Santa Ricarda, reina
fecha: 18 de septiembre
n.: c. 840 - †: c. 895 - país: Francia
otras formas del nombre: Ricardis, Richardis
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 840 - †: c. 895 - país: Francia
otras formas del nombre: Ricardis, Richardis
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Andlau, de la Baja Lotaringia,
santa Ricarda, la cual, siendo reina, despreció el poder terreno para servir a
Dios en el monasterio fundado por ella misma.

Al cumplir los veintidós años, la joven
Ricarda, hija del conde de Alsacia, fue dada en matrimonio a Carlos el Gordo,
hijo del rey Luis el Germano. Diecinueve años después, en 881, los esposos se
trasladaron a Roma para que el papa Juan VIII los coronase como emperador y
emperatriz del Sacro Romano Imperio. Hasta entonces, la pareja había vivido en
armonía, pero unos pocos años más tarde, el emperador Carlos, ya fuese por
fundadas sospechas o por realizar algún propósito inconfesado, acusó a su
esposa de infidelidad y señaló, como cómplice del adulterio a su canciller,
Liutwardo, que era obispo de Vercelli y un hombre grandemente estimado, tanto
por sus habilidades como por sus virtudes. Los supuestos culpables, Ricarda y
Liutwardo, comparecieron ante la asamblea de la corte imperial para desmentir
solemnemente las acusaciones; el obispo quedó exonerado por un juramento, y
Ricarda apeló al juicio de Dios y pidió someterse a la prueba del fuego o, en
su defecto, a la prueba de la batalla. La prueba del fuego fue aceptada, y la
emperatriz, descalza y vestida con una túnica de material ligero, fácilmente
inflamable, caminó sobre un lecho de brasas sin recibir daño alguno.
A pesar de todo, Liutwardo fue despojado
de su puesto de canciller y, como no se consideraba conveniente que Ricarda y
su esposo continuasen su vida en común después de la pública exhibición de sus
desavenencias conyugales, se la autorizó a separarse de Carlos el Gordo.
Durante algún tiempo, se refugió en el convento de monjas de Hohenburg y, de
ahí, pasó a la abadía de Andlau, que ella misma había fundado. Ahí vivió en paz
hasta su muerte, ocurrida más o menos hacia el año de 895. Durante su existencia
en el convento, participó en las actividades y ejercicios de piedad de las
monjas, intercedió en favor suyo ante la Santa Sede, se preocupó siempre por
los pobres, y escribió versos. En el año de 1049, cuando el Papa León IX se
detuvo en Andlau en su viaje a Mainz para asistir a un concilio, mandó que los
restos de Ricarda fueran exhumados y colocados en un santuario para exponerlos
a la veneración de los fieles. El culto se ha mantenido, y hasta hoy se celebra
la fiesta de santa Ricarda en la diócesis de Estrasburgo.
No hay ninguna biografía propiamente dicha
sobre santa Ricarda, pero las lecciones del breviario, panegíricos y homilías
reunidos en Acta Sanctorum, sept. vol. V, proporcionan buenos datos. Véase
también el Allgemeine Deutsche Biographie, vol. XXVIII, pp. 420 y ss. y la
Sainte Richarde de M. Corbet (1948).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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