vez más ordenados hasta adquirir en los seres vivos autorregulación, que escapa a la segunda ley de la termodinámica: la entropía. La flecha del tiempo, en lugar de conducirnos al desorden máximo y a la muerte térmica, nos lleva hacia niveles cada vez más altos de sentido y de creatividad. Es la visión de Ilya Prigogine (premio Nobel) con sus estructuras disipativas.
Lo que más fascina a los científicos es la constatación de la armonía y la belleza del universo. Todo parece haber sido montado para que de la profundidad abismal de un océano de energía primordial (vacío cuántico), surgiera el campo de Higgs, los bosones, las partículas elementales, después la materia ordenada, luego la materia compleja que es la vida y por último la materia en completa sintonía de vibraciones, formando una suprema unidad holística: la conciencia (condensado Bose-Einstein de tipo Fröhlich/ Prigogine).
Como dicen los formuladores del principio antrópico (fuerte y débil, Brandon Carter, Hubert Reeves y otros): si las cosas no hubieran ocurrido como ocurrieron, no estaríamos aquí para hablar de ellas. Es decir, para que nosotros pudiéramos estar aquí, fue necesario que todos los factores cósmicos en todos los 13,7 mil millones años se hayan articulado y hayan convergido de tal manera que fuese posible (aunque no es necesario) la complejidad, la vida y la conciencia. De lo contrario nada de lo que existe hoy en día existiría.
Ha habido una minucioso ajuste de las constantes fundamentales sin el cual nunca habrían surgido las estrellas ni eclosionado la vida en el universo. Por ejemplo, si la fuerza nuclear fuerte (la que mantiene la cohesión de los núcleos atómicos) hubiera sido un 1% más fuerte, jamás se habría formado el hidrógeno, que combinado con el oxígeno nos da el agua, imprescindible para los seres vivos.
En cada cosa encontramos el todo, el caos siendo creativo, las fuerzas interactuando, las partículas articulándose, la estabilización de la materia sucediendo, la apertura a nuevas relaciones dándose, y la vida creando órdenes cada vez más sofisticados y autoconscientes.
La verificación de este orden del universo hace surgir en los científicos como Einstein, Heisenberg, Bohm, Prigogine, Swimme y otros, el sentimiento de asombro y reverencia. Nos abre a los espacios infinitos de la indagación humana: ¿Qué existía antes de la existencia temporal del universo? ¿Por qué existe el ser y no la nada? ¿Qué esa Realidad que se presenta como la creadora y sustentadora de todos los fenómenos?
Ella tiene un nombre, el de nuestro respeto y nuestra unción. Un filósofo como Jean Guitton podía decir, "no me atrevo a nombrarla, pues cualquier nombre es imperfecto para designar al Ser sin semejanza". Un teólogo se atreve más: la llama Dios: Energía de todas las energías.
Leonardo Boff y Mark Hathaway son autores de El Tao de la Liberación (diálogo entre ciencia moderna y teología), Vozes 2012.



Hoy el reto del amor es dejar que Cristo maneje tu vida 30042015

Hoy el reto del amor es dejar que Cristo maneje tu vida

Año del Señor 2015
Lerma, 30 de abril
 
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
 
Ayer tuve que ir a un desván a buscar unas cosas y me encontré un baúl muy conocido: ahí es donde se guardan las marionetas. Me encantó volverle a abrir, ya que con él siempre he tenido multitud de proyectos, entre ellos, hacer vídeos de retos, sí, vídeos con marionetas. 
 
Ayer, mirándolas despacio recordando estos proyectos, me di cuenta de todos los hilos que las sujetan. Cogí una. La marioneta danzaba en función del movimiento que mi mano hacía desde arriba. Sí, la marioneta se deja hacer. Yo también, en mi vida, quiero que alguien superior a mí como es Cristo lleve mis hilos. Pero también sentía la fragilidad de la marioneta, al ver que había hilos que se podían romper, igual que ocurre en mi vida: mi comportamiento erróneo me lleva a romperme, a hacerme daño y a quedarme caída.
 
Qué gozada cuando los hilos levantaban las piernas, o los brazos, también un hilo abría la boca, y la cabeza giraba para un lado o para otro, o la inclinaba sobre el pecho, o hacía una reverencia, o levanta las manos a lo alto... Sentía que yo quería ser esa marioneta en manos de Cristo: Que mis piernas siempre caminen hacia el bien de las personas, que mis brazos puedan en el día de hoy abrazar, que mi cabeza se mueva amablemente y diga un sí, que cuando me incline sea para adorar y reconocer que la fuente de mi felicidad está en mi Dios. Que nadie más que Él maneje mis hilos. 
 
¿Y tú? ¿Quién está en este momento manejando tus hilos? ¿Quién está llevando tu vida? ¿Tus pasiones, tus vicios, tu desconfianza, tu ira, tu egoísmo? ¿O es el amor, la entrega, el cariño, la alegría, la generosidad? 
 
Hoy el reto del amor es dejar que Cristo maneje tu vida; muchas veces la has manejado tú y, por lo tanto, se te vuelve ingobernable: empiezas a entrar en un círculo de agresividad, de malas contestaciones, o de cerrarte en ti mismo, de pasar de todos. Realmente, algún hilo tienes roto. Hoy es el momento de dejar que te cambien los hilos rotos y volver a ponerte en manos del que mejor sabe manejar tu vida. No tengas miedo, Él siempre lo hace con mucho amor.
 
Si no sabes cómo reparar los hilos, yo te digo que en la Iglesia, en una Eucaristía, es el mejor taller. Que en el día de hoy encuentres un ratito para ir a una y dejarte hacer por Él. Feliz día.
 
VIVE DE CRISTO
 
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.

Hoy es jueves, Señor, jueves y día del niño (Meditación para hoy) 30042015

Hoy es jueves, Señor, jueves y día del niño
Un niño es como un milagro que está ante nosotros y no lo sabemos ver. Por sus ojos se asoma Dios y a Dios lo vemos si nos asomamos a sus ojos.


Por: María Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net



Hoy es jueves, Señor. jueves y día del niño en México y algunos paises. El niño...los niños. Tu los amaste con especial amor..."Dejad que los niños se acerquen a mí" y en otro momento....porque de los que son como estos es el Reino de los CielosMt 19.13-15.

Pues bien, HOY ES EL DÍA DEL NIÑO, pero como el día de la madre, del padre, del anciano, etcétera, no solo es por un día... siempre tiene que ser, todos los meses, todos los años, todos los días, todos los instantes... tienen que ser para esos seres que les tocó estar cerca de nosotros y ¡qué inútil será ! querer en un solo día rebosarlos de amor, rodearlos de caricias y mimos y en algunos casos, ¡qué triste!, querer restañar heridas que abrimos con desamor, querer endulzar veinticuatro horas, que antes y después son horas de agrios modos, de desatención y olvido.

Pero volviendo a que hoy es el día del niño, pensaremos en este día como un día de primavera. Eso son los niños: una hermosa primavera.

Los niños son como millares de esas florecillas que vemos tapizar los verdes campos de este planeta azul. Sus ojos son como estrellas y sus risas como el más bello sonido de campanitas de cristal. Y precisamente por esa delicada y tierna belleza nada puede ser más conmovedor y doloroso que un niño con ojos tristes, que el llanto silencioso o acongojado de un niño que en vez de risas sabe de lágrimas... de unas manitas que en vez de jugar, tiemblan o piden pan.

Un niño es como un milagro que está ante nosotros y no lo sabemos ver.

Un niño es candor, inocencia, ternura, gorjeo, canto, miel, luna, estrella, brisa, pureza, amanecer... Por sus ojos se asoma Dios y a Dios lo vemos si nos asomamos a sus ojos.

Todo eso y más es un niño y sin embargo... sabemos que muchas de esas florecillas en todas las partes del mundo se agostan en los hospitales con huesos rotos y aplastados por la furia demencial con que fueron golpeados, que hay Herodes modernos que matan a estos pequeños seres, precisamente porque son pequeños, porque no pueden defenderse y madres que algún día, sino es que siempre, en las largas horas de vigilia y remordimiento, estarán oyendo el llanto, el grito, en la oscuridad de sus entrañas, cuando matan al ser más inocente, su propio hijo...."¡No los mateís, dadmelos a mí!" - suplicaba la Madre Teresa de Calcuta.

Sin niños el mundo no tendría primavera y nuestra gran responsabilidad es que todos los niños tengan paz, alimento, ternura, aire limpio y amor para que en vez de llanto oigamos sus risas como campanitas de cristal.

Hoy Señor, ante Ti, en Tu presencia en el Sagrario, ayudamos a verte en los niños, amarlos como Tu los amas, y que aprendamos de ellos, la bondad y sencillez. Que encontremos en ellos Tu mirada, la esperanza que tienes en nosotros los hombres adultos... que no sabemos lo que hacemos.

Preguntas o comentarios al autor  Ma. Esther de Ariño