San Vladimiro Basilio, rey
fecha: 15 de julio
n.: c. 956 - †: 1015 - país: Ucrania
otras formas del nombre: Wladimiro el Grande, Wladimir Swjatoslawitsch, Vladimir Veliky
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 956 - †: 1015 - país: Ucrania
otras formas del nombre: Wladimiro el Grande, Wladimir Swjatoslawitsch, Vladimir Veliky
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Kiev, ciudad de Rusia, san Vladimiro,
príncipe, bautizado con el nombre de Basilio, que se preocupó en propagar la fe
ortodoxa entre los pueblos que gobernaba.
refieren a este santo: Santos Boris y
Gleb, Santa Olga

Los primeros santos de Rusia, tanto
príncipes como monjes, están relacionados con Kiev, «la madre de las ciudades
de Rusia, protegida por Dios». Kiev es, actualmente, la capital de Ucrania,
pero en la época a la que nos referimos, era el centro de un principado
eslavo-finlandés, gobernado por señores de origen escandinavo, ya que los
piratas y comerciantes «varangianos» habían venido del norte por las vías
fluviales. Durante la última parte del siglo X, el gran príncipe de Kiev era
Vladimiro, quien no sólo había sido educado en la idolatría, sino que se
entregaba abiertamente a los bárbaros excesos permitidos a los hombres de su
posición. Era un hombre brutal y sanguinario. Un cronista árabe de la época,
Ibn-Foslán, habla de sus cinco esposas y numerosísimas esclavas, lo cual
confirma la frase de la «Crónica» de Néstor, donde se dice que «la lujuria de
Vladimiro era insaciable». Se ha discutido y aún se discute mucho sobre las
circunstancias de la conversión de Vladimiro al cristianismo. Lo cierto es que
se convirtió, probablemente hacia el año 989, cuando tenía unos treinta y dos
años. Poco después, se casó con Ana, hija del emperador Basilio II de
Constantinopla. La conversión y el matrimonio estuvieron muy relacionados entre
sí y la conversión del pueblo ruso data de aquella época. Algunos autores
piadosos atribuyen a Vladimiro una perfecta pureza de intención en su
conversión, pero es evidente que le movió en gran parte la consideración de las
ventajas políticas y económicas de la unión con Bizancio y con la Iglesia
católica. Sin embargo, esto último no debe hacernos olvidar que, una vez que
aceptó la fe, Vladimiro fue un magnífico cristiano. Inmediatamente se separó de
sus esposas, despidió a sus concubinas y cambió de vida. Igualmente, mandó
destruir en público los ídolos y prestó un apoyo enérgico y entusiasta a los
misioneros griegos; en ciertos casos su entusiasmo rayaba en la exageración,
pues quienes se rehusaban a recibir el bautismo incurrían en la cólera del
príncipe. Pero, aparte de esta especie de «bautismo por la fuerza», se ha
exagerado mucho la rapidez de la conversión de Rusia. Durante la época de
Vladimiro, la nueva religión no llegó probablemente más que a los nobles y a
los comerciantes ricos. Y tampoco el desarrollo posterior del cristianismo fue
tan rápido como se ha pretendido, ya que el paganismo fue cediendo el terreno
muy poco a poco. El culto que se tributó desde antiguo a Vladimiro se debió no
sólo a que había sido un pecador arrepentido, sino a que había iniciado la
reconciliación del pueblo ruso con Dios y había sido el Apóstol de Rusia,
elegido por el cielo.
«Los locos y dementes vencieron al
demonio», dice la «Crónica» de Néstor, y subraya que san Vladimiro recibió el
perdón y la gracia de Dios, en tanto que «muchos otros hombres rectos y
religiosos se apartaron del camino de la verdad y perecieron». A lo que parece,
el arrepentimiento y la fidelidad de Vladimiro a sus nuevos compromisos tenía
ese carácter de sinceridad y entereza que existirá siempre en la Iglesia, aun
en sus formas más desarrolladas y complejas. Un cronista dice a ese propósito:
«Cuando se dejaba llevar de la pasión y había caído en pecado, trataba
inmediatamente de compensarlo con la penitencia y la limosna». Aun hay quienes
afirman que Vladimiro, después de su conversión, se preguntaba si tenía derecho
a castigar con la pena de muerte a los bandoleros y a los asesinos. Tales
escrúpulos sorprendieron a los misioneros griegos, quienes apelaron al
testimonio del Antiguo Testamento y de la historia de Roma para probar que los
príncipes cristianos tenían el deber de castigar a los malvados. Pero tales
argumentos no convencieron del todo a Vladimiro. Por razón de las
circunstancias de la conversión de Vladimiro, su pueblo dependió en lo
religioso del patriarcado de Bizancio. Pero ciertamente que Vladimiro no tenía
nada de particularista: envió embajadores a Roma, ayudó al obispo alemán san Bonifacio
(Bruno) de Querfurt durante su misión entre los pechenegs y
aun llegó a copiar ciertas costumbres canónicas del Occidente, como la de los
diezmos, que no existía entre los bizantinos. En realidad, Rusia no interrumpió
sus relaciones con la Iglesia de Occidente sino hasta la época de las
invasiones de los mongoles.
San Vladimiro murió en 1015, después de
haber repartido todos sus bienes entre sus amigos y los pobres, según se
cuenta. Los rusos, los ucranios y otros pueblos, celebran solemnemente su
fiesta. Nieto de la princesa santa Olga,
en la Iglesia rusa es celebrado también con el grandilocuente título de
«Equiapostólico», es decir, «igual a los Apóstoles».
Hay un catálogo bastante detallado de las
fuentes rusas originales en la bibliografía del vol. XV de la Cambridge
Medieval History, pp. 819-821. En S. H. Cross, The Russian Primary Chronicle
(1930), hay una traducción de la «Crónica» de Néstor. Véase N. de Baumgarten,
Orientalia Christiana, vol. XXIV, n. 1, 1931 (Olaf Tryggwison...) y vol. XXVII,
n. 1, 1932 (St. Vladimir ...).
Cuadro: Bautismo de Vladimiro, de Viktor Mijailcovich Vasnetsov, 1890, Galería Tretyskov, Moscú.
Cuadro: Bautismo de Vladimiro, de Viktor Mijailcovich Vasnetsov, 1890, Galería Tretyskov, Moscú.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2397
San David de Västeras, abad y obispo
fecha: 15 de julio
†: c. 1082 - país: Suecia
otras formas del nombre: David de Munktorp
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. 1082 - país: Suecia
otras formas del nombre: David de Munktorp
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Västeras, en Suecia, san David,
obispo, el cual, originario de Inglaterra, después de abrazar la vida de monje
cluniacense fue a predicar la fe cristiana a los suecos y, ya anciano, murió
piadosamente en el monasterio que él mismo había fundado.

Según se dice, David era un monje inglés
que deseaba ardientemente dar su vida por Cristo. Cuando se enteró de la muerte
de los tres sobrinos de san Sigfrido a
manos de los paganos, se ofreció para ir a la misión inglesa de Suecia, que
trataba de reconstruir la obra arruinada de san Anscario.
En Suecia se puso a las órdenes de san Sigfrido, obispo de Växjö, quien le
envió a Västmanland. Ahí trabajó por la conversión del pueblo y por secundar la
obra de los monjes de un monasterio fundado anteriormente. El sitio tomó más
tarde el nombre del monasterio: Munktorp. David se entregó en cuerpo y alma a
su misión con gran éxito. Dios le concedió el don de milagros y el don de
lágrimas, todavía más valioso que el primero; en cambio, le negó la gracia del
martirio que tanto había deseado. San David vivió hasta edad muy avanzada y
murió apaciblemente. Los milagros obrados en su tumba confirmaron su fama de
santidad. La tradición popular afirma que fue el primer obispo de Västeras. Es
uno de tantos santos a quien se atribuye el milagro de haber colgado sus
vestidos en un rayo de sol; en el caso particular de san David, se cuenta que
colgó sus guantes. La ciudad de Davii, donde vivió algún tiempo, tomó su nombre
de él.
Existe una corta biografía, publicada en
Scriptores rerum suecicarum, vol. II, pte. 1, pp. 408-411. Véase
también C.J.A. Oppermann, English Missionaries in Sweden (1937), pp. 112-117. Puede ser interesante una visita visual a
la pintoresca
iglesia de Överselö de donde tomamos la imagen del santo.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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