domingo, 3 de enero de 2021

Domingo 2º de Navidad B (03.01.2021: Juan 1,1-18. Una persona, como todas, se hizo palabra y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 6º: 03.01.2021.

 

El 21 del XXI

Va a ser, sin lugar a dudas, el único año de este siglo. Y así pasará a la historia. No deseo considerarme profeta de nada con esto que acabo de escribir. Sólo estoy diciendo que no habrá ningún año 21 en todo el siglo XXI. Cosas del lenguaje, tal vez. 

Pero este año tan singular llega nada más acabarse el año que sí pasará a la historia, aunque habrá infinidad de personas en todo lo ancho y largo del mundo que desearíamos que no hubiera existido. Pues hemos de saber todos que la historia guardará en su archivo este 2020 y será muy citado y consultado... Los humanos somos así. Para bien o para menos bien. Somos así y nos conocemos muy bien.

Bienvenido 2021. Me leas o no me leas, querido año nuevo, harás lo que te plazca. Y me parece correcto. No seré yo quien se meta en tu piel de trescientos sesenta y cinco días y con tus casi seis horas más. Sólo quiero comentarte mi sueño dulce y azul:

Deseo que me traigas salud. No te pediré suerte, ni una pizca. El año pasado pedí estas cosas a tu compañero de historia y de archivos. Y casi ni me hizo caso en nada. Tu amigo no repartió salud a manos llenas. Y lo escribo yo que no me quejaré de esta salud. Respiro, escribo y vivo. Tu amigo de archivo, querido año, no repartió salud porque sin saberlo aún repartió dolor y muerte por todos los rincones del mundo. Te lo repito, él repartió dolor y muerte. Las dos realidades más deshumanizadoras que podemos vivir los humanos. Dolor y muerte. ¿Por qué no te atreves a repartir a manos derrochadoras saludables remedios contra el dolor y la muerte?

A tu querido compañero de archivo le pedí una pizca de suerte y no ha habido manera de verla por ningún sitio. La suerte brilló por su ausencia. Creo que se la comió la pandemia, que aún sigue obsesionada en esta tarea devoradora.

Voy acabando esta misiva, querido (¡o querida?) 2021. Te lo repito y recuerdo. Te pido salud. Aire para respirar. Aire sano, para todos, siempre, gratis. De todo lo demás nos iremos encargando cada uno, porque ya hemos aprendido que nos necesitamos, que debemos hablarnos hasta entendernos, que estamos dispuestos a compartirlo todo porque todo es de todos. Los latinos dirían: pan, pan, pan, pan... Me lo ha enseñado la 'pandemia' pasada o por pasar... Pan es todo.

Te cuento esto último, amigo 2021, porque la escritura de los comentarios que puedes leerte ahora me han descubierto que tú y yo, y el otro, y los otros, en femenino y masculino, somos 'palabra'.

Soy palabra 

Eres palabra

Es palabra

Somos palabras

Sois palabras 

Son palabras

PALABRAS, no 'bla, bla, bla, bla.

Recuerda, mi querido año 2021, si nos quieres mucho y bien, regálanos Salud y Aire, que cada uno de nosotros se encargará de ser 'PALABRA'.

 

A continuación, los comentarios del relato de Juan y la página de los Cinco Minutos.


 

Domingo 2º de Navidad B (03.01.2021: Juan 1,1-18.

Una persona, como todas, se hizo palabra. Sí, lo creo y escribo CONTIGO,

 

Hemos llegado al primer domingo del nuevo año 2021. Estamos en el año después. En el año 21, del siglo 21. Ojalá lo podamos decir con el pleno sentido con el que se puede leer en alguna de las páginas de la  Biblia. ‘El tiempo después’ suele ser en los relatos bíblicos ‘buen tiempo’, ocasión de ver cumplidas las esperanzas, oportunidad de caminos nuevos y buenos, olvido del mal que fue, superación de la pandemia que ya pasó.

 

Para este domingo del Ciclo B dedicado al Evangelio de Mc-Mg me hubiera gustado que se proclamara alguno de sus relatos sobre la presencia de Jesús de Nazaret por los aires de su tierra. Pero ya se ha visto la cita: Juan 1,1-18. Se nos propone, nunca sabré por qué motivo, que el pueblo de las celebraciones acoja la primera unidad narrativa y teológica del cuarto Evangelio, escrito en los años finales del siglo primero. Más de sesenta años después de la muerte del galileo Jesús.

 

Este texto inicial del Evangelio se suele llamar ‘Prólogo’. Está bien. Pudiera llamarse Pórtico. Está bien también. Es lo primero que leemos en este Evangelio. Nunca se habla explícitamente de Jesús de Nazaret, pero todo lector sabe que se está hablando de él. Explícitamente se cita a Juan el Bautista como el testigo de la Luz. Enseguida se comprenderá dentro de este Evangelio qué es esto de ser testigo de la Luz y qué es esto de ser la Luz.

 

Dicen muchos especialistas que este Prólogo lo escribió su autor cuando ya se encontraba escrito el relato Jesús de Nazaret, que empezaría con la escena de Juan cuando bautizaba para perdonar pecados a orillas del río Jordán en las cercanías de Jericó.

 

El comienzo de este Prólogo evoca o se inspira en el comienzo de todo comienzo que es el libro del Génesis. En este comienzo se presenta al Dios en quien cree Israel como el Dios que crea por medio de su Palabra (Génesis 1), no como ese otro Dios que crea con sus manos (Génesis 2). De igual manera, este Jesús de Nazaret del cuarto Evangelio se presenta como un hijo y un dios que es la Palabra creadora.

 

Con tan solo una pincelada consigue sintetizar el autor la identidad y la misión de su protagonista: “La Palabra contenía la Vida. Esta Vida era la Luz de los hombres que brillaba en la tiniebla, pero la tiniebla no la  comprendió” (1,4-5). De mano de la ignorancia vino la muerte.

 

Esta palabra fue un hombre entre los hombres. Una persona que, como todas, se hizo palabra.

 

Este hombre, lo sabremos en la siguiente página de este cuarto Evangelio, era y lo seguirá siendo Jesús de Nazaret. Y con él también serán Palabra ellas y ellos, tú y yo y el otro, todas las personas. Toda la humanidad es Palabra con la que se escribe el único libro de la Vida, de toda la Vida. Me atrevo a escribirlo en este lenguaje tan simbólico como real, porque así es también el lenguaje de este Prólogo y de todo este cuarto Evangelio llamado de Juan. Un Juan anónimo que no fue uno de aquellos primeros seguidores de Jesús llamados ‘Los DOCE’. Fuera quién fuese, este Juan nos invita a compartir, como él lo hace, la fe en Jesús. Carmelo Bueno Heras.

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

Domingo 6º: 03.01.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

BOCADILLO DE... “Bocata determinado”

                El título está pensado para suscitar "el hambre por la palabra". Por eso, es conveniente leer estas líneas hacia el final de la mañana o al atardecer, cuando más sentimos el "come-come" del vacío gastronómico. Todos los lectores de la Biblia habrán oído hablar, en más de una ocasión, de los géneros literarios. Toda persona, consciente o inconscientemente, cuando se expresa vierte su pensamiento en "moldes, estructuras, formas...". Así, expone sus ideas en un refrán, elabora un diálogo entre personas imaginarias o concretas, cuenta un relato, recita unos versos. De estas pequeñas formas de expresarse nacerán otras más complicadas: una novela, una obra de teatro, una biografía, un artículo de prensa, una revista, una película, un libro. En estos momentos de "gusa gastronómico-bíblica", hablamos de una curiosa manera de expresarse que existe en los libros de la Biblia: la palindromía, que otros llaman estructura circular y que entre nosotros y para entendernos popularmente podríamos llamar "bocadillo" (pan + queso + pan). Todo ello forma una unidad en la que pueden distinguirse perfectamente los tres (o más, si el bocadillo posee varias capas) componentes. Cada integrante del bocata tiene su identidad y, a la vez, el bocata entero tiene la suya propia, que viene a ser como la integración de todos los peculiares sabores.

Según lo dicho, es fácil entender que existen "bocatas bíblicos" de tres elementos, de cinco, de siete... Entonces, para comprender el mensaje de un texto bíblico con estructura de palindromía habrá que, primero, prestar atención a cada uno de sus componentes (o pequeñas unidades literarias) y, luego, considerar el conjunto, la unidad total. Este es, pues, el modo de acercarse al texto bíblico (proceso exegético) para dejarnos iluminar por su mensaje y testimonio.

                Sugiero un ejemplo para que el lector comience a practicar y degustar las excelencias del alimento bíblico. Empezamos por un bocata (o palindromía) de siete elementos: el encuentro entre los dirigentes judíos, Jesús y Pilato, según está contado en Juan 18,28-19,16. En primer lugar, se debe leer el texto entero. Luego, subrayar en el texto los verbos "salir-entrar", que marcan cada una de las unidades (o componentes) del bocadillo. Tercero, leer y comprender el mensaje de cada unidad. Cuarto, detenerse en la unidad central, aquella que determina el "contenido" del bocadillo. Quinto, relacionar las unidades correlativas: la primera con la séptima, la segunda con la sexta y la tercera con la quinta. El sexto paso del método consiste en dialogar con todo el texto, es decir, preguntarle para que él nos responda y así aclarar todas las extrañezas del mismo. En estos momentos tenemos ya todas las claves para responder a la pregunta: ¿qué mensaje central pretendió ofrecernos el autor del texto? El séptimo y último paso será la meditación y saboreo del texto, la aplicación a nuestra vida personal, comunitaria, eclesial, social.

                Espero que el lector de este texto de Juan haya identificado ya las siete unidades y haya descubierto las correlaciones antes indicadas. Espero que la unidad central del bocadillo la haya situado en Juan 19,1-3, donde Jesús es declarado y confesado como rey. Espero también que se haya comprendido que el mensaje central del texto se precisa al responder las preguntas: ¿Qué tipo de rey? ¿De quién es rey? ¿Por qué es rey? ¿Quién es el pueblo de este rey? ¿Qué tienen en común las realezas y la realeza de Jesús? ¿Qué origen, vida y final tiene este rey? ¿Por qué? ¿Por quiénes? Por fin, dos sugerencias. Una, si el ejercicio te ha resultado iluminador, propónselo a otras personas y poned en común los resultados de la investigación. Entonces se comenzará a entender cómo Dios en su palabra nos habla también hoy. Dos, acércate al texto de otro evangelista y "busca, identifica y comenta" otras palindromías o bocadillos, hasta que la "gusa bíblica se calme". Suerte y buen apetito. CBH, Educar hoy 49 (septiembre-octubre.1995). 

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