lunes, 25 de mayo de 2015

Magdalena Sofía Barat, Santa - Mario Vergara e Isidoro Ngei Ko Lat, Beatos - Dionisio Ssebuggwawo, Santo - Dioniiso de Milán, Santo 25052015

Magdalena Sofía Barat, Santa
Magdalena Sofía Barat, Santa
Fundadora, 25 de mayo


Fuente: ACIprensa.com



Fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús

Martirologio Romano: En París, en Francia, santa Magdalena Sofía Barat, virgen, que fundó la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús y trabajó con gran entrega por la formación cristiana de las jóvenes. ( 1865)

Fecha de canonización: 24 mayo de 1925 por el Papa Pío XI.

Breve Biografía

Santa Magdalena nació el 12 de diciembre de 1779, en Joigny de Borgoña y fue fundadora de la Congregación del Sagrado Corazón. Desde niña tuvo pasión por aprender, por ello, se entregó al estudio del latín, el griego, la historia, la física y las matemáticas. También se formó intensamente en el dominio de sus emociones y la voluntad.

La Santa fue llamada por el Padre Varín, de la Compañía de Jesús, para que le ayude con su plan de reestablecer la educación en las escuelas católicas, las cuales habían sido suprimidas a causa de la Revolución Francesa. El Padre Varín, le expuso también a la Santa, el proyecto de fundar una congregación de educadoras, inspirada por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Santa Magdalena aceptó humildemente ayudar en tal misión, llena de desconfianza en sus fuerzas; "Lo acepté todo, sin comprender ni prever nada", dijo.

El 21 de noviembre de 1800, la Santa partió a Amiens para enseñar en una escuela que fue el primer convento de la congregación. A los 23 años, siendo la más joven de su comunidad, fue nombrada para gobernar la congregación. Fundó 105 casas; muchas de ellas en Francia, Roma, Inglaterra, Austria y Suiza.

Llena de amor por la juventud, la Santa trataba de fundar en cada sitio posible, una escuela para niñas pobres y un pensionado de paga.Como no podía visitar tantas fundaciones, se mantenía en contacto a través de la innumerable cantidad de cartas que escribía. Se encargaba también de la administración de la casa madre y de atender las visitas que llegaban para pedirle consejo. En una de sus cartas escribió: " El trabajo excesivo es un peligro para las almas imperfectas; pero las perfectas obtienen, por ese medio, una rica cosecha".

En diciembre de 1826, el Papa León XII aprobó oficialmente la Sociedad del Sagrado Corazón. En 1864, a los 85 años de edad, la Santa pide al congreso general que se le permitiera renunciar a su cargo, pero la asamblea no permitió más que se nombrase una vicaria que le ayudase en el trabajo. El 21 de mayo de 1865, la Santa sufre de un ataque que la deja paralítica y cuatro días más tarde, en la fiesta de Asunción, muere.

Fue canonizada el 24 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI.

Mario Vergara e Isidoro Ngei Ko Lat, Beatos
Mártires, 25 de mayo


Por: . | Fuente: fides.org



Mártires

Martirologio Romano: En Shadaw (Birmania, hoy Myanmar), beatos Mario Vergara, sacerdote profeso del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, e Isidoro Ngei Ko Lat, laico y catequista, asesinados por odio a la fe ( 1950).
Fecha de beatificación: 24 de mayo de 2014, durante el pontificado de S.S. Francisco.
Breve Biografía

El padre Mario Vergara nació en Frattamaggiore (Nápoles, Italia) en 1910, fue ordenado sacerdote el 26 de agosto de 1934, inmediatamente después partió para Birmania, donde trabajó entre la gente de la etnia karen (Carianos) de la tribu de Soku, una de las más pobres y más primitivas.
Con la ayuda de los catequistas formados por él y ante un sinnúmero de dificultades, se dedicó incansablemente a la formación humana y cristiana, administrando los sacramentos, cuidando a los huérfanos y a los enfermos.
Con la Segunda Guerra Mundial, en 1941, fue internado junto con todos los misioneros italianos en los campos de concentración de la India, donde permaneció cuatro años. Después de un período pasado en Italia para sanarse y recuperar su fuerza, regresó a Birmania, y se ofreció para una nueva misión entre los carianos rojos, al este de Loikaw, cerca del río Salween. Incluso en este entorno difícil, no se reserva.
Después de la independencia de Inglaterra (1948), estallan los disturbios y la guerra civil entre el gobierno y los rebeldes Carianos. El padre Vergara toma la defensa de los oprimidos, atrayendo sobre sí el odio de los rebeldes que operan en esa zona. El 24 de mayo de 1950 el padre Vergara, junto con el catequista Isidoro, se dirigí al jefe del distrito Tire para pedir la liberación de otro catequista que había sido detenido. Pero en lugar de este se encuentra ante el líder rebelde Richmond, que después de un interrogatorio duro, ordena el arresto. Ambos fueron asesinados en las orillas del río Salween, probablemente a primera hora del 25 de mayo. Sus cuerpos, dentro de unos sacos, fueron arrojados al río.
No hay mucha información sobre la vida del catequista Isidoro Ngei Ko Lat, que es el primer fiel birmano en ser beatificado. Fue bautizado el 7 de septiembre de 1918; Isidoro pertenecía a una familia de agricultores, que se convirtieron al catolicismo. Desde niño frecuentaba a los misioneros y a menudo viajaba con ellos. Entró en el seminario menor de Toungoo, demostrando su celo y dedicación, pero a causa de su mala salud tuvo que volver con su familia. Decidido a comprometerse de todos modos por el Señor, no se casó y abrió una escuela privada gratuita en su pueblo, donde también daba clases de catecismo. En 1948 encontró al p.Vergara, quien lo invitó a realizar el servicio de catequista en Shadaw. Isidoro estará junto al misionero hasta el martirio.


Dionisio Ssebuggwawo, Santo
Dionisio Ssebuggwawo, Santo
Mártir Laico, 25 de mayo


Por: Gianpiero Pettiti | Fuente: santiebeati.it



Mártir Laico

Martirologio Romano: En el lugar de Munyonyo, en Uganda, san Dionisio Ssebuggwawo, mártir, el cual, a los dieciséis años de edad, al reconocer ante el rey Mwanga que había enseñado los rudimentos de la fe cristiana a dos personas de su corte, fue traspasado con una lanza por el mismo soberano. ( 1886)

Fecha de canonización: 18 de octubre de 1964 por Pablo VI.
Causó un gran revuelo en el año 1920 la beatificación realizada por el Papa Benedicto XV de veintidós mártires ugandeses, tal vez porque en aquellos días la gloria de los altares estaba vinculada a ciertos parámetros raciales, de cultura y de idiomas, (afortunadamente esto ha disminuido con el pasar de los años). De hecho, estos fueron los primeros africanos subsaharianos (por llamarlo de algún modo, nativos del “África Negra”) en ser reconocidos como mártires, y como tales ser venerados por la Iglesia Católica.

Su vida terrena la pasaron bajo el reinado de Mwanga, un joven rey que, habiendo asistido a la escuela de los misioneros (los “Padres Blancos” del Cardenal Lavigerie), no aprendió ni a leer ni a escribir porque era “obstinado, indisciplinado e incapaz de concentrarse”. Actitudes que podrían sembrar alguna duda sobre sus facultades mentales, además de los comerciantes blancos venidos del norte aprendió lo peor: habituarse a fumar hachís, beber alcohol en grandes cantidades y disfrutar de prácticas homosexuales. Para esto último construye un harén bien surtido compuesto por pajes, funcionarios e hijos de los nobles de su corte.

Respaldado al inicio de su reinado por los cristianos (católicos y anglicanos) que se unen a él para hacer frente común contra la tiranía del rey musulmán Kalema, el rey Mwanga pronto ve en el cristianismo la mayor amenaza contra las tradiciones tribales y, principalmente, un obstáculo para su libertinaje. Quienes apoyan su enfrentamiento contra el cristianismo son, primordialmente, los hechiceros y fetichistas que ven comprometidos su poder tradicional, y así, en 1885, comenzó una feroz persecución, la primera víctima es Hannington, obispo anglicano, pero la lista incluye al menos 200 jóvenes asesinados por su fe.

El 15 de noviembre de 1885 Mwanga hace decapitar al maestro de los pajes y prefecto de la sala real. ¿Su delito?, ser católico y además catequista, haber reprendido al monarca por el asesinato del obispo anglicano y haber defendido en repetidas ocasiones a los pajes de los “avances” sexuales del rey. José Mkasa Balikuddenbe pertenecía al clan Kayozi y tenía apenas 25 años.

El sustituto en el prestigioso cargo es Carlo Lwanga, del clan Ngabi, que se convierte en el centro de la mórbida atención del rey. Pero Lwanga tiene un “defecto”, es católico, y además en un período en que los misioneros están prohibidos asume el papel de “líder” y sustenta la fe de los nuevos conversos.

El 25 de mayo de 1886 fue condenado a muerte junto a un grupo de cristianos y cuatro catecúmenos a quienes Lwanga logra bautizar secretamente por la noche, el más joven es Kizito, del clan Mmamba, tiene apenas 14 años. El 26 de mayo son asesinados Andrés Kaggwa, (jefe de los músicos y pariente del rey, quien había demostrado ser especialmente generoso y valiente durante una epidemia), y Dionisio Ssebuggwawo.

Dionisio había nacido en 1870 en el poblado de Bulemezi, en el clan Musu, y desde muy Joven estaba al servicio del rey Mutesa como paje, pasando luego al de su hijo y sucesor Mwanga. Éste le confió la supervisión de sus habitaciones personales. Cuando conoció el cristianismo, se adhirió a esta religión, hizo el catecumenado y se bautizó el 17 de noviembre de 1885. Era desde entonces un cristiano consciente y fervoroso. Por ello, incluso dada la prohibición de propagar el cristianismo, él catequizaba al hijo del primer ministro, el joven Mwafu. Enterado el rey, se encolerizó y le pidió cuentas de su conducta. Dionisio reconoció que estaba en efecto transmitiendo a aquel joven la doctrina cristiana y el rey, sin pensarlo dos veces, tomó una lanza y se la clavó en la garganta. Seguidamente mandó que lo sacaran fuera y lo remataran, como así se hizo degollándolo con un cuchillo de degollar cabras. Era el 25 de mayo de 1886.(1)

Para el resto de los detenidos se ordena que sean trasladados desde Munyonyo, donde estaba el palacio real y donde se dictaron las sentencias, a Namugongo, lugar donde se efectuarán las ejecuciones, un “vía crucis” de 27 millas, (44.6 kilómetros), recorridos en 8 días, junto a presiones de familiares para que adjuraran de su fe y la violencia de los soldados. Uno muere en el camino: Ponciano Ngondwe, del clan Nnyonyi Nnyange, es atravesado por una lanza, era el paje real, había sido bautizado en el apogeo de la persecución y por ello fue inmediatamente aprendido; Atanasio Bazzekuketta, del clan Nikima, es martirizado el 27 de mayo.

Unas horas más tarde cae atravesado por las lanzas de los soldados, el siervo del rey Gonzaga Gonga, del clan Mpologoma, y poco después es asesinado Mateo Mulumga, del clan Lugane, quien tenía el rango de “juez”, tenía ya más de cincuenta años de edad pero apenas tres de haberse convertido al catolicismo.

El 31 de mayo Noé Mawaggali es clavado con lanzas a un árbol y luego fue ahorcado, era un alto siervo del rey y pertenecía al clan Ngabi.

El 3 de junio, sobre la colina de Namugongo, son quemados vivos 31 cristianos, (entre ellos algunos anglicanos). Allí están los doce católicos a cargo de Carlo Lwanga, quien le habría prometido al joven Kizito “voy a tomarte de la mano, si hemos de morir por Jesús, lo haremos juntos, mano a mano”. En ese grupo también estaban: 
• Lucas Baanabakintu, Musoke Gyaviira y Tuzinde Mbaga, todos del clan Mmamba;
• Santiago Buuzabalyawo, hijo del tejedor real y miembro del clan Ngeye; 
• Ambrosio Kibuuka, del clan Lugane 
• Anatolio Kiriggwajjo, guardián de los rebaños el rey; 
• Mukasa Kiriwawanvu, camarero real; 
• Adolofo Mukasa Ludico, del clan Ba´Toro, guardián de los rebaños del rey; 
• Mugagga Lubow sastre real, del clan de Ngo; 
• Aquiles Kiwanuka, del clan Lugave, y
• Bruno Sserunkuuma, del clan Ndiga.

Quienes asistieron a la ejecución se impresionaron al oírlos orar hasta el final, sin un gemido. Es un martirio que no apagó la fe de Uganda, más bien se convierte en semilla de muchas conversiones, como anunciara proféticamente Bruno Sserunkuuma justo antes de su martirio: “un manantial que tiene muchas fuentes no se secará nunca, nosotros ya no estemos pero otros vendrán después de nosotros”. 

El grupo de mártires católicos elevados a los altares se completa el 27 de enero de 1887 con la muerte del siervo del rey, Juan María Musei, que espontáneamente confesó su fe ante el primer ministro del rey Mwanga por lo que fue decapitado de inmediato.

Carlo Lwanga y sus 21 jóvenes compañeros fueron canonizados por el Papa Pablo VI en 1964 y en el lugar de su martirio se construyó una magnífica santuario, a poca distancia, otro santuario recuerda a los cristianos no católicos que fueron martirizados también. También hay que señalar que junto a los cristianos también fueron martirizados algunos musulmanes.
responsable de la traducción del texto en italiano: Xavier Villalta

(1) Este párrafo es tomado de: AÑO CRISTIANO Edición 2005
Autores: Lamberto de Echeverría (†), Bernardino Llorca (†) y José Luis Repetto Betes
Tomo V Mayo ISBN 84-7914-709-1


Dioniiso de Milán, Santo
Dioniiso de Milán, Santo
Obispo y Mártir, 25 de mayo


Por: Alban Butler | Fuente: «Vidas de los santos»



Obisopo y Mártir

Martirologio Romano: En Milán, de la Liguria, Italia, conmemoración de san Dionisio, obispo, el cual, habiendo sido desterrado a Armenia por el emperador arriano Constancio a causa de su fe católica, murió allí, por lo que mereció el título propio de los mártires. ( c.361)
Entre los pocos obispos que sostuvieron a san Atanasio cuando todo el mundo estaba contra él, ocupa un sitio de honor san Dionisio, quien sucedió a Protasio en la sede de Milán, en 351. 

San Dionisio, gran paladín de la fe católica, asistió en el año 355, en el palacio de su ciudad episcopal, a un sínodo que el emperador Constancio, favorecedor de los arrianos, había reunido para que condenase a Atanasio. San Dionisio, san Eusebio de Vercelli y san Lucifer de Cagliari, formaron parte del reducido grupo de los que se negaron a firmar el decreto. El emperador los desterró por ello. 

San Dionisio se retiró a Capadocia, donde murió hacia el año 360, probablemente poco antes de que el emperador Juliano restituyese a los obispos desterrados a sus diócesis. Hay que hacer notar que san Basilio envió, desde Capadocia a Milán, los despojos mortales de san Dionisio. Todavía se conserva la carta en que san Basilio cuenta a san Ambrosio las medidas que tomó para asegurarse de la autenticidad de las reliquias.


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