viernes, 18 de agosto de 2017

Santos del día 19 de agosto

Santos del día 19 de agosto
Quartodecimo Kalendas septembris
San Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto, en Colombia, de la Orden de Agustinos Recoletos, que dedicó toda su vida a anunciar el Evangelio, tanto en las Islas Filipinas como en América del Sur, y falleció en Monteagudo, lugar de Navarra, en España.
   San Juan Eudes, presbítero y fundador (1 coms.) - Memoria litúrgica   
San Juan Eudes, presbítero, que durante muchos años se dedicó a la predicación en las parroquias y después fundó la Congregación de Jesús y María, para la formación de los sacerdotes en los seminarios, y otra de religiosas de Nuestra Señora de la Caridad, para fortalecer en la vida cristiana a las mujeres arrepentidas. Fomentó de una manera especial la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, hasta que en Caen, de la región de Normandía, en Francia, descansó piadosamente en el Señor.
En el lugar denominado «Fabrateria Vetus», cerca de Ceccano, en el Lacio, san Magno, mártir.
En Tarragona, en Hispania, san Magín, mártir.
En Gaza, en Palestina, san Timoteo, mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano y el prefecto Urbano, tras superar victoriosamente muchos tormentos, fue quemado a fuego lento.
En Cilicia, san Andrés, tribuno, y compañeros soldados, que, según la tradición, obtenida con la ayuda divina una victoria sobre los persas, se convirtieron a la fe de Cristo y, acusados por este crimen, en tiempo del emperador Maximiliano recibieron una muerte cruel en los desfiladeros del monte Tauro, a manos del ejército del prefecto Seleuco.
En Roma, en la vía Tiburtina, junto a San Lorenzo, sepultura de san Sixto III, papa, que restableció la concordia entre el Patriarcado de Antioquía y el de Alejandría, y en la Urbe erigió para el pueblo de Dios la basílica de Santa María la Mayor, en el monte Esquilino.
En la localidad de Sisteron, en Francia, san Donato, presbítero, de quien se dice que llevó vida de anacoreta durante muchos años.
En el monasterio de Bobbio, en la Liguria, san Bertulfo, abad, sucesor de san Atalo en el gobierno de este cenobio.
En Nüremberg, en la Franconia, san Sebaldo, eremita.
En Calabria, san Bartolomé de Simeri, presbítero y abad, que, después de haber llevado vida eremítica, fundó el monasterio de los Griegos.
En el cenobio de Igny, en Francia, beato Guerrico, abad, el cual, verdadero discípulo de san Bernardo, al no poder dar ejemplo en el trabajo a sus hermanos por la fragilidad de su cuerpo, los confortaba en la humildad y caridad con reiteradas exhortaciones espirituales.
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, beato León II, abad.
En Brignoles, en la Provenza, muerte de san Luis, obispo, el cual, sobrino del rey san Luis, prefirió la pobreza evangélica a las alabanzas y honores del mundo y, aún joven en años pero maduro en virtud, fue elevado a la sede de Tolosa, mas debido a su delicada salud, descansó prontamente en la paz del Señor.
En Piacenza, en la Emilia, beato Jordán de Pisa, presbítero de la Orden de Predicadores, que en lenguaje popular expuso al pueblo la más alta doctrina con la máxima sencillez.
En Acquapagana, en el Piceno, beato Ángel, eremita de la Orden de los Camaldulenses.
En Hagi, Japón, beato Damián, catequista ciego, que muere decapitado, de rodillas y orando, por defender y propagar la fe.
En Nagasaki, en Japón, beatos mártires Luis Flores, presbítero de la Orden de Predicadores, Pedro de Zúñiga, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, y trece compañeros, marineros japoneses, que, desembarcados en el puerto y detenidos de inmediato por su fe cristiana, tras variadas torturas sufrieron todos un único martirio. Son sus nombres: Beatos Joaquín Hirayama, León Sukeyemon, Miguel Diaz, Antonio Yamada, Marcos Takenoshima Shinyemon, Tomás Koyanagi, Jacobo Matsuo Denshi, Lorenzo Rokuyemon, Pablo Sankichi, Juan Yago, Juan Nagata Mataktichi y Bartolomé Mohioye.
En Dorchester, en Inglaterra, beato Hugo Green, presbítero y mártir, que, ordenado en Duoai, ejerció el ministerio en su patria a lo largo de treinta años, hasta que, durante el reinando de Carlos I, al ser despedazado cruelmente, mereció ser asociado a la pasión de Cristo.
En la localidad llamada Llosa de Ranes, en la provincia de Valencia, en España, beato Francisco Ibáñez Ibáñez, presbítero y mártir, que, en el furor de la persecución contra la fe, terminó su vida en adhesión a Cristo hasta la muerte.
En la ciudad de Gandía, también en región valenciana, beato Tomás Sitjar Fortiá, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que en la misma persecución derramó su sangre por Cristo.
En la localidad llamada El Saler, igualmente en la región de Valencia, beatas Elvira de la Natividad de Nuestra Señora Torrentallé Paraire y compañeras, vírgenes del Instituto de Hermanas Carmelitas de la Caridad y mártires, que en la prueba de la fe en Cristo Esposo, obtuvieron el premio de la vida eterna. Sus nombres son: María de Nuestra Señora de la Providencia Calaf Miracle, Francisca de Santa Teresa de Amezua Ibaibarriaga, María de los Abandonados del Santísimo Sacramento Giner Lister, Teresa de la Madre del Divino Pastor Chambó Palés, Agueda de Nuestra Señora de las Virtudes Hernández Amorós, María de los Dolores de San Francisco Javier Vidal Cervera, María de las Nieves de la Santísima Trinidad Crespo López y Rosa de Nuestra Señora del Buen Consejo Pedret Rull.
En Horta, Barcelona, beato Benigne de Canet de Mar (Miquel Sagré Fornaguera), presbítero, capuchino mártir en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
En Lleida, beato Tarsici de Miralcamp (Josep Vilalta Saumell), presbítero, capuchino mártir en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario