San Gregorio de Utrecht, abad
fecha: 25 de agosto
n.: c. 707 - †: 775 - país: Países Bajos
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 707 - †: 775 - país: Países Bajos
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Utrecht, ciudad de Gueldres, en
Austrasia, san Gregorio, abad, que, siendo todavía un adolescente, siguió
fielmente a san Bonifacio cuando intentaba la conversión de Hesse y Turingia, y
posteriormente, por mandato del mismo, dirigió como abad el monasterio de San
Martín y gobernó la iglesia de Utrecht.
patronazgo: protector contra la parálisis.

Gregorio nació cerca de Tréveris hacia el
año 707. Cuando tenía quince años, su tía, que era abadesa del convento de
Pfalzel, le pidió que fuese a leer un libro a sus religiosas. Se hallaba
entonces presente san Bonifacio,
quien iba de paso, de Frieslandia a Hesse y Turingia. Cuando Gregorio terminó
la lectura, su tía le rogó que hiciese un resumen, pues no todas las religiosas
entendían el latín; pero Gregorio respondió que no sabía resumir. Entonces san
Bonifacio se levantó, hizo el resumen y añadió una homilía sobre la necesidad y
la grandeza de la vida virtuosa y apostólica. La homilía produjo tal impresión
en Gregorio, que resolvió seguir al santo a dondequiera que fuese. San
Bonifacio le llevó consigo, le instruyó, le tomó por compañero en todos sus
viajes y llegó a quererle como a un hijo. El discípulo fue un fiel imitador del
espíritu y virtudes del maestro y colaboró con él en todas sus misiones. Poco
antes de morir, san Bonifacio envió a san Gregorio a Utrecht a gobernar un
monasterio dedicado a San Martín, que acababa de fundarse. El año 754, san
Bonifacio conquistó la corona del martirio, al mismo tiempo que san Eobán,
quien había administrado la sede de Utrecht desde la muerte de san Wilibrordo.
San Gregorio tuvo entonces que encargarse de la administración de la diócesis.
Aunque desempeñó ese oficio durante veinte años, hasta su muerte, no llegó a
recibir la consagración episcopal. Algunos documentos afirman que fue obispo,
pero consta que no llegó a serlo, pues así lo dice expresamente su biógrafo, san Ludgerio.
La abadía de San Martín se convirtió, bajo
el gobierno de san Gregorio, en un gran centro misional. Los aspirantes a la
vida religiosa acudían no sólo de las regiones circundantes, sino aun de
Inglaterra. Entre los discípulos de san Gregorio se contaron san Ludgerio, san
Lebwino y san Marchelem; los dos últimos eran ingleses y san Ludgerio había
estudiado en York. Con su predicación y diligencia pastorales, san Gregorio
hizo de la diócesis un sitio digno de la abadía. San Ludgerio alaba
principalmente a su maestro por su prudencia, liberalidad y espíritu de perdón.
Al respecto cuenta que los dos hermanos de san Gregorio fueron asesinados
alevosamente. Las autoridades enviaron a los asesinos a san Gregorio para que
éste decidiese qué género de muerte habían de sufrir (como se sabe, en aquella
época existía la bárbara costumbre de que los parientes de la víctima
determinasen la sanción). El santo, en vez de castigarlos, dio a cada uno una
generosa limosna y los dejó en libertad. Gregorio soportó con ejemplar paciencia
y fortaleza una parálisis durante los últimos tres años de su vida. Murió en
Maastricht, el 25 de agosto, alrededor del año 775. Los canónigos regulares de
Letrán, así como las diócesis de Utrecht y Tréveris, celebran la fiesta del
santo.
La biografía de san Gregorio escrita por
san Lutgerio, que es nuestra fuente principal, puede verse en Mabillon y en
Acta Sanctorum, agosto, vol. V. Pertz hizo una edición crítica en Monumenta
Germaniae Historica, Scriptores, vol. XV. Véase H. Timmerding, Die
christliche Frühzeit Deutschlands, vol. V, Die angelsüchsische Mission (1929).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso
cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que
el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y
adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio
(El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=3030
Santo Tomás Cantelupe, obispo
fecha: 25 de agosto
fecha en el calendario anterior: 3 de octubre
n.: c. 1218 - †: 1282 - país: Italia
canonización: C: Juan XXII 17 abr 1320
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 3 de octubre
n.: c. 1218 - †: 1282 - país: Italia
canonización: C: Juan XXII 17 abr 1320
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Montefiascone, de la Toscana, muerte
de santo Tomás Cantelupe, obispo de Hereford, en Inglaterra, el cual, célebre
por sus conocimientos, se mostró severo para consigo mismo, pero
excepcionalmente generoso para con los pobres.
refieren a este santo: San Juan de
Bridlington

Los Cantalupo constituían una familia
normanda que pasó a Inglaterra con Guillermo el Conquistador, quien le concedió
múltiples honores y posesiones. Gracias a una serie de convenientes
matrimonios, los Cantalupo aumentaron sus riquezas y emparentaron con los
Strongbow y los Marshal, condes de Pembroke, con los Fitzwalter, condes de
Hereford, y con los Brasoe, señores de Albergavenny. El padre de Santo Tomás
era ayuda de cámara de Enrique III; su madre, Millicent de Gournay, era condesa
de Evreux y de Gloucester. Tomás tenía cuatro hermanos y tres hermanas, con
quienes no llevaba relaciones muy estrechas. Nació hacia el año 1218, en
Hambleden, en las proximidades de Great Marlow. Su educación quedó a cargo de
su tío Walterio, obispo de Worcester, quien le envió a Oxford a los diecinueve
años. Pero el joven pasó poco tiempo ahí y se trasladó luego a París con su
hermano Hugo(1). En Francia los jóvenes vivían en una inmensa posesión. En
1245, acompañaron al Concilio de Lyon a su padre, quien había sido enviado como
legado de Inglaterra. Probablemente Tomás recibió ahí la ordenación. El Papa
Inocencio IV le concedió una dispensa para que pudiese gozar de varios
beneficios eclesiásticos simultáneamente, y el joven Tomás hizo amplio uso de
dicha dispensa.
Después de enseñar derecho civil en
Orleans por algún tiempo, volvió a París. Ahí obtuvo el título de licenciado y
entonces pasó a Oxford a enseñar derecho canónico. En 1206 fue elegido
canciller de la Universidad. Aunque se distinguió siempre por su caridad para con
los estudiantes pobres, no dejaba por ello de exigir severamente el
cumplimiento de la disciplina. Había entonces en Oxford una buena cantidad de
estudiantes aún no graduados, a los cuales se permitía portar armas.
Desgraciadamente, se hallaban divididos en dos partidos: los del norte y los
del sur. Tomás llegó a formar un verdadero arsenal con las armas que se vio
obligado a confiscar. Cuando el príncipe Eduardo acampó cerca de la ciudad y
puso en entredicho a la Universidad, los estudiantes quemaron la casa del
preboste, hirieron a muchos de los habitantes y vaciaron la bodega del alcalde,
que era un comerciante en vinos. El abuelo de Tomás había sido uno de los
defensores de Juan sin Tierra; en cambio, Santo Tomás se alió con los barones
en la lucha contra Enrique III y fue uno de los designados para defender la
causa de los barones en 1264, en Amiens, ante San Luis de Francia. Después de
la derrota de Enrique III en Lewes, Tomás fue nombrado canciller del reino. Su
prudencia, su valor, su sentido de justicia y su absoluto desprecio del respeto
humano, así como su incorruptible honradez hacían de él un prototipo de
magistrado. Sin embargo, no ocupó mucho tiempo el cargo, ya que fue depuesto
cuando Simón de Montfort triunfó en Evesham. El santo, que tenía entonces unos
cuarenta y siete años, se retiró a París.
Algunos años más tarde retornó a Oxford.
Tal vez fue nombrado nuevamente canciller de la Universidad; lo que está fuera
de duda es que recibió el grado de doctor en teología en la iglesia de los dominicos.
En el discurso que pronunció con tal ocasión, Roberto Kilwardby, arzobispo
electo de Canterbuy declaró que el nuevo doctor había llevado una vida
irreprochable. Sin embargo el santo siguió demostrando que el pluralismo de
beneficios eclesiásticos no estaba reñido con las más grandes cualidades: en
efecto, además de ser archidiácono de Stafford y chantre de York, poseía cuatro
canonjías y siete u ocho beneficios parroquiales, particularmente en
Hereforshire. Administraba sus beneficios por medio de vicarios y solía
presentarse de improviso para estar seguro de que sus súbditos recibían los
cuidados corporales y espirituales que se les debían. En 1275, elegido obispo
de Hereford, recibió la consagración episcopal en la iglesia de Cristo, de
Canterbury. El santo comentó con desagrado el hecho de que los obispos de Gales
no hubiesen asistido a su consagración.
Debido a las guerras civiles y a la
pusilanimidad de sus dos predecesores la amplia y rica diócesis de Hereford se
hallaba en un estado lamentable cuando Santo Tomás fue elegido para gobernarla.
Enfrentándose con los señores temporales y espirituales de la región, que se
aferraban a sus derechos y posesiones, fue venciéndolos uno a uno. Excomulgó a
Corbet, barón de Gales; obligó a lord Clifford a hacer penitencia pública en la
catedral de Hereford; el obispo de Saint Asaph y el obispo de Menevia, que
habían tratado de impedir que consagrase la iglesia abacial de Dors,
experimentaron el peso de la mal de la mano aquel prelado feudal, que era a la
vez barón y obispo, "solícito y prudente en las cosas de este mundo y
todavía más solícito y prudente en las de Dios." El santo hubo de luchar
durante largo tiempo con Gilberto de Clare, conde Gloucester, quien insistía en
cazar en la posesión del obispo, en Malvern. Gilberto replicó a las amenazas
del prelado llamándole "cleriguillo" y amenazándole con golpearlo.
Naturalmente, el epíteto provocó la cólera de Sato Tomás, quien citó al conde
ante los jueces. El resultado del juicio puede verse todavía en el "Foso del
Conde". Ese foso es muy anterior a la época de Gilberto de Clare, pero fue
él mismo quien lo mandó reparar y cercar para marcar los límites de su
propiedad y evitar que sus venados se refugiasen en las tierras del obispo.
Entre los numerosos incidentes y rasgos de la vida y la persona de Santo Tomás
que se hallan consignados en el proceso de canonización, se cuenta que, cuando
visitaba su diócesis, preguntaba a todos los niños que encontraba en el camino
si estaban confirmados; si la respuesta era negativa, procedía a conferirles
inmediatamente el sacramento. Excomulgaba y reprendía a los pecadores públicos,
sobre todo a aquellos que ocupaban puestos de importancia y daban mal ejemplo a
sus subordinados. No permitía que se acumulasen beneficios eclesiásticos, sin
la dispensa requerida para ello; así, privó de sus beneficios al deán de San
Pablo y a los archidiáconos de Northampton y Salop.
Desgraciadamente, en los últimos años de
la vida de Santo Tomás estalló una disputa entre él y Juan Peckham, arzobispo
de Canterbury, debido a ciertas cuestiones de jurisdicción y a algunos
incidentes ocurridos en la diócesis de Hereford. En un sínodo que tuvo lugar en
Reading en 1279, Santo Tomás encabezó a los sufragáneos ofendidos. Roma les dio
la razón a su debido tiempo; pero Juan Peckham excomulgó a Santo Tomás. Algunos
obispos se negaron a publicar el decreto de excomunión, y Santo Tomás anunció
públicamente que iba a apelar ante el Papa Martín IV, a quien fue a ver a Roma.
Todavía se conservan ahí algunas cartas de los procuradores de Juan Peckham. A
pesar del alboroto que éstos causaron en la Ciudad Eterna, el Sumo Pontífice
acogió amablemente a Santo Tomás en Orvieto. Mientras se estudiaba el proceso,
el santo se retiró a Montefiascone, pero, ya para entonces, las fatigas y el
calor del viaje habían arruinado su salud y cayó gravemente enfermo. Se cuenta
que uno de sus capellanes, al comprender que la enfermedad era mortal, le dijo:
"Señor, ¿no quisierais confesaros?" Tomás se le quedó mirando y
replicó: "Estáis loco." El capellán repitió por dos veces la
proposición y recibió la misma respuesta. Lo que ignoraba el pobre capellán era
que el santo acostumbraba confesarse todos los días. Santo Tomás falleció el 25
de agosto de 1282 y fue sepultado en Orvieto. Sus reliquias fueron pronto
trasladadas a Hereford. La capilla catedralicia en la que fueron depositadas,
se convirtió en uno de los santuarios más famosos del occidente de Inglaterra
(Juan Peckham se negó a conceder el permiso de enterrar los restos hasta que vio
con sus propios ojos el certificado de absolución concedido por la
penitenciaría papal). Los milagros empezaron a multiplicarse: en las actas de
canonización se enumeran nada menos que cuatrocientos veintinueve. La causa se
introdujo a instancias del rey Eduardo I y llegó a su término en 1320. El
Martirologio Romano menciona a Santo Tomás el día del aniversario de su muerte,
pero los canónigos regulares de Letrán y las diócesis de Birmingham, Shrewsbury
y otras celebran su fiesta el 3 de octubre. Las diócesis de Cardiff y Salford
la celebran el 5 de octubre, y la de Westminster el 22 del mismo mes.
Los bolandistas, que pudieron servirse de
los documentos del proceso de canonización, presentan un relato muy completo
sobre Santo Tomás en Acta Sanctorum, vol. 1, octubre. La obra de Strange, Lile
and Gests of St. Thomas of Cantelupe (1674), se basa únicamente en los
materiales que proporcionan las crónicas de Capgrave y Surio; la Quarterly
Series publicó, en 1879, una reimpresión de la obra del P. Strange, que es ya
muy anticuada. Actualmente disponemos de una inmensa cantidad de nuevos
materiales, gracias a la publicación de las actas episcopales de Cantelupe
llevada a cabo por la Canterbury Society y la York Society, así como a la
publicación de "Bishop Swinfield's Household Expenses" (Camden
Society), de la correspondencia de Juan Peckham (Rolls Series), etc. Por otra
parte, se encuentran bastantes referencias a Santo Tomás en casi todas las
crónicas de la época. El artículo de Tout, en DNB, vol. VIII, pp. 448-452, es
muy completo y de un tono acertadísimo. Desgraciadamente no podemos decir otro
tanto del bien documentado artículo de A. T. Bannister, The Cathedral Church of
Hereford (1924). Acerca de las reliquias del santo, véase el artículo de E.
Horne en Clergy Review, vol. XXVIII (1947), pp. 99-104. Cf. D. L. Dowie,
Archbishop Pecham (1952).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso
cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que
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adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio
(El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=3031
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