Santa Teresa de Jesús Fernández Solar, virgen
fecha: 12 de abril
n.: 1900 - †: 1920 - país: Chile
otras formas del nombre: Teresa de los Andes
canonización: B: Juan Pablo II 3 abr 1987 - C: Juan Pablo II 21 mar 1993
hagiografía: Vaticano
n.: 1900 - †: 1920 - país: Chile
otras formas del nombre: Teresa de los Andes
canonización: B: Juan Pablo II 3 abr 1987 - C: Juan Pablo II 21 mar 1993
hagiografía: Vaticano
En la ciudad de Los Andes, en Chile,
santa Teresa de Jesús (Juana) Fernández Solar, virgen, que, siendo novicia en
la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a
Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad.

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio
de 1900. En la pila bautismal fue llamada Juana Enriqueta Josefina de los
Sagrados Corazones Fernández Solar. Familiarmente se la conocía, y todavía se
la conoce hoy, con el nombre de Juanita. Su niñez se desarrolló normalmente en
el seno familiar: sus padres, don Miguel Fernández y Lucía Solar; sus tres
hermanos y dos hermanas; el abuelo materno, tíos, tías y primos. La familia
gozaba de muy buena posición económica y conservaba fielmente la fe cristiana,
viviéndola con sinceridad y constancia.
Juana recibió su formación escolar en el
colegio de las monjas francesas del Sagrado Corazón. Entre la vida estudiantil
y la vida familiar se desarrolló su corta e intensa historia. A los catorce
años de edad, inspirada por Dios, decidió consagrarse a Él como religiosa, como
carmelita descalza. Su deseo se realizó el 7 de mayo de 1919, cuando ingresó en
el pequeño monasterio del Espíritu Santo en el pueblo de Los Andes, a unos 90
kms. de Santiago. El 14 de octubre de ese mismo año vistió el hábito de carmelita,
iniciando así su noviciado con el nombre de Teresa de Jesús. Sabía desde mucho
antes que moriría joven. Más aún, el Señor se lo había revelado, pues ella
misma lo comunicó a su confesor un mes antes de su partida.
Asumió esa realidad con alegría, serenidad
y confianza. Segura de que continuaría en la eternidad su misión de hacer
conocer y amar a Dios. Después de muchas tribulaciones interiores e indecibles
padecimientos físicos, causados por un violento ataque de tifus que acabó con
su vida, pasó de este mundo al Padre al atardecer del 12 de abril de 1920.
Había recibido con sumo fervor los santos sacramentos y el 7 de abril había
hecho la profesión religiosa en artículo de muerte. Aún le faltaban 3 meses
para cumplir los 20 años de edad y 6 meses para acabar su noviciado canónico y
poder emitir jurídicamente su profesión religiosa. Murió como novicia carmelita
descalza.
Esa es toda la trayectoria externa de esta
joven santiaguina. Desconcierta, y crece en nosotros el gran interrogante: ¿y
qué hizo? Para tal pregunta hay una respuesta igualmente desconcertante: Vivir,
creer, amar. Cuando los discípulos preguntaron a Jesús qué debían hacer para
vivir según Dios quiere, El respondió: "La obra de Dios es que creáis en
quien El ha enviado" (Jn. 6, 28-29). Por lo tanto, para conocer el valor
de la vida de Juanita, es necesario mirar hacia dentro, donde está el Reino de
Dios.
Ella despertó a la vida de la gracia
siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó
a volcar su afectividad totalmente en El. "Cuando vino el terremoto de
1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para
sí" (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y
ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar
su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las
exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a Él con
radicalidad. Su naturaleza era totalmente contraria a la exigencia evangélica:
orgullosa, egoísta, terca, con todos los defectos que esto supone. Como nos
sucede a todos. Pero lo que ella hizo fue librar batalla encarnizada contra
todo impulso que no naciera del amor. A los 10 años era una persona nueva. La
motivación inmediata fue el Sacramento de la Eucaristía que iba a recibir.
Comprendiendo que nada menos que Dios iba a morar dentro de ella, trabajó en
adquirir todas las virtudes que la harían menos indigna de esta gracia,
consiguiendo en poquísimo tiempo transformar su carácter por completo.
En la celebración de este sacramento
recibió de Dios gracias místicas de locuciones interiores que luego se
mantuvieron a lo largo de su vida. La inclinación natural hacia Dios, desde ese
día se transformó en amistad, en vida de oración. Cuatro años más tarde recibió
interiormente la revelación que determinó la orientación de su vida: Jesucristo
le dijo que la quería carmelita y que su meta debía ser la santidad. Con la
abundante gracia de Dios y con la generosidad de joven enamorada se dio a la
oración, a la adquisición de las virtudes y a la práctica de la vida según el
evangelio, de tal modo que en cortos años llegó a un alto grado de unión con
Dios.
Su vida monacal desde el 7 de mayo de 1919
hasta su muerte fue el último peldaño de su ascensión a la cumbre de la
santidad. Sólo once meses fueron suficientes para consumar su vida totalmente
cristificada. Muy pronto la comunidad descubrió en ella un paso de Dios por su
historia. En el estilo de vida carmelitano-teresiano, la joven encontró
plenamente el cauce para derramar más eficazmente el torrente de vida que ella
quería dar a la Iglesia de Cristo. Era el estilo de vida que, a su modo, había
vivido entre los suyos, y para el cual había nacido. La Orden de la Virgen
María del Monte Carmelo colmó los deseos de Juanita al comprobar que la Madre
de Dios, a quien amó desde niña, la había traído a formar parte de ella.
Fue beatificada en Santiago de Chile por
Su Santidad Juan Pablo II, el día 3 de abril de 1987. Sus restos son venerados
en el Santuario de Auco-Rinconada de Los Andes por miles de peregrinos que
buscan y encuentran en ella el consuelo, la luz y el camino recto hacia Dios.
Fue canonizda por el mismo Papa el 21 de marzo de 1993, en la Basílica
Vaticana.
fuente: Vaticano
accedida 769 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1209
San José Moscati, laico
fecha: 12 de abril
n.: 1880 - †: 1927 - país: Italia
canonización: B: Pablo VI 16 nov 1975 - C: Juan Pablo II 25 oct 1987
hagiografía: Servicato
n.: 1880 - †: 1927 - país: Italia
canonización: B: Pablo VI 16 nov 1975 - C: Juan Pablo II 25 oct 1987
hagiografía: Servicato
En Nápoles, en Italia, san José Moscati,
médico, entregado total e incansablemente a la cotidiana asistencia a los
enfermos, sin reclamar a los pobres paga alguna, y que atendiendo a los
cuerpos, curaba, a la vez, las almas con gran amor.

Moscati nace en Benevento el 1880 y muere
en Napoles el 1927. A los ocho años, el dia de la Inmaculada, recibe por vez
primera a Jesus en su corazon. Desde entonces siempre que pueda lo recibira
cada dia. Si alguna vez por causa grave no puede hacerlo se lamentara con estas
palabras de su Diario: «¡Oh Señor, hoy he permanecido lejos de Ti! ;Tampoco
hoy, Jesus mio, has entrado en mi corazon!»
Moscati se entrega de lleno a su formacion
cientifica y moral. En ambos caminos corre para poder llegar a tiempo. Alguien
le pregunta si no sera sacerdote. El piensa que no, que el Señor lo quiere
laico cristiano. Aqui, piensa él, puedo hacer tanto bien o mas que de
sacerdote: «éste es mi sacerdocio».
Escribiendo a una persona que lloraba la
muerte de su hija, le dice Moscati: «Pasa la belleza, encanto de la vida. Solo
el amor permanece siempre, el amor que es origen de toda obra buena, el amor
que nos sobrevive, que es esperanza y religión, porque el amor es Dios. Satanás
trato de malear el amor terreno; pero Dios lo purificó a través de la muerte.
Grandiosa muerte, que no es fin, sino principio de lo sublime y de lo divino, y
en comparacion con lo cual ni las flores ni la belleza son nada».
Despues de unos brillantes examenes en los
que llamo la atencion por sus vastos conocimientos de medicina, alcanzo una
plaza en Napoles y se entrego de lleno al cuidado de los cuerpos. A la vez que
curaba estos, se preocupaba mas aun si cabe, de las almas. Curaba ambos a la
vez. Tomó parte en varios congresos nacionales e internacionales de medicina,
como el de Budapest en 1911 y de Edimburgo el 1923. Publicó varios estudios muy
apreciados sobre temas medicos.
Todos los pobres acudian a ser visitados y
atendidos por él porque sabían que bastaba decirle que eran pobres para que les
hiciera los servicios siempre gratis. Y lo que más buscaban los enfermos no era
solo el regalo del trabajo, sino el modo, el cariño que en el mismo ponía y con
la gran pericia que les curaba.
Amo tiernamente a la Virgen Maria bajo la
advocacion del Carmen. La "Bruna" tan amada por todo buen napolitano,
la llevaba siempre en su corazon, cuyo escapulario vestía con gran afecto. Este
apostol vestido de blanco partia a la eternidad el 12 de abril de 1927. Fue
canonizado por SS Juan Pablo II el 25 de octubre de 1987 en la Plaza de San
Pedro.
fuente: Servicato
accedida 591 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1210
No hay comentarios:
Publicar un comentario