Traslación de los tres magos
fecha: 24 de julio
fecha en el calendario anterior: 23 de julio
†: 1162 - país: Alemania
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 23 de julio
†: 1162 - país: Alemania
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Colonia, de la Lotaringia, traslación
de los tres magos, que, sabios procedentes de Oriente, fueron a Belén para
ofrecer dones y contemplar en un niño el misterio insondable del Unigénito.

En el Evangelio no se dice que los magos o
sabios de oriente hayan sido tres; pero la tradición que lo afirma es muy
antigua y se funda sin duda en las tres clases de dones que el Evangelio
menciona. Algunos de los frescos más antiguos de las catacumbas, representan a
tres reyes, pero otros representan a dos, cuatro y aun seis magos,
probablemente por motivos artísticos. Algunos de los Padres, como Orígenes
(Hom. in Genesim, XVI, 3), San Máximo de Turín y San León consideran como cosa
probada que los magos eran tres. Tal vez en la determinación de este número
influyó también el hecho de que frecuentemente se compara o se contrapone a los
magos con los tres jóvenes que cantaron las alabanzas de Dios en el horno en
llamas, a que se refiere el libro de Daniel (Dn 3).
En los frescos de las catacumbas, así como
en los más antiguos grabados de los sarcófagos, se representa siempre a los
magos con gorros frigios. La idea de que eran reyes se divulgó posteriormente y
es posible que se originase en el salmo 72, 10: «Los reyes de Tarsis y de las
islas ofrecerán presentes; los reyes de Arabia y de Saba llevarán regalos».
Según parece, san Cesario de Arlés, que murió en el año 543, fue el primero en
citar dicho salmo a este propósito (Migne, PL., vol. XXXIX, c. 2018) y, a
partir del siglo VIII, los magos aparecen en todas las representaciones con la
corona real. Más tarde, el pueblo cristiano dio nombres propios a cada uno de
los tres. Un manuscrito de París, que data del siglo VIII, les llama
«Bithisarea, Melchior y Gathaspa». En una miniatura del Codex Egberti (c. 990)
aparecen dos nombres: «Pudizar» y «Melchias». A pesar de estas ligeras
divergencias, no cabe duda de que de ahí se derivaron los nombres de Melchor,
Gaspar y Baltasar. En las pinturas posteriores de la Edad Media, uno de los
magos es casi siempre un joven, otro de edad madura y el tercero muy anciano.
La costumbre de representar a uno de los magos como hombre de la raza negra,
data del siglo XV.

Según la leyenda, los restos de los magos
reposan en la catedral de Colonia, en una capilla que constituye uno de los más
bellos ejemplos del primor con que se trabajaba el metal en la Edad Media. No
hay razón para dudar de que dichas reliquias sean las que fueron transladadas
en 1164, de la basílica de San Eustorgio, en Milán, después de que Federico
Barbarroja las regaló al arzobispo de Colonia. Pero la historia anterior de las
reliquias es menos clara, por más que ya en el siglo IX, se las consideraba en
Milán como las de los Reyes Magos. Se cuenta que habían sido transportadas de
Constantinopla a Milán, probablemente en la época del emperador Zenón (474-491)
; pero ignoramos cómo se identificó a dichas reliquias con las de los magos y
cómo fueron a dar a Constantinopla. Es indiscutible que en la Edad Media el
culto de los magos era muy popular, sobre todo en Alemania. A su desarrollo
contribuyeron las peregrinaciones a la catedral de Colonia y los «misterios»
medievales, en donde los magos ocupaban un papel muy importante. Con frecuencia
se les veneraba como los patronos de los viajeros.
Véase Hugo Kehrer, Die heiligen Drei Könige, en Literatur und Kunst (2
vols., 1909). Para la cuestión de la significación teológica de los Magos en relación a
la Epifanía, véase el artículo del 6 de enero.
Imágenes:
-Mosaico del siglo VI de los Magos en San Apolinar Nuovo, en Ravenna.
-Relicario de los Magos, en la catedral de Colonia, Alemania.
Imágenes:
-Mosaico del siglo VI de los Magos en San Apolinar Nuovo, en Ravenna.
-Relicario de los Magos, en la catedral de Colonia, Alemania.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2531
Beato Antonio Torriani, presbítero y eremita
fecha: 24 de julio
n.: c. 1424 - †: 1494 - país: Italia
otras formas del nombre: de la Torre, Della Torre
canonización: Conf. Culto: Clemente XIII 1 jul 1759
n.: c. 1424 - †: 1494 - país: Italia
otras formas del nombre: de la Torre, Della Torre
canonización: Conf. Culto: Clemente XIII 1 jul 1759
hagiografía: Parroquia Ntra. Sra. de Gracia - PP. Agustinos
En l´Aquila, en la región Vestina, beato
Antonio Torriani, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, médico de
cuerpos y almas.

Nació en Milán (Italia), hacia el año
1424, de la noble familia los Torriani o Della Torre. Después de haber
estudiado medicina en la universidad de Pavía y durante algún tiempo ejercitado
su profesión en Milán, visitó el hábito agustiniano en el convento de san
Marcos de esta ciudad, y poco más tarde recibió la ordenación sacerdotal.
Temiendo que la estima y admiración de que le iban rodeando pudieran dañar a su
espíritu, con el permiso de los superiores se retiró al convento de san Nicolás
de Foligno, donde tuvo una visión de la Virgen María, de la que era devotísimo.
Desde allí parte al poco tiempo, y visita la santa casa de Loreto.
De la ciudad umbra de Spoleto, hacia el
1454, pasó a Roma, y después de venerar las tumbas de los Apóstoles, partió en
pía peregrinación a Santiago de Compostela, donde llegaría a finales de 1464;
desde donde inició una viaje apostólico, predicando a lo largo de 10 años por
España, Francia e Italia. Estos desplazamientos contribuyeron a difundir su
fama de santidad, sobre todo por la caridad hacia los enfermos y achacosos -a
cuyo servicio ponía con generosidad sus conocimientos médicos-, y con los
pobres.
Famoso no sólo por los milagros que obraba
sino también por su predicación ardiente y eficaz, en 1474 fue enviado a
L’Aquila para aplacar las discordias que laceraban la ciudad. Fue precisamente
allí donde se manifestaron mayormente sus virtudes: heroica penitencia, caridad
con los apestados, humildad y celo incansable, oración asidua y observancia
rigurosa de la regla. Durante dieciocho años dirigió como maestro de espíritu
el monasterio de las agustinas de santa Lucía de L’Aquila, consiguiendo hacer
florecer una ejemplar observancia regular. Fundó también las «manteladas» o
«beatas» de San Agustín, con sede en la iglesia homónima, siempre en L’Aquila,
piadosa y benemérita asociación que perduraría hasta el 1809.
Disfrutó del don de profecía y de los
éxtasis. Al morir el 24 de julio de 1494, fue sepultado en la iglesia de san
Agustín, de donde en 1808 pasó a la de Collemaggio, y en 1838 a la de san
Bernardo. Muy pronto gozó de gran veneración, y su fiesta, celebrada en el
aniversario del fallecimiento, contó con misa, antífonas e himnos propios. Su
culto fue confirmado el 1 de julio de 1759 por Clemente XIII, y en 1770 fue
dado como protector a la nueva provincia agustiniana de L’Aquila. Desde 1987,
el cuerpo del beato, venerado junto al de la beata Cristina de L’Aquila, se
encuentra en la iglesia del monasterio de las agustinas de san Amico de L’Aquila.
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