San Sotero, papa
fecha: 22 de abril
†: c. 175 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 175 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En Roma, san Sotero, papa, de quien san
Dionisio de Corinto alaba su egregia caridad para con los hermanos, los
peregrinos necesitados, los afligidos por la pobreza y los condenados a
trabajos forzados.
refieren a este santo: San Dionisio de
Corinto

Sotero fue el 12º Obispo de Roma,
aproximadamente entre los años 167 a 175. De los hechos de su pontificado no
poseemos datos directos, y los que se la han atribuido a lo largo del tiempo
(como decretos sobre el montanismo y la predestinación, así como decretos para
la organización del culto) no parecen merecer ningún crédito; sin embargo sí se
conservó un precioso testimonio indirecto: un fragmento de la carta que le
envía Dionisio de Corinto para agradecer al papa unos donativos, en donde le
dice:
Desde el principio ha sido tu costumbre
hacer el bien a los hermanos de distintas maneras, y enviar donativos a muchas
iglesias de distintas ciudades, auxiliando las necesidades de aquellos que
piden, o enviando limosnas a los hermanos en las minas; por esas limosnas que
tú has mantenido por costumbre desde antiguo enviar, los Romanos mantienen la
costumbre romana tradicional, que tú, bendito obispo Sotero, no sólo has
mantenido, sino que has acrecido, proveyendo la abundancia que has enviado a
los santos, y consolando aun más con bienaventuradas palabras a los hermanos
que acuden a ti, como un padre amoroso con sus hijos. [...] Hoy, por tanto,
hemos tenido el santo Día del Señor, en el cual hemos leído tu carta, que
guardaremos para siempre leerla y ser instruidos, tal como hacemos con la carta
que nos había enviado Clemente. (Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia IV, 24).
Estos fragmentos, además de hablar muy
bien de san Sotero, nos confirman una costumbre que conocemos por muchas
fuentes: en las asambleas litúrgicas se leían no sólo los textos bíblicos, sino
también estas «cartas circulares» que enviaban los obispos, no sólo a su sede,
con palabras de consuelo, de reprensión, de enseñanza, a semejanza de las que
conocemos de Pablo. La más famosa de esas cartas no canónicas es la aludida
aquí de san Clemento
Romano a los Corintios. Lamentablemente la del papa Sotero
se ha perdido, aunque algunos estudiosos han intentado identificarla con la
llamada «Segunda Carta de San Clemente Romano», que hasta el presente
permanence como anónima. La misma tradicional generosidad de la iglesia romana
es alabada cien años más tarde por Dionisio de Alejandría en carta al papa
Dionisio, y Eusebio declara que esa costumbre permanecía en su época (siglo
IV).
Sus reliquias estuvieron un tiempo
enterradas en el cementerio de San Calixto, luego, bajo el papado de Sergio II
(med. s. IX) fueron trasladadas a la iglesia de San Silvestre, en Roma, luego a
la de San Sixto, y finalmente dispersadas, de lo que algunas llegaron hasta
Toledo, donde se conservan en la actualidad. Durante siglos se lo veneró como
mártir, pero no hay razón para considerarlo tal.
Basado principalmente en el artículo de Catholic Encyclopedia,
con detalles tomados del del Franco Prevato en Santi e Beati. Ver Acta Snctorum,
abril, III y las notas de Duchesne al Liber Pontificalis.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1328
San Epipodio, mártir
fecha: 22 de abril
†: 178 - país: Francia
otras formas del nombre: Epipodo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 178 - país: Francia
otras formas del nombre: Epipodo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Lyon, de la Galia, san Epipodio, que,
detenido con su amigo Alejandro, consumó su martirio al ser decapitado después
de la muerte de otros cuarenta y ocho mártires.

Durante el reinado de Marco Aurelio
recrudeció violentamente la persecución en la ciudad de Lyon. Dos de sus
víctimas fueron los jóvenes Epipodio y Alejandro. Habían sido amigos desde
niños. Después del martirio de san Fotino y sus
compañeros, un año antes, los dos jóvenes se trasladaron de Lyon
a un pueblecito cercano y allí se escondieron en casa de una viuda. Más tarde
fueron arrestados. Epipodio perdió una sandalia cuando trató de huir y los
cristianos la conservaron como reliquia. Conducidos ante el gobernador, los
jóvenes confesaron abiertamente que eran cristianos. El pueblo gritó enfurecido
pero el gobernador se maravilló de que hubiese todavía quien tuviera el valor
de confesarse cristiano, a pesar de las torturas y ejecuciones anteriores.
Separando a los dos amigos, el gobernador
se enfrentó primero con Epipodio, a quien creía más débil porque era más joven,
y trató de ganarle con promesas. El mártir permaneció inconmovible. El magistrado
exasperado ante su firmeza, ordenó que le golpeasen en la boca; pero Epipodio
continuó confesando a Cristo con los labios ensangrentados. El gobernador
ordenó que le tendiesen en el potro y le desgarrasen los costados con garfios;
finalmente, para complacer al pueblo, le mandó degollar. Dos días después,
compareció Alejandro. Cuando el juez le contó lo que había sufrido su amigo,
Alejandro dio gracias a Dios por ese ejemplo y manifestó su ardiente deseo de
correr la misma suerte que Epipodio. Los verdugos le tendieron en el potro,
tiraron hasta desconyuntarle las piernas y se turnaban para azotarle; pero el
mártir persistió en confesar a Cristo y en burlarse de los ídolos. Fue
sentenciado a ser crucificado, pero murió en el momento en que los verdugos le
clavaban las piernas a la cruz.
Las actas pueden leerse en Ruinart y en
Acta Sanctorum, abril, vol. III. Delehaye dice que «no son muy importantes»
(Origines du culte des martyrs, p. 352).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1329
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