Memoria de Nuestra Señora de los Dolores
fecha: 15 de septiembre
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Memoria de Nuestra Señora de los Dolores, que de
pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su
pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia contribuyó
a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su
desobediencia trajo la muerte.
Oración: Señor, tú has querido que la Madre compartiera
los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con
María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
El presente artículo del Butler-Guinea se refiere a la celebración de «Los
siete dolores de la Virgen María», que era el nombre de esta fecha litúrgica en
el calendario anterior a la última reforma. Pareció interesante conservar su
contenido, para tener un acercamiento a la historia de la celebración, pero
debe tenerse presente que en la liturgia actual tiene rango de memoria, y por
tanto las antífonas ya no corresponden al contenido de la conmemoración, sino
que son las que tocan en el día correspondiente; asimismo los textos que se
refieren específicamente a los dolores de la Virgen, tanto en la misa como en
el oficio del día, están centrados exclusivamente en la Pasión, mientras que la
celebración los «siete dolores» tal como se los ordena aquí, ha permanecido
sólo como devoción popular.

Por dos veces durante el
año, la Iglesia de occidente conmemora los dolores de la Santísima Virgen
María: el viernes de la semana de Pasión, llamado Viernes de Dolores, y también
en el día de hoy, 15 de septiembre. La primera de estas conmemoraciones es la
más antigua, puesto que se instituyó en Colonia y otras partes de Europa en el
siglo XV. Por entonces, se la llamaba Memoria de los Sufrimientos y Penas de la
Santísima Virgen María y se dedicaba especialmente a los sufrimientos de
Nuestra Señora en el curso de la Pasión de su divino Hijo. Cuando la festividad
se extendió por toda la Iglesia occidental, en 1727, con el nombre de los Siete
Dolores, se mantuvo la referencia original de la misa y del oficio de la
Crucifixión del Señor y, la conmemoración se llama todavía en algunos
calendarios «Compasión de Nuestra Señora», así como en muchos lugares, antes
del siglo XVIII.
En la Edad Media había
una devoción popular por los cinco gozos de María y, por la misma época se complementó
esa devoción con otra fiesta en honor de sus cinco dolores, durante la Pasión.
Más adelante, las penas de la Virgen se aumentaron a siete y no sólo
comprendieron su marcha hacia el Calvario, sino su vida entera. A los frailes
servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los
sufrimientos de María, se les autorizó en 1668 para que celebraran una
festividad en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de septiembre.
Esta festividad se implantó también en la Iglesia occidental en 1814. Durante
largo tiempo, estos misterios se enumeraron de distinta manera, pero a partir
de la composición del oficio litúrgico, se establecieron de acuerdo con los
responsorios de los maitines, como sigue:
-La profecía de San Simeón. «Había un hombre llamado Simeón que era justo y piadoso; y le dijo a María: Una espada de dolor traspasará tu alma.»
-La Huída a Egipto. «Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye hacia Egipto y quédate allí hasta que yo te lo diga.»
-El Niño Jesús perdido durante tres días. «Hijo, ¿por qué has hecho esto con nosotros? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
-La dolorosa marcha hacia el Calvario. «Él avanzó cargado con la cruz. Y le seguía una gran multitud del pueblo y una mujer que lloraba y se lamentaba por Él.»
-La Crucifixión. «Y cuando llegaron al lugar que se llama Calvario, lo crucificaron allí. A los pies de la cruz de Jesús estaba su Madre."
-El descendimiento de la cruz. «José de Arimatea pidió el cuerpo de Jesús. Y al bajarlo de la cruz, lo depositó en los brazos de su Madre.»
-La Sepultura. «¡Qué gran tristeza pesaba sobre tu corazón, Madre de los dolores, cuando José lo envolvió en lienzos finos y lo dejó en el sepulcro.»
-La profecía de San Simeón. «Había un hombre llamado Simeón que era justo y piadoso; y le dijo a María: Una espada de dolor traspasará tu alma.»
-La Huída a Egipto. «Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye hacia Egipto y quédate allí hasta que yo te lo diga.»
-El Niño Jesús perdido durante tres días. «Hijo, ¿por qué has hecho esto con nosotros? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
-La dolorosa marcha hacia el Calvario. «Él avanzó cargado con la cruz. Y le seguía una gran multitud del pueblo y una mujer que lloraba y se lamentaba por Él.»
-La Crucifixión. «Y cuando llegaron al lugar que se llama Calvario, lo crucificaron allí. A los pies de la cruz de Jesús estaba su Madre."
-El descendimiento de la cruz. «José de Arimatea pidió el cuerpo de Jesús. Y al bajarlo de la cruz, lo depositó en los brazos de su Madre.»
-La Sepultura. «¡Qué gran tristeza pesaba sobre tu corazón, Madre de los dolores, cuando José lo envolvió en lienzos finos y lo dejó en el sepulcro.»
Mucho se ha escrito
sobre la gradual evolución de estos siete dolores de Nuestra Señora, pero de
ninguna manera, se ha agotado el tema. Una de las contribuciones más valiosas
para esta historia es la de un artículo que aparece en la Analecta Bollandiana
(vol. xu, 1893, pp. 333-352), bajo el título de La Vierge aux Sept Glaives, escrito
para rebatir el absurdo intento del folklorista H. Gaidoz para relacionar la
devoción con un rollo manuscrito que se encuentra en el Museo Británico. El
rollo está ilustrado con una representación de la diosa asiria Istar, en torno
a la cual hay una especie de panoplia en la que se ven siete armas. La
coincidencia no tiene nada de extraordinario y no existe el menor indicio que
sugiera un vínculo entre la diosa asiria y la devoción occidental de época muy
posterior. Sabemos con certeza que en la Edad Media se reconocían los «cinco
gozos» y poco tiempo después, se estableció el número de siete dolores
específicos de Nuestra Señora. Además, antes de que se estableciera ese
acuerdo, hubo devoción por «nueve gozos», «quince dolores», y hasta
«veintisiete dolores».
Ver S. Beissel, Geschichte der Verehrung Marías in
Deutschland, vol. I ( 1909), pp. 404-413; sobre la conmemoración litúrgica, ver el vol. II de
la misma obra (1910), pp. 364-367. Pueden obtenerse otras informaciones sobre
la manera como se observaba esta festividad en el pasado en la obra de Holweck,
Calendarium Liturgicum Festorum (1925) . A pesar de que en la época de
Benedicto XIV la celebración era muy nueva, una comisión de aquel Papa abogaba
por la eliminación de esta fiesta del calendario.
Cuadro: Alberto Durero: los Siete Dolores de María, alrededor de 1496, en la Alte Pinakothek de Munich y en la Pinacoteca de Dresde.
Cuadro: Alberto Durero: los Siete Dolores de María, alrededor de 1496, en la Alte Pinakothek de Munich y en la Pinacoteca de Dresde.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler»,
Herbert Thurston, SI
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