domingo, 14 de diciembre de 2025

Paso a paso - Domingo 3º de Adviento A (14.12.2025): Mateo 11,2-11 ¿UN MESÍAS COMILÓN Y BORRACHO? y “Todo cuanto deseas que te hagan, házselo a los demás” (Mt 7,12) CINCO MINUTOS para compartir el comentario de la 3ª página del Evangelio de Mateo 2,1-23

 Paso a paso

'Paso a paso' es una expresión que me gusta cada vez más y no sé muy bien por qué razón. O razones.Tal vez por la edad por la que uno transita, la década de los setenta. Tal vez por alguna de las aficiones, como esa del partido a partido para ser alguien en el mundo del balón redondo sea como sea su tamaño. Tal vez por eso de ir juntando letras con palabras para hacer líneas, con frases y con estas frases párrafos y con ellos páginas y así hasta hacer un libro; página a página. Tal vez por eso del pecado del almacenamiento que se llama 'coleccionismo de...' benditeras, cromos, estampas , estampillas, camisetas, recuerdos, esculturas, fotos, fotos, dedales, imanes, sargadelos, hipopótamos, tortugas, buhos, cedés, archivos.......... ¡Colecciones interminables! Museos, al fin y al cabo. 
Y ya puestos es esto, ¡cuánto me gustaría coleccionar 'cerebros plenos'! En cada funeral al que asisto lo pienso: ¡Cuánto me gustaría almacenar un cerebro más para seguir aprendiendo a vivir 'así' o 'asá', porque de esto es de lo que están llenos todos y cada uno de los cerebros de los humanos. Me lo digo y me lo escribo: ¡Coleccionar cerebros llenos! 
Confesaré que esta imagen de los cerebros la tengo en mis archivos neuronales desde que era pequeñito en mi pueblo y asistía en el cementerio al enterramiento de alguna de las personas conocidas en las tumbas que se abrían y luego se tapaban, aunque siempre se podía contemplar alguna que otra calavera que permanecía al raso, a la intemperie, día y noche, día tras día, año a año... Siempre ahí. Siempre vacía y cada vez más blanqueada y agujereada... Siempre ahí y siempre en silencio... ¡Si en cada asentamiento humano se hubiera inaugurado un museo de cerebros! ¿Nos atreveríamos a imaginarlo?
Me gustaría o, al menos, intentarlo. Probablemente, en algunas temporadas que aún le quedan a mis días, paso a paso, pasearía por el asentamiento de aquel Nazaret de las tierras de la Galilea de  Israel menos judía y más pateada por la presencia de tantísimos paseantes del norte, sur, este y oeste... Tú, que has leído hasta aquí y ahora, me entiendes. Gracias.
Y dicho todo lo anterior, es tiempo de ocuparse ya de los dos comentarios de este domingo 14 de diciembre. Ambos comentarios se encuentran aquí mismo, a continuación.
Nos vemos aquí en siete días. Carmelo Bueno Heras 


Comentario primero


Domingo 3º de Adviento A (14.12.2025): Mateo 11,2-11

¿UN MESÍAS COMILÓN Y BORRACHO? Pregunto y lo comento CONTIGO.

 

Tercer domingo ya del Ciclo A, el del Evangelio de Mateo. Tercer domingo del tiempo de Adviento en el año eclesiástico. Si se desea estar un poco orientado habrá que recordar que comenzamos leyendo unos párrafos en el escrito de Mateo 24. Luego hemos pasado una semana con Mateo 3. Es muy curiosamente interesada esta manera de leer este Evangelio.

 

Y en esta tercera semana estamos sobre las líneas de Mateo 11,2-11. A mí me parece muy extraña esta selección. Y debo comentar algo más. Según la tradición que llega de tiempos y tierras francesas, en este tercer domingo encendemos la tercera vela de la corona del Adviento mientras se agiliza la preparación de la llegada de Jesús.

 

En esta espera se nos propone escuchar y acoger la curiosa narración de los hechos, mensajes y relaciones del galileo Jesús y de Juan el Bautista que se atreve a identificar a este hombre con el ‘Cristo-Mesías’ que los ‘buenos judíos’ esperaban que llegase de un momento a otro a liberarlos del poder de Roma: “Eres tú el Mesías que tenía que venir o debemos esperar a otro. Jesús respondió... (Mt 11,3-4).

 

A partir de este momento el Evangelista Mateo pone en boca de su Jesús de Nazaret un largo discurso (Mateo 11,4-19). En la liturgia de la misa eucaristía sólo se nos leerá el texto desde el versículo cuarto: “Id y contad a Juan lo que oís y veis”, hasta el versículo undécimo que dice: “En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista”.  Sin embargo, el discurso de Jesús continúa hasta el versículo decimonoveno.

 

¿Por qué la autoridad de la liturgia nos priva a las gentes del pueblo de este mensaje que Mateo pone en boca de su Jesús? ¿Le escandaliza a esta autoridad las expresiones o valoraciones de Jesús como estas dos?: ¿“Vino Juan que ni comía ni bebía y dicen que tiene un demonio dentro? ¿Vino este hijo de hombre que come y bebe y dicen que es un comilón y un borracho, amigo de publicanos y de pecadores”? Me parece muy oportuna  y válida la idea de poder contemplar a la vez la persona de Juan el Bautista y la persona de Jesús de Nazaret mientras nos movemos en estos días llamados del Adviento en los que se pretende acercarnos a una mejor comprensión del mensaje, misión y vida de Jesús y celebrar así con pleno sentido el acontecimiento de su presencia en este mundo y entre nosotros los humanos.

 

Esta relación entre ambos personajes está constatada por los cuatro Evangelistas. Cada uno de ellos ha destacado aspectos peculiares de esta relación. No se trata aquí y ahora de analizarlo. Deseo solo indicar que algunas de las decisiones de Juan fueron atentamente valoradas por el propio Jesús, como atreverse a perdonar pecados sin necesidad de ofrecer sacrificios en el templo de Jerusalén. Creo que desde este hecho el propio Jesús de Nazaret decidió también perdonar pecados así, pero fue más lejos y se atrevió a compartir casa, mesa, comida y bebida  con gentes indeseables para todo ‘buen judío’ y su Ley de Moisés. De este ‘perdonar pecados y compartir el pan’ de Jesús, ¡qué poquito veo en los sacramentos del perdón y de la eucaristía!

Carmelo Bueno Heras


Comentario segundo

“Todo cuanto deseas que te hagan, házselo a los demás” (Mt 7,12)

CINCO MINUTOS para compartir el comentario de la 3ª página del Evangelio de Mateo 2,1-23

En este capítulo segundo, el Evangelista Mateo concentra toda la infancia y juventud de su Jesús de Nazaret. Así de sencillo es el comienzo: “Nacido Jesús en Belén... Unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén...” (Mateo 2,1). Y más sencillo aún es el final de ‘casi’ toda la vida de Jesús: “Fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret para que se cumpliesen las palabras de los profetas: Será llamado Nazareno” (2,23). Nazareno quiere decir ‘de Nazaret’.

 

Este hábil narrador cuenta no sólo la infancia de su Jesús, sino su vida hasta los treinta años más o menos, situándonoslo en dos pequeñas poblaciones: Belén, situada al sur en la región de Judea y Nazaret, en el norte, en la región de Galilea. En el relato de lo acontecido a su Jesús en este espacio y tiempo, Mateo inserta cuatro referencias del pasado profético de su pueblo Israel introducidas por la expresión “se cumplió lo escrito en el profeta”. A estas cuatro citas podemos añadirle una más, y la primera, situada en el capítulo anterior en Mateo 1,23. Este conjunto de cinco citas de los libros de los profetas vienen a precisar el origen, la identidad y la misión de Jesús de Nazaret según este Evangelista.

 

Si se leen detenidamente estos dos primeros capítulos de Mateo se podrá constatar que la infancia de este judío Jesús, hijo de José y de María, padre y madre judíos, es la síntesis de la propia experiencia humana del pueblo de Israel en cuyo seno ha nacido. Desde siempre este pueblo de Israel se ha creído y sentido un pueblo escogido por su Dios y por la fuerza de este mismo Dios, nos viene a contar Mateo, apareció en esta tierra Jesús de Nazaret: “Ved que una virgen concebirá y dará a luz un hijo” (Isaías 7,14 y Mateo 1,23).

 

Cuando leemos la segunda cita que tomó Mateo del profeta Miqueas 5,1, ¿cómo no pensar en el nacimiento de David, el gran rey y mesías de Israel? Tanto el profeta como Mateo nos están relacionando el origen y la misión del rey David con los orígenes y la misión de este Jesús de Nazaret. Belén es la población pequeña que hace surgir de sus entrañas la persona del libertador de todo Israel. Éste es el corazón del mensaje del relato de los Magos (Mt 2,1-12).

 

El profeta Oseas es la tercera fuente en la que bebe el narrador Mateo el agua de los nuevos acontecimientos de la infancia de Jesús, fueran así o de otra manera: “De Egipto llamé a mi hijo” (Oseas 11,1 y Mateo 2,15). Imposible entender la historia de Israel, y de Jesús, sin Egipto. Por cierto, en este dato de Mateo 2,13-18 encuentra su razón de ser la fe de la iglesia copta. La relación de Israel con Egipto siempre engendró dolor, sangre y muerte (según la cita de Jeremías 31,15 y Mateo 2,18). Por eso cuenta Mateo que su Jesús lleva en su piel desde la infancia las huellas del sufrimiento y la liberación. El sufrimiento fue Herodes y la liberación, el regreso a Nazaret. Por eso, Jesús “será llamado nazareno de Nazaret” (‘el brote’ del que habla Isaías 11,1 y Mateo 2,23). Y voy acabando este comentario que debería tener otras tres páginas más, al menos. Subrayo, por fin, la reiterada presencia y el actuar constante de ‘El Ángel de Señor’ en este par de capítulos. Nadie dudará de que se trata de un ‘buen ángel’. En griego se diría un ‘eu angel’, es decir un ‘EVANGELIO’. ¿Qué otra realidad fue Jesús y su vida?

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 16.12.2018. Y también en Madrid, 14.12.2025.

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