Santa María de Santa Eufrasia Pelletier, virgen y fundadora
fecha: 24 de abril
n.: 1796 - †: 1868 - país: Francia
canonización: B: Pío XI 30 abr 1933 - C: Pío XII 2 may 1940
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1796 - †: 1868 - país: Francia
canonización: B: Pío XI 30 abr 1933 - C: Pío XII 2 may 1940
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Angers, en Francia, santa María de
Santa Eufrasia (Rosa Virginia) Pelletier, virgen, que para acoger piadosamente
a las mujeres de vida descarriada, que ella denominaba «Magdalenas», fundó el
Instituto de Hermanas del Buen Pastor.

Santa Rosa Virginia Pelletier nació en
1796, en la isla de Noirmoutier, frente a la costa de Bretaña, donde sus padres
se habían refugiado cuando el levantamiento de La Vendée. En la escuela de
Tours, Rosa oyó hablar del convento del Refugio, perteneciente a una
congregación que san Juan Eudes habían fundado en 1641, para rescatar a las
mujeres caídas y defender a las que se hallaban en peligro. La congregación se
llamaba «Instituto de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio» y tenía una
casa en Tours. Rosa entró en el noviciado en 1814 y, unos once años más tarde,
cuando tenía sólo veintinueve años, fue elegida superiora. De Angers le
pidieron una nueva fundación, y la santa fue a esa ciudad a tomar posesión de
una casa de refugio que existía desde hacía varios años y se llamaba «El Buen
Pastor». El éxito que consiguió ahí fue tan maravilloso, que las gentes se
opusieron a dejarla volver a su comunidad de Tours. Finalmente, al cabo de
largas negociaciones, la madre Pelletier fue nombrada superiora de la nueva
fundación.
Comprendiendo que inevitablemente
surgirían dificultades si cada casa dependía de un obispo diferente y tenía su
propio noviciado, como sucedía en el Instituto de Nuestra Señora de la Caridad,
la madre Santa Eufrasia (como la llamaban las gentes) decidió centralizar la
organización, fundar un noviciado único y hacer que se nombrara a una superiora
general con poder de trasladar a las religiosas de una casa a otra, según las
necesidades. A pesar de la oposición y del temor natural que le producía el
ejecutar un cambio tan radical, la madre Pelletier defendió con firmeza ese
medio de promover la causa por la que todas las religiosas trabajaban.
Sin perder un ápice de su humildad y de su
respeto por la autoridad, la joven superiora (de la que una de sus admiradoras
dijo que «tenía madera para gobernar un reino»), consiguió, con la ayuda de la
providencia, fundar en Angers el nuevo Instituto del Buen Pastor. En 1835,
llegó la aprobación pontificia. Los progresos de la congregación fueron muy
rápidos y, las nuevas fundaciones hacían un bien inmenso en dondequiera. Cuando
Santa Eufrasia murió, en 1868, la congregación contaba con 2760 religiosas y
era ya conocida en todo el mundo. En sus múltiples pruebas y dificultades, que
incluyeron acusaciones de espíritu de innovación, ambición personal y deseo de
autoridad, Santa Eufrasia dio pruebas de fortaleza heroica y absoluta confianza
en Dios. «Como he dado a luz a mis hijas en la cruz -dijo en cierta ocasión-,
las quiero más que a mí misma. Mi amor tiene sus raíces en Dios y en el
conocimiento de mi propia miseria, pues comprendo que a la edad en que hacen la
profesión, yo no hubiese sido capaz de soportar tantas privaciones y un trabajo
tan duro». Santa Eufrasia fue canonizada en 1940.
En francés existen dos biografías muy
completas, ambas en dos volúmenes: la de Mons. Pasquier (1894) y la del
canónigo Portáis (1895). G. Bernoville, que publicó la vida de la santa en
1946, aprovechó los documentos inéditos de las actas de beatificación. Más
breves son las biografías escritas por E. Georges (1942) y H. Joly (1933, en la
colección Les Saints). Una religiosa de la congregación publicó en 1933 una
biografía en inglés. Redemption (1940), de G. F. Powers, es un buen relato de
tipo popular. La biografía de A. M. Clarke se basa en las obras de Pasquier y
Portáis.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1359
San Benito Menni, religioso presbítero
fecha: 24 de abril
n.: 1841 - †: 1914 - país: Francia
canonización: B: Juan Pablo II 23 jun 1985 - C: Juan Pablo II 21 nov 1999
hagiografía: Vaticano
n.: 1841 - †: 1914 - país: Francia
canonización: B: Juan Pablo II 23 jun 1985 - C: Juan Pablo II 21 nov 1999
hagiografía: Vaticano
En Dinan, en Francia, san Benito (Ángel)
Menni, presbítero de la Orden de San Juan de Dios, fundador de la Congregación
de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.

La ciudad de Milán fue su cuna, habiendo
nacido y sido bautizado el mismo día 11 de marzo de 1841. Se le puso el nombre
compuesto de Ángel-Hércules, que han sido como una premonición del espíritu y
fuerza, que había de caracterizar su personalidad. Era el quinto de quince
hijos del matrimonio formado por Luis Menni y Luisa Figini. En su hogar cálido
y acogedor halló el apoyo y estímulo para su desarrollo intelectual y
personalidad. Siguió pronto la llamada de DIos: fino de conciencia, dejó un
buen trabajo en un banco y, altruista ante el que sufre, se ofreció a ayudar al
traslado de los soldados heridos que llegaban de la batalla de Magenta, cerca
de Milán. Admirado de la entrega que entonces descubrió en los Hermanos de San
Juan de Dios, a los 19 años pidió el ingreso en la Orden Hospitalaria. Con el
nombre de Benito inició la vida religiosa y se consagró a Dios y a la
asistencia de los enfermos.
Durante sus estudios de enfermería y sacerdotales
fue forjando su personalidad religioso-hospitalaria, que puso a disposición de
los superiores, es decir de la causa en favor de la sociedad más necesitada,
como eran tantos enfermos. España, la cuna de la Orden Hospitalaria, vivía
entre luchas políticas en declarada hostilidad hacia lo religioso, mientras la
obra de Juan de Dios había quedado prácticamente extinguida; necesitaba un
impulso renovador, y Benito Menni será la persona providencial para su
realización. Destinado a España en 1867, llevó a cabo sus dos grandes obras: la
restauración de la Orden de San Juan de Dios y la fundación de la Congregación
femenina, las Hermanas Hospitalarias del Sdo. Corazón de Jesús.
Mandado por el entonces General de la
Orden Juan M. Alfieri, que siempre fue su apoyo, y con la bendición del papa
Pío IX antes de salir de Roma, Benito Menni manifiesta desde el primer momento
su fuerte voluntad y espíritu decidido. A los pocos meses abre con éxito el
primer hospital infantil de España, en Barcelona (1867), que constituye el
inicio de su extraordinaria obra restauradora, que dirigirá durante 36 años.
Desde el primer momento, gracias a su empeño vocacional, se le unirán numerosos
y generosos seguidores, con los cuales a su vez podrá dar continuidad a las
nuevas instituciones hospitalarias, que se multiplicarán por España, Portugal y
México, continuando después por todo el nuevo mundo.
Con la llegada a Granada (1878), Benito
Menni entra en contacto con dos jóvenes, María Josefa Recio y María Angustias
Giménez, las cuales serán en 1881 la semilla de una nueva Institución
sanitaria, netamente femenina, con característica específica para la asistencia
psiquiátrica. En Ciempozuelos, Madrid, tiene su origen y se constituye la Casa
Madre de la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de
Jesús, que es aprobada por la Santa Sede en 1901.
Como signo de su identidad en el servicio
hospitalario les transmite su lema en seis palabras: «rogar, trabajar, padecer,
sufrir, amar a Dios y callar». Muy pronto, sin embargo, la nueva fundación
extiende sus alas de caridad misericordiosa y se establece por diversos países
de Europa y América Latina, y más tarde por África y Asia.
La magna obra que Benito Menni realizó
como restaurador y fundador se extendió, llamado por la Santa Sede, en favor de
toda la Orden siendo nombrado primero Visitador Apostólico de la misma
(1909-1911) y a continuación Superior General (1911), a cuyo cargo, sin
embargo, tuvo que renunciar un año después por incomprensiones y por motivos de
salud. Sus dos últimos años los pasó en humildad y purificación, muriendo
santamente, lleno de méritos, en Dinán, Francia, el 24 de abril de 1914.
Sus restos, trasladados por sus Hermanos
de España a Ciempozuelos, hoy son venerados bajo el altar central de la «Capilla
de los Fundadores» en la Casa Madre de sus Hijas Hospitalarias de Ciempozuelos.
Fue canonizado en la Basílica Vaticana el 21 de noviembre de 1999.
fuente: Vaticano
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