San Rosendo de Dumio, abad y
obispo
fecha: 1 de marzo
n.: c. 907 - †: 977 - país: España
otras formas del nombre: Rudesindo
canonización: C: Celestino III 1196
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 907 - †: 977 - país: España
otras formas del nombre: Rudesindo
canonización: C: Celestino III 1196
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Celanova, de Galicia, en España, san Rosendo, que primero fue obispo de Dumio,
trabajando en promover o instaurar la vida monástica en esta región, y después,
tras renunciar a la función episcopal, tomó el hábito monacal en el monasterio
de Celanova, que llegó a presidir como abad.
refieren a este santo: Santos Torcuato
y seis compañeros

San
Rosendo pertenecía a una noble familia de Galicia. Según Esteban de Celanova,
su biógrafo, la madre se hallaba orando en la iglesia de San Salvador, en el
Monte Córdoba, cuando recibió un aviso del cielo de que tendría un hijo.
Rosendo era un joven serio y devoto. Cuando la sede de Dumium (actualmente
Mondoñedo) quedó vacante, el pueblo le eligió obispo. En vano alegó el santo
que sólo tenía dieciocho años y que era inepto para el cargo; el pueblo
insistió, y Rosendo se vio obligado a aceptar. Su gobierno fue totalmente
diferente del de su primo Sisnando, obispo de Compostela, quien descuidaba sus
deberes y pasaba el tiempo en paseos y diversiones. la vida de Sisnando era tan
escandalosa, que el rey Sancho le encarceló y pidió a Rosendo que tomase el
gobierno de su diócesis; el santo tuvo que aceptar contra su voluntad. En una
ocasión, hallándose ausente el rey Sancho, los normandos cayeron sobre Galicia
y los moros invadieron Portugal. San Rosendo se puso al frente del ejército y
al grito de «algunos ponen su confianza en los carros de guerra y otros en los
caballos, pero nosotros invocamos el nombre del Señor» (Sal 19,8), rechazó a
los normandos hasta sus naves y obligó a los moros a retirarse a sus
territorios.
Después
de la muerte del rey Sancho, ocurrida el año 967. Sisnando se evadió de la
prisión y, en la noche de Navidad, atacó a Rosendo y le amenazó de muerte si no
abandonaba la diócesis. El santo no opuso resistencia, y se retiró al
monasterio de San Juan de Caveiro, que él mismo había fundado. Allí permaneció
hasta que, en una visión, recibió la orden de ir a fundar otra abadía en el
sitio que le sería mostrado. Para gran gozo suyo, fue conducido al valle de
Villar, que pertenecía a sus antepasados. Se trataba de una tierra «en la que
abundaban las fuentes y que se prestaba para el cultivo de flores, cereales y
verduras, como también para los árboles frutales». Allí erigió, en el curso de
ocho años, el monasterio de Celanova. Nombró superior a un santo monje llamado
Franquila, y él mismo se puso bajo sus órdenes. Con la ayuda de su abad,
construyó otros monasterios, a los que impuso la estricta observancia de la
regla de San Benito. A la muerte de Franquila fue elegido abad. Su fama era tan
grande, que los obispos y abades acudían en busca de su dirección y varios
conventos se pusieron bajo su jurisdicción.
Su
biógrafo habla de numerosos milagros: el santo curó a muchos epilépticos y
endemoniados, devolvió la vista a varios ciegos y su intercesión obtuvo la
restitución de bienes robados y la liberación de cautivos. El mismo Esteban de
Celanova comienza su catálogo de milagros narrando una experiencia personal:
«Siendo muy joven, mis padres me destinaron a los estudios literarios. Para
escapar de las dificultades de la escuela, acostumbraba yo ir a esconderme en
el bosque. Como me mostraba irreductible, a pesar de que me vigilaban muy de
cerca, mi maestro fue, por divina inspiración, a la tumba de san Rosendo,
encendió un cirio y rogó a Dios que, si realmente me había escogido para la
vida religiosa, me atase con los lazos de la virtud y abriera mi inteligencia
al estudio. Según me decía con frecuencia mi maestro, a partir de ese momento
empecé a ser más dócil y, no mucho después, tomé el hábito religioso en el
mismo monasterio». San Rosendo fue canonizado en 1195 o 96.
De
todos modos, no es del todo seguro que el monje Esteban haya escrito realmente
la biografía que se le atribuye; en todo caso, vivió dos siglos después de San
Rosendo. Casi todos los documentos y milagros publicados por los bolandistas en
Acta Sanctorum, son posteriores a la muerte del santo. Es muy oscura la
relación de san Rosendo con las diócesis de Dumium y Compostela, y es muy difícil
determinar si no se había retirado ya a Celanova antes de que el rey le llamara
a gobernar la sede de su primo.
Ver
A. López y Carballeira, san Rosendo (1909); y Gams, Kirchengeschichte Spaniens,
vol. II, pte. 2, pp. 405-406. En la obra de Antonio de Yepes, Crónica General
de la Orden de San Benito, vol. V, pp. 14-16, se hallará una traducción de las
bulas de beatificación y canonización. El Año Cristiano de Fray Justo Pérez de
Urgel (5 vols., 1933-1935) es una obra útil por lo que se refiere a los santos
españoles, pero no es, ni pretende ser un trabajo de crítica.
Imagen en la iglesia de Celanova.
Imagen en la iglesia de Celanova.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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o última modificación relevante: ant 2012
Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=735
Beato Cristóbal de Milán, religioso
presbítero
fecha: 1 de marzo
†: 1484 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío IX 1875
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1484 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío IX 1875
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Taggia, en la Liguria, conmemoración del beato Cristóbal de Milán, presbítero
de la Orden de Predicadores, entregado al culto de Dios y a la doctrina
sagrada.

Se
llama al beato Cristóbal «el apóstol de Liguria», por el éxito con que
envangelizó esa región de Italia. Cristóbal tomó el hábito de Santo Domingo a
principios del siglo XV. Después de su ordenación, su fama de predicador se
propagó rápidamente. Sus biógrafos hacen notar que los sermones del beato, que
obraban grandes conversiones y mejoraban las costumbres del pueblo, se basaban
siempre en la Biblia, los escritos de los Padres y la teología de Santo Tomás.
Por su parte, el beato Cristóbal clamaba contra los predicadores que lanzaban
ideas nuevas con el objeto de ganar popularidad y estar a la moda, en vez de
comentar el Evangelio. Con verdadero espíritu misionero, Cristóbal recorría incansablemente
los sitios más peligrosos y difíciles de la región para salvar almas. Los
habitantes de Taggia, donde su predicción había tenido particular éxito,
construyeron en su honor una iglesia y un monasterio, del que el beato fue
nombrado prior.
Dios
le había concedido el don de profecía. Cierta vez, al ver bailar en la plaza a
los habitantes de Castellano, exclamó el beato: «Vosotros no pensáis ahora más
que en bailar, pero el día de la ruina está muy cerca y vuestra alegría se
tornará en dolor». La profecía se cumplió pocos años más tarde, pues la peste
mató a casi todos los habitantes de la población. El beato predijo también la
destrucción de Trioria por los ejércitos franceses y anunció a los habitantes
de Taggia que deberían huir sin ser perseguidos y que el río se desbordaría y
acabaría con los huertos. Dichas profecías se cumplieron hasta en sus menores
detalles. El beato se hallaba predicando la cuaresma en Pigna, cuando le
sorprendió su última enfermedad. Pidió que le transportasen a Taggia y expiró
en su amada ciudad. Su culto fue confirmado en 1875.
Ver
Mortier, Histoire des maitres Généraux D.P., vol. IV, pp. 371.372 y 648;
Procter, Lives 01 Dominican Saints, p. 56; Taurisano, Catalogas Hagiographicus
OP., pp. 44-45.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
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