martes, 1 de agosto de 2017

Lucha por ser legendario, no para ser popular.(Meditación)


Lucha por ser legendario, no para ser popular.

piernas de joven caminando hacia puente

Buscar convertirse en legendario no es arrogancia, es dejar atrás un legado, un mundo mejor

Hace un tiempo, me lamentaba a mí mismo que todavía no había tenido mi "gran momento" como autor u orador (lo sé, es un poco ridículo admitirlo).
Mi primer libro publicado tradicionalmente fue lanzado hace casi un año, con un chapoteo grande al inicio y luego siguieron las aguas tranquilas y calmadas.
Aquí estoy, en medio del invierno, y me he preguntado por qué hay tantos otros libros que llegan a la cima de la lista de "mejores vendidos" de inmediato. ¿Qué hice mal?
Antes de ir más lejos, permítanme divagar un momento y compartir con ustedes que yo leo muchos libros. Reviso probablemente seis libros por mes, lo que ya es algo, teniendo en cuenta que tengo dos niños pequeños menores de seis años y los dos tienen necesidades especiales.
La mayoría de los libros son muy edificantes, sobre todo cuando llegan de las editoriales católicas. Pero, en ocasiones, leo un libro y una vez que lo he leído por completo, me rasco la cabeza en desconcierto. ¿Cómo llegó a ser un mejor vendido?
Me doy cuenta de que las artes son subjetivas en términos de lo que vende y lo que no, o lo que es popular y lo que no. Lo que es un poco desalentador para mí es que tantos libros populares o películas o canciones son realmente amplificadas hasta formas de entretenimiento vacío.
¿Qué pasó con las artes clásicas? ¿Qué pasó con la filosofía y los compositores renacentistas? ¿Qué hay de la ópera y el ballet? Tantos aspectos de las artes hoy en día se componen de glamour, brillo, riqueza y popularidad. Ya no se trata de belleza auténtica.
Pero entonces recordé ese viejo cliché que se mostraba en el salón de clases de mi sexto grado:
"Lo correcto no siempre es popular, y lo que es popular no siempre es correcto".
Por supuesto, la subjetividad del arte no puede necesariamente ser considerada "correcta" o "incorrecta", a menos que sea una expresión flagrante de blasfemia o vulgaridad.
Estoy descubriendo que la popularidad de ciertos libros o autores o artistas de música o celebridades no es necesariamente debido a su extraordinario talento (aunque parte de ello lo es). Se trata más de lo que la población quiere, y, lamentablemente, es a menudo para alimentar sus pasiones.
Me gustaría que nuestra cultura dejara atrás el "pan y circo" y volviera a las artes clásicas. ¿Y si aquellos de nosotros que creamos lo hicieron con el único propósito de glorificar a Dios en Su maravilla, en lugar de vender decenas de miles de copias y ganar mucho dinero en el proceso?
Soy una de esas personas que quieren unirse a la diversión de la publicidad constante y tal vez tener mi propio programa de radio. Pero quizás ese no es el sueño de Dios para los regalos que Él me ha dado.
Tal vez, para todos nosotros, nuestros talentos deben comenzar con humildad y un profundo anhelo de compartir con el mundo el don de la belleza, para que aquellos que encuentran nuestro trabajo se eleven a las alturas del Cielo.
Hace unas noches, estaba orando por este dilema interior, porque hoy me siento como un fracaso como escritor. Sin nuevos libros en el horizonte para su publicación, parece que tal vez acabaré mal, otra vez. Entonces el Señor le habló a mi corazón:
"Busca ser legendario, no popular".
Pensé en eso por un momento y consideré a la miríada de poetas, pintores y compositores que eran considerados "perdedores" en sus días, pero que desde entonces han llegado a ser legendarios en el regalo que dejaron al mundo.
Buscar convertirse en legendario no es una forma de arrogancia pomposa, como si ese es el objetivo final de nuestras vidas.
Una leyenda es alguien que deja atrás un legado, algo de valor que permanece mucho tiempo después de que él/ella haya pasado a la eternidad.
Para algunos, eso significa trabajo de misión. Para otros, es la fundación de una escuela. Y hay otros para los que significa criar una familia santa. Y para los artistas, significa dejar nuestro trabajo en las manos de Dios y permitirle que haga lo que le plazca.
La popularidad se eleva con las mareas de modas, pero se desvanece con la misma rapidez. Ser popular a menudo significa que sucumbimos a las artimañas del mundo de alguna forma, lo que significa que a menudo sacrificamos lo que es correcto por el bien de ser conocido o valorado a los ojos de la sociedad secular.
Por el contrario, buscar convertirse en leyenda lleva tiempo. Significa que nuestro trabajo es silencioso, pero deliberadamente, ofrecido a Dios diariamente.
Gran parte de nuestro trabajo está oculto, resultado de un intenso sufrimiento y pruebas interiores.
Pero lo que dejamos atrás es la marca indeleble de aquel que verdaderamente quería devolver el don de su vida a su Hacedor, tal como le fue dado un regalo para compartir con el mundo.
Únanse a mí este año para descubrir las formas en que Dios nos está llamando para construir nuestros legados y dejar atrás los caminos del mundo.
Adaptación y traducción al español por María Vanegas, para PildorasdeFe.net, del artículo publicado en: Integrated Catholic Life, autor: Jeannie Ewing

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